Propulsor (arma)
De Wikipedia, la enciclopedia libre
El propulsor, lanzadardos, estólica o átlatl es un arma de proyección que permite la impulsión de venablos o azagayas. Los vestigios más antiguos han sido encontrados en Europa y fechados en el Paleolítico Superior.[1]
Características
Consta de una corta vara de madera u otro material, que se sujeta por un extremo con la mano que lanzará, y en cuyo extremo opuesto tiene un saliente en punta y en un marcado ángulo, que se alojará en la oquedad practicada en el extremo posterior del dardo que se lanzará. En su parte superior se coloca un venablo y se dispara empujando con fuerza, proporcionando un impulso mayor debido a la elongación de la palanca natural del brazo. Se han conservado propulsores de madera, hueso, marfil o asta, algunos altamente decorados.[1]
Historia
En la edad de piedra, la gente usaba huesos afilados, piedras talladas, escamas (lascas) y trozos de roca como armas y herramientas. Tales artículos se mantuvieron en uso a lo largo de la civilización humana, junto con los nuevos materiales utilizados con el paso del tiempo. Como artefactos arqueológicos tales objetos son clasificados como puntas líticas, sin especificar si eran para ser proyectadas por un arco o por otros medios de lanzamiento.[2]
Tales artefactos se pueden encontrar en todo el mundo. Las que han sobrevivido están hechas, generalmente, de piedra, sobre todo de sílex, obsidiana o chaillé, pero en muchas excavaciones se encuentran puntas de flecha de hueso, madera y metal.
En agosto de 2010, un informe sobre las puntas líticas de piedra, que datan de hace 64 000 años, excavadas de las capas de sedimentos antiguos en la cueva de Sibudu, en Sudáfrica, por un equipo de científicos de la Universidad de Witwatersrand, fue publicado. Los exámenes dirigidos por un equipo de la Universidad de Johannesburgo encontraron rastros de residuos de sangre y hueso, y adhesivo hecho de una resina a base de plantas usado para sujetar la punta a una varilla de madera. Esto indicó "el comportamiento exigente cognitivo" necesario para fabricar pegamento.[3]
"La caza con arco y flecha requiere múltiples etapas complejas de planificación, recolección de material, herramienta de preparación e implica una serie de innovadoras habilidades sociales y comunicativas".[4]
En Europa hay vestigios del uso del propulsor desde la llegada del Homo sapiens en el Paleolítico superior, siendo desplazado por el uso del arco.
Tuvo una amplia distribución entre los pueblos precolombinos, especialmente los mexicas y los mayas de México [5] y Guatemala, y entre los moche y los nazca en Perú.[6] En lengua náhuatl se le llamó átlatl, que significa ‘brazo extendido’. La aparición del arco lo desplazó de las actividades de cacería, pero algunos grupos lo continuaron utilizando para las actividades bélicas hasta la época de la conquista española.
En Australia los aborígenes todavía lo utilizan y lo llaman woomera.
Uso deportivo
En la actualidad hay asociaciones deportivas que practican el uso del propulsor en contiendas organizadas. En julio de 1995, Dave Ingvall, en la localidad estadounidense de Aurora, Colorado, obtuvo el récord mundial de lanzamiento alcanzando los 258 metros de distancia. Para ello utilizó un propulsor de fibra de carbono y un venablo de aluminio.[7]
Text is available under the CC BY-SA 4.0 license; additional terms may apply.
Images, videos and audio are available under their respective licenses.