América Latina
región del continente americano en donde se hablan mayoritariamente lenguas romances / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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América Latina o Latinoamérica es una región formada por el conjunto de países de América donde predominan las lenguas romances (lenguas derivadas del latín), como la española, portuguesa y francesa.[4][5][6][7][8][9] Geográficamente incluye la mayor parte del continente americano, desde el archipiélago de Tierra del Fuego, en América del Sur, hasta el río Bravo en la frontera entre México y Estados Unidos, en América del Norte, abarcando las islas caribeñas e incluyendo la parte central del continente,[10] con excepción de los países de la región donde no se hablan lenguas romances.[11] De los tres idiomas que definen a América Latina, el español y el portugués son los predominantes, quedando el francés como idioma de solo un 3% de la población de la región.
América Latina | ||
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Gentilicio: latinoamericano, -na | ||
Superficie | 20 038.800[1] km² | |
Población | 650 000 000[2] hab. | |
Países | 20 países | |
Dependencias | 7 dependencias | |
Idiomas regionales |
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Zona horaria |
Del UTC-2 al UTC-8 | |
Internet TLD | .lat | |
Ciudades más pobladas |
[3] 1. Ciudad de México 2. São Paulo 3. Buenos Aires 4. Río de Janeiro 5. Lima 6. Bogotá 7. Santiago 8. Guadalajara 9. Belo Horizonte 10. Ciudad de Guatemala | |
Organizaciones regionales | ALBA, Aladi, ALLC, APEC, BID, CAN, CARICOM, Cepal, CSN, FAO, FLAR, G3, Mercosur, Alianza del Pacífico, OECA, OECO, Parlatino, UNASUR, SEL, TLCAN, CELAC, SICA | |
Anexos | Indicadores socioeconómicos, Ciudades más pobladas, Patrimonio de la Humanidad, Rascacielos, Universidades, Medallas olímpicas, Premios Nobel, Reinas de Belleza | |
El gentilicio es latinoamericano o latino. Aunque el término latino se origina del gentilicio de Lacio y por herencia se refiere a los pueblos que fueron romanizados que conservaron las lenguas romances,[12][13] se ha popularizado su uso como abreviatura de la palabra «latinoamericano», aceptada por el Diccionario de la lengua española de la ASALE y la RAE.[14] En América, se le denominan países latinos a aquellos que tuvieron origen en la colonización de España, Portugal y Francia; aquellos en los cuales se instaló esta cultura neolatina, resultado del mestizaje con los pueblos originarios de América y en menor medida del África subsahariana.[15] Tras las guerras de independencia en el siglo XIX, las corrientes migratorias de los siglos XIX y XX aportaron millones de inmigrantes españoles, portugueses e italianos que sumaron más elementos de carácter latino (en especial a Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela). No obstante, hubo también un importante movimiento migratorio de individuos portadores de otras culturas europeas (germánica y eslava), asiáticas, africanas o incluso árabes.[16][17][18]
Las dos Américas (frag.)
La raza de la América Latina,
al frente tiene la sajona raza,
enemiga mortal que ya amenaza
su libertad destruir y su pendón.
El concepto de una América culturalmente «latina» por oposición a otra América «anglosajona» fue introducido por el político y economista francés Michel Chevalier en Cartas sobre América del Norte,[19] un libro que publicó en 1836 tras viajar por los Estados Unidos, México y Cuba, aunque sin usar la expresión «América Latina», contraponiendo a una América descendiente de una Europa latina con una de ascendencia mayoritaría anglosajona. Los hispanoamericanos comenzaron a utilizar el adjetivo «latino» en el mismo sentido a comienzos de la década de 1850, prefiriéndolo al más acotado adjetivo «hispano».[20]
Es un concepto lingüístico y geográfico de origen francés que surge en el siglo XIX para identificar una región del continente americano con habla mayoritaria de lenguas derivadas del latín (principalmente, español o portugués y, en menor medida, francés).[21]
El término se elaboró y difundió durante el reinado de Napoleón III Bonaparte pero varios factores permitieron que durante el siglo XX Francia conservara una influencia desproporcionada en América. Durante las dictaduras del siglo XX una buena parte de la élite intelectual y político-financiera hispanoamericana se marchó al exilio en Francia. Y, para muchos intelectuales, «la capital de América Latina estaba en París».[22]
Pero, acaso, lo que más le agradezco a Francia sea el descubrimiento de América Latina.
El concepto de América Latina buscaba en su origen borrar y eliminar en la medida de lo posible la idea de una América Española, América Hispánica o Hispanoamérica y fue introducido por el político y economista francés Michel Chevalier[24] después de que en su viaje en México en 1835, descubriera la riqueza sobre todo en materias primas de la mano de Andrés Manuel del Río,[cita requerida] uno de los más importantes mineralogistas de su tiempo. Ya en Francia, Chevalier va a ser uno de los grandes propagandistas de los beneficios que su país podría obtener en México de ahí nace la idea de desligar el pasado hispanoamericano e introducir el concepto de «latino» para legitimar la toma de control francesa.
De esa manera para Chevalier existen dos «civilizaciones» en el continente americano: la sajona y la latina. Lo que diferencia entre las regiones del continente dos bloques culturales, unos con la católica y mestiza y aquellas marcadas por la cultura anglosajona, protestante, con escaso o nulo mestizaje. Es su origen iberoamericano y no «latino», ya que los franceses en sus colonias aplican unos métodos más próximos a los anglosajones de no mestizaje.[25][26]
El primer autor que combinó las palabras «América» y «Latina» en una misma expresión fue el filósofo y político chileno Francisco Bilbao, el 22 de junio de 1856, en una conferencia en París en la que leyó su texto «Iniciativa de la América: Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas».[27] En el texto propone la creación de una confederación de repúblicas de la región como alternativa para buscar un modelo de desarrollo que tenga en cuenta las características propias de su población y su geografía, además de poder hacer frente a proyectos imperialistas foráneos después de la intervención estadounidense en México (1846-1848).[28] Aunque es cierto que anteriormente Chevalier había elaborado el término y hecho una reflexión profunda sobre el mismo.[21]
En la década de 1860, el término fue usado por los franceses para reivindicar un mayor protagonismo en la región:[29] el emperador Napoleón III impulsó una campaña para destacar el parentesco cultural de los países de herencia hispana y lusitana con Francia dado el común origen latino de sus culturas, pero también de las regiones con herencia francesa, como Quebec, la Acadia, la Luisiana y las islas del Caribe. De esta manera, el Segundo Imperio Francés pretendía ser un líder cultural y político en América.[30] Este movimiento se evidenció en el plano político al instalar a su protegido Maximiliano como Emperador de México, devenido en una suerte de protectorado francés.[31] Así, debido parcialmente al esfuerzo de Napoleón III, la expresión «América Latina» fue aceptada a partir de 1870 de manera casi universal.[32]
Sin embargo, otros historiadores latinoamericanos, como Arturo Ardao y Miguel Rojas Mix, sostienen que el término «América Latina» se usó anteriormente y de manera opuesta a cualquier proyecto imperialista, especialmente para contrarrestar el expansionismo estadounidense bajo la idea del «Destino Manifiesto», pero también contra el imperialismo europeo, caracterizado como despótico. De hecho, el propio Bilbao, durante la invasión francesa de México, escribió «Emancipación de el Espíritu en América», donde pedía a todos los países latinoamericanos que apoyaran la causa mexicana contra Francia, alegando que Francia era «hipócrita, porque ella se llama a sí misma protectora de la raza latina sólo para someterla a su régimen de explotación; traidora, porque habla de libertad y nacionalidad, cuando, incapaz de conquistar la libertad por sí misma, ¡esclaviza a los demás!».[33][34]
No se sabe cuál fue el primer autor que combinó las palabras «América» y «Latina» porque según Ardao (Nuestra América Latina, 1986, p. 40), Caicedo afirma que «desde 1851 empezamos a dar a la América española el calificativo de latina» (Mis ideas y mis principios, 1875, p. 151). Aunque muchos le atribuyen el término al filósofo y político chileno Francisco Bilbao, por un artículo titulado «El Congreso Normal Americano», publicado en el tomo I de sus Obras Completas editadas por su hermano, Manuel Bilbao, en Buenos Aires, 1866.[35] En el texto propone la creación de una confederación de repúblicas de la región como alternativa para buscar un modelo de desarrollo que tenga en cuenta las características propias de su población y su geografía, además de poder hacer frente a proyectos imperialistas foráneos.[28] Un año más tarde, el escritor colombiano José María Torres Caicedo también usó el término en el poema «Las dos Américas», publicado en la revista El Correo de Ultramar, de París, el 15 de febrero de 1857, donde afirma que los países de la región debían unirse en un frente común para preservar su territorio y de su modelo democrático.[36]
En ese sentido, resulta importante destacar que la expresión «América Latina» nace como término específico para diferenciar una región del mundo ubicada en América que ha sido frecuentemente objeto de proyectos expansionistas y coloniales estadounidenses y europeos, por lo que es preciso tener los eventos históricos específicos que Bilbao y Torres Caicedo mencionan para entender el origen del término. No en vano los historiadores que rastrearon los primeros usos de la expresión «América Latina», el uruguayo Arturo Ardao y el chileno Miguel Rojas Mix, afirmaron que desde su origen mismo la expresión «Latinoamérica» ha tenido connotaciones antiimperialistas y anticolonialistas.[37][38] Entre otros eventos históricos contemporáneos a los autores que tanto Bilbao como Torres Caicedo mencionan como argumento central de sus propuestas, el más evidente y recurrente en ambas obras es la intervención estadounidense en México, donde este último país perdió más de la mitad de su territorio. Ambos autores también hablan del peligro de perder el istmo de Panamá. Torres Caicedo también hace mención expresa de la invasión de Nicaragua, donde el filibustero estadounidense William Walker trató de crear una colonia de habla inglesa y reinstaurar la esclavitud, abolida hacía ya tres décadas en ese país. Seis años después de «Iniciativa de la América», Bilbao continuaría además con su proyecto anticolonialista al escribir La América en peligro (1862),[39] donde se opuso tajantemente a la invasión francesa de México. En ese sentido, Miguel Rojas Mix afirma que «Bilbao no solo antecede a otros pensadores en la utilización de la expresión América latina, también es precursor en la significación que este concepto va a adquirir más tarde en el lenguaje de las izquierdas latinoamericanas. En él, el concepto se acuña en un pensamiento anticolonialista, antiimperialista y de un proyecto de sociedad socialista».[37]
Etimología
El término latinoamericano deriva de las palabras (latino) persona natural del Lacio y (América) palabra derivada de Américo Vespucio que participó en al menos dos viajes de exploración al Nuevo Mundo.
Definición
La expresión América Latina o Latinoamérica tiene varios usos y connotaciones divergentes:[40]
- En su acepción más simple, «América Latina» suele referirse exclusivamente a los países de habla española y portuguesa del continente americano, incluyendo a Puerto Rico, aunque sea un Estado Libre Asociado de los Estados Unidos de América. Esta acepción sería sinónimo de Iberoamérica, pero suele considerarse incompleta al excluir territorios que sin ser específicamente de habla hispana o portuguesa, culturalmente pueden considerarse latinos.
- En su acepción más generalmente aceptada, englobaría también a los países de habla francesa, es decir, Haití, los territorios franceses de ultramar en América y la Isla Clipperton. Según la definición de la Real Academia Española, «América Latina» es el conjunto de los países americanos que fueron colonizados por naciones latinas, es decir, España, Portugal o Francia.[41] De acuerdo al Diccionario Panhispánico de Dudas, para referirse exclusivamente a los países de lengua española es más propio usar el término específico Hispanoamérica o, si se incluye Brasil, país de habla portuguesa, el término Iberoamérica.[42]
- Otra acepción menos aceptada englobaría también aquellos territorios de Norteamérica en los que las lenguas latinas tienen carácter oficial o predominante, esto es, los estados de California, Arizona, Nevada, Nuevo México, Texas y Florida en EE. UU., donde hay una presencia importante del español, y los territorios francófonos de Quebec, Nuevo Brunswick, Manitoba y Ontario en Canadá y Luisiana en EE. UU.
- Una variante de la anterior es la de incluir aquellos territorios que pueden considerarse como culturalmente latinos o con una presencia importante de la cultura latina, pero excluyendo los territorios que culturalmente serían más próximos a la cultura angloamericana. Así, se incluirían los anteriores territorios de Norteamérica con presencia importante del español, pero se excluirían los territorios francófonos de Norteamérica por ser culturalmente más próximos a la cultura angloamericana que a la latina, a pesar del idioma. En este caso, algunos incluyen a Belice y a las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, ya que aunque tienen el inglés como lengua oficial, tienen una fuerte presencia del español y de la cultura latina.
- En ninguna acepción se incluye a los países de lengua no latina, salvo lo indicado para Belice y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos. Estos países no incluidos son Surinam, Guyana y diversos países del Caribe de habla inglesa y neerlandesa. En la jerga internacional geopolítica es común usar el término compuesto América Latina y el Caribe para designar a todos los territorios del Hemisferio Occidental que se extienden al sur de los Estados Unidos, incluyendo a los países anteriores.[40]
Controversia terminológica
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Las expresiones Latinoamérica y América Latina, son términos que en la actualidad son comúnmente aceptados por la población de los países a los que se refiere, sin embargo, tienen sus detractores, en especial entre los grupos hispanistas, indigenistas y antirracistas.
Los primeros, hispanistas, por dar prioridad a la influencia española sobre la portuguesa o francesa. De hecho, incluso autores brasileños como Nélida Piñón dudan de que el nombre abarque a su país, por no ser hispano.[43] El término latinoamericano también es criticado en cuanto a que, según muchos estudiosos, parece integrar de manera forzada a las colonias francesas que en poco se parecen histórica y culturalmente al resto de las regiones hispanoamericanas. El escritor mexicano Carlos Fuentes, por su parte, acuñó la variante "Indo-Afro-Ibero América" en su libro Valiente mundo nuevo (1990). Adicionalmente, las naciones y pueblos no latinos del Caribe consideran que la expresión «América Latina» no los abarca, porque no hablan una lengua romance.[cita requerida]
Los grupos indigenistas y antirracistas por considerar que se trata de un término eurocentrista impuesto por los colonizadores, ya que jamás podrían considerarse de origen latino ni los indígenas, ni los afroamericanos, decisivos cuantitativa y cualitativamente en la composición de la población.[44] Incluso en muchos casos los indígenas no hablan idiomas europeos.
El uso mismo del nombre «América» ha sido históricamente controvertido. A principios del siglo XIX, el líder independentista Simón Bolívar quiso llamar a toda la región «Colombia», en honor a Cristóbal Colón.[45] Según el parecer del Libertador, Colón tenía más mérito que Américo Vespucio para dar nombre al continente («América» se hizo popular en Europa por las cartas geográficas de Mercator, primeros planos de América que salían de España hacia el resto de Europa). Antiguamente, se utilizaba el término «Indias Occidentales» para nombrar al continente. El subcontinente sur también era llamado «América Meridional» o «América del Mediodía». En cuanto al subcontinente norte, la Nueva España era también conocida como la «América Septentrional», México se declaró independiente con ese nombre durante el Congreso de Anáhuac en 1813.
Va cobrando fuerza en ámbitos internacionales una nueva postura teórica sobre la «América Latina», que se vincula más a aspectos antropológicos y sociológicos que al lingüístico, y parte del concepto «horizonte cultural».[45] Se entiende por este último al espacio geográfico y temporal en el que prevalecen pautas culturales comunes, las cuales pueden incluir la utilización de una lengua determinada. En este sentido, los partidarios de esta postura entienden que países del Caribe, Centro y Sudamérica como Jamaica, Surinam, Barbados o Belice son parte de América Latina, ya que las pautas culturales de la población de los mismos poseen similitudes con otros países iberoamericanos, diferenciándose de las prácticas de las naciones de América Anglosajona, a la que ven como otro horizonte cultural. Asimismo, las regiones francófonas de Canadá (pese a que el francés es una lengua latina) la incluirían en la América Anglosajona, por los mismos motivos anteriormente expuestos. Entre los partidarios de esta postura encontramos a reconocidos estudiosos, como Miguel Rojas Mix, Ricardo Méndez, Pedro Cunill Grau, John Cole, Rodolfo Bertoncello, Diego M. Ríos y Andrea Salleras.
Unidad latinoamericana
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Las naciones de la América Latina proceden de una matriz única, una historia común y de mestizaje, que uniformó su fisonomía étnica, y que permaneció formando una sola unidad política, la América española, hasta el desmembramiento de los nuevos estados-nación producto de las independencias.[46]
El término «Latinoamérica» tiene un sentido de supranacionalidad respecto de los estados-nación surgidos de las independencias. Dicho sentido supranacional confluye en diferentes iniciativas comunes que tienden a la formación de organismos políticos que lo articulen, como la Comunidad Sudamericana de Naciones actualmente constituida en UNASUR/UNASUL y en pleno proceso de aprobación a nivel de tratado por los congresos respectivos. La Unidad Latinoamericana es un concepto político-cultural extendido por América Latina anterior a los tiempos de la independencia, y que debe ser distinguido claramente del panamericanismo. Partidos políticos, sectores sociales, intelectuales y artistas de las más diversas extracciones han expresado reiteradamente su adhesión a las más diversas formas de unidad latinoamericana, desde organizaciones supranacionales como la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) hasta instancias de coordinación política como la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPAL), culturales como la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL) o sectoriales que adoptan la forma de uniones latinoamericanas.
Las similitudes históricas y culturales de los pueblos latinoamericanos han llevado a crear la idea de América Latina como una patria grande común.[47] El plan de regularización de inmigrantes procedentes de países fronterizos iniciado por Argentina en 2006 lleva el nombre, precisamente, de Patria Grande.[48][49]
Derivado de la idea genérica de unidad latinoamericana se han desarrollado proyectos e instancias políticas de integración de las naciones latinoamericanas. Estos proyectos han tomado cuerpo principalmente en la ALADI, pero también en diversos proyectos de integración física, logística y cultural y se han expresado en un cuerpo teórico particular acerca del proceso de integración. En el marco de la integración latinoamericana se han desarrollado también experiencias más o menos exitosas de integración subregional, como el Mercosur, la Comunidad Andina, o el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), que ha llevado a la teoría de la integración latinoamericana a sostener distintos modelos de interrelación entre los procesos de integración subregional, latinoamericano y continental. En Norteamérica, México es el único miembro latinoamericano del T-MEC y es observador en las 3 principales agrupaciones latinoamericanas de Centro y Sudamérica.
En todos los casos, agrupa los países cuya lengua oficial es el español o el portugués (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela). Actualmente la delimitación es imprecisa y algunos incluyen a países francófonos como Haití pero también se debate[50] la inclusión de Belice (país de habla inglesa, pero con una fuerte presencia del idioma y cultura hispanas), las regiones francófonas de Canadá, los estados y posesiones hispanohablantes de Estados Unidos, en especial Puerto Rico e Islas Vírgenes de los Estados Unidos y los territorios franceses en América y Caribe (Guadalupe, Guayana Francesa, Martinica, San Bartolomé y San Martín). Políticamente la región está organizada, junto a los países caribeños no latinos, en organizaciones como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Gran cantidad de organizaciones (políticas, sindicales, empresariales, religiosas, estudiantiles, profesionales, científicas, juveniles, artísticas, etc.) están organizadas con base en la región latinoamericana, muchas veces en conjunto con los países caribeños, centroamericanos y sudamericanos no latinos.
La región comprende más de veinte millones de kilómetros cuadrados de superficie y con una población estimada de 667 millones de habitantes,[51] que corresponden aproximadamente al 13,5% de la superficie emergida del planeta. Por su extensión, América Latina presenta una gran diversidad geográfica y biológica. En ella se encuentran prácticamente todos los climas del mundo y es el hogar de numerosas especies animales y vegetales. Cuenta también con algunos de los mayores ríos del mundo e importantes recursos alimenticios, energéticos y minerales, entre los que destacan sus yacimientos de petróleo, cobre, litio y plata.[cita requerida]
Países soberanos
Se mencionan además los territorios que harían parte de América Latina según la connotación literal del término (territorios donde se hablan lenguas romances): las provincias de Quebec y Nuevo Brunswick en Canadá; los estados de Luisiana, Florida, California, Texas, Arizona y Nuevo México en Estados Unidos más Puerto Rico una de las dependencias estadounidenses; y los territorios franceses de Guyana Francesa, Clipperton, Guadalupe, Martinica, San Bartolomé, San Martín y San Pedro y Miquelón.
Territorios dependientes
Cabe destacar que ciertas regiones latinoamericanas dependen de ciertos países.
Uno de ellos es Puerto Rico desde 1898, que tras una guerra entre España y Estados Unidos pasó a depender de este país norteamericano. Pues este país no logró encontrar su independencia, como lo habían logrado Cuba y Filipinas, que también pertenecieron a la soberanía española y que pasó también al dominio de los Estados Unidos. Puerto Rico es una isla hispanohablante. Jurídicamente es bilingüe, en el sentido de que tanto el español como el inglés son idiomas oficiales, siendo el español el idioma vernáculo hablado por la totalidad de la población. El inglés se enseña como segunda lengua, aunque menos de un 5 % de la población es totalmente bilingüe.
El 23 de julio de 1965, los puertorriqueños acudieron a las urnas a votar por las opciones presentadas por los movimientos estadolibristas, estadistas e independentistas, solo el 0.6 % de los votos fue para los independentistas. La reafirmación del Estado Libre Asociado establecido por común acuerdo bajo los términos de la Ley 600 de 1950 y la Resolución Conjunta 447 de 1952 del Congreso de Estados Unidos como comunidad autónoma permanentemente asociada a Estados Unidos de América gana por un 60.4 % de los votos. Mientras que un 39 % vota para solicitar del Congreso de Estados Unidos de América la admisión de Puerto Rico en la unión americana como estado federado.
Sin embargo, el Partido Independentista Puertorriqueño promueve la independencia completa de la isla. Aunque en cuanto la independencia entró en agenda de la ONU y se concluyó que solo dependerá de los ciudadanos la independencia de la isla o no del país.
La Guayana Francesa, Guadalupe y Martinica no son colonias de Francia, sino que forman parte de Francia, como departamentos de ultramar (DOM, Départements d'outremer). En cambio, las áreas insulares de Saint-Pierre y Miquelon, San Bartolomé y San Martín, son colectividades de ultramar (Collectivités d'outremer) de Francia.
En el caso de la Guayana Francesa, algunos intelectuales miembros de la Unasur, conocidos como la emancipación socialismo del siglo XXI han tenido algunas ideas aspiracionistas para que este territorio pueda lograr su total y completa independencia. Según el pensamiento es completar una América del Sur, sobre una plena soberanía propia de este departamento ultramarítimo algo similar como ocurre en Nueva Caledonia en Oceanía.[54]