Casa Blanca (San Ángel)
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La casa Blanca es una construcción que se encuentra en el número 43 de la calle de Hidalgo, Ciudad de México, data de mediados del siglo XVII; es posiblemente la construcción particular más antigua que existe en San Ángel. Esta casa está catalogada como monumento histórico por el Instituto de Antropología e Historia (INAH). La Casa Blanca llegó a tener otro apodo entre el sigo XVII y el siglo XVIII d. C., los habitantes de la región la conocían como La Casa de los Niños de China, debido a que en esas épocas era una fundación dedicada a proteger y educar a niños filipinos. Este inmueble perteneció a los condes de Oploca; su fachada ostenta aún, a pesar de estar un poco desdibujado, el escudo de armas de la familia, el cual se libró de la destrucción llevada a cabo, en virtud del decreto de 2 de mayo de 1826.
Casa de los condes del Valle de Oploca | ||
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Casa Blanca | ||
Monumento histórico | ||
Imagen del portón principal de la casa | ||
Ubicación | ||
País | México México | |
División | Ciudad de México | |
Subdivisión | San Ángel | |
Municipio | Alcaldía Álvaro Obregón | |
Historia | ||
Construcción | Siglo XVII | |
Eventos | Utilizada como cuartel durante la Intervención estadounidense en México | |
Información general | ||
Estado | Buen estado de conservación | |
Propietario | Particulares | |
Acceso público | Restringido | |
Protección | ||
Declaración | Monumento histórico | |
ID | I-0013300174 | |
Cuando fue la invasión estadounidense de 1847, esta casa fungió como cuartel para las tropas estadounidenses. Después de esto, la casa pasó a ser propiedad de José María del Villar y Bocanegra, el cual ofreció la propiedad a Maximiliano de Habsburgo en el año de 1863, durante la invasión francesa.
La casa es amplia y extensa, como la mayoría de las casas de esa época, grandes recámaras en las que alguna vez se levantó un elegante chalet.
La huerta era, después de la del convento, la más grande de la población; aun tiene casi cincuenta mil metros cuadrados de superficie.
En el 2010, la propiedad fue adquirida por unos nuevos propietarios, quienes decidieron restaurar la propiedad. Con el permiso del INAH el despacho Gómez Palacio Arquitectos se encargó de la restauración, contaron con asesoría del restaurador Francisco Pérez Salazar. Se conserva alrededor del 95% de los muros originales y se recuperó la viguería del techo.
El aspecto y vejez de la casa ha dado lugar a varias leyendas, unas de ellas proviene por una ventana que tiene la casa, y en la que, se dice, en ciertas noches de luna se siente un golpe seco en uno de los barrotes de la reja de hierro y se distingue perfectamente el sonido metálico.