Guerra de Sucesión de Mantua
De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
La guerra de Sucesión de Mantua[2] (1628-1631)[1] fue un conflicto periférico desarrollado en el marco más amplio de la guerra de los Treinta Años. Su casus belli se encuentra en la competencia entre diversos posibles herederos después de la extinción de la línea principal masculina de la Casa de los Gonzaga en diciembre de 1627. Los hermanos Francisco IV (1612), Fernando (1612-1626) y Vicente II (1626-1627), últimos tres duques de Gonzaga, habían muerto sin dejar herederos legítimos. La guerra enfrentó a Francia con los Habsburgo en una lucha por el control del norte de Italia.[1] Concluyó con una grave derrota de los Habsburgo.[1]
Guerra de Sucesión de Mantua | ||||
---|---|---|---|---|
Parte de guerra de los Treinta Años | ||||
Fecha | 1628-1631[1] | |||
Lugar | Italia septentrional | |||
Resultado | Victoria francesa | |||
Consecuencias | Tratado de Cherasco[2] | |||
Beligerantes | ||||
| ||||
Comandantes | ||||
| ||||
Situación de los territorios de los Gonzaga
Mantua es una ciudad ancestral donde la línea masculina de la Casa de Gonzaga gobernó, primero como marqueses, y después de 1540 como duques (Ducado de Mantua), en vasallaje al Sacro Imperio Romano Germánico.[3][4][5] Los Gonzaga, no obstante, estaban divididos en diversas ramas que solían acudir frecuentemente al emperador para dirimir las disputas territoriales que tenían entre sí.[3] Montferrato era una región al este del Piamonte,[1] enclavada entre este (al oeste), el Milanesado (al este) y la república de Génova (al sur),[6] que fue feudo[4] imperial desde los siglos XI o XII. Fue trocado en ducado desde 1575, después de ser marquesado.[7] Era un territorio algo mayor que Mantua, rico y poblado, que aportaba copiosos ingresos a su señor.[8] Los Gonzaga recibieron el Montferrato en 1530 como dote de la esposa del duque Federico II Gonzaga, el primero que ostentó el título.[9][10] La dinastía construyó dos recias fortificaciones modernas en Mantua y Casal —capital del Monferrato—[11] a lo largo del siglo XVI.[12][nota 1] El territorio, empero, era codiciado desde hacía siglos por la vecina Saboya, que había tratado de hacerse con él tanto mediante conquista como a través de matrimonios con sus señores.[14][nota 2]
Inesperada crisis de sucesión
El 22 de diciembre de 1612, el duque Francisco IV,[nota 3] de Mantua y de Monferrato (como Francisco II de Monferrato) murió a la edad de 26 años.[2] Su muerte ocurrió sólo seis meses después de la de su padre Vicente I Gonzaga, acontecida en junio,[16] y de la su propio hijo, Luis, fallecido como él de viruela.[2] Dejó solamente una hija, María,[17] que entonces contaba con tres años de edad y que quedó excluida de la sucesión por su condición de mujer.[9][2][16] Francisco IV también tenía dos hermanos pequeños, Fernando, por entonces cardenal, y Vicente.[9][2] Los dos hermanos se disputaron la herencia, que obtuvo finalmente el mayor, Fernando, mientras que el menor obtenía el cargo de cardenal que había dejado vacante su hermano al ascender al trono ducal.[10]
El hermano pequeño de Francisco, Fernando (1587-1626), tomó el poder,[16][18] aunque para ello debió abandonar el capelo cardenalicio que disfrutaba desde 1607 y contraer matrimonio para la perpetuación de la línea familiar.[19] Desposó primero secretamente a Catalina da Faà, hija de un noble menor del Monferrato a la que repudió antes de esta tuviese un hijo varón (Jacinto) en diciembre de 1616.[20] casó luego con Catalina de Médici, hermana del gran duque de Toscana, Cosme II, y prima de la reina madre francesa, Catalina de Médici en febrero de 1617, pero este segundo matrimonio no tuvo descendencia.[21][19] Así, Fernando trató en vano de legitimar al hijo de su primera esposa.[22] Reinó hasta octubre del 1626, pero falleció igualmente sin descendencia legítima.[23][22] Fernando se enemistó con España y el Imperio al invadir Bozzolo para forzar a su señor, hijastro de su hermano Vicente, a que no se opusiese a la anulación del matrimonio de este.[24]
Fue el benjamín, Vicente II (1594-1627) quien le sucedió en febrero del año siguiente.[22] Se había casado secreta e imprudentemente con una prima suya, Isabel Gonzaga de Novellara, de más de cuarenta años y con escasas posibilidades de tener hijos.[22][19] Su hermano Fernando trató en vano de convencerlo para que solicitase la anulación del matrimonio; Vicente y su hijastro Escipión —hijo de Isabel— se opusieron, si bien el segundo se dejó persuadir finalmente.[25][nota 4] Los intentos de España y Francia para que el Tribunal de la Rota Romana anulase el casamiento fueron vanos.[22][24] Para cuando ascendió al trono ducal, estaba ya muy enfermo[26] —sufría de asma—[27] y carecía de herederos varones.[28][29][30] La que tenía los mayores derechos de sucesión en el Monferrato era su sobrina María —excluida de la sucesión por la ley sucesoria de Mantua, que impedía que lo heredasen mujeres, a diferencia de la del Monferrato—,[14][18][nota 5] mientras que a Mantua propiamente dicha los ostentaba Carlos III,[4][17] duque de Nevers,[31] cabeza de la llamada rama «Gonzaga de Nevers».[28][29][30] Este era nieto del duque Federico II y primo carnal del difunto Vicente I.[9] Era quien ostentaba los mejores derechos a heredar el ducado,[17] pese a las pretensiones del duque Fernando de Guastalla, quien, en principio, sí que podía aspirar a recibir algunos territorios del ducado.[22][32]
Sin embargo, los Gonzaga carecían de un sistema claro de herencia y estaban habituados a dirimir las frecuentes disputas sucesorias entre sus múltiples ramas apelando al fallo del emperador y compensando a los pretendientes frustrados en sus ambiciones, situación a la que se sumaba la diferencia de leyes sucesorias entre Mantua y Monferrato y la tesitura de que en este caso el probable heredero sería alguien ajeno a la línea directa; todo ello presagiaba una probable crisis.[24] En situaciones parecidas, como la de 1591 cuando el Vespasiano Gonzaga, duque de Sabbioneta, falleció sin dejar herederos varones, el heredero principal tenía que resarcir a sus rivales para obtener el grueso de la herencia.[33] En el caso de 1627, estos eran el duque de Saboya y el de Guastalla.[33]
Los vaivenes de Saboya
Saboya ya había invadido el codiciado Monferrato en 1613, con ayuda militar francesa y financiera veneciana y la oposición del Milanesado español.[34] Las hostilidades continuaron sin grandes consecuencias militares hasta 1617 y avivaron el sentimiento antiespañol en Italia.[35] En 1616 Carlos Manuel había invadido el disputado ducado nuevamente con respaldo francés y veneciano y tropas protestantes alemanas —cuatro mil soldados— y francesas —otros diez mil—, que se enfrentaron a las españolas del Milanesado.[18]
Luego Saboya se había aliado con Francia en agosto de 1624, con la intención de atacar Génova, aliada de España, y atraer tropas españolas del Milanesado para que no pudiesen intervenir en la Valtelina.[36] Mantua trató de mantenerse neutral en el conflicto, pero ello no impidió que franceses y saboyanos ocupasen parte del sur del Monferrato y estableciesen guarniciones en él durante la campaña contra Génova.[37] Los estragos hicieron que el duque Fernando declarase la guerra a Saboya, lo que facilitó el estrechamiento de la alianza entre esta y Francia, pese a los esfuerzos del duque de Nevers, que la rechazaba.[37] Los españoles, sin embargo, lograron socorrer Génova en agosto de 1625 y concentrar tropas en el Milanesado para hostigar a las francesas apostadas en la Valtelina, al tiempo que en Francia estallaba una revuelta hugonote.[38] Francia, acudiada por esta serie de reveses, optó por firmar el Tratado de Monzón con España el 6 de marzo de 1626, abandonando a su suerte al duque de Saboya.[38][39] La guerra estrechó además los lazos entre el duque Fernando de Mantua y los Habsburgo, pues gracias a ellos había conservado el Monferrato.[38] Su hermano Vicente mantuvo esta misma actitud proespañola.[38]
Francia trató de recomponer la liga con Saboya en 1627, ante la inminente muerte del duque Vicente.[40] Propuso cederle parte del Monferrato a cambio de que reconociese al duque de Nevers señor del resto del ducado mantuano, al tiempo que negó toda cesión al duque de Guastalla, demasiado cercano a España.[40] Carlos Manuel, consciente de la poca vida que le quedaba al duque vecino, exigió la entrega de entre un tercio y la mitad del ducado vecino.[41]
Maniobras de los partidarios de Nevers
Los partidarios del duque de Nevers debilitaron a sus rivales mediante una serie de maniobras en los últimos días de vida del duque Vicente.[42] Acusaron al duque de Guastalla de planear un golpe de Estado y pusieron en marcha una campaña para desacreditarlos a él y a su hijo.[42] Impidieron que el enviado del Milanesado viese al duque moribundo y destituyeron al jefe del Ejército ducal, marqués de Luzzara, opuesto a Nevers, reemplazándolo por el propio hijo de este.[42] El alcaide de la importante fortaleza de Casal, cercano a los españoles, fue también sustituido por otro, que hubo de jurar fidelidad al duque de Rethel.[42] El golpe final fue el desposar a Rethel con María para asegurarse de conservar Monferrato.[43][17][44] La cercanía familiar entre los posibles esposos exigía una dispensa papal, que se solicitó el 17 de diciembre y llegó a Mantua el 24 del mismo mes.[43] El matrimonio[45] se celebró apresuradamente la Nochebuena del 1627, el mismo día que llegó la dispensa papal para celebrar el desposorio, horas[nota 6] antes de que falleciese[46] Vicente II tras apenas catorce meses de reinado.[28][27][47][43][nota 7] El casamiento se celebró con el beneplácito del papa —Urbano VIII,[48] hostil[49] a España—,[47] que se lo aconsejó al duque Vicente, que accedió ya moribundo.[28] También obtuvo el respaldo de Venecia y Francia,[48] mientras que España había tratado infructuosamente de que el difunto Vicente desposase a su sobrina y acogía en Milán al hijo del duque de Guastalla, César.[50][nota 8] El borrador del testamento del difunto duque también hacía heredero universal a Carlos de Nevers.[43][17]