Alexander Hamilton
Padre fundador de los Estados Unidos / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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Alexander Hamilton (Charlestown, Isla Nieves, actual San Cristóbal y Nieves, 11 de enero de 1757-Nueva York, 12 de julio de 1804) fue un economista, estadista, político, escritor, abogado, y el primer secretario del Tesoro de los Estados Unidos. Fue uno de los padres fundadores de los Estados Unidos. A su vez, fue un influyente intérprete y promotor de la Constitución de los Estados Unidos, así como el fundador del sistema financiero de la nación, el Partido Federalista, la Guardia Costera de Estados Unidos y del periódico The New York Post. Como el primer Secretario del Tesoro, Hamilton fue el autor principal de las políticas económicas de la administración de George Washington. Lideró la financiación de las deudas de los estados por el gobierno federal, así como el establecimiento de un banco nacional, un sistema tarifario, y unas relaciones comerciales amistosas con Gran Bretaña. Su visión incluía un fuerte gobierno central liderado por una vigorosa rama ejecutiva,[3]: 3–4 una fuerte economía comercial, con un banco nacional y apoyo a las manufacturas, más un ejército potente. A esto se opusieron los agrícolas de Virginia Thomas Jefferson y James Madison, quienes formaron un partido rival, el Partido Demócrata-Republicano. Preferían estados fuertes basados en la América rural y protegidos por milicias estatales en oposición a un ejército y una marina federales poderosas. Denunciaron que Hamilton era demasiado amistoso hacia Gran Bretaña y la monarquía en general, y demasiado orientado a las ciudades, los negocios y la banca.
Alexander Hamilton | ||
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Alexander Hamilton, por John Trumbull. | ||
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1.er Secretario del Tesoro de los Estados Unidos | ||
11 de septiembre de 1789-31 de enero de 1795 | ||
Presidente | George Washington | |
Predecesor | Cargo creado | |
Sucesor | Oliver Wolcot | |
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Delegado del Congreso de la Confederación por Nueva York | ||
3 de noviembre de 1788-2 de marzo de 1789 | ||
Predecesor | Egbert Benson | |
Sucesor | Cargo abolido | |
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4 de noviembre de 1782-21 de junio de 1783 | ||
Predecesor | Cargo creado | |
Sucesor | Cargo abolido | |
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Oficial Superior del Ejército de los Estados Unidos | ||
14 de diciembre de 1799-15 de junio de 1800 | ||
Presidente | John Adams | |
Predecesor | George Washington | |
Sucesor | James Wilkinson | |
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Información personal | ||
Nacimiento |
11 de enero de 1755/1757[1][2] Charlestown, Isla Nieves (actual San Cristóbal y Nieves) | |
Fallecimiento |
11 de julio de 1804 (47 años) Nueva York, Estados Unidos | |
Causa de muerte | Herida por arma de fuego | |
Sepultura | Trinity Churchyard | |
Nacionalidad | Estadounidense | |
Religión | Iglesia episcopal en los Estados Unidos | |
Familia | ||
Padres |
James A. Hamilton Rachel Faucitt Lavien | |
Cónyuge | Elizabeth Schuyler Hamilton (1780-1854) | |
Hijos |
Philip Hamilton Angelica Hamilton Alexander Hamilton Jr. James Alexander Hamilton John Church Hamilton William S. Hamilton Eliza Hamilton Holly Philip Hamilton (II) | |
Educación | ||
Educado en | King's College, hoy Universidad de Columbia | |
Información profesional | ||
Ocupación | Economista, filósofo, militar, político, ayudante de campo, oficial militar, escritor, empresario y abogado | |
Años activo | desde 1775 | |
Empleador | Departamento del Tesoro de los Estados Unidos | |
Seudónimo | Publius | |
Obras notables | ||
Lealtad | Estados Unidos | |
Rama militar | Ejército Continental | |
Rango militar | General | |
Conflictos | Guerra de Independencia de los Estados Unidos | |
Partido político | Federal | |
Miembro de | ||
Distinciones | ||
Firma | ||
Nació fuera del matrimonio en Charlestown, Isla Nieves. Su padre, de origen escocés, James A. Hamilton, era el cuarto hijo de Alexander Hamilton, laird de Grange, Ayrshire.[4] Su madre, Rachel Faucette, era medio británica y medio francesa hugonote.[3]: 8 Huérfano de niño por la muerte de su madre y el abandono de su padre, Hamilton fue criado por un primo mayor y más tarde por una próspera familia de comerciantes. Se le reconoció su inteligencia y talento, y un grupo de ricos hombres locales le financiaron viajar a la ciudad de Nueva York a continuar su educación. Hamilton acudió al King's College (hoy universidad de Columbia), y eligió quedarse en las Trece Colonias en busca de fortuna.
Interrumpió sus estudios antes de graduarse cuando el college cerró sus puertas durante la ocupación británica de la ciudad,[5] participó de manera destacada en la guerra de la Independencia. A comienzos de la guerra en 1775, se unió a una compañía de milicia. A principios de 1776, reunió una compañía de artillería provincial, de la que fue nombrado capitán. Pronto se convirtió en ayudante de campo del general Washington, el comandante en jefe del ejército de las Trece Colonias. Hamilton llevó a cabo numerosas misiones encargadas por Washington para que transmitiera planes a sus generales. Después de la guerra, Hamilton fue elegido como representante del Congreso de la Confederación por Nueva York. Dimitió para dedicarse al derecho, y fundó el Banco de Nueva York.
Hamilton estaba entre aquellos insatisfechos con un gobierno nacional débil. Lideró la Convención de Annapolis, que influyó decisivamente para que el Congreso emitiera una llamada para la Convención de Filadelfia para crear una nueva constitución. Tomó parte en la redacción de la Constitución de los Estados Unidos. Para lograr convencer a los neoyorquinos de la necesidad de aprobarla, pidió a James Madison y John Jay que contribuyeran a una serie de ensayos bajo el seudónimo «Publius», conocidos habitualmente como los «Papeles Federalistas» (The Federalist Papers). Los expertos en Historia y eruditos atribuyen 51 de los 85 Papeles federalistas a Alexander Hamilton, 5 a John Jay y 29 a James Madison; motivo por el cual también se conoce a Alexander Hamilton como «El Padre de los Papeles Federalistas». Los «Papeles Federalistas» son, hasta la fecha, la referencia única más importante para la interpretación constitucional.[6]
Hamilton se convirtió en el miembro líder del gabinete en el nuevo gobierno bajo el presidente Washington. Era un nacionalista que enfatizó un fuerte gobierno central y con éxito arguyó que los poderes implícitos de la Constitución proporcionaban la autoridad legal para fundar la deuda nacional, asumir las deudas de los estados, y crear un banco respaldado por el gobierno, el Banco de los Estados Unidos. Estos programas se financiaron principalmente con un arancel sobre las importaciones, y más tarde también por un impuesto sobre el whisky muy controvertido.
Para superar el localismo, Hamilton movilizó una red nacional de amigos del gobierno, especialmente banqueros y hombre de negocios, en lo que pasó a ser el Partido Federal de los Estados Unidos, primer partido político de la historia de los Estados Unidos, el cual dirigió hasta su muerte. Un tema principal en la emergencia del sistema bipartidista de los Estados Unidos fue el Tratado Jay, en gran medida diseñado por Hamilton en 1794. Estableció relaciones comerciales amistosas con Gran Bretaña, para disgusto de Francia y los defensores de la Revolución francesa. Hamilton desempeñó un papel central en el Partido Federal, que dominó la política nacional y estatal hasta que perdió la elección de 1800 frente al Partido Demócrata-Republicano de Jefferson.
Alexander Hamilton es considerado a menudo el «santo patrón» de la Escuela americana que, según algunos historiadores, dominó la política económica norteamericana a partir de 1861.[7] Apoyó firmemente incluso desde el otoño de 1781 la intervención gubernamental en favor de la industria y el comercio nacionales, a la manera de Jean-Baptiste Colbert.[8]
Hamilton se oponía a los postulados británicos del comercio libre, que consideraba que favorecían los intereses de las potencias colonialistas e imperialistas, en favor del proteccionismo estadounidense, que según él favorecerían el desarrollo industrial y la economía de las naciones emergentes.
En 1795, volvió a la práctica del derecho en Nueva York. Intentó controlar la política del presidente John Adams (1797-1801). En 1798-99, Hamilton llamó a la movilización contra Francia después del Caso XYZ y se convirtió en comandante de un nuevo ejército, que preparó para la guerra. Sin embargo, la cuasi-guerra nunca fue oficialmente declarada y no implicó ninguna acción militar, aunque sí hubo fuertes combates navales. Al final, el presidente Adams encontró una solución diplomática que evitó la guerra con Francia. La oposición de Hamilton a la reelección de Adams ayudó a causar su derrota en las elecciones presidenciales de 1800. Jefferson y Aaron Burr empataron por la presidencia en el colegio electoral en 1801, y Hamilton ayudó a derrotar a Burr, a quien él encontraba carente de principios, y a la elección de Jefferson a pesar de sus diferencias filosóficas.
Hamilton continuó sus actividades legales y de negocios en la ciudad de Nueva York, y fue activo a la hora de ilegalizar el comercio internacional de esclavos. El vicepresidente Burr concurrió a las elecciones a gobernador del estado de Nueva York en 1804 y Hamilton hizo campaña contra él, pues lo consideraba indigno. Burr se ofendió y lo desafió a duelo, que tuvo lugar el 11 de julio de 1804. Sufrió heridas mortales y falleció un día más tarde.
Alexander Hamilton nació y vivió parte de su infancia en Charlestown, la capital de la Isla Nieves en las Islas de Barlovento (entonces parte de la Indias Occidentales Británicas). Hamilton y su hermano mayor James Jr. (1753 - 1786)[11] eran hijos no matrimoniales de Rachel Faucette, una mujer casada de ascendencia británica y hugonote francesa,[3]: 8 y James A. Hamilton, un escocés quien fue el cuarto hijo del laird Alexander Hamilton de Grange, Ayrshire.[4] Aunque se ha especulado con cierta persistencia que la madre de Hamilton era de raza mixta, lo cierto es que no hay evidencia verificable que lo sostenga.[3]: 9, 734–735 [12]
No se sabe con certeza si Hamilton nació en 1755 o en 1757. La mayor parte de la evidencia histórica después de la llegada de Hamilton a Norteamérica apoya la idea de que lo hizo en 1757, incluyendo los propios escritos de Hamilton.[13][14] Eso fue lo que afirmó cuando llegó por primera vez a las Trece Colonias, y celebraba su cumpleaños el 11 de enero. En momentos posteriores de su vida, tendió a dar su edad sólo en números redondos. Los historiadores aceptaron 1757 como su año de nacimiento hasta alrededor de 1930, cuando se publicó documentación adicional de sus primeros años en el Caribe, inicialmente en danés. Un papel de legitimación procedente de St. Croix en 1768, en borrador después de la muerte de la madre de Hamilton, dice que él tenía 13 años de edad, lo que ha hecho que algunos historiadores desde los años 1930 prefirieran señalar como año de nacimiento 1755.[3] : 17
La mayoría de los historiadores han especulado sobre posibles razones para dos años de nacimiento diferente en documentos históricos. Si 1755 es correcto, Hamilton podría estar intentando aparecer más joven que sus compañeros de colegio, o quizás desease evitar destacar como mayor.[3] Si 1757 es correcto, el único documento de legitimación que indicaba un año de nacimiento de 1755 pudo haber sido incluido simplemente un error, o Hamilton podría una vez haber dado su edad como 13 después de la muerte de su madre en un intento de aparecer como de mayor edad y por tanto más merecedor de ser empleado.[15] Los historiadores han señalado que el documento de legitimación contenía otras inexactitudes demostradas que mostrarían que no es enteramente merecedor de confianza, y Richard Brookhiser señaló que «un hombre es más probable que sepa su propio cumpleaños que un tribunal de legitimación».[13]
La madre de Hamilton se había casado anteriormente con Johann Michael Lavien, en St. Croix de las Islas Vírgenes, entonces gobernadas por Dinamarca.[3]: 10 [4][note 1] Tuvieron un hijo, Peter Lavien.[3]: 10–12 En 1750, Faucette abandonó a su marido y a su primer hijo, y viajó a San Cristóbal donde conoció a James Hamilton.[3]: 12 Hamilton y Faucette se trasladaron juntos a Nieves, el lugar de nacimiento de ella, donde tenía una propiedad heredada de su padre.[3]: 17
James Hamilton abandonó a Rachel Faucette y a sus dos hijos, James Jr. y Alexander, supuestamente para «evitar[le] [a ella] un cargo de bigamia... después de descubrir a su primer esposo pretendía divorciarse de ella bajo la ley danesa por motivo de adulterio y abandono».[4] Después de eso Rachel se trasladó con un pequeño Hamilton a St. Croix, donde ella apoyó a sus hijos manteniendo una pequeña tienda en Christiansted. Contrajo una fiebre severa y murió el 19 de febrero de 1768 a la 1:02 a. m., dejando huérfano a Hamilton. Esto pudo haber tenido severas consecuencias emocionales para él, incluso para los estándares de una infancia del siglo XVIII.[16] En un juzgado de sucesiones, «el primer esposo [de Faucette] se apoderó de su patrimonio»[4] y obtuvo unos pocos bienes valiosos que le habían pertenecido a ella, incluyendo algo de plata doméstica. Muchos elementos fueron subastados, pero un amigo adquirió los libros de la familia y se los devolvió a Hamilton.[3]: 25
Hamilton se convirtió en empleado en una firma local de importación-exportación, Beekman y Cruger, que comerciaba con Nueva York y Nueva Inglaterra; quedó a cargo de la firma durante cinco meses en 1771 mientras el propietario estaba en el mar. Él y James Jr. fueron brevemente acogidos por su primo Peter Lytton; sin embargo, Lytton se suicidó. Los hermanos fueron posteriormente separados.[3]: 26 James se puso de aprendiz con un carpintero local, mientras que a Alexander le proporcionó hogar un comerciante de Nieves, Thomas Stevens. Algunas claves han llevado a especular que Stevens podría haber sido el padre biológico de Alexander Hamilton: su hijo Edward Stevens se convirtió en amigo íntimo de Hamilton, los dos chicos fueron descritos como muy parecidos en lo físico, ambos hablaban francés con fluidez y compartían intereses similares.[3]: 27–30 Sin embargo, esta alegación, basada en su mayor parte en los comentarios de Timothy Pickering en la apariencia entre los dos hombres, siempre ha sido vaga o no confirmada.[17] Rachel Faucette había estado viviendo en San Cristóbal y Nieves durante años en la época en que fue concebido Alexander, mientras que Thomas Stevens vivía en Antigua y St. Croix; también, James Hamilton nunca desmintió la paternidad, e incluso en años posteriores, firmó sus cartas a Hamilton con «Tu muy afectuoso padre».[14][18]
Mientras Hamilton trabajaba como empleado, siguió siendo un ávido lector y más tarde desarrolló un interés por la escritura. Empezó a desear una vida fuera de la isla donde vivió. Escribió una carta a su padre que fue un relato detallado de un huracán que había devastado Christiansted el 30 de agosto de 1772. Hugh Knox, un ministro y periodista, publicó la carta en la Gaceta Real Americano-Danesa. Chernow encontró la carta sorprendente por dos razones; primero, que «pese a todos sus excesos grandilocuentes, parece asombroso [que un] empleado autodidacta pudiera escribir con tal brío y entusiasmo», y segundo, que un chico adolescente produjera un apocalíptico «sermón de fuego y azufre» viendo el huracán como una «reprimenda divina a la pomposidad y vanidad humanas».[3]: 37 El ensayo impresionó a los líderes de la comunidad, quienes reunieron fondos para enviar a Hamilton a las colonias de Norteamérica para su educación.[19]
La iglesia de Inglaterra negó la membresía a Alexander y James Hamilton, Jr.—y la educación en la escuela de la iglesia—debido a que sus padres no estaban legalmente casados. Recibieron una «tutoría individual»[3]: 17 y clases en una escuela privada dirigida por una directora de colegio judía.[20] Alexander complementó su educación con una biblioteca familiar de 34 libros.[3]: 34
En octubre de 1772, llegó al continente y empezó a aprender sobre temas fundamentales que faltaban en su educación. Acudió a la academia Elizabethtown, un instituto en Elizabethtown (Nueva Jersey). En 1773, estudió con Francis Barber en Elizabethtown en preparación de trabajo de facultad. Cayó bajo la influencia de William Livingston, un líder intelectual y revolucionario, con quien él vivió durante un tiempo en su Liberty Hall.[21][22] Hamilton entró en el The King's College en la ciudad de Nueva York (ahora Universidad de Columbia) en el otoño de 1773 «como un estudiante privado», y oficialmente se matriculó en mayo de 1774.[23] Su amigo Robert Troup habló elogiosamente de la habilidad de Hamilton para explicar de forma clara y concisa los derechos y las razones que los patriotas tuvieron en su caso contra los británicos, en lo que se considera como la primera aparición pública el 6 de julio de 1774 en el polo de la libertad en el King's College.[24] Hamilton, Troup, y otros cuatro estudiantes universitarios formaron una sociedad literaria sin nombre que es considerado como un precursor de la Sociedad Filolexiana.[3]: 53 [25]
El clérigo de la Iglesia de Inglaterra Samuel Seabury publicó una serie de panfletos promoviendo la causa lealista en 1774, a los que Hamilton respondió anónimamente con sus primeros escritos políticos, A Full Vindication of the Measures of Congress y The Farmer Refuted. Seabury esencialmente intentó provocar miedo en las colonias, y su principal objetivo era detener la potencial unión entre las colonias.[26] Hamilton publicó dos piezas adicionales atacando la Ley de Quebec,[27] y pudo también haber sido autor de quince entregas de «The Monitor» para el New York Journal de Holt.[28] Hamilton fue un defensor de la causa revolucionaria en esta etapa de preguerra, aunque no aprobó represalias de la muchedumbre contra los lealistas. El 10 de mayo de 1775, Hamilton obtuvo crédito por salvar al presidente de su facultad Myles Cooper, un lealista, de una muchedumbre enojada hablando a la multitud durante suficiente tiempo para que Cooper escapase.[29]
Hamilton se vio obligado a suspender sus estudios antes de graduarse cuando la facultad cerró sus puertas durante la ocupación británica de la ciudad.[5] Cuando terminó la guerra, después de algunos meses de estudio autónomo para julio de 1782 Hamilton aprobó el examen de acceso al foro y en octubre de 1782 se le permitió defender casos ante el Tribunal Supremo del Estado de Nueva York.[30]
Principios de su carrera militar
En 1775, después del primer enfrentamiento de tropas estadounidenses con los británicos en Lexington y Concord, Hamilton y otros estudiantes del King's College se unieron a una compañía de milicia voluntaria de Nueva York llamada the Corsicans (‘los Corsos’),[31] más tarde renombrada o reformada como los Corazones de Roble (Hearts of Oak).
Hacía ejercicios con la compañía, antes de las clases, en el cementerio de la cercana capilla de san Pablo. Hamilton estudió historia militar y tácticas por sí mismo y pronto fue recomendado para promoción.[32] Bajo fuego del HMS Asia, lideró un exitoso ataque a los cañones británicos en the Battery, cuya captura dio como resultado que los Corazones de Roble se convirtiera en una compañía de artillería poco después.[33] : 13
A través de sus conexiones con influyentes neoyorquinos como Alexander McDougall y John Jay, Hamilton reunió la Compañía de Artillería Provincial de Nueva York de sesenta hombres en 1776, y fue elegido capitán.[3]: 72 Intervino en la campaña de 1776 alrededor de la ciudad de Nueva York, particularmente en la Batalla de White Plains; en la batalla de Trenton, fue estacionado en el punto alto de la ciudad, el encuentro de lo que hoy son las calles Warren y Broad, para mantener a los hessianos sujetos a los Barracones de Trenton.[34][35]
Hamilton participó en la batalla de Princeton el 3 de enero de 1777. Después de un revés inicial, Washington juntó a las tropas estadounidenses y los lideró en una exitosa carga contra las fuerzas británicas. Después de mantener una breve posición, los británicos se quedaron atrás, algunos dejando Princeton, y otros refugiándose en Nassau Hall. Hamilton llevó tres cañones e hizo fuego contra el edificio. Después algunos americanos se apresuraron a la puerta principal, y lo tiraron. Los británicos posteriormente sacaron una bandera blanca fuera de una de las ventanas.[35] 194 soldados británicos salieron del edificio y depusieron las armas, acabando así la batalla en una victoria estadounidense.[36]
El personal de George Washington
Hamilton se vio invitado a convertirse en un ayudante a William Alexander, Lord Stirling y otro general, quizás Nathanael Greene o Alexander McDougall.[37] Declinó estas invitaciones, creyendo que su mejor oportunidad para mejorar su posición en vida era gloria en el campo de batalla. Hamilton con el tiempo recibió una invitación que él creía que no podía rechazar: para servir como ayudante de campo de Washington, con el rango de teniente coronel.[38] Washington consideraba, «ayudantes de campo son personas en quienes toda la confianza debe ser colocada y requiere hombres de habilidades para ejecutar los deberes con propiedad y resolución».[39]
Hamilton sirvió durante cuatro años como ayudante de campo jefe de Washington. Manejaba cartas al Congreso, a los gobernadores del estado, y los más poderosos generales en el Ejército continental; hizo el borrador de muchas de las cartas y órdenes de Washington en la dirección de este último; con el tiempo emitió órdenes de Washington sobre la propia firma de Hamilton.[3]: 90 Hamilton se vio involucrado en una amplia variedad de deberes de alto nivel, incluyendo inteligencia, diplomacia, y negociación con principales oficiales del ejército como emisario de Washington.[40][41]
Durante la guerra, Hamilton se convirtió en amigo íntimo de varios compañeros oficiales. Sus cartas al marqués de Lafayette[42] y a John Laurens, empleando las convenciones literarias sentimentales de finales del siglo XVIII y aludiendo a la mitología y la historia griegas,[43] habían sido leídas por Jonathan Ned Katz, como reveladora de una relación homosocial o quizás homosexual.[44] Por otro lado, el biógrafo Gregory D. Massey desdeña todas las especulaciones sobre una relación Laurens-Hamilton como algo carente de fundamento, describiendo su amistad como pura camaradería platónica y colocando su correspondencia en el contexto de la florida forma de escribir en aquella época.[45]
Mando en el campo
Estando entre el personal de Washington, Hamilton durante mucho tiempo buscó el mando y volver al combate activo. Conforme la guerra llegaba al final, sabía que las oportunidades para la gloria militar fueron disminuyendo. En febrero de 1781, Hamilton recibió una ligera reprimenda de Washington y usó esto como una excusa para dimitir de su posición en el personal. Pidió a Washington y otros un mando en el campo. Esto siguió hasta principios de julio de 1781, cuando Hamilton sometió una carta a Washington con su comisión incluida, «así tácitamente amenazando con dimitir si no conseguía el mando deseado».[3]: 159
El 31 de julio de 1781, Washington se ablandó y asignó a Hamilton como comandante de un batallón de compañías de infantería ligera de los Regimientos 1.º y 2.º de Nueva York y dos compañías provisionales de Connecticut.[46] En el planeamiento para el asalto sobre Yorktown, a Hamilton se le dio el mando de tres batallones, que iban a luchar junto con sus aliadas tropas francesas al tomar los Reductos (Redoubt) núm. 9 y núm. 10 de las fortificaciones británicas en Yorktown. Hamilton y sus batallones combatieron bravamente y tomaron el Reducto núm. 10 con bayonetas en una acción nocturna, como planeado. Los franceses también lucharon bravamente, sufrieron muchas bajas, y tomaron el Reducto núm. 9. Estas acciones forzaron a los británicos a rendir todo un ejército en Yorktown (Virginia), efectivamente poniendo fin a las grandes operaciones militares en Norteamérica.[47]
El congreso de la confederación
Después de la batalla de Yorktown, Hamilton renunció a su comisión. Fue nombrado en julio de 1782 para el Congreso de la Confederación como un representante de Nueva York para el período que empezaba en noviembre de 1782.[48] Antes de su nombramiento al Congreso en 1782, Hamilton ya estaba compartiendo sus críticas del Congreso. Expresó estas críticas en su carta a James Duane datando el 3 de septiembre de 1780. En esta parte escribió, «El defecto fundamental es un deseo de poder en el Congreso... la confederación en sí misma es defectuosa y requiere ser alterada; ni es adecuada para la guerra ni para la paz».[49]
Mientras estaba en el personal de Washington, Hamilton se había frustrado con la naturaleza descentralizada del Congreso Continental en tiempos de guerra, particularmente su dependencia sobre los estados para apoyo financiero voluntario. Bajo los Artículos de la Confederación, el Congreso no tenía poder para recaudar impuestos o exigir dinero a los estados. Esta falta de una fuente estable de fondos habían hecho que resultara difícil para el Ejército Continental tanto el obtener sus provisiones necesarias como el pagar a sus soldados. Durante la guerra, y durante un tiempo después, el Congreso obtuvo los fondos que pudo de subsidios del rey de Francia, de una ayuda pedida por varios estados (que a menudo no eran capaces o no querían contribuir), y de préstamos europeos.[50]
Una enmienda a los Artículos había sido propuesta por Thomas Burke, en febrero de 1781, para dar al Congreso el poder de recaudar un impuesto del 5%, debido sobre todas las importaciones, pero esto requería la ratificación de todos los estados; su aprobación como ley se vio que era imposible después de que Rhode Island lo rechazase en noviembre de 1782. Madison se unió a Hamilton a la hora de persuadir al Congreso para que enviara una delegación para convencer a Rhode Island de que cambiara de opinión. Su informe recomendando a la delegación argumentó que el gobierno federal necesitaba no sólo cierto nivel de autonomía financiera, pero también la capacidad de hacer leyes que se sobreponían a las de los estados individuales. Hamilton transmitió una carta argumentando que el Congreso ya tenía el poder de imponer impuestos, puesto que tenía el poder de fijar las sumas debidas por varios estados; pero la rescisión de Virginia de su propia ratificación acabó con las negociaciones con Rhode Island.[3]: 176 [51]
El Congreso y el ejército
Mientras Hamilton estaba en el Congreso, soldados descontentos empezaron a suponer un peligro para los jóvenes Estados Unidos. La mayor parte del ejército estaba entonces situado en Newburgh, Nueva York. Aquellos en el ejército estaban pagando por la mayor parte de sus suministros, y no se les había pagado en ocho meses. Más aún, los oficiales continentales habían sido prometidos, en mayo de 1778, después de Valley Forge, una pensión de la mitad de su paga cuando se licenciaban.[52] A principios de la década de 1780, debido a la estructura del gobierno bajo los Artículos de Confederación, no tenía poder de imponer impuestos bien para recaudas o para pagar a sus soldados.[53] En 1782 después de varios meses sin paga, un grupo de oficiales se organizaron para enviar una delegación para hacer presión en el Congreso, liderada por el capitán Alexander McDougall. Los oficiales tenían tres demandas: la paga del ejército, sus propias pensiones y la conmutación de aquellas pensiones en un pago único si el Congreso no fue capaz de permitirse las pensiones de medio salario de por vida. El Congreso rechazó la propuesta.[53]
Varios congresistas, incluidos Hamilton, Robert Morris y Gouverneur Morris, intentaron usar esta conspiración de Newburgh como ventaja para asegurar apoyo de los estados y en el Congreso para financiar al gobierno nacional. Animaron a MacDougall a continuar su enfoque agresivo, amenazando con consecuencias desconocidas si sus demandas no se cumplían, y derrotó propuestas que habría resuelto la crisis sin establecer unos impuestos federales generales: que los estados asumieran la deuda con el ejército, o que un impuesto se estableciera dedicado al solo propósito de pagar esa deuda.[54]
Hamilton sugirió usar las pretensiones del Ejército prevaleciera sobre los estados para el sistema de financiación nacional propuesto.[55] Los Morrises y Hamilton contactaron con Knox para sugerir que él y los oficiales desafían a la autoridad civil, al menos no disolviendo si el ejército no era satisfecho. Hamilton escribió a Washington para sugerir que Hamilton encubiertamente «asumía la dirección» de los esfuerzos de los oficiales para asegurar rectificaciones, para asegurar la financiación continental pero manteniendo al ejército dentro de los límites de moderación.[3]: 177 [56] Washington contestó a Hamilton, declinando introducir al ejército.[57] Después de que la crisis hubiera acabado, advirtió de los peligros de usar al ejército como palanca para obtener apoyo para el plan de financiación nacional.[3]: 177–180
El 15 de marzo, Washington apaciguó la situación en Newburgh dando un discurso a los oficiales.[54] El Congreso ordenó al Ejército que se disolviera oficialmente en abril de 1783. En el mismo mes, el Congreso aprobó una nueva medida para un impuesto de 25 años —contra lo que votó Hamilton[58]— que de nuevo requirió el consentimiento de todos los estados; también aprobó una conmutación de las pensiones de los oficiales a cinco años de paga plena. Rhode Island de nuevo se opuso a estas provisiones, y las robustas afirmaciones de Hamilton de prerrogativas nacionales en su carta precedente fueron ampliamente consideradas como excesivas.[59]
En junio de 1783, un grupo diferente de soldados descontentos de Lancaster (Pensilvania), envió al Congreso una petición exigiendo que se les devolviera su paga. Cuando empezaron a marchar hasta Filadelfia, el Congreso encargó a Hamilton y otros dos que interceptara a la muchedumbre.[3]: 180 Hamilton exigió a la milicia al Consejo Ejecutivo Supremo de Pensilvania, pero fue rechazado. Hamilton ordenó al Secretario Asistente de Guerra William Jackson que interceptara a los hombres. Jackson no tuvo éxito. La muchedumbre llegó a Filadepfia, y los soldados exigieron su paga al Congreso. El Presidente del Congreso Continental, John Dickinson, temía que no se pudiera confiar en la milicia del estado de Pensilvania, y rechazó su ayuda. Hamilton arguyó que el Congreso debía reunirse en Princeton (Nueva Jersey). El Congreso estuvo conforme, y se reubicó allí.[3]: 182 Frustrado con la debilidad del gobierno central, estando Hamilton en Princeton hizo una llamada para revisar los Artículos de la Confederación. Esta resolución contenía muchos rasgos de la futura Constitución de los EE. UU., incluyendo un fuerte gobierno federal con la capacidad para recaudar impuestos y organizar un ejército. También incluía la separación de poderes en las ramas ejecutiva, legislativa y judicial.[3]: 183
Regreso a Nueva York
Hamilton dimitió del Congreso, y en julio de 1782 aprobó la prueba de acceso a la abogacía y abrió un bufete en Albany después de seis meses de educación autodidacta.[3]: 169 Cuando los británicos dejaron Nueva York en 1783 trabajó allí en compañía de Richard Harison. Se especializó en defender a los tories y a británicos, como en Rutgers v. Waddington, caso en el que derrotó una pretensión por daños sufridos por una cervecería por los ingleses que la ocuparon durante la ocupación militar de Nueva York. Solicitó al Tribunal del Alcalde que interpretara la ley estatal de forma coherente con el Tratado de París de 1783 que había puesto fin a la Guerra de Independencia.[3]: 197–199 [33]: 64–69
En 1784, fundó el Banco de Nueva York que se convirtió en uno de los bancos que estuvo activo durante más tiempo en la historia estadounidense, siguió en los negocios durante más de 220 años después de fusionarse con otro banco en 2007. Hamilton fue uno de los hombres que restauraron el King's College, que se había suspendido desde 1776 y severamente dañado durante la guerra, como el Columbia College. Insatisfecho desde hace tiempo con los débiles Artículos de la Confederación, puesto que tuvo un liderazgo principal en la Convención de Annapolis en 1786. Hizo el borrador de su resolución para una convención constitucional, y al hacerlo se acercó un poco más a su largo deseo de tener un gobierno federal más poderoso, más independiente financieramente.[60]
Convención constitucional y ratificación de la Constitución
En 1787, Hamilton desempeñó el cargo de parlamentario para el condado de Nueva York en la Legislatura del Estado de Nueva York y fue elegido como un delegado para la Convención constitucional por su suegro Philip Schuyler.[61] : 191 [62] Incluso aunque Hamilton había sido un líder al reclamar una nueva Convención constitucional, su influencia directa en la propia Convención fue bastante limitada. La facción del gobernador George Clinton en la Legislatura de Nueva York había elegido los otros dos delegados neoyorquinos, John Lansing, Jr. y Robert Yates, y los dos se oponían a la pretensión de Hamilton de un fuerte gobierno nacional.[3]: 227–228 [63] Así, cuando cualquiera de los otros dos miembros de la delegación de Nueva York estaba presente, decidían el voto de Nueva York, para asegurar que no se producían grandes alteraciones de los Artículos de la Confederación.[61]: 195
A principios de la Convención pronunció un discurso proponiendo Presidente vitalicio; no tuvo ningún efecto en las deliberaciones de la convención. Propuso tener un presidente electo y senadores que desempeñaban el cargo durante toda su vida, dependiendo de «buen comportamiento» y sujeto a la posibilidad de ser cesado por corrupción o el abuso; esta idea contribuyó más tarde a un punto de vista hostil de Hamilton como un simpatizante monárquico, sostenido por James Madison.[3]: 232 Según las notas de Madison, Hamilton dijo que en relación con el Ejecutivo, «el modelo inglés era el único bueno en este aspecto. El interés hereditario del rey estaba tan entrelazado con lo de la nación, y sus ingresos personales tan grandes, que él estaba colocado por encima del peligro de ser corrompido desde el extranjero... Dejemos que se nombre un Ejecutivo de por vida que se atreva a ejercer sus poder».[64]
Hamilton arguyó, «Y déjame observar que un ejecutivo es menos peligroso para las libertades del pueblo cuando en el cargo lo desempeña de forma vitalicia en vez de durante siete años. Puede decirse que esto constituye como una monarquía electiva... Pero haciendo que el ejecutivo estuviera sujeto a impeachment, el término 'monarquía' no puede aplicarse...»[65] Durante la convención, Hamilton escribió un borrador de Constitución basado en los debates de la convención, pero nunca lo presentó. Este borrador tenía la mayor parte de los rasgos de la Constitución real. En este borrador, el Senado iba a ser elegido en proporción a la población, siendo dos quintos el tamaño de la Casa, y el presidente y los senadores iban a ser elegidos por medio de complejas elecciones en diversas etapas, en la que electores escogidos elegirían cuerpos de electores menores; desempeñarían el cargo de por vida, pero se les podía quitar si se comportaban mal. El presidente tendría un veto absoluto. El Tribunal Supremo tendría una jurisdicción inmediata sobre todos los litigios que implicaran a los Estados Unidos, y los gobernadores de los estados serían nombrados por el gobierno federal.[66]
Al final de la Convención, Hamilton aún no estaba satisfecho con la Constitución final, pero la firmó de todas formas como una vasta mejora sobre los Artículos de la Confederación, y urgió a sus compañeros delegados que lo hicieran también.[67] Puesto que los otros dos miembros de la delegación de Nueva York, Lansing y Yates, ya se habían retirado, Hamilton fue el único firmante de Nueva York de la Constitución de los Estados Unidos.[61]: 206 Entonces tomó una parte muy activa en la exitosa campaña por la ratificación del documento en Nueva York en 1788, que fue un paso crucial en su ratificación nacional. Primero usó la popularidad de la Constitución por las masas para obligar a George Clinton a firmarlo, pero no tuvo éxito. La convención del estado en Poughkeepsie en junio de 1788 enfrentó a Hamilton, Jay, James Duane, Robert Livingston, y Richard Morris con la facción clintoniana liderada por Melancton Smith, Lansing, Yates, y Gilbert Livingston.[68]
La facción de Hamilton estuvo en contra de cualquier ratificación condicional, bajo la impresión de que Nueva York no sería aceptada en la Unión, mientras que la facción de Clinton quería enmendar a la Constitución, mientras que mantenía el derecho del estado a separarse si sus intentos fracasaban. Durante la convención del estado, Nueva Hampshire y Virginia se convirtieron en los estados noveno y décimo en ratificar la Constitución, respectivamente, habían asegurado cualquier aplazamiento no se produciría y se podría alcanzar un compromiso.[68][69] Los argumentos de Hamilton que se usaron para las ratificaciones fueron en gran medida reiteraciones de la obra de The Federalist Papers, y Smith al final aceptó la ratificación, aunque era más por necesidad que por la retórica de Hamilton.[69] El voto sobre la constitución del estado fue ratificado 30 a 27, el 26 de julio de 1788.[70]
En 1788, Hamilton sirvió durante otro período en el que demostró que era la última sesión del Congreso continental bajo los Artículos de la Confederación. Cuando terminó el período de Philip en 1791, fue elegido en su lugar el fiscal general de Nueva York, un tal Aaron Burr. Hamilton culpó a Burr por este resultado, y aparecieron malas imágenes de Burr en su correspondencia posterior. Los dos hombres trabajaron juntos de vez en cuando en diversos proyectos, incluyendo el ejército de Hamilton de 1798 y la Manhattan Water Company.[71]
The Federalist Papers
Hamilton reclutó a John Jay y James Madison para escribir una serie de ensayos defendiendo la Constitución propuesta, hoy conocidos como The Federalist Papers, y fue quien más contribuyó a este esfuerzo, escribiendo 51 de los 85 ensayos publicados (Madison escribió 29, Jay cinco). Hamilton supervisó todo el proyecto, implicó a los participantes, escribió la mayoría de los ensayos, y supervisó la publicación. Durante el proyecto cada persona era responsable de sus áreas de experiencia. Jay se dedicó a las relaciones exteriores, Madison cubrió la historia de las repúblicas y confederaciones, junto con la anatomía del nuevo gobierno y Hamilton se dedicó a las ramas del gobierno que le eran más cercanas: las ramas judicial y ejecutiva, con algunos aspectos del Senado, así como cubriendo asuntos militares e impuestos[3]: 247–248 Los papeles aparecieron por vez primera en The Independent Journal el 27 de octubre de 1787.[3]: 247
Hamilton escribió el primer papel firmado como Publius («Publio») y todos los papeles posteriores fueron firmados con este nombre.[61]: 210 Jay escribió los siguientes cuatro papeles para hablar de las debilidades de la confederación y la necesidad de unidad contra la agresión extranjera y contra la división en confederaciones rivales, y, excepto por el Número 64, no se vio implicado más.[3]: 253 [61]: 211 Lo más destacado de Hamilton incluye discusiones que aunque las repúblicas habían sido culpables de desórdenes en el pasado, los avances en la «ciencia de la política» habían cultivado principios que aseguraban que aquellos abusos podían evitarse, como la división de poderes, los checks and balances legislativos, un Poder Judicial independiente, y legisladores que estaban representados por electores (Números 7-9).[3]: 254 Hamilton también escribió una amplia defensa de la constitución (N.º 23-36), y discutió el Senado y las ramas judicial y ejecutiva en los números 65-85. Hamilton y Madison trabajaron para describir el anárquico estado de la confederción en números 15-22, y han sido descritos como algo no totalmente diferente en pensamiento durante esta época en contraste con la franca oposición en un momento posterior de su vida.[3]: 252–255 Aparecieron sutiles diferencias con los dos cuando discutieron la necesidad de alzar ejércitos[3]: 257 .
Reconciliación entre Nueva York y Vermont
En 1764 el rey Jorge III había decidido en favor de Nueva York en una disputa entre Nueva York y Nuevo Hampshire sobre la región que más tarde se convertiría en el estado de Vermont. Nueva York rechazó entonces reconocer las pretensiones a la propiedad derivada de cesiones del gobernador de Nueva Hampshire Benning Wentworth durante sus precedentes quince años cuando el territorio había estado gobernado como una parte, de facto, de Nueva Hampshire. Consecuentemente, el pueblo del territorio en disputa, llamados los Concesiones de Nuevo Hampshire (New Hampshire Grants), resistieron la aplicación por la fuerza de la ley de Nueva York dentro de los Grants. La milicia de Ethan Allen llamó a los Green Mountains Boys, conocidos por éxitos en la guerra contra los británicos en 1775, fue originalmente formado con el propósito de resistir al gobierno colonial de Nueva York. En 1777 los estadistas de los Grants declararon que era estado separado que se llamaría Vermont, y a principios de 1778 habían erigido un gobierno estatal.
Durante 1777-1785, se denegó repetidamente la representación en el Congreso Continental, en gran medida porque Nueva York insistió en que Vermont era legalmente parte de Nueva York. Vermont asumió la posición de que debido a que sus peticiones de admisión en la Unión se denegaban, no era parte de los Estados Unidos, no sujetos al Congreso, y con libertad para negociar por separado con los británicos. Las posteriores negociaciones de Haldimand llevaron a algunos intercambios de prisioneros de guerra. El tratado de paz de 1783 que puso fin a la guerra incluyó a Vermont dentro de los límites de los Estados Unidos. El 2 de marzo de 1784, el gobernador George Clinton de Nueva York pidió al Congreso que declarara la guerra con el propósito de derrocar al gobierno de Vermont, pero el Congreso no tomó ninguna decisión.
Para 1787 el gobierno de Nueva York casi había abandonado los planes para subyugar Vermont, pero aún pretendía jurisdicción.[72] Como un miembro de la legislatura de Nueva York, Hamilton argumentó con fuerza y con mucha extensión en favor de la ley para reconocer la soberanía del estado de Vermont, contra las numerosas objeciones su constitucionalidad y política. Se retrasó para un momento posterior considerar esta ley. Desde 1787 hasta 1789 Hamilton intercambió cartas con Nathaniel Chipman, un abogado que representaba a Vermont. En 1788 la nueva Constitución de los Estados Unidos entró en vigor, con su plan para reemplazar el Congreso Continental unicameral con un nuevo Congreso formado por el Senado y una Casa de Representantes. Hamilton escribió:
Uno de los primeros temas que se deliberaron dentro del nuevo Congreso sería la independencia de Kentucky [en aquella época aún una parte de Virginia], por lo que estaban ansiosos los estados meridionales. Los norteños estarían satisfechos por encontrar un contrapeso en Vermont.
En 1790 la legislatura de Nueva York decidió abandonar la pretensión de Nueva York sobre Vermont si el Congreso decidía admitir a Vermont dentro de la Unión y si las negociaciones entre Nueva York y Vermont sobre el límite entre los dos estados se concluyeran satisfactoriamente. En 1790, los negociadores discutieron no sólo la frontera, sino también una compensación financiera de quienes cedieron tierra de Nueva York cuyas cesiones Vermont rechazaron reconocerlo porque se enfrentaban con cesiones anteriores de Nueva Hampshire. Se llevó a un acuerdo de compensación en cantidad de 30.000 dólares españoles, y Vermont fue admitido dentro de la Unión en 1791.