Revolución de Febrero
conflicto bélico desarrollado en el antiguo Imperio ruso que precipitó la caída del Zarismo / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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La Revolución de Febrero de 1917 en el Imperio ruso marcó la primera etapa de la Revolución rusa de 1917. Causó la abdicación del zar Nicolás II, puso fin a la monarquía rusa y llevó a la formación de un Gobierno provisional. Esta revolución nació como reacción a la política realizada por el zar, su negación a otorgar reformas políticas liberalizadoras y a la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial, que había infligido grandes penurias a la población. El régimen naciente resultó de una alianza entre liberales y socialistas que debía dar paso a un ejecutivo elegido democráticamente y una Asamblea Constituyente.[1]
Revolución de Febrero | ||||
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Parte de la Revolución rusa, Revoluciones de 1917-23 | ||||
Tropas revolucionarias atacando a la policía zarista en febrero (marzo) de 1917. | ||||
Fecha |
8-12 de marzo de 1917greg. 23-27 de febrero de 1917jul. | |||
Lugar | Petrogrado, Imperio ruso | |||
Casus belli |
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Resultado |
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Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
A las crecientes pero estériles conspiraciones contra el gobierno autocrático de finales de 1916 se unieron las penurias de la población, cada vez mayores, que produjeron protestas a comienzos de 1917. A principios de año, al descontento político por la falta de reformas se sumaron las privaciones de la población, muy perjudicada por la gran inflación y el desabastecimiento de alimentos y productos básicos. A comienzos de 1917, la incompetencia gubernamental, el descrédito y oposición a cualquier cambio político del monarca, las divisiones entre los políticos, el desapego de la sociedad educada con la autocracia, la crisis económica, la reaparición de anteriores tensiones sociales y económicas, el hartazgo de la guerra y el resurgimiento de los partidos revolucionarios favorecían un cambio.[2]
La revolución se limita habitualmente a cinco días de comienzos de marzo[nota 1] aunque los acontecimientos políticos desencadenados por las protestas duraron alrededor de una semana. Tradicionalmente se consideran dos factores como causantes de la revolución: las manifestaciones populares espontáneas por las malas condiciones de vida y las actividades de la oposición liberal y los mandos militares contra el gobierno imperial.[3]
Las protestas comenzaron el Día Internacional de la Mujer a causa de las privaciones y pronto se extendieron entre los obreros de la capital. La pasividad de parte de las fuerzas de seguridad de la urbe, especialmente de los destacamentos de cosacos y de los regimientos de la guarnición de la ciudad, facilitaron su expansión. Los días siguientes las manifestaciones crecieron y siguieron un mismo patrón: confraternización creciente entre los manifestantes y las tropas, enfrentamientos con la policía y calma nocturna. La noche del sábado, sin embargo, la situación cambió con la orden del zar de acabar con las protestas por la fuerza, que obligó a las tropas de la guarnición a tomar partido y la decisión del Gobierno de disolver la Duma hasta abril. El domingo el número de víctimas creció notablemente y el ánimo de la guarnición, obligada a aplastar los desórdenes con las armas, se volvió revoltoso; rápidamente el Gobierno perdió el control de la mayoría de las unidades militares de la ciudad y quedó impotente para acabar con la revuelta. Por su parte, la Duma, reacia hasta entonces a enfrentarse abiertamente con el Gobierno —prefiriendo un acuerdo de reformas con el soberano—, decidió apoyar las protestas para tratar de controlarlas.
El zar reaccionó negándose a otorgar reformas políticas y ordenando la marcha de tropas contra la capital, pero la renuencia de los altos mandos militares a enfrascarse en grandes operaciones militares en la retaguardia, su convencimiento de la necesidad de realizar concesiones y llegar a un acuerdo con la Duma, el control de las comunicaciones por los rebeldes y la falta de confianza en las tropas frustraron este intento de sofocar la revolución en la capital.
El martes las últimas tropas leales al Gobierno se acuartelaban al no llegar los refuerzos esperados del frente, el Gobierno se había dispersado para tratar de evitar su captura la noche anterior y algunas importantes ciudades se habían unido al alzamiento. El jueves el zar, privado del apoyo de sus generales, abdicaba en su hermano el gran duque Miguel que, sin embargo, no aceptó el trono, lo que facilitó la formación de un nuevo Gobierno provisional acordado por los recién formados Comité Provisional de la Duma y Comité ejecutivo del Sóviet de Petrogrado. Las principales consecuencias de la revolución fueron el hundimiento del régimen autocrático zarista y la formación de un poder de gobierno dual, compartido de manera inestable entre el Gobierno provisional y el Sóviet de Petrogrado.[3] Esta inestabilidad en el poder condujo finalmente a la Revolución de Octubre, que depuso al Gobierno provisional, y a la disolución por los bolcheviques de la Asamblea Constituyente Rusa lo que precipitó la posterior Guerra Civil Rusa.
En 1916 se multiplicaron las confabulaciones de políticos y militares para eliminar del poder a Rasputín, a la zarina Alejandra o al propio soberano; la más destacada se pergeñó en el otoño de 1916 y en ella participaron dirigentes octubristas, progresistas y kadetes.[4] Los participantes deseaban dar un golpe de Estado que evitase una posible revolución popular,[4] pero finalmente no se llevó a cabo intento alguno de realizarlo por los continuos retrasos, que hicieron que antes estallase la revolución temida por los políticos burgueses.[5] A comienzos de febrero, ya parecía que la oportunidad de un golpe de mano de los políticos había pasado.[6] Incluso la familia real, especialmente el gran duque Nicolás Nikoláyevich, trató infructuosamente de convencer al zar de la necesidad de realizar concesiones políticas; en una tormentosa entrevista el 5 de noviembrejul./ 18 de noviembre de 1916greg. el gran duque había indicado al soberano que perdería el trono si no cedía a las peticiones de liberalización política.[7]
El año de 1917 comenzó con un intenso frío y una gran inflación en Rusia.[8] Se sucedían las huelgas y las manifestaciones por la escasez de alimentos en las principales ciudades,[8][9] debidas a la mediocre distribución.[10] Su carácter era, además, cada vez más amenazador para el régimen: crecía el número de protestas políticas y no únicamente económicas.[9] La inflación era tal a comienzos de año, especialmente la de los alimentos y la de la leña, que la mayoría de obreros de la capital hacía tiempo que no se podía permitir comprar huevos, leche, carne, azúcar o fruta y tenía que elegir entre pasar frío y evitar la indigencia o tratar de calentarse a costa de pasar hambre; un número creciente de habitantes de las ciudades se tenía que conformar con shchi aguada con migajas de pan e incluso los obreros metalúrgicos, cruciales para las fábricas de armamento, habían comenzado a sentir los efectos de la inflación desatada.[11] La ojrana avisaba de que, si se desencadenaba una revolución, estallaría como resultado de la creciente hambruna.[11] De acuerdo a un informe policial de comienzos de año:[12]
Según el portavoz del grupo obrero de las industrias de guerra, el proletariado de la capital está al borde de la desesperación; se cree que la más mínima explosión, debida al más nimio pretexto, conducirá a motines incontrolables, con decenas de miles de víctimas. En efecto, las condiciones de semejante explosión están maduras; la situación económica de las masas está próxima a la miseria, pese a una importante subida de los salarios... Aun cuando se calcula que los salarios han aumentado un 100 %, el coste de la vida ha subido un 300 %. La imposibilidad de obtener productos, la pérdida de tiempo que significan las horas de cola ante las tiendas, la creciente mortalidad causada por las malas condiciones de la vivienda, por el frío y por la humedad resultante de la falta de carbón...; todas estas condiciones han creado una situación tal que la masa de los obreros industriales está dispuesta a dejarse llevar por los excesos más salvajes de una revuelta del hambre.
A estas privaciones se unía la represión impuesta por el Gobierno, que prohibía el cambio de empleo o de fábrica, las reuniones o los sindicatos, lo que aumentaba la hostilidad de los trabajadores hacia el Gobierno y la oposición a continuar los combates.[13] La guerra había acentuado graves problemas sociales y económicos presentes anteriormente en la sociedad rusa, había causado el envío de quince millones de hombres a servir en el Ejército y privado a la población civil de gran parte de los servicios de transporte y de numerosos productos manufacturados; a finales de 1916 los ferrocarriles eran incapaces de abastecer a la población de productos básicos y el Gobierno se había visto forzado a implantar el racionamiento de los alimentos.[14] La contienda había empeorado además las ya duras condiciones de vida en la capital con la llegada de miles de refugiados, de nuevos trabajadores para las fábricas empleadas en la producción bélica y por la necesidad de muchas mujeres de atender a sus familias tras largas jornadas en las fábricas.[15] La penuria fomentaba la tensión y la desesperación entre la población, apreciadas por la policía secreta en sus informes de comienzos de año.[9]
En la capital, Petrogrado, el mando del distrito militar trataba de preparar a la guarnición (ciento cincuenta mil hombres)[16] y a las desorganizadas[17] fuerzas policiales —seis mil agentes[18]— para enfrentarse a posibles disturbios.[8][16][13][18] En los puntos estratégicos de la ciudad se colocaron ametralladoras para poder aplastar cualquier rebelión.[8] Los principales dirigentes de los partidos revolucionarios, sin embargo, no se hallaban en disposición de encabezar un posible alzamiento contra el Gobierno pues se encontraban bien encarcelados o en el exilio.[19] Los partidos parlamentarios más críticos con la autocracia no deseaban fomentar una revuelta contra esta.[19]
El descontento, sin embargo, era profundo y amplio por las penurias de la guerra, que le había costado al país millones de bajas y desplazados.[16] Los antiguos oficiales y soldados favorables al zar habían sufrido numerosas bajas y habían sido sustituidos a menudo por nuevos oficiales y reclutas de escasa instrucción militar,[18] más distanciados de la postura gubernamental y cercanos al descontento del pueblo.[16] La guarnición capitalina, en especial, había sufrido una gran transformación,[18] habiéndose enviado a los antiguos y fieles regimientos al frente, que habían sido sustituidos por nuevas tropas de lealtad dudosa[13] al Gobierno.[10]
El 9 de enerojul./ 22 de enero de 1917greg., en una impresionante muestra de fuerza, ciento cincuenta mil trabajadores de la capital —alrededor del 40 % del total de los de la capital[20]— fueron a la huelga en el aniversario del «Domingo Sangriento» (186 000 en todo el país[9]).[21][6] Algunas de las fábricas que cerraron ese día lo hacían por primera vez desde la revolución rusa de 1905, y se pudo observar a soldados saludando a los manifestantes y sus banderas rojas.[21] El 24 de enerojul./ 6 de febrero de 1917greg., los representantes obreros de los comités de industrias de guerra, en un intento de detener su desprestigio entre las masas que favorecía a bolcheviques y socialrevolucionarios internacionalistas, llamaron a los trabajadores a marchar a la Duma Imperial de Rusia, que estaba a punto de celebrar su primera sesión anual, y exigir que tomase el poder.[6] Dos días más tarde, eran arrestados[13][22] y encerrados en la prisión capitalina de Krestý, acusados de planear la implantación de una república democrática.[23] El 9 de febrerojul./ 22 de febrero de 1917greg., el nuevo gobernador militar de la capital —declarada región militar separada—,[17] el general Serguéi Jabálov,[13][17] advertía contra la manifestación alrededor de la Duma.[23] Sus intentos de reforzar las fuerzas de seguridad de la capital[18] solo tuvieron un éxito parcial, tanto por la falta de cuarteles donde alojar a los refuerzos traídos a la ciudad como por la falta de lealtad de estas hacia el Gobierno.[13]
El 14 de febrerojul./ 27 de febrerogreg.[24] la Duma se reunía por primera vez en el año[23] y trabajadores de sesenta fábricas de la capital —unos ochenta y cuatro mil obreros[20]— se unían en una huelga política, mientras estudiantes,[20] a pesar de las amenazas de la policía, marchaban por la Nevski Prospekt cantando canciones revolucionarias.[21] La manifestación, sin embargo, fue un fracaso, como lo había sido la convocada cuatro días antes separadamente por los bolcheviques, que no respaldaron el llamamiento de los representantes de los comités de industrias bélicas.[25] A pesar de ello, el Gobierno había rodeado la Duma de policía y soldados y el ambiente en las Cortes era de tensión extrema.[25] En su intervención de ese día, Kérenski criticó con gran dureza tanto al Gobierno como al Bloque Progresista, síntoma de las malas relaciones entre liberales y socialistas en el Parlamento; Kérenski acusó a la Duma de no estar dispuesta a oponerse activamente al Gobierno.[26] Como era su costumbre desde hacía tiempo, los representantes del gabinete no se hallaban presentes en la Duma, gesto que manifestaba su desprecio a los diputados.[27]
El 15 de febrerojul./ 28 de febrerogreg., con las reservas de harina de la capital tan bajas que solamente podían servir para abastecer a la capital durante unos diez días, el comandante de la región militar impuso cartillas de racionamiento, tras acordar la medida con el ayuntamiento.[24] La noticia llevó al acaparamiento y al desabastecimiento de numerosas tiendas.[24] Pronto los cierres y las horas de espera a -20 °C dieron lugar a incidentes violentos.[24]
Días más tarde, el 17 de febrerojul./ 2 de marzogreg., estalló una huelga en la gigantesca fábrica Putílov y el 22 de febrerojul./ 7 de marzogreg. la dirección cerró la fábrica.[25][28][20] Se realizaron miles de despidos[29] en la factoría.[24] El cierre condenaba a los trabajadores al hambre,[27] dada la escasez creciente de alimentos en la capital y la falta de dinero con el que comprarlos al no poder trabajar.[26] Los trabajadores eligieron un comité para recabar el respaldo de otras fábricas y acudieron a Kérenski para avisarle de que la huelga que iban a comenzar tendría carácter político y no meramente económico.[26][20]