Oficio claustral
son los que se ejercen o deben ejercerse en el interior del claustro, es decir, del monasterio, tales eran los oficios de camarero, limosnero, enfermero, cillerero, sacristán y otros semejantes / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
Oficios claustrales son los que se ejercen o deben ejercerse en el interior del claustro, es decir, del monasterio, tales eran los oficios de camarero, limosnero, enfermero, cillerero, sacristán y otros semejantes. En su origen no eran más que simples administraciones que se confiaban en forma de comisiones a los religiosos del monasterio.
Después llegaron a ser títulos de beneficios por medio de las resignaciones hechas en la corte de Roma por los religiosos. Observa Tomasino que en tiempo de San Benito el cargo de cillerero era en los monasterios el más considerable, después de los de preboste y deán pues estaba encargado del cuidado de los enfermos, niños, pobres y peregrinos y por consiguiente, es necesario confesar que los oficios particulares que se formaron después de enfermero, hospitalero, ecónomo y tesorero solo han sido desmembraciones de este empleo, al que solo ha quedado anejo en la mayor parte de los monasterios el cuidado de la bodega y provisiones.
Estos diferentes empleos se ejercían antiguamente en los monasterios por religiosos que elegia y deponía el abad según su voluntad: cada uno de ellos estaba contenido en los límites de su comisión y la desempeñaba con la más estrecha dependencia del superior del monasterio. Las comunidades de canónigos imitaron en cuanto a esto a las de monjes; se dieron en los cabildos iguales oficios y aun en mayor número y con funciones más extensas porque abrazaban mucho más. El hospitalero por ejemplo recibía, según Tomasino, los diezmos y todas las ofrendas de los capítulos para subvenir a las necesidades del hospital que cada uno de estos capítulos había fundado para los peregrinos. También había un sacristán para que cuidase de las cosas necesarias al servicio divino de las iglesias, un chantre, sochantre para que cuidasen de que se observase la armonía del canto y enseñara a los que no la sabían. Antiguamente se ejercían todos con la mayor exactitud.