Cristianización de la Inglaterra anglosajona
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La cristianización de la Inglaterra anglosajona tuvo lugar principalmente durante el siglo VII y fue debida a la acción combinada de la misión gregoriana de 597 y de los esfuerzos misioneros de irlandeses y escoceses que habían comenzado a llegar a partir del siglo VIII. Misioneros ingleses anglosajones jugarían un papel crucial en la conversión de los habitantes del Imperio Franco.
Ethelberto de Kent fue el primer rey en aceptar el bautismo en torno a 601. Poco después le seguirían Raedwaldo de Anglia Oriental y Saeberto de Essex en 604. Sin embargo, Etelberto y Saeberto fueron sucedidos por reyes paganos y hostiles al cristianismo que expulsaron a los misioneros y animaron a su pueblo a volver a sus antiguas costumbres. El cristianismo sólo pervivió con Raedwaldo, que adoraba a los antiguos dioses paganos junto a Jesucristo.
Hasta mediados del siglo VII los arzobispos de Canterbury fueron miembros de la misión gregoriana original. El primer arzobispo nativo fue Adeodato de Canterbury en 655, aunque ya en 644 Ithamar había sido consagrado obispo de Rochester.
El paso decisivo para la incorporación de la Inglaterra anglosajona al cristianismo fue la muerte de Penda de Mercia en 655 durante la batalla de Winwaed. Esto convirtió a Mercia en un estado oficialmente cristiano, y permitió el regreso de Cenwalh de Wessex del exilio, consolidando el cristianismo en Wessex. Después de 655, solamente Sussex y la isla de Wight siguieron siendo paganas, aunque Wessex y Essex retornarían ocasionalmente al paganismo. En 686 Arwald, el último rey pagano, murió en batalla y a partir de entonces todos los reyes anglosajones fueron cristianos, al menos nominalmente. Los restos de paganismo pasaron a formar parte gradualmente del folclore inglés.