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Fonología del irlandés
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La fonología del irlandés varía de dialecto a dialecto, por lo que no existe una pronunciación estándar del mismo. Los principales dialectos del irlandés son el dialecto de Ulster, del de Connacht y el de Munster. El aislamiento geográfico que ha sufrido Irlanda en varias ocasiones es el principal factor de que haya desarrollado un tipo de pronunciación característico y con notables diferencias con respecto al idioma hablado en la isla de Inglaterra. La fonología irlandesa ha sido estudiada como disciplina desde finales del siglo XIX, pudiendo encontrarse obras de diversos investigadores con descripciones de los dialectos de todas las regiones donde se hablaba el idioma. A partir del siglo XX comenzó a despertar el interés de los lingüistas teóricos y aumentó el número de libros, artículos y tesis doctorales sobre el tema.[1]
- Este artículo sección cubre la fonología del idioma. Para un enfoque más general sobre el idioma, véase idioma irlandés
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Uno de los aspectos más importantes del acento irlandés, conocido también como brogue, es que casi todas las consonantes aparecen por parejas, con una pronunciación «ampliada» y otra «reducida». Las consonantes ampliadas son velares (el punto de articulación está situado en el paladar blando), o presentan una velarización (el punto de articulación de la lengua se retrasa, desplazándola hacia el paladar blando), como los fonemas /k/ o /ɡ/. En cambio, las consonantes reducidas son palatalizadas (se adelanta el punto de articulación de la lengua, desplazándola hacia el paladar duro). El contraste entre las consonantes ampliadas y las reducidas es crucial en irlandés, puesto que puede suponer el cambio de significado de una palabra de intercambiarse. Por ejemplo, la única diferencia en la pronunciación entre las palabras bó [bˠoː] («vaca») y beo [bʲoː] («vivo») consiste en que en el primer caso la consonante b se velariza (consonante ampliada) mientras que en el segundo se palataliza (consonante reducida).[2]
El contraste entre las consonantes ampliadas y reducidas juega un papel crítico no solo en la distinción entre consonantes individuales, sino también en la pronunciación de las vocales circundantes, en la determinación de qué consonantes pueden juntas y en el comportamiento de las palabras que comienzan por vocal. Esta distinción ampliada/reducida es similar a la fuerte/débil de algunos idiomas eslavos, como el ruso. Además, el irlandés comparte una serie de características fonológicas con sus familiares lingüísticos más cercanos, gaélico escocés y manés, así como con el inglés de Irlanda, que es el idioma con el que mantiene un contacto continuado.[3]