Bernardo O'Higgins
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Bernardo O'Higgins Riquelme (San Bartolomé de Chillán y Gamboa, Imperio español; 20 de agosto de 1778-Lima, Perú; 24 de octubre de 1842) fue un militar y político chileno reconocido como uno de los «padres de la Patria de Chile» por su participación crucial en el proceso de independencia de Chile del Imperio español, tanto en la respectiva guerra como en el cargo de gobernante como director supremo entre 1817 y 1823, cuando consolidó su inicio como nación.[5]
Bernardo O'Higgins | ||
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Retrato al óleo de Bernardo O'Higgins, por José Gil de Castro, c. 1818 y 1820. | ||
Director supremo de Chile | ||
16 de febrero de 1817-28 de enero de 1823 | ||
Predecesor |
Francisco Ruiz-Tagle (gobernador político interino de Santiago) | |
Sucesor |
Agustín de Eyzaguirre (presidente de la Junta de Gobierno) | |
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Comandante y general en jefe del Ejército de Chile | ||
27 de abril de 1819-28 de enero de 1823 | ||
Predecesor | José Miguel Carrera | |
Sucesor | Ramón Freire Serrano | |
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27 de noviembre de 1813-2 de septiembre de 1814 | ||
Predecesor | José Miguel Carrera | |
Sucesor | José Miguel Carrera | |
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Gobernador de la provincia de Concepción | ||
1814-1814 | ||
Presidente |
José Miguel Carrera (como presidente de la Junta de Gobierno) | |
Predecesor |
El conde de La Marquina (interino) | |
Sucesor | Matías de la Fuente | |
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Diputado del Reino de Chile por la villa de Nuestra Señora de Los Ángeles | ||
4 de julio-13 de agosto de 1811 | ||
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Alcalde de la villa de Nuestra Señora de Los Ángeles | ||
1810-1811 | ||
Sucesor | Juan Ríos Ruiz | |
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Alcalde de San Bartolomé de Chillán y Gamboa | ||
1806-1810 | ||
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Información personal | ||
Nombre completo | Bernardo O'Higgins Riquelme | |
Nombre de nacimiento | Bernardo Higins[1] | |
Apodo | Guacho Riquelme | |
Otros nombres |
Bernardo Riquelme Bernardo Higgins | |
Nacimiento |
20 de agosto de 1778 San Bartolomé de Chillán y Gamboa, provincia de Chillán, reino de Chile, virreinato del Perú, Imperio español | |
Fallecimiento |
24 de octubre de 1842 (64 años) Lima, Perú | |
Causa de muerte | Enfermedad cardiovascular | |
Sepultura | Altar de la Patria, Santiago, Chile | |
Residencia | Lima (Casa O'Higgins), Perú (1823-1842) | |
Nacionalidad |
Española (hasta 1818) Chilena | |
Religión | Catolicismo | |
Lengua materna | Español | |
Características físicas | ||
Altura | 1,67 m (5′ 6″) a 1,70 m (5′ 7″)[2][3] | |
Familia | ||
Padres |
Ambrosio Bernardo O'Higgins María Isabel Riquelme | |
Pareja |
María del Rosario Melchora Puga (1817-1820) Charlotta Eells | |
Hijos |
Pedro O'Higgins Puga Petronila Riquelme | |
Familiares | Medias hermanas: Rosa Rodríguez y Riquelme y María Nieves de Puga y Riquelme | |
Educación | ||
Educado en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Militar, político y escritor | |
Años activo | 1810-1838 | |
Conocido por | Prócer en la Independencia de Chile | |
Movimiento | Independentista/patriota | |
Lealtad |
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Rama militar | Ejército de Chile | |
Rango militar | ||
Conflictos | Guerras de independencia hispanoamericanas: guerra de la Independencia de Chile y del Perú | |
Título |
Libertador y Padre de la Patria de Chile Estadista y constructor de la República | |
Partido político | Bando patriota | |
Afiliaciones | Gran Consejo de Generales del Ejército Unido Libertador | |
Miembro de | Logia Lautaro | |
Distinciones | Legión de Mérito de Chile (1817) | |
Firma | ||
Era de ascendencia irlandesa y vasca; fue hijo de Ambrosio O'Higgins, quien antes de morir desempeñaba el cargo de virrey del Perú; y, de Isabel Riquelme, quien acompañó a su hijo durante el proceso de emancipación. Por instrucciones de su padre, estudió inicialmente en Chillán, luego en Lima y después en Londres (Inglaterra), donde fue azuzado por las ideas secesionistas de su profesor de matemáticas, Francisco de Miranda, quien después lo hizo miembro de la Logia de Lautaro. En 1801 regresó a Chile y se radicó en su hacienda de San José de Las Canteras, recibida en herencia, y se dedicó a las labores agrícolas.
Políticamente fue alcalde de Chillán en 1806,[6] de Los Ángeles en 1810, diputado por la misma zona ante el Primer Congreso Nacional, entre julio y agosto de 1811, e intendente de Concepción en 1814.[4] Más tarde se convirtió en militar sin formación.[7] Durante el período de la Reconquista, organizó en Mendoza, junto con José de San Martín, el Ejército de los Andes, y dirigió la ofensiva chilena, con lo cual se logró la independencia de Chile en 1818, tras la batalla de Maipú.
Ejerció la jefatura del Estado bajo el título de director supremo en calidad de interino, siendo brigadier. Y en ese mismo cargo asumió la titularidad plena el 24 de marzo de 1818 y reasumió el 1 de abril de ese año. Reasumió nuevamente, el 14 de abril del mismo. Reasumió formalmente, siendo capitán general, el 3 de septiembre de 1820 y finalmente el 25 de noviembre de 1822, siendo capitán general.[4]
Entre las obras de su gobierno destacaron la declaración formal de la independencia el 1 de enero de 1818 —ideal que él trajo a Chile en 1800—, la promulgación de las constituciones de 1818 y 1822, la fundación de la Armada de Chile, las escuelas Militar y Naval —esta última como Academia de Jóvenes Guardiamarinas—, y la organización y envío a Perú de la Expedición Libertadora.[4] También dispuso la creación de la bandera chilena y el himno nacional actuales.[8] Por otro lado, se tomaron medidas que generaron descontento entre la aristocracia criolla, como la abolición de los mayorazgos y los títulos de nobleza, la supresión de los escudos de armas y la creación de la Legión al Mérito. Debido a esta situación, disminuyó su respaldo político a su gestión, y para evitar un enfrentamiento mayor, abdicó el 28 de enero de 1823 y se fue exiliado a Lima (Perú), donde el Estado peruano le otorgó una hacienda en la que pasó sus últimos días.[4]
Considerado uno de los Libertadores de América, junto con San Martín, Bolívar y Sucre, fue capitán general del Ejército de Chile, brigadier de las Provincias Unidas del Río de la Plata, general de la Gran Colombia y gran mariscal del Perú.
O'Higgins nació como Bernardo Higins, según consta en su partida de bautismo, el 20 de agosto de 1778.[1] Era hijo natural de Ambrosio O'Higgins, en esa época teniente coronel de Granaderos de 59 años de edad y que luego fue gobernador de Chile (1788-1796) y virrey del Perú (1796-1801), y de la chilena Isabel Riquelme Meza, miembro de una de las familias más antiguas e ilustres de la zona de Chillán.[4]
El lugar de nacimiento de Bernardo O'Higgins no es preciso. Aunque tradicionalmente se menciona a la casona familiar de los Riquelme, ubicada en lo que actualmente corresponde a Chillán Viejo y donde Bernardo pasó sus primeros años de vida sin padre. Otros afirman que el lugar habría sido en algún otro terreno familiar, ya sea en la casona de las hermanas Olate en la misma ciudad o en la cercana hacienda de El Palpal, en los terrenos de la actual comuna de Pemuco.[9] En su partida de bautismo aparece únicamente que nació en los territorios del obispado de Concepción, que abarca las localidades anteriores.
Frente al desconocimiento legal y social de Ambrosio O’Higgins de ejercer su paternidad de su hijo natural (nacido fuera de un matrimonio), Bernardo fue llamado el «guacho Riquelme», aunque, según descripciones de la época, físicamente era muy parecido a su padre.
Bernardo permaneció en Chillán hasta noviembre de 1782, cuando su padre lo envió a Talca, quedando bajo el cuidado del matrimonio formado por el rico comerciante portugués Juan Albano Pereira Márquez y Bartolina de la Cruz y Bahamonde.[10] El 23 de enero de 1783 fue bautizado en la iglesia parroquial de Talca: consta en el acta el reconocimiento de su paternidad por parte de Ambrosio O'Higgins; el nombre de la madre, sin embargo, aparece reservado a petición de ésta.[1] A comienzos de 1810 O'Higgins tuvo noticias que los criollos de Chuquisaca y de Quito habían depuesto a las autoridades españolas y creado Juntas de Gobierno. Luego, desde España, supo de la invasión de Andalucía por los franceses, pero lo que más impactó en Las Canteras fue la noticia de que en Santiago, por orden del Gobernador, habían sido apresados José Antonio de Rojas, Juan Antonio Ovalle y Bernardo de Vera y Pintado, importantes vecinos, que fueron trasladados hasta Valparaíso para ser enviados a Lima. Esta acción creó una violenta reacción en contra de García Carrasco además que coincidió con el derrocamiento, el 25 de mayo, del virrey Cisneros por los patriotas de Buenos Aires, los que habían instalado una Junta de Gobierno.
Los criollos de Santiago, al enterarse de la captura y traslado de Rojas, Ovalle y Vera, se indignaron con el gobernador, ya desprestigiado por un escándalo relacionado con contrabando, por lo que la Real Audiencia finalmente consiguió que, con fecha 16 de julio, García Carrasco renunciara al cargo y le entregara el mando del reino a Mateo de Toro y Zambrano, anciano de 83 años. O'Higgins por su parte estimó que había llegado el momento de la lucha, por lo que decidió prepararse para ella. Se reunió con el comandante de Dragones de la Frontera y le propuso ejecutar su plan de organizar la defensa militar de la región de Concepción formando dos regimientos de caballería y con sus inquilinos de Las Canteras el regimiento N.° 2 de La Laja.
Durante la Patria Vieja
Cuando O'Higgins supo lo acontecido en Santiago el 18 de septiembre de 1810, hechos que habían significado la instauración de una Junta de Gobierno en la que Juan Martínez de Rozas figuraba como uno de los vocales, partió de inmediato a Concepción a entrevistarse con él, obteniendo por parte de este la seguridad que propondría y lucharía por el establecimiento de la libertad de comercio y el llamado a elegir un Congreso de representantes para involucrar a todo el pueblo en la acción revolucionaria que veía venir. Para lo anterior era necesario preparar el país militarmente para afrontar una guerra contra las fuerzas realistas que seguramente enviaría el virrey del Perú, como lo había hecho con Chuquisaca y Quito, ofreciéndole desde ya las que él había formado en la Isla de La Laja.
Rozas, una vez en Santiago e integrado a la Junta de Gobierno, obtuvo la aprobación de un plan de defensa del reino, plan ideado con la asesoría del coronel de ingenieros Juan Mackenna, también antiguo y estrecho colaborador de Ambrosio O'Higgins. La Junta, con fecha 28 de febrero de 1811, nombró a Bernardo O'Higgins teniente coronel del 2.º Regimiento de Caballería de Milicias Disciplinadas de La Laja, que se denominaría Lanceros de la Frontera. Este nombramiento le causó gran dolor y desilusión pues, como coronel del regimiento, Rozas nombró a su cuñado.
Pasada la desilusión inicial causada por su postergación en el mando del regimiento formado por él, solo pensó en prepararse para poder ejercer adecuadamente su función militar y para ello le pidió apoyo y consejo al coronel Juan Mackenna, militar de reconocido renombre, a quien no conocía personalmente, pero que sabía profesaba sus mismas ideas de libertad y en quién confiaba plenamente. Mackenna, al cabo de dos meses, le envió de respuesta un escrito que semejaba un manual de instrucción militar, escrito y consejos que indudablemente le sirvieron mucho en su desempeño futuro.
Diputado - Congreso Nacional
También por esos días supo la resolución de la Junta de llamar a elecciones de diputados para la formación de un Congreso. O'Higgins fue elegido por aclamación como diputado representante de Los Ángeles.[11] El 5 de abril de 1811 llegó a Santiago para integrarse al Congreso cuando este fuera inaugurado. El 30 de abril, junto con los diputados de provincias, consiguió que fueran integrados a la Junta de Gobierno con derecho a voz y voto hasta que se constituyera el Congreso y juntos presentaron una formal protesta por el aumento de 6 a 12 los diputados que serían elegidos en representación de Santiago.
El Congreso, compuesto por 42 diputados, fue inaugurado solemnemente el 4 de julio de 1811, quedando pendiente la elección de entre ellos de una nueva Junta de Gobierno. El grupo de O'Higgins lo componían solo 12 representantes. No obstante su escaso número, lograron impedir que se enviaran fondos de las arcas fiscales a España para contribuir a la guerra contra los franceses. Luego el Congreso debatió acaloradamente la cuestión de la elección e incorporación a este de los 12 diputados por Santiago en lugar de los 6 que se habían acordado inicialmente. El 9 de agosto, en una tumultuosa sesión, O'Higgins y los 12 diputados de su grupo abandonaron la sala de sesiones manifestando que informarían a sus pueblos lo sucedido respecto al número de diputados por Santiago.[12] El cabildo de Los Ángeles le respondió por carta que aprobaban lo obrado y le indicaban que no aceptara el cambio del número de diputados representantes por Santiago. A fines de agosto sufrió un ataque de reumatismo que lo postró a la cama por los próximos dos meses.
El 4 de septiembre del mismo año, José Miguel Carrera, mediante un golpe militar, cerró el Congreso y destituyó a 8 diputados, de los cuales 7 eran de Santiago, y nombró una Junta de Gobierno integrada por Juan Martínez de Rozas, Juan Enrique Rosales y Juan Mackenna. El Congreso durante ese período creó la Intendencia de Coquimbo, redactó las bases de un reglamento constitucional, declaró libres a los hijos de los esclavos que nacieran en el país (libertad de vientres) y, por especial indicación de O'Higgins, prohibió el entierro de cadáveres en los templos, creándose cementerios en las afueras de las ciudades. El 19 de octubre O'Higgins solicitó y obtuvo del Congreso licencia para ausentarse a su hacienda para restablecer su salud. El 15 de noviembre, cuando estaba listo para partir al sur, José Miguel Carrera nuevamente efectuó un golpe militar y designó una nueva Junta de Gobierno, esta vez integrada por él mismo, José Gaspar Marín y Martínez de Rozas, pero como este último se encontraba en Concepción, le solicitó a O'Higgins que lo reemplazara e integrara la Junta. El 2 de diciembre, José Miguel Carrera, no contento con la marcha del gobierno, mediante un nuevo golpe militar disolvió el Congreso a consecuencia de lo cual tanto O'Higgins como Gaspar Marín renunciaron a la Junta. Así terminó el primer intento nacional de un gobierno representativo.
Entre tanto, Juan Martínez de Rozas había constituido una Junta de Gobierno en Concepción. José Miguel Carrera cuando lo supo concurrió hasta la casa de O'Higgins y consiguió que este aceptara representarlo en calidad de plenipotenciario ante la Junta de Concepción para evitar un enfrentamiento que podría ser fatal para la causa patriota. El 14 de diciembre de 1811 por fin O'Higgins dejó la capital y se encaminó hacia Concepción y su hacienda de Las Canteras con la misión de llegar a un entendimiento entre ambas partes. Luego de lograr un acuerdo con Martínez de Rozas, se enteró de que Carrera había movido sus tropas hasta el río Maule y con desagrado se dio cuenta de que había sido utilizado por este para ganar tiempo. Es así como en marzo de 1812 dejó Concepción y se dirigió a su hacienda, donde tomó el mando de su regimiento y se dirigió a Linares a reunirse con las tropas movilizadas por Martínez de Rozas para oponerse a las del norte.
Inicia su desempeño como militar
Durante el mes de agosto de 1812 ambos ejércitos se mantuvieron inmovilizados en las riberas del río Maule. O'Higgins había propuesto atacar de inmediato a las fuerzas de Santiago, pero Martínez de Rozas se opuso prefiriendo parlamentar con Carrera, con quien tuvo una reunión y luego ambos decidieron retirar las tropas a sus ciudades y continuar las conversaciones por oficio. Esta inacción de Martínez de Rozas fue muy criticada por los oficiales del ejército del sur y al regresar a Concepción este había perdido todo su prestigio. A fines de mayo, O'Higgins regresó definitivamente a su hacienda de Las Canteras con la intención de preocuparse exclusivamente de sus tierras y los negocios del campo.
A fines de marzo de 1813 O'Higgins se encontraba en su hacienda cuando le llegaron las impactantes noticias de que un contingente realista había desembarcado en la bahía de San Vicente. La fuerza enviada por el Virrey del Perú venía al mando del brigadier Antonio Pareja. Inmediatamente reunió a los inquilinos de la hacienda que formaban en su regimiento y con ellos partió hacia Los Ángeles esperando que durante la marcha se le unieran más integrantes.[13] En el camino supo que esa villa estaba en poder de las fuerzas realistas, por lo que se dirigió directamente a Concepción. Sus hombres ya sumaban unos cien, todos armados de lanzas, cuando supo que Concepción también estaba en poder de los realistas decidió dispersar su contingente dándoles indicaciones de que regresaran a sus hogares en espera de instrucciones y él, con su ayudante y un hijo de este, se dirigieron a Talca para unirse al ejército patriota.[14]
Linares - San Carlos - Los Ángeles
O'Higgins llegó a Talca el 5 de abril y en la noche de ese mismo día arribó José Miguel Carrera, ya investido como Comandante en Jefe del Ejército patriota. Tuvieron una reunión en la que O'Higgins se puso a sus órdenes y le propuso un plan para atacar de inmediato, por sorpresa, a las fuerzas realistas que él había visto acampando en Linares. Inicialmente Carrera titubeó, pero su asesor militar, el cónsul de los Estados Unidos, Joel Robert Poinsett, le aconsejó apoyarlo, por lo que puso bajo sus órdenes un destacamento compuesto por 7 oficiales, 9 húsares, 13 dragones y 6 milicianos. Esa misma noche cruzó el río Maule y al día siguiente irrumpió en la plaza de Linares apresando un piquete de 22 dragones realistas que acampaban allí. Esta fue la primera acción militar de O'Higgins y la primera de la guerra por la independencia, luego continuó hostigando al enemigo al sur del río Maule y reclutando hombres para el ejército patriota, tanto en Linares como en Parral.
Carrera organizó el ejército patriota en 3 divisiones, entregándole el mando de la primera división a su hermano Luis y en ella colocó a O'Higgins, recientemente ascendido por la Junta de Gobierno al grado de coronel, como jefe de la vanguardia, con la misión de continuar al sur del río Maule. Por enfermedad no participó en la batalla de Yerbas Buenas, pero una vez recuperado continuó atacando al ejército realista en San Carlos, a mediados de mayo, y Chillán. Continuó hacia el sur adueñándose de los pueblos de su provincia Isla de La Laja, incluida su hacienda, y ocupando la ciudad de Los Ángeles el 27 de mayo de 1813. Reclutó milicianos para el ejército, llegando a contar con 1400 hombres con los que se dirigió a Chillán para unirse a las fuerzas de Carrera.
Chillán
A comienzos de julio de 1813 O'Higgins con sus tropas se unió a las de Carrera que sitiaban Chillán. Al mando del ejército realista estaba el comandante Juan Francisco Sánchez, que había sucedido al brigadier Pareja que había muerto de neumonía el 21 de mayo recién pasado. Sánchez distribuyó sus hombres perfectamente en la defensa de la ciudad, de manera que todos los intentos patriotas de tomarla fracasaron. O'Higgins, al ver que la desmoralización cundía en las tropas, apoyado por Mackenna propuso a Carrera intentar un asalto decisivo a la ciudad. Desde el 27 de julio y hasta el 3 de agosto no se notó ninguna ventaja entre los contendientes, pero esa mañana O'Higgins, al frente de 500 de sus hombres, penetró resueltamente en la ciudad dirigiéndose hacia la plaza y cuando esperaba refuerzos para tomarla recibió la orden de Carrera de retirarse. Finalmente, el 8 de agosto el ejército patriota levantó el sitio, retirándose hacia el norte. El resultado del sitio, efectuado en pleno invierno, fue desastroso para los patriotas: cundió la desmoralización entre sus filas y el prestigio de José Miguel Carrera fue gravemente afectado.
El Roble
Levantado el sitio de Chillán, O'Higgins se dedicó a combatir las guerrillas realistas en la zona Concepción y Los Ángeles. Pasó por las localidades de Yumbel, Tucapel, Huilquilemu, Gomero, Quilacoya y Rere apresando hombres y capturando equipos. En este recorrido se enteró de que las fuerzas realistas habían quemado y reducido a escombros las habitaciones y construcciones de su hacienda Las Canteras.
El 16 de octubre de 1813 al atardecer se juntó con las fuerzas del general José Miguel Carrera en el vado El Roble, en las orillas del río Itata. La división de don Juan José también acampaba cerca. Una posición realista con un cañón defendía el vado, pero Carrera no le dio importancia por lo reducido de su número. Al alba del día siguiente una numerosa fuerza realista atacó a los desprevenidos patriotas que se encontraron entre dos fuegos. La confusión cundió y Carrera logró montar y gracias a su cabalgadura se lanzó al río, lo cruzó y se dirigió al lugar en que acampaba la división de su hermano. Sus hombres, sin nadie que los guiara, estaban a punto de sufrir una gran derrota cuando de improviso entre ellos se alzó la figura de Bernardo O'Higgins, quien con un fusil en la mano los arengó: «¡O vivir con honor o morir con gloria; el que sea valiente, sígame!».[15] Este grito bastó para que los soldados al unísono contestarán con un «¡Viva la Patria!», calaran sus bayonetas y se lanzaran en forma incontenible contra los soldados realistas, transformando una derrota segura en una victoria de la cual emergió un héroe y nuevo líder.
Inclusive tras ser herido con un balazo, continuó luchando hasta que la situación lo obligó a la retirada. José Miguel Carrera reconoció el heroísmo de O'Higgins, escribiendo en el parte de la batalla:
No puedo dejar en silencio el justo elogio que tan dignamente se merece el citado O'Higgins, a quien debe contar V. E. por el primer soldado, capaz en sí solo de reconcentrar y unir heroicamente el mérito de glorias y triunfos del Estado ChilenoJosé Miguel Carrera, Parte oficial de la batalla de El Roble 25 de octubre de 1813
Comandante en Jefe del ejército
El 21 de octubre de 1813 los miembros de la Junta de Gobierno llegaron a la ciudad de Talca, el motivo de este desplazamiento era el descontento que existía por la forma en que José Miguel Carrera llevaba la conducción de la guerra. Estaban decididos a removerlo a él y a sus hermanos del ejército. El 27 de noviembre se dictó el decreto de separación de los hermanos Carrera de sus cargos militares y que le entregaba el mando del ejército a don Bernardo O'Higgins, traspaso de mando que solo se concretó el 12 de febrero de 1814 en la ciudad de Concepción porque O'Higgins no quería asumir el puesto, fue incluso a Talca y se entrevistó con los miembros de la Junta, finalmente su incondicional amigo y consejero, el coronel Juan Mackenna, lo convenció de que en bien de la Patria aceptara el cargo.[16] O'Higgins asumió como Intendente de Concepción en 1814, siendo el mismo año reemplazado por el interino Matías de la Fuente y finalmente asumiendo el comandante José Berganza, designado el mes de agosto por el brigadier Osorio.[17]
En enero O'Higgins supo del desembarco del brigadier realista Gabino Gainza en las costas de Arauco con importantes refuerzos, a los que se habían sumado hombres traídos desde Chiloé. En la misma fecha se enteró de que su madre y su media hermana, prisioneras de las fuerzas realistas desde hacía un tiempo, habían recuperado su libertad gracias a un canje de prisioneros. Los realistas el 3 de marzo conquistaron la ciudad de Talca, hecho que produjo la renuncia de la Junta de Gobierno con el propósito de terminar con el poder ejecutivo colegiado y concentrar todo el mando en una sola persona, que bajo el título de Director Supremo, dirigiera los destinos del país. El nombramiento recayó en el coronel Francisco de la Lastra.
Quilo - Membrillar
O'Higgins planificó atacar las plazas de Los Ángeles y Nacimiento para cortar la línea de abastecimiento y comunicación de las fuerzas realistas con Valdivia. Para ello ordenó a Mackenna que se encontraba en Quirihue que descendiera hacia Concepción mientras él reunía y equipaba a sus hombres. O'Higgins se enteró de que Gainza también preparaba sus fuerzas para atacar a la división de Mackenna que ahora ya se encontraba en el fundo Membrillar, en la ribera norte del río Itata, por lo que decidió ir en su auxilio. El 19 de marzo de 1814 en la localidad de Quilo, al sur del río Itata, cerca de Ñipas, abatió un destacamento de tropas realistas y al día siguiente observó desde una altura como el coronel Mackenna abatía a las tropas de Gainza. Luego con ambas divisiones avanzó hacia Talca para cerrarle el paso a Gainza hacia Santiago.
Quechereguas
Ambos ejércitos avanzaron hacia el norte en una carrera paralela por alcanzar el río Maule. Durante este desplazamiento, O'Higgins se enteró de que los refuerzos de más de 1000 hombres al mando del capitán Manuel Blanco Encalada habían sido derrotados el día 29 de marzo en Cancha Rayada. Pasó el río Maule antes que el ejército realista y se atrincheró en el fundo Quechereguas, en la ribera sur del Río Claro de Talca, y ahí resistió el 8 de abril la embestida de Gainza que, ante su fracaso, decidió regresar a la ciudad de Talca. O'Higgins se mantuvo en Quechereguas en espera de un nuevo refuerzo de tropas desde Santiago.
Tratado de Lircay
De la Lastra llamó al coronel Mackenna a Santiago para conocer la situación real del ejército patriota y luego de escucharlo y considerando, entre otras causas, la grave crisis financiera en que se encontraba el país aceptó la mediación que el comodoro inglés James Hillyar, en representación del Virrey del Perú, le ofrecía de firmar un tratado de cese de las hostilidades. Abascal designó a O'Higgins y a Mackenna como plenipotenciarios por la parte chilena, previamente ambos oficiales fueron ascendidos al grado de brigadier, y Gainza actuó como representante del virrey Abascal, pero con la condición de que lo que se acordase debería ser ratificado por este.
El tratado se firmó el 3 de mayo de 1814 a orillas del río Lircay. Fue una tregua pues ambas partes sabían que no cumplirían lo convenido. Gainza retrocedió hasta Chillán y O'Higgins se mantuvo en Talca. Al poco tiempo llegó la información que el virrey Abascal rechazaba el tratado y que además había enviado una nueva expedición al mando del coronel Mariano Osorio contra los insurgentes de Chile.
Las Tres Acequias
O'Higgins se encontraba en su campamento en Talca comentando la noticia de la fuga de los hermanos Carrera de su cautiverio en Chillán, cuando José Miguel y Luis Carrera se presentaron ante él. Se quedaron varios días en Talca y ahí se enteraron de lo impopular que era el tratado de Lircay entre los patriotas. Continuaron hasta Santiago y el 23 de julio, mediante un golpe de fuerza, José Miguel Carrera derrocó a De la Lastra e instauró una Junta de Gobierno integrada por él, Manuel Muñoz Urzúa y Julián Uribe.
O'Higgins, al enterarse de este golpe de Estado, lo rechazó y movilizó su ejército hacia Santiago con el propósito de restablecer en su cargo al Director Supremo derrocado. El 26 de agosto la vanguardia de su ejército fue rechazada por una división al mando de Luis Carrera en un sitio denominado Las Tres Acequias, enfrentamiento en el que perdió alrededor de 150 hombres y dos cañones que eran todo su armamento de calibre.[18]
Después de esta acción, O'Higgins supo del desembarco de nuevas tropas realistas al mando del coronel Mariano Osorio, tropas experimentadas y bien aprovisionadas con las que se dirigía sin ninguna oposición hacia Santiago. Ante esta situación, O'Higgins se reunió con Carrera y ambos decidieron enfrentar unidos esta nueva amenaza.[19] Osorio llegó a San Fernando con 5000 hombres organizados en cuatro divisiones el 25 de septiembre de 1814.
Rancagua
Alrededor del 6 de septiembre Carrera y O'Higgins acordaron que José Miguel permanecería en Santiago y que O'Higgins y Juan José Carrera con sus divisiones tratarían de contener a Osorio al sur del río Cachapoal y si no lo podían hacer se retirarían primero a la ciudad de Rancagua y luego a la Angostura de Paine. La fuerza patriota logró mantener a Osorio al sur del Cachapoal hasta fines de septiembre.
El 1 de octubre las fuerzas realistas emprendieron el cruce del río Cachapoal. La división de Juan José Carrera, al no poder contener el avance enemigo, retrocedió y se refugió en Rancagua. O'Higgins con su división concurrió también a Rancagua a reforzar a la división de Juan José, resistiendo en ese lugar hasta el 2 de octubre, día en que Bernardo O'Higgins decidió forzar el retiro de su gente mediante una carga de caballería. De los novecientos patriotas que iniciaron el combate solo alcanzaron escapar alrededor de doscientos. Esta derrota marcó el fin de la Patria Vieja.[20]
Durante la Reconquista española
En la mañana del 3 de octubre O'Higgins llegó a Santiago y de inmediato se reunió con José Miguel Carrera. Quería una explicación de su conducta el día anterior en Rancagua cuando llegó con su división a las puertas de la ciudad y pudiendo, entre ambos, haber vencido a las tropas realistas este se retiró en forma sorpresiva. Ninguna explicación de Carrera le satisfizo, pero le interesaba el próximo paso a seguir, él estimaba defender Santiago en las orillas del río Maipo y Carrera estaba resuelto a retirarse hacia el norte del país. No llegaron a ningún acuerdo. Entonces decidió partir con los suyos al destierro.
El 8 de octubre emprendió el cruce de la cordillera con su madre y media hermana y con muchos otros soldados y ciudadanos que con sus familias habían escogido emigrar hasta la vecina Mendoza. El día 12 comenzaron a bajar hacia Argentina acampando en el refugio de Las Cuevas y llegando al día siguiente a Uspallata donde los esperaba el general José de San Martín, gobernador de Cuyo, con todo tipo de auxilios. Un par de días después llegó también José Miguel Carrera que había decidido seguir el mismo camino de O'Higgins, el exilio.
Estando en Mendoza, se enteró de la muerte de su amigo, el brigadier Juan Mackenna, en un duelo con Luis Carrera ocurrido en Buenos Aires el 21 de noviembre de 1814. Esta noticia le afectó profundamente, por lo que decidió trasladarse hasta Buenos Aires para averiguar lo sucedido. Lo acompañaron su madre y su media hermana Rosa, llegando a la capital en enero de 1815, donde permaneció aproximadamente un año. En Buenos Aires el gobierno le reconoció el grado de brigadier del ejército de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En enero de 1816 el director Supremo, Ignacio Álvarez Thomas, le indicó que regresara a Mendoza para que se incorporase al ejército que allí organizaba el general San Martín.
General José de San Martín
Salió de Buenos Aires a los 7 años y regresó a los 31 con el grado de teniente coronel del ejército español. Sus actuaciones eran reflejo de las experiencias ganadas en Europa. Soñaba con una gran América con las virtudes de Europa, pero sin sus vicios de la época. Amaba la causa de la independencia americana en su conjunto.
También importó de Europa la institución de las logias masónicas. En 1812 con la ayuda de otros próceres fundó en Buenos Aires la Logia Lautaro, luego en 1814 la Logia de Mendoza y en 1817, poco después de la batalla de Chacabuco, la Logia de Santiago. El propósito de estas Logias era expulsar a los realistas de la América española. A ellas pertenecieron casi todos los patriotas chilenos y argentinos, tanto civiles como militares.
Desde el momento en que tomó el mando del ejército de Salta comprendió que con los medios que se disponía era imposible conquistar el Alto Perú y desde entonces consagró todos sus esfuerzos en organizar un ejército para liberar Chile y por mar atacar directamente la capital del virreinato, Lima.
En cuanto arribó a Mendoza comenzó la ardua tarea de imponer su proyecto a los dirigentes bonaerenses de organizar en Cuyo, las bases de un ejército, reunir dinero, armas, municiones, víveres, caballos, ropas, etc. e iniciar una guerra de zapa en Chile. Solo un individuo como él pudo realizar con éxito una hazaña como el paso de los Andes, una cadena de montañas de las más altas del mundo, con un ejército de 4000 hombres sin perder un cañón ni una carga de municiones.
Ejército de los Andes
O'Higgins llegó a Mendoza durante la segunda quincena de febrero de 1816. El general San Martín había impuesto fuertes impuestos especialmente a los realistas para que contribuyeran al esfuerzo bélico y había transformado la ciudad en un gran cuartel en que la actividad y el entrenamiento no se detenía. El espíritu bélico era tan acentuado que hasta los escolares efectuaban ejercicios militares.
San Martín organizó un servicio de espionaje para saber lo que sucedía en Chile y difundir noticias falsas sobre lo que ocurría en Mendoza. El más útil de todos los espías fue Manuel Rodríguez, antiguo secretario de Carrera, pero que se entregó por completo a la causa de las fuerzas patriotas, su nombre llegó a ser amado por el pueblo y temido por el nuevo gobernador de Chile Casimiro Marcó del Pont que puso precio a su cabeza.
La primera tarea que San Martín le asignó a O'Higgins fue alistar la localidad de El Plumerillo, a una legua de Mendoza, para trasladar ahí el campamento de sus tropas, pues deseaba mantener a sus hombres alejados de las distracciones de la ciudad que podrían afectar la disciplina y el espíritu militar. El campamento estuvo listo y recibió al ejército a fines de septiembre. Es así como el general San Martín logró partir con un ejército bien aprovisionado y mejor organizado, en el que había orden, gran disciplina, acabada instrucción y una alta moral. Según el estado de fuerza al 31 de diciembre de 1816 estaba compuesto por 4045 hombres.
El 21 de enero de 1817, O'Higgins, al mando de la segunda división integrada por 1000 hombres, emprendió la marcha desde Mendoza hacia la cordillera rumbo a la Patria. Adelante marchaba la primera división al mando del brigadier Estanislao Soler y en la retaguardia el cuartel general, la maestranza y el hospital. El Ejército de los Andes combatió bajo la bandera con los colores celeste y blanco de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Chacabuco
Todos sabían que pronto partirían, pero muy pocos sabían el día y la ruta que seguirían. O'Higgins, Soler y San Martín siguieron la ruta del paso de los Patos. Llegaron al río Los Patos y luego viraron hacia el sur para ganar la cumbre de 3650 metros. El 2 de febrero iniciaron el descenso hacia el valle de Putaendo y el 8 de febrero O'Higgins alcanzó la villa de San Felipe. Las divisiones se concentraron el día siguiente al sur de Curimón.
En la madrugada del 12 de febrero de 1817 la segunda división de O'Higgins se puso en movimiento siguiendo por el camino real para caer de frente sobre el enemigo. Bajó por la quebrada de Ñipa, atravesó el riachuelo de las Margaritas y enfrentó al ejército realista que se encontraba atrincherado en el lugar. Después del mediodía la batalla había terminado y O'Higgins entró a las casas de Chacabuco donde poco después llegó el general San Martín.
Tres días después, ya en Santiago, el Cabildo le ofreció la dirección del país al general San Martín pero este se negó a aceptar el cargo, por considerar que debía ser un nacido en Chile, quien tomara las riendas del País. Al día siguiente los vecinos de Santiago proclamaron a Bernardo O'Higgins Director Supremo de la joven nación. Este hecho dio comienzo a la llamada Patria Nueva.
Durante la Patria Nueva
Director Supremo
El 16 de febrero de 1817 el general San Martín, mediante un bando, convocó a los habitantes de la ciudad de Santiago a un cabildo abierto con el propósito de que eligieran tres representantes, uno por cada una de las tres provincias en que estaba dividido el país: Coquimbo, Santiago y Concepción, y que estos posteriormente eligieran un Director Supremo que gobernara el país. La asamblea estimó innecesario este paso y eligió por aclamación, dos veces, como Director Supremo al general José de San Martín, quien agradeció el gesto pero no aceptó la designación pues manifestó que dedicaría todo su esfuerzo a terminar la guerra contra España liberando al Perú. Se llamó a una nueva asamblea para el día 16, la que también por aclamación designó como Director Supremo al brigadier Bernardo O'Higgins.
La primera proclama de O'Higgins como Director Supremo fue para agradecer a los que habían ayudado a recobrar la libertad de la Patria. La proclama en parte decía:
Nuestros amigos, los hijos de las provincias del Río de la Plata, de esa nación que ha proclamado su independencia como el fruto precioso de su constancia y patriotismo, acaban de procurarnos la libertad usurpada por los tiranos...
Uno de sus primeros actos fue ordenar la repatriación de los patriotas que el gobierno realista había desterrado a la isla Juan Fernández. Su primer gabinete estuvo formado por Miguel Zañartu como ministro del Interior y Relaciones Exteriores, José Ignacio Zenteno ministro de Guerra y posteriormente creó el Ministerio de Hacienda a cargo de Hipólito de Villegas.
San Martín estableció en Santiago una sucursal de la Logia Lautarina, todos los asuntos de importancia deberían ser tratados y aprobados por la Logia, por supuesto O'Higgins fue miembro de esta Logia. La creciente intervención de argentinos en los asuntos públicos comenzó a cambiar el sentimiento del pueblo hacia sus amigos argentinos, la opinión pública empezó a sentir una sorda antipatía hacia ellos, excepto hacia el general San Martín quién, gracias a su tacto y tino, siempre fue admirado y querido por el pueblo chileno.
Una de las prioridades del Director Supremo fue organizar un ejército nacional, el Ejército de Chile, y para la formación de sus propios oficiales creó la Academia Militar la que posteriormente se transformaría en la Escuela Militar Bernardo O'Higgins. Al poco tiempo el ejército contó con 4700 efectivos. Las fuerzas realistas se atrincheraron en la ciudad de Talcahuano bajo las órdenes del coronel José Ordóñez.
En abril se dirigió al sur al mando de una división de refuerzo y asumió el mando de las operaciones que se desarrollaban para tomar Talcahuano, operaciones que no tuvieron éxito. El 17 de diciembre un correo de San Martín le confirmó que estaba en camino desde Perú una gran fuerza realista otra vez al mando del general Mariano Osorio y le aconsejaba que dejara el sitio de Talcahuano y se replegara con su ejército hacia Santiago llevando con él cuanto recurso pudiese recoger: caballos, ganados y cosechas. San Martín estimaba que ambos ejércitos reunidos formarían una fuerza de unos 9000 hombres. Durante su permanencia en la zona de Concepción mantuvo un romance con Rosario Puga y Vidaurre.
O'Higgins decidió emprender la marcha hacia el norte pero junto con ello concretó su idea de informar a todas las naciones la independencia de Chile y para ello hizo redactar un Acta que firmó en una solemne ceremonia en la ciudad de Talca el 12 de febrero de 1818, aunque el documento lo dató en Concepción y con fecha 1 de enero.
El general San Martín llegó a Talca el 18 de febrero acompañado solo por sus ayudantes, su ejército estaba acantonado en Las Tablas, hacienda cercana a Valparaíso. Poco después se enteraron de que las tropas realistas habían desembarcado en Talcahuano y que avanzaban rápidamente hacia el norte, por lo que decidieron concentrar ambos ejércitos en Chimbarongo, lo que se materializó en los primeros días de marzo.
Sorpresa de Cancha Rayada
En la tarde del 19 de marzo el ejército patriota acampó unos dos kilómetros al norte de Talca dispuesto a pasar la noche. San Martín, viendo que su posición era poco favorable, decidió cambiar la ubicación de las tropas antes del amanecer, pero el general Ordóñez los atacó en la oscuridad, produciendo gran confusión y pánico en las fuerzas patriotas. Durante la refriega O'Higgins fue herido por una bala que le fracturó el brazo derecho y quedó cercado por los realistas, siendo salvado por el teniente coronel Santiago Bueras y su escuadrón de cazadores.[21] Este combate produjo más bajas entre los realistas que entre las fuerzas patriotas, pero la exageración hizo que en Santiago cundiera el pánico y hasta se comentó que San Martín y O'Higgins habían muerto en la acción.
La herida en el brazo le produjo fiebre y debió guardar cama en San Fernando, pero al saber los hechos que ocurrían en Santiago, entre ellos que Manuel Rodríguez había sido designado para compartir el mando de la nación y que había formado un cuerpo de voluntarios armados, los Húsares de la Muerte, se dirigió a la capital llegando con las primeras horas del día 24 de marzo e inmediatamente reasumió el mando de la nación y restableció el orden en la ciudad. Al día siguiente arribó el general San Martín lo que trajo más tranquilidad a los habitantes de Santiago y luego de una junta de guerra decidieron enfrentar a las tropas de Osorio en el llano del Maipo.
Batalla de Maipú
El 5 de abril las tropas patriotas bajo el mando del general San Martín arrollaron a las realistas y cuando O'Higgins llegó hasta el campo de batalla ya la victoria era completa. San Martín y O'Higgins se fundieron en un fuerte abrazo. Esta batalla aseguró la independencia de Chile y es considerada la primera gran batalla americana.
El triunfo de Maipú coincidió con dos hechos que afectaron directamente a O'Higgins, estos fueron la noticia del fusilamiento de los hermanos Juan José y Luis Carrera, acaecido el 8 de abril en la ciudad de Mendoza, y el asesinato de Manuel Rodríguez, ocurrido en Til Til el 26 de mayo.
Una vez ganada la batalla, O'Higgins hizo suyo un voto hecho por el pueblo a la Virgen del Carmen de que si se ganaba la batalla se construiría un templo en su honor, dando origen a la Capilla de la Victoria, predecesora del actual Templo Votivo de Maipú, mediante decreto del 7 de mayo de 1818.[22]
Primera Escuadra Nacional
O'Higgins reanudó sus esfuerzos destinados a contar con una Escuadra que le permitiera dominar el Pacífico. Después de la victoria de Chacabuco habría dicho: «Este triunfo y cien más se harán insignificantes si no dominamos el mar». Para lograrlo envió representantes a Inglaterra y a los Estados Unidos con la misión de adquirir o construir naves y contratar oficiales. Gracias al trabajo incansable del ministro José Ignacio Zenteno y la voluntad del Director Supremo se pudo materializar esta gran empresa. En abril se compró la fragata Lautaro, luego la corbeta Chacabuco, en junio el navío San Martín y el bergantín Galvarino y el director Supremo argentino envió el bergantín Intrépido. La organización de estas naves se le encomendó al capitán Manuel Blanco Encalada. Previamente se había dictado un Reglamento Provisional Orgánico de Marina, que fijaba las dotaciones, sueldos, grados y equivalencias con los del ejército. Con fecha 4 de agosto firmó un decreto que creaba en el departamento de Valparaíso una academia de jóvenes guardiamarinas, la que con el tiempo se transformaría en la Escuela Naval Arturo Prat.
Poco después, O'Higgins tuvo la información que el Rey de España había enviado una nueva fuerza de 2000 hombres a Chile, fuerza que había zarpado desde Cádiz el 21 de mayo en 11 transportes escoltados por la fragata Reina María Isabel. El director Supremo ordenó el embargo de las naves neutrales y ordenó preparar la Escuadra, la que al mando del ahora capitán de navío don Manuel Blanco Encalada zarpó de Valparaíso un 10 de octubre. O'Higgins desde uno de los cerros del puerto presenció el zarpe de esta Primera Escuadra Nacional, manifestando: «Tres barquichuelos dieron a España el continente americano; estos cuatro buques se lo quitarán». Las naves eran el navío San Martín, la fragata Lautaro, la corbeta Chacabuco y el bergantín Araucano. El 28 de octubre Blanco Encalada en la bahía de Talcahuano capturó la fragata María Isabel y posteriormente a cinco buques transportes.
El agente enviado a Inglaterra logró contratar al destacado marino inglés Lord Thomas Cochrane para que asumiera el mando de la fuerza naval chilena con la facultad de contratar oficiales ingleses como comandantes de sus naves. Cochrane, su esposa y sus dos hijos menores fueron recibidos en Valparaíso por el propio O'Higgins el 28 de noviembre de 1818.
O'Higgins estaba empeñado en terminar la guerra en el sur antes de intentar la expedición al Perú. Osorio al retirarse hacia Perú dejó 1500 hombres en la zona de Concepción al mando del coronel Juan Francisco Sánchez, fuerza que se incrementó con la tropa llegada en los navíos que escoltó hasta Talcahuano la fragata María Isabel. Con el propósito de reforzar el ejército patriota del sur, a comienzos de enero desde Santiago se envió al brigadier don Antonio González Balcarce quien tomó el mando del ejército y a fines del mismo mes ocupó Concepción, obligando a las tropas realistas retirarse al sur del río Bio Bio en dirección a Valdivia. Esta retirada dio inicio a lo que se llamaría La Guerra a Muerte, en la que sobresalió por el bando realista el capitán Vicente Benavides.
El éxito anterior hizo que O'Higgins decidiera enviar la Escuadra, al mando de su recién nombrado almirante, a bloquear el puerto de El Callao y en lo posible batir a la fuerza naval española. Cochrane zarpó de Valparaíso el 14 de enero de 1819 con la primera división compuesta por 4 naves y días después lo hizo la segunda división integrada por 3 buques. Regresó a Valparaíso el 16 de junio luego de haber cumplido con el bloqueo, capturado varias presas entre ellas la goleta Moctezuma e incursionado en varios puertos peruanos para aprovisionarse.
El 12 de septiembre desde Valparaíso zarparon rumbo a El Callao 8 naves, todas bajo el mando del almirante Cochrane. Mantuvo el bloqueo del puerto con algunos buques y con el resto continuó hasta Guayaquil, desembarcó y ocupó la ciudad de Pisco por algunos días y luego regresó a Valparaíso.
Toma de Valdivia
Al regreso de Perú, Lord Cochrane inspeccionó la bahía de Corral y planificó conquistar sus fuertes mediante un desembarco anfibio. Para ello contactó al coronel Ramón Freire que estaba a cargo de las fuerzas patriotas en Concepción y con la aprobación de O'Higgins, el 3 y 4 de febrero, con 3 naves en las que embarcó a 250 soldados de Freire, conquistó al asalto las plazas de Corral y Valdivia. Luego del éxito de la toma de Valdivia, Cochrane le propuso a O'Higgins atacar por sorpresa, lo antes posible, con una fuerza de 2000 hombres al mando de Freire el virreinato del Perú. O'Higgins, pensando en San Martín, no aceptó la idea.
San Martín mantenía su Ejército de los Andes acantonado en Rancagua al mando del coronel Juan Gregorio de Las Heras, mientras él se recuperaba de su reumatismo en los baños de Cauquenes. A comienzos de marzo supo la caída del gobierno de Buenos Aires y el triunfo de revolucionarios contrarios a él. Entonces pensó en desligar el ejército y su mando de las autoridades del Río de la Plata y trasladarlas a las del gobierno de Chile. Con la completa aprobación de O'Higgins, el 2 de abril en Rancagua reunió a su plana mayor y mediante un escrito explicó la situación que se vivía en su patria: «El Congreso y el Director Supremo de las Provincias Unidas no existen. De estas autoridades emanaba la mía de comandante en jefe del Ejército de los Andes...» y continuaba explicando por qué a partir de ese momento deberían buscar entre ellos un nuevo comandante en jefe pues él renunciaba. La unanimidad de los oficiales reunidos votó por la elección de San Martín, lo que se ratificó mediante un acta. Cuando O'Higgins fue informado oficialmente del acuerdo tomado por los oficiales de San Martín le comunicó a Cochrane que el gobierno había decidido que la expedición al Perú se haría con un ejército de 4000 hombres mandados por el general San Martín. Esto fue el comienzo de una tensa relación entre Cochrane y San Martín que el director Supremo tuvo que sortear con tacto, paciencia y voluntad.
El 8 de abril abortó un complot planeado por un grupo de aristócratas partidarios de Carrera para derrocarlo. Fueron sometidos a proceso y la Cámara de Justicia con fecha 24 de mayo los condenó a ser fusilados, pero O'Higgins les conmutó la pena por destierro perpetuo.
Expedición Libertadora del Perú
O'Higgins y todo el gobierno se dedicaron por entero en preparar la expedición: el vestuario, los víveres, las armas, los caballos y mulas para operar en tierra, el dinero para los sueldos, pero había el problema del pabellón bajo el cual irían las tropas al Perú. La mayoría de los oficiales eran argentinos, pero se les había otorgado sus grados en el escalafón del Ejército de Chile de acuerdo con el acta de Rancagua en que se habían desligado de las autoridades transandinas, además que casi la totalidad de los soldados eran chilenos, como también lo eran la Escuadra y las naves que los transportarían. Hasta que en una reunión se le planteó directamente la pregunta al generalísimo, el que respondió: «Con la chilena, señor Marín». El Senado redactó completas y detalladas instrucciones a las que el general San Martín debería ceñirse durante su mandato. O'Higgins las recibió y no se las transmitió a San Martín confiando en el juicio y criterio de su amigo.
El 18 de agosto en Valparaíso comenzó el embarque de los regimientos y el 20 de agosto en 22 transportes escoltados por 9 naves de guerra, bajo el mando de Cochrane y el ejército bajo el mando de San Martín, zarpó la Expedición Libertadora del Perú. O'Higgins luego del zarpe envió una proclama escrita en castellano y en quechua dirigida al pueblo peruano y otra dirigida a los habitantes de las provincias del Río de la Plata. De ambas proclamas se imprimieron miles de ejemplares los que fueron repartidos en ambos territorios. A su regreso a Santiago, el Senado, en señal de gratitud, le confirió el grado de capitán general haciéndolo efectivo en forma retroactiva al 14 de diciembre de 1818.
El esfuerzo económico que significó el alistamiento de la Expedición Libertadora afectó gravemente las finanzas de la República y también las de O'Higgins, pero en el campo político empezó a tener problemas, se le criticaba el poder omnímodo que poseía, se le criticaba la designación de Rodríguez Aldea como ministro de Hacienda a quien se le relacionaba con el complot de abril y finalmente el Senado, cuando supo que no le había entregado sus instrucciones a San Martín, con fecha 2 de octubre reprobó completamente su decisión haciéndoselo saber por escrito y representándole los problemas futuros que se podrían presentar.
A fines de año, San Martín le comunicó el gran golpe que el almirante Cochrane había asestado al poder naval español cuando en la noche del 5 al 6 de noviembre, en el puerto de El Callao, había tomado por asalto la fragata Esmeralda, el más poderoso navío de la flota del Virrey.
Dotó a la capital de una sala de espectáculos que fue inaugurada el mismo día del zarpe de la Expedición Libertadora del Perú. Tenía una capacidad para 1500 espectadores repartidos en la platea, dos palcos y la galería, donde se dejaba entrar gratuitamente a los soldados.
Guerra a muerte
La preparación y alistamiento de la Expedición Libertadora del Perú le restó hombres y medios a la fuerza patriota que combatía contra las guerrillas realistas en el sur, lo que a partir del mes de mayo fue aprovechado por Vicente Benavides para intensificar sus acciones contra los patriotas e incluso intentar avanzar hacia la capital con una fuerza que llegó a tener alrededor de 3000 hombres, de los cuales la mitad eran indígenas pehuenches. En este período tuvieron lugar las batallas del Pangal, el 22 de septiembre y entre el 26 y 28 del mismo mes la horrible jornada de Tarpellanca en que unos 400 patriotas fueron masacrados. Dado la gravedad de la situación dispuso que el coronel Joaquín Prieto se trasladara a la región del Itata para que organizara con las milicias locales la resistencia a Benavides. Bernardo O'Higgins planeó una vez expandir Chile liberando Filipinas de España e incorporando las islas. Al respecto encargó al oficial naval escocés, Lord Thomas Cochrane, en una carta fechada el 12 de noviembre de 1821, expresando su plan para conquistar Guayaquil, las Islas Galápagos y Filipinas. Hubo preparativos, pero el plan no prosperó porque O'Higgins fue exiliado.[23]
Al finalizar el año 1821 el coronel Joaquín Prieto logró en las orillas del río Chillán una gran victoria sobre los montoneros realistas de Benavides y luego recuperó varias poblaciones para la Patria. Poco después, Benavides fue capturado y llevado a Santiago donde luego de un juicio, a fines de febrero fue ahorcado. Los guerrilleros, ahora sin jefe, depusieron las armas aceptando la amnistía que les ofreció el gobierno.
Obra administrativa
O'Higgins ordenó diseñar una nueva bandera que sustituyera la primera del período de José Miguel Carrera, por lo que hubo una segunda bandera de transición que se izó por primera vez el 26 de mayo hasta que pocos meses después se aprobó definitivamente la bandera tricolor de la estrella solitaria que flameó como emblema de Chile a partir del 18 de octubre.
El obispo de Santiago don José Santiago Rodríguez Zorrilla durante la Reconquista española había adherido abiertamente a la causa realista, en conocimiento de ello O'Higgins lo deportó a la ciudad de Mendoza, lo cual no fue bien visto por la aristocracia. También fijó un plazo de 8 días para que se quitaran de los frontis de las casas los escudos de armas e insignias de nobleza. Abolió el uso de los títulos hereditarios y en cambio creó la Legión de Mérito de Chile para premiar las virtudes cívicas y militares.
Para mejorar el alumbrado público dispuso que los vecinos pusieran luz en las puertas de sus casas. Editó un periódico semanal titulado «Gaceta del gobierno de Chile» para dar a conocer las disposiciones administrativas y las noticias tanto nacionales como del extranjero. Sustituyó la moneda con la efigie de Fernando VII por una con el sello del gobierno.
Diseñó y dirigió personalmente, en la capital Santiago, la transformación de la Cañada, lecho de un antiguo río convertido en basural, en una alameda bella y acogedora; para realizar este trabajo empleó a prisioneros realistas. Para estimular la lectura reabrió la Biblioteca Nacional fundada en 1813 y que había sido cerrada durante la Reconquista española. El 29 de junio, doña Rosario Puga, que se había radicado en Santiago, dio a luz un varón que fue bautizado como Pedro y de padres desconocidos según el registro parroquial de la iglesia de San Isidro, este infante era su hijo, al que doña Isabel Riquelme, su abuela paterna, no perdió nunca de vista y que en la intimidad fue llamado Pedro Demetrio.
O'Higgins nombró una comisión para que redactara un estatuto constitucional, el que le fue presentado el 8 de agosto. Este establecía la libertad individual y la igualdad civil, nadie podía ser castigado ni detenido sin un juicio previo, consagraba la inviolabilidad de la propiedad privada y establecía la libertad de opinión. También creaba un Senado cuya palabra debía oírse en asuntos financieros, diplomáticos y de guerra. Esta Constitución fue aprobada por unanimidad. El pueblo fue consultado mediante libros, registros que se abrieron en las parroquias de todo el territorio. Fue solemnemente jurada el 23 de octubre en el salón del Tribunal del Consulado.
O'Higgins con la aprobación del Senado reabrió con un acto solemne las clases del Instituto Nacional cerrado por los realistas durante la Reconquista y para las celebraciones del 18 de septiembre encargó a don Bernardo de Vera y Pintado que compusiera el himno nacional que el país aún no tenía.
Segunda fase del Gobierno de O'Higgins
O'Higgins había apoyado la construcción del canal del Maipo, obra que permitiría regar por primera vez el extenso llano del río Maipo ubicado al sur de la capital y ahí pensó construir una villa donde pudieran instalarse los militares en retiro, las viudas y los huérfanos de las guerras de la independencia, para su felicidad el 9 de febrero se hizo el trazado de ese nuevo pueblo que llevó el nombre de San Bernardo en su honor.
Con gran júbilo O'Higgins y el pueblo de Santiago recibieron la información de San Martín que el día 2 de julio había entrado en Lima sin disparar un solo tiro ya que el Virrey había preferido abandonar la ciudad para preparar la resistencia en el interior y junto con la noticia le envió de regalo cuatro banderas chilenas, tomadas por las fuerzas realistas en el sitio de Rancagua, que estaban guardadas en una iglesia limeña.
En septiembre, O'Higgins recibió la noticia de que el 4 de ese mes en la ciudad de Mendoza, luego de un juicio había sido ejecutado don José Miguel Carrera, noticia que le trajo tranquilidad pues con ello se eliminaba un foco de preocupación por la estabilidad del país. O'Higgins mostró públicamente su satisfacción.
Hacia fines de año la preocupación de O'Higgins estuvo centrada en la ruptura definitiva entre San Martín y Cochrane y en los crecientes rumores de que, en Perú, San Martín y sus oficiales estaban decididos a borrar todo vestigio de la participación que le cupo a Chile en la organización y realización de la expedición libertadora. Además, nadie aprobaba que San Martín gobernase en Perú bajo el título de Protector.
Las relaciones de O'Higgins con el Senado estaban cada vez más tirantes, este aconsejado por su ministro Rodríguez Aldea no estaba dispuesto a ceder en sus prorrogativas. El padre Camilo Henríquez le hizo ver el descrédito que el gobierno tenía en el extranjero y le aconsejó darle al país instituciones democráticas. O'Higgins llamó a los cabildos que enviaran un diputado a una próxima convención, diputados que en forma reservada el mismo O'Higgins había escogido previamente. El 23 de julio se inauguró la Convención Preparatoria y ante ella O'Higgins renunció para que esta designara a su sucesor, pero los diputados por unanimidad rechazaron la renuncia y le reiteraron su mandato. Sus partidarios quedaron contentos con el paso dado en pro de una mayor democracia, pero sus adversarios difundieron la maquinación que el gobierno había empleado en la designación de los diputados.
A comienzos de septiembre llegó a Santiago Mary Graham, escritora, viuda de un oficial de la armada británica que falleció a bordo de su nave cuando cruzaba el Cabo de Hornos. Ella le dio sepultura en Valparaíso y se quedó un tiempo en Chile. Fue recibida por O'Higgins y en su minucioso Diario dejó su impresión del Director Supremo:
Es bajo y grueso, pero muy activo y ágil; sus ojos azules, sus cabellos rubios, su tez encendida y sus algo toscas facciones no desmienten su origen irlandés, al par que la pequeñez de sus pies y manos son signos de su procedencia indígena... Es modesto, abierto, de modales sencillos, sin pretensiones de ninguna clase. Si ha realizado grandes hechos, los atribuye a la influencia del amor patrio, que, como él dice, puede inspirar a un hombre vulgar los más nobles sentimientos.
Como parte de las celebraciones del 18 de septiembre, O'Higgins envió a la Convención un proyecto de amnistía para todos los presos expatriados o confinados por motivos políticos. Los diputados lo aprobaron de inmediato y alabaron la generosidad del Director Supremo, pero la opinión pública permaneció indiferente y lo vio como una nueva maniobra política para reconquistar la popularidad perdida con la generación viciada en la elección de los diputados a la Convención. También el gobierno presentó a la asamblea un proyecto de Constitución Política, pero también la opinión pública vio en su elaboración la mano del ministro Rodríguez Aldea y el propósito de O'Higgins de eternizarse en el mando. La Constitución fue promulgada con fecha 30 de octubre de 1822.
El 12 de octubre en forma sorpresiva llegó a Valparaíso el general José de San Martín, cansado y enfermo había entregado el mando de Perú al Congreso y ahora solo quería descansar. A las pocas semanas de estar en Santiago contrajo la fiebre tifoidea que lo mantuvo por dos meses en cama y dio ocasión para que O'Higgins y su familia y los vecinos le exteriorizaran el cariño que por él sentían.
La falta de pago de los sueldos de las tripulaciones de la Escuadra hacía temer que los marineros de algunas naves se sublevaran. O'Higgins en los primeros días de noviembre se trasladó a Valparaíso para detener personalmente esta situación. Mientras solucionaba el problema de los sueldos recurriendo a un empréstito, recaló un buque procedente de Talcahuano que le confirmó lo que ya Freire le había contado sobre la horrible situación en que se encontraban los ciudadanos de la zona de Concepción; la miseria se volvía desesperante pues el hambre acosaba a los sobrevivientes de la larga guerra que habían soportado. Los muertos ya suman centenares. El gobierno abrió una suscripción pública para ir en ayuda de la desgraciada provincia. Finalmente el 19 de noviembre un gran terremoto se sintió en la zona central y prácticamente destruyó la ciudad de Valparaíso y casi causó la muerte de O'Higgins que se encontraba ese día en la Gobernación del puerto y el desplome de una muralla estuvo a punto de sepultarlo.
O'Higgins regresó a la capital y se fue a descansar a su chacra del Conventillo, donde se encontraba reponiéndose de la tifoidea el general San Martín, quería estar con su amigo. Allí le llegaron las primeras noticias de la indignación que había causado en Ramón Freire y en la asamblea de Concepción el conocimiento de la nueva Constitución. No estaban de acuerdo en la renovación del mandato del Director Supremo y principalmente con la disposición de fragmentar la provincia en varios departamentos. El 28 de noviembre recibió una carta de lord Cochrane en que le solicitaba su retiro, pues sus desavenencias con el ministro Rodríguez Aldea habían llegado a un punto extremo. Poco después la asamblea de Concepción le notificó que no acataría las disposiciones del gobierno central. A fines de diciembre el general San Martín emprendía el cruce de los Andes de regreso a su patria, días después Lord Cochrane por mar se dirigía hacia Río de Janeiro. Ambos muy tristes pues veían lo que se le venía a su amigo O'Higgins.
La actitud revolucionaria de la asamblea de Concepción tuvo acogida en la provincia de Coquimbo, quienes también manifestaron su rechazo a las disposiciones de la nueva constitución. El 7 de enero el ministro Rodríguez Aldea le presentó su renuncia a O'Higgins dejándolo solo afrontando la situación.
Abdicación
En Santiago se supo que las tropas de las provincias de Coquimbo y de Concepción marchaban ya hacia la capital. Estas noticias intranquilizaron a la población que vio la cercanía de una guerra civil con las consecuencias que todos imaginaban. Ante esto el gobernador intendente de Santiago, José María de Guzmán, en la noche del 27 de enero reunió en su hogar a los más connotados aristócratas para dar los últimos arreglos a un plan revolucionario destinado a derrocar al Director Supremo para así evitar el enfrentamiento con las otras provincias.
En la mañana del día siguiente, 28 de enero, carteles llamaban a un cabildo abierto para el mediodía en la casa del obispo donde funcionaba la intendencia desde el terremoto. El motivo era pedirle al Director Supremo que renunciara el mando, pero no sabían cómo reaccionarían las fuerzas militares de la capital. Consultados los comandantes manifestaron que ellos no actuarían contra el pueblo, pero ello estaba subordinado al respeto que debería tenerse con el director Supremo. Se envió un emisario a solicitarle a O'Higgins que concurriera al cabildo y este respondió que no le reconocía a la asamblea la representación del pueblo. Luego de varias diligencias por fin O'Higgins se vistió con su uniforme de gala y acompañado por sus dos edecanes se dirigió a caballo al cuartel de la Guardia de Honor y los hizo salir en formación hacia la plaza; eran ya las cuatro de la tarde. Posteriormente hizo traer sus insignias de mando, se terció la banda y prendió en el lado izquierdo de la casaca la estrella de Gran oficial de la Legión de Mérito y se encaminó hacia el Consulado donde estaban reunidos los asambleístas. Eran aproximadamente las cinco y media de la tarde. Al entrar a la sala, todos los asistentes se pusieron de pie con respeto, O'Higgins avanzó y con gran seguridad y aplomo se puso frente a la asamblea; eran unas trescientas personas que le miraban inmóviles y en silencio. Luego O'Higgins se dirigió a la asamblea y les pidió que designaran una comisión de individuos respetables con los cuales seguir tratando el asunto. Mariano Egaña propuso los nombres de los integrantes de la comisión, 11 en total y el resto abandonó la sala en espera de los acontecimientos.
Luego de un intercambio de opiniones entre los miembros de la comisión y O'Higgins, este accedió en deponer el mando de inmediato en la autoridad que nombrara el Cabildo abierto. Esto le fue comunicado a los asambleístas los que por aclamación escogieron que los integrantes de la comisión designaran una Junta en lugar de un Director Supremo. Inmediatamente los comisionados nombraron a los integrantes de la Junta que fueron Agustín de Eyzaguirre, Fernando Errázuriz y José Miguel Infante. Se levantó un Acta y entre otros puntos se estableció que la Junta debería convocar un Congreso para el nombramiento del resto de las autoridades. El Acta fue firmada por O'Higgins y el secretario Egaña. Delante de toda la asamblea se leyó el Acta y luego O'Higgins tomó juramento a los tres vocales, los que pasaron a presidir el acto en medio de las aclamaciones de los presentes. O'Higgins, emocionado se despidió de la concurrencia con las siguientes palabras:
Siento no depositar esta insignia ante la asamblea nacional, de quien últimamente la había recibido; siento retirarme sin haber consolidado las instituciones que ella había creído propias para el país y que yo había jurado defender; pero llevo al menos el consuelo de dejar a Chile independiente de toda dominación extranjera, respetado en el extranjero, cubierto de gloria por sus hechos de armas.
Doy gracias a la Divina Providencia que me ha elegido instrumento de tales bienes, y que me ha concedido la fortaleza de ánimo necesaria para resistir el inmenso peso que sobre mí han hecho gravitar las azarosas circunstancias en que he ejercido el mando.
Ahora soy un simple ciudadano. Mientras he estado investido de la primera dignidad de la república, el respeto, sino a mi persona, al menos a ese alto empleo, debía haber impuesto silencio a vuestras quejas. Ahora podéis hablar sin conveniencia. ¡Que se presenten mis acusadores! ¡Quiero conocer los males que he causado, las lágrimas que he hecho derramar! ¡Acusadme! Si las desgracias que me echáis en rostro han sido, no el efecto preciso de la época en que me ha tocado ejercer la suma del poder, sino el desahogo de mis malas pasiones, esas desgracias no pueden purgarse sino con mi sangre. ¡Tomad de mí la venganza que queráis, que yo no os opondré resistencia! ¡Aquí está mí pecho!
Y dando un violento tirón a su casaca, lo presentó descubierto. Un solo grito espontáneo se sintió en el salón, "¡Nada tenemos contra el general O'Higgins! ¡Viva O'Higgins!" O'Higgins emocionado agradeció las manifestaciones de los presentes.[24]
Ya era de noche cuando don Bernardo O'Higgins abandonó el salón del Consulado para regresar al palacio. Lo seguía una multitud que lo aclamaba.