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Agua y Saneamientos Argentinos

empresa de aguas estatal argentina De Wikipedia, la enciclopedia libre

Agua y Saneamientos Argentinos
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Agua y Saneamientos Argentinos S.A. (AySA) es una empresa pública argentina dedicada a la prestación de servicio de agua corriente y cloacas para la Ciudad de Buenos Aires y veintiséis partidos del Gran Buenos Aires.[2][3]

Datos rápidos Tipo, Industria ...

AySA se fundó oficialmente como Obras Sanitarias de la Nación (OSN) el 18 de julio de 1912 —aunque se puede remontar a 1867 cuando el gobierno de la provincia de Buenos Aires resolvió la creación de la Comisión de Obras de Salubridad para ocuparse del brote de cólera devastador ocurrido ese mismo año—. Esta institución fue durante gran parte del siglo XX la responsable de los servicios de agua y saneamiento en el país. Hacia mediados de la década de 1980, el sistema comenzó a mostrar un marcado deterioro en la infraestructura y en la calidad del servicio.[4][5][6]

En el año 1990 se inician los procesos de privatización hasta llegado 1993, año en el que el gobierno de la argentina firma un convenio de concesión con la empresa Aguas Argentinas S.A., liderada por el grupo francés Suez, para que administrara los servicios de agua y saneamiento que antes prestaba Obras Sanitarias de la Nación.[7][8][9][10]

Sin embargo, con el tiempo surgieron incumplimientos del contrato de concesión, lo que llevó a la rescisión del contrato en 2006. Ese mismo año, el Estado Nacional creó AySA S.A., recuperando el control de los servicios esenciales de agua y saneamiento.[11]

El 27 de junio de 2024, el Congreso de la Nación Argentino sancionó la Ley Bases que declara “sujeta a privatización”, a las empresas dentro del cual se encuentra incluida AySA S.A.[12][13]

El 13 de noviembre de 2025, mediante el Decreto 805/2025 se reformó el marco regulatorio del servicio público de aguas corrientes y cloacas en Argentina para facilitar la concesión de los servicios a futuros operadores privados y otorgar mayor certidumbre jurídica al proceso de desestatización.[14][15]

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Antecedentes

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La historia completa de las epidemias en la Argentina no puede ser escrita debido a la falta de datos y registros que la avalen, sin embargo, se sabe que desde la época de la conquista hasta el siglo XX, las recurrentes epidemias de ciertas enfermedades influyeron significativamente en el desarrollo histórico argentino, especialmente el desarrollo de los servicios sanitarios, junto con el crecimiento de la población.[16][17]

Primeras epidemias

La primera epidemia que azotó la Ciudad de Buenos Aires fue el Sarampión, en 1685 por vía marítima durante la Colonización europea. Para entonces la ciudad estaba atravesada por arroyos y no contaba con obras de saneamiento ni higienización, sumado a las pésimas condiciones de higiene que imperaba en las ciudades, por lo que el área urbana se convertía en un verdadero caldo de cultivo para propagación de epidemias, alimañas e infecciones, lo cual llevó al aumento en la tasa de mortandad, reconocido por las autoridades del Cabildo.[16][17][18]

El puerto también fue la puerta de entrada de epidemias que se propagaron hacia el interior del territorio causando estragos. Esta situación se vio favorecida por la precariedad de los asentamientos urbanos, especialmente el de Buenos Aires, que no sólo no disponía de un abastecimiento regular de agua potable sino que además se destacaba por la proverbial suciedad de sus calles, donde se multiplicaban alegremente todo tipo de insectos y alimañas. La viruela, el tifus, la fiebre tifoidea, la difteria y la tuberculosis —por sólo nombrar las más conocidas— merodearon periódicamente por estas tierras y alcanzaron el rango de epidemias en numerosas oportunidades a lo largo de todo el siglo xᴠɪɪ y aún bien entrado el siglo xᴠɪɪɪ.[19]

En nuestra época colonial, la viruela y el tifus fueron las que más azotaron a la población del Río de la Plata, potenciadas con el tráfico de esclavos que trajo consigo la peste bubónica y el cólera durante el siglo xᴠɪɪɪ. En 1867, algunos veteranos de la guerra con Paraguay —presuntamente— trajeron el cólera que se desencadena en la ciudad de Buenos Aires y cobra en pocas semanas la ida de 8.920 vecinos, entre ellos, muchos heroicos médicos. Pero la epidemia más mortífera fue la de la Fiebre amarilla en Buenos Aires, especialmente en 1870 y 1871. Hubo días en los que en la ciudad murieron más de 500 personas, con un total de más de 13.600 muertos, situación que se agudizó por la falta de servicios mínimos servicios de aguas corrientes y desagües cloacales.[16][20][21][22]

El primer brote de cólera, que pasó desapercibido, ocurrió en 1856 en la ciudad de Bahía Blanca, pero la epidemia de 1858 puso de manifiesto las deficientes condiciones sanitarias de la ciudad. En 1867 se registraron más de 5.000 casos coléricos en una población que no alcanzaba las 180.000 personas. El brote de 1867-1869 tuvo efectos más perdurables, con amplia expansión y miles de muertes. Al respecto, el Dr. José María Penna señaló que costó más vidas a la nación que todas las bajas de nuestro ejército en esos cinco años de guerra con el Paraguay.[23][24]

En octubre de 1867 una nueva epidemia se extendió de la capital a las provincias de Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, San Juan, Catamarca, San Luis y Santiago del Estero. De la Ciudad pasó a la provincia de Buenos Aires afectando los partidos que la constituían y en su avance alcanzó a los indios Pampa. En Buenos Aires el segundo brote mató más de 15.000 personas, 3000 de ellas en la ciudad y se asoció a la falta de higiene urbana y de aguas corrientes.[23]

Las epidemias de cólera y fiebre amarilla, que causaron una alta mortalidad en Buenos Aires, impulsaron hacia fines de 1867 la puesta en marcha de obras destinadas a mejorar las condiciones sanitarias de la ciudad.[25]

Obras de John Coghlan

Ese mismo año, tras la epidemia de cólera, se decidió ejecutar el plan de saneamiento elaborado por el ingeniero irlandés John Coghlan a pedido del Gobierno local. El 23 de diciembre de 1867 se creó la Comisión de Obras de Salubridad, encargada de dirigir los trabajos. Las obras se ubicaba en el sector del Bajo de la Recoleta y consistía en dos conductos de hierro fundido que se adentraban 600 metros en el río para captar agua, la cual era filtrada y luego impulsada hacia la red de distribución mediante bombas.[25]

En un informe del Ingeniero John Coghlan se leía:[17][26]

"Sin abundante provisión de agua, cloacas y desagües, y con focos permanentes de gases malsanos en cada casa y lodazales en cada calle, debe siquiera haber esperanza de que esta ciudad, por mayores esfuerzos que hagan sus habitantes y autoridades, se encuentre en condiciones de salubridad satisfactoria".

El proyecto comenzó en 1868 y el servicio público de agua se inauguró el 4 de abril de 1869. El sistema abastecía cerca del 8% de la población mediante unos 20 kilómetros de cañerías. Con ello, Buenos Aires se convirtió en la primera ciudad del continente americano en disponer de un sistema de filtrado de agua potable, adelanto que otras ciudades —como las de Estados Unidos— adoptarían pocos años después, hacia 1872.[25]

El diseño del sistema de agua y saneamiento diseñado por Coghlan tomó como referencia las soluciones aplicadas en las principales ciudades europeas de la época. El proyecto contemplaba la provisión de agua corriente o filtrada, la creación de una red de alcantarillas y la pavimentación de las vías urbanas.[26]

Esto preveía la recolección conjunta de aguas residuales, pluviales y desechos humanos mediante conductos ubicados bajo las calles, con la idea de reutilizar parte de esos caudales para el riego (actualmente los desagües pluviales están a cargo de cada municipio). El excedente de aguas de lluvia debía canalizarse hacia cursos naturales cercanos. La red subterránea se completaba con bocas de tormenta ubicadas en cada cruce de calles y con cámaras que facilitaban la ventilación y el mantenimiento. El tratamiento y la disposición final de los efluentes fue, desde el inicio, un punto de debate entre los técnicos involucrados.[27][26]

Obras de Frederick Bateman

En pocos años, las instalaciones diseñadas por Coghlan quedaron limitadas frente al crecimiento poblacional de la capital. Por tal motivo, hacia fines de 1870, durante el gobierno de Domingo F. Sarmiento, se convocó al ingeniero inglés John Frederick Bateman, especialista en obras hidráulicas, para desarrollar y supervisar un nuevo plan integral de abastecimiento y saneamiento urbano.[5][28]

En 1871, el ingeniero Bateman amplió el área abastecida por el sistema y estableció los puntos de descarga de los efluentes en el Río de la Plata. Al año siguiente, se creó la Oficina Meteorológica Argentina, la institución de este tipo más antigua a nivel mundial, antecedente directo del actual Servicio Meteorológico Nacional.[27]

Sin embargo, la Comisión de Obras de Salubridad tropezó al cabo de unos años con la falta de fondos. En 1888 una nueva administración nacional encabezada por el presidente Miguel Juárez Celman, dispuso la transferencia o concesión de las obras a una empresa británica, denominada The Buenos Ayres Water Supply and Drainage Company quien a raíz de las condiciones imperantes en el país con motivo de la crisis económica nacional acaecida en el año 1890 y la caída en noviembre de la Casa Baring que respaldaba esta operación, obtuvo en el año 1891 la rescisión contractual. Es entonces, en 1892, cuando el Estado nacional asumió la responsabilidad del saneamiento urbano, mediante la promulgación de la Ley N.º 2927 del 30 de diciembre de ese mismo año y el servicio volvió a ser administrado por la Comisión de Obras de Salubridad, cuyos ingenieros quedaron ahora también a cargo de la dirección técnica de los trabajos.[5][10]

En los dos años siguientes la Comisión fue recibiendo las obras, a las que introdujo algunas modificaciones y ampliaciones, quedando así instalado, en todo el radio céntrico (unas 2500 hectáreas de infraestructura que proporcionaba los servicios a la población presente en ese radio céntrico) un sistema integral de provisión de agua y saneamiento que incidió notablemente en el descenso en las tasas de mortalidad que evidenciaron las estadísticas municipales. Su estructura se basaba en una planta potabilizadora ubicada en Recoleta (hoy funcionando como el Museo Nacional de Bellas Artes), y un gran depósito distribuidor, en la avenida Córdoba.[25][29]

Para el año 1905, el proyecto de Bateman correspondiente al llamado “Radio Antiguo” (zona en la que se hicieron las obras) estaba finalizado, con la colaboración del ing. Guillermo Villanueva. La propuesta original había sido pensada para una población de 400.000 habitantes, pero la ciudad ya superaba el millón. Entre las obras concluidas figuraban el Establecimiento de Aguas Corrientes en Recoleta, el Gran Depósito de Avenida Córdoba (hoy como Palacio de Aguas Corrientes), las redes principales de cañerías, los desagües cloacales externos, el sifón bajo el Riachuelo y cinco grandes conductos pluviales.[25][30][31]

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Palacio de las aguas - Esta obra fue proyectada por el estudio de ingenieros ingleses “Bateman, Parsons & Bateman”. servió como contenedora de doce tanques de hierro de 6.000 m3 de capacidad, distribuidos a lo largo de tres pisos, que constituyeron el primer gran tanque distribuidor de la Ciudad.


Cuando se proyectaron esas obras, Buenos Aires contaba con unos 180.000 habitantes, se estimó improbable que superara los 400.000 en las décadas siguientes. Sin embargo, hacia 1908 la población había rebasado el millón, convirtiendo a la ciudad en un centro comercial y portuario clave del Atlántico Sur. El crecimiento económico y la fuerte inmigración generaron una expansión urbana mucho mayor a la prevista.[25]

Plan nacional de saneamiento y conformación de Obras Sanitarias de la Nación

Hacia 1898, la Comisión de Obras de Salubridad fue reorganizada como Dirección General de Obras de Salubridad, constituyendo una de las cuatro divisiones que integraron el recién creado Ministerio de Obras Públicas, y esto dio base para su intervención en la esfera nacional. Así comenzó a ser requerida para el diseño y ejecución de obras de salubridad en las diversas capitales provinciales, lo que fue posibilitado por la sanción de las leyes 3967 y 4158, en 1900 y 1903, que establecieron los mecanismos y bases de financiamiento de las nuevas obras.[5][10]

Fue entonces que se concibió un plan para extender las obras de agua y saneamiento a todos los barrios de la ciudad, cubriendo una superficie de 19.000 hectáreas. La proyección era la de proveer obras que aseguraran la provisión de agua, a razón de 300 litros por persona, a una población máxima que se estimaba que alcanzaría, al cabo de 40 años, los seis millones de habitantes. El proyecto fue presentado en agosto de 1908 y aprobado rápidamente por el Ministerio de Obras Públicas.[5]

A fines de 1911, el Gobierno presentó finalmente el proyecto para transformar la repartición en un organismo autónomo y despejar el terreno para que pudiera emprender por su cuenta las esperadas operaciones de crédito. La autorización del Congreso se demoró de todos modos hasta julio de 1912, y esto después de agregar severas restricciones a los márgenes de endeudamiento de la nueva entidad. Así quedó constituida Obras Sanitarias de la Nación, mediante el dictado de la Ley N° 8889 del 18 de julio de 1912, destinado al estudio, construcción y administración de obras destinadas a la provisión de agua potable para uso doméstico "en las ciudades, pueblos y colonias de la Nación", una de las primeras empresas públicas nacionales del país en el siglo XX.[5]

Esta nueva entidad, autónoma en su gestión, integró las experiencias previas de la Dirección General de Obras de Salubridad y formalizó institucionalmente el esfuerzo iniciado décadas antes: un sistema de saneamiento y aguas corrientes.

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Obras Sanitarias de la Nación

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Contexto

Finalmente, la empresa Obras Sanitarias de la Nación (OSN) fue creada el 18 de julio de 1912 mediante la promulgación de la Ley 8889, en el marco del primer Plan Nacional de Saneamiento, de 1909. Esta empresa pública de saneamiento apareció, por un lado, por los serios problemas de dimensionamiento del sistema.[32][33]

Según su ley constitutiva, la finalidad de Obras Sanitarias de la Nación era el estudio, construcción y administración de obras que permitieran la provisión de agua corriente «en las ciudades, pueblos y colonias de la Nación». OSN empezó a desarrollar sus tareas, manteniendo y expandiendo la red de agua corriente y desagües de la Ciudad de Buenos Aires y asesorando a ciudades del interior del país para el desarrollo de sus propias redes. En 1910, 14 capitales de provincia tenían una red de agua corriente y cuatro de ellas contaban con un sistema de cloacas.

OSN heredó los bienes y asumió las funciones que hasta entonces desempeñaba la Dirección General de Obras de Salubridad. Entre estos bienes, se hallaba la Planta Recoleta, siempre al límite de producción, y un legado importante de obras realizadas. Sin iniciar se hallaba un nuevo proyecto coordinado por el ingeniero Agustín González.

Junto a la creación de OSN, se estableció una escuela de ingeniería sanitaria que alcanzó su máximo desarrollo en el año 1940, convirtiéndose en líder en América Latina.

Crecimiento

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Torre de Reserva de Agua Potable de Mar del Plata, construido por OSN en 1943.

El impulso que tomaron los trabajos en los años 1927 y 1928 permitió dejar de utilizar definitivamente al primitivo establecimiento de Recoleta. Sin embargo, hasta avanzada la década de 1940, continuó agrupando una variedad de depósitos, talleres y otras instalaciones de carácter industrial.[32] A la vez que ampliaba sus prestaciones a nuevas zonas de la Capital y del país, OSN creaba servicios auxiliares: industrias de elaboración, de transporte, laboratorios, talleres de construcción y reparaciones, servicio médico, etcétera.[32]

En este contexto de creciente actividad, en 1939 se creó el Área Sanitaria Metropolitana, que aglomeraba a la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires en una sola unidad administrativa. En 1940, se empezaron a prestar servicios en 14 partidos de la Provincia de Buenos Aires, marcando por un lado la máxima expansión de la red en el área metropolitana y por otro la época de mayor actividad de Obras Sanitarias de la Nación.

En 1943, la empresa fue renombrada a Administración General de Obras Sanitarias de la Nación. Al año siguiente el Poder Ejecutivo institucionalizó el Área Sanitaria Metropolitana, que existió en tal carácter hasta la disolución de OSN, hecho que tendría lugar casi cinco décadas más tarde.

Década del '40

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Antiguo logo de Obras Sanitarias de la Nación.

En 1949, la Ley 13577 lanzada durante la presidencia de Perón volvió a definir los objetivos de la Administración General de Obras Sanitarias de la Nación, descritos como «el estudio, proyecto, construcción, renovación, ampliación y explotación de obras de provisión de agua, saneamiento urbano en la Capital Federal y ciudades y pueblos de la República y la exploración, alumbramiento y utilización de aguas subterráneas». Para ese momento, OSN abarcaba aproximadamente el 85 % del sector, desarrollando actividades en todo el territorio argentino. Durante esa presidencia, se llevaron a cabo un programa de obras, para el periodo 1947-51. En 1942, unos 6,5 millones de habitantes tenían provisión de agua corriente y 4 millones poseían servicios de cloacas. En 1955, los beneficiarios se ampliaron a 10 millones y 5,5 millones respectivamente.[34]

Décadas del '50 y '60

En 1955, tras instalarse la dictadura autodenominada Revolución Libertadora el crecimiento de la empresa se desaceleró y comenzó a sufrir la economía a partir del régimen militar[cita requerida].

Décadas del '70 y '80

A partir de la década del '60, Obras Sanitarias nuevamente comenzó a realizar importantes inversiones a través de las cooperativas de agua y saneamiento que se crearon durante las décadas del '60 y '70 que eran responsables del suministro de agua en la mayoría de las localidades de menos de 50 000 habitantes, prestando servicios a más de 4 millones de habitantes. Gracias a estas cooperativas, asociadas con la empresa, se logró llegar a cientos de localidades medianas y pequeñas.

La Ley 20324 del 27 de abril de 1973 cambió el tipo societario de la entonces Administración de Obras Sanitarias de la Nación, que pasó a llamarse oficialmente Empresa Obras Sanitarias de la Nación. Al año siguiente pasó a conformar, junto con todas las empresas públicas, la Corporación de Empresas Nacionales, en 1973 el gobierno de Héctor José Cámpora lanza la construcción de la planta de General Belgrano, destinada a potabilizar el agua superficial proveniente principalmente del Río de la Plata y, en proporción inferior, mediante agua subterránea del Acuífero Puelche. La potabilización del agua superficial para el área de servicio del sur del Gran Buenos Aires,[35] con una capacidad de producción 1,6 millones  (metros cúbicos) por día, muy avanzado para su época. La central fue inaugurada en 1975.[36]A partir de 1973 el gobierno nacional incorpora el interior de la provincia de Buenos Aires bajo la órbita de la empresaDistintas localidades de la provincia fueron beneficiadas con obras de sanidad, entre ellas se encuentran: Carmen de Patagones, General Villegas, Pehuajó, Sierras Bayas, Arrecifes, Campana, Tres Arroyos, Olavarría, Bragado, Nueve de Julio, Carlos Casares, Berisso, General Madariaga, entre otras localidades, para 1975 la empresa servía a un total de 8.972.611 habitantes. recibió el carácter de empresa autárquica[37] bajo la presidencia de Héctor Cámpora .[38]

Cuatro años más tarde, en 1980, durante la dictadura militar pasaron a la órbita de las provincias los servicios de agua corriente y desagües, a excepción del Área Sanitaria Metropolitana que su operación siguió a cargo de Obras Sanitarias.

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La gestión privada de Aguas Argentinas

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Privatización

En mayo de 1993, el gobierno de Carlos Saúl Menem privatizó Obras Sanitarias de la Nación [39]siendo entregadas al grupo francés Suez estipulaba que para el final del contrato el 100 % de los hogares en el área de concesión debían tener acceso a agua potable y el 95 % de los hogares acceso a cloacas. Este contrato fue extendido por otros 10 años más durante el gobierno de Fernando de la Rúa.[40] El pasivo y las deudas de Obras Sanitarias no fueron asumidos por la empresa, quedando en manos del Estado nacional. Obras Sanitarias fue declarada en disolución y liquidada en agosto de 1993.

Para el año 1997 se corroboraron las recurrentes renegociaciones contractuales con ciertos denominados comunes: el incremento real de las tarifas (sobre todo para los sectores de más bajos ingresos, dada la creciente incorporación de cargos fijos sobre la tarifa básica); la condonación de multas e incumplimientos en materia de metas de expansión e inversiones a Suez; la postergación de obras, etc. A esto se le adicionó la introducción de cambios sustantivos en la regulación tarifaria de forma de asegurarle a la concesionaria múltiples reaseguros normativos de garantía de un piso muy elevado a su tasa de ganancia, trasladando todo tipo de riesgo empresario a los usuarios del servicio.[41]

En 1999 se abriría una investigación judicial por la privatización de Obras Sanitarias de la Nación, determinando se según la fiscalía que está había sido vendida a menos de una quinta parte de su valor real.[42] La empresa, al año 2002, ha demostrado un incumplimiento del 24 % en cuanto al servicio de agua potable y del 31 % en el de saneamiento. Los reiterados incumplimientos contractuales y los desvíos en las metas de calidad, como la presencia de nitratos en varias localidades y la falta de presión en muchas zonas, determinaron la rescisión del contrato y la creación de AySA en 2006.


La empresa francesa Suez entre mayo de 1993 y enero de 2002 las tarifas residenciales llegaron a incrementarse un 88,2 por ciento, mientras que los precios minoristas lo hicieron un 7,3 por ciento.[43] Las recomposiciones tarifarias le permitieron a la empresa obtener hasta el 2001 una tasa de rentabilidad promedio del 12,9 por ciento con relación a la facturación y del 15,4 por ciento con relación al patrimonio.

Luego de ganar la concesión el regulador autorizó cambios en las tarifas. Hubo un incremento del 13,5 % en las tarifas por uso y un aumento significativo en el cargo de conexión del servicio. Este incremento fue muy controversial ya que el cargo de conexión era igual al ingreso mensual de una familia pobre.[44] Fue finalmente reemplazado por un cargo fijo a todos los usuarios en lugar de un cargo de conexión. En 1998 la compañía reestructura sus costos y se produjo una paralización de la expansión de la red de agua potable.[45]

Durante el primer año bajo administración privada se llevó a cabo un proceso para disminuir el número de empleados se redujo de 7 365 a 3 800, para el segundo año la cantidad de empleados no superaba los 1 200, recortando gastos en sectores clave como las cuadrillas de mantenimiento cuyo número se redujo un 77 % respecto al nivel de 1991 (véase Tabla).[46] servidas.[47] Suez llevó al cierre de numerosos pozos de bombeo en todo el conurbano bonaerense y provocó el ascenso de las napas inundando sótanos de casas y edificios, por lo que algunos municipios se vieron obligados a introducir bombas de achique para controlar el nivel de las napas. En 1999 se abriría una investigación judicial por la privatización de AySA, determinando se según la fiscalía que está había sido vendida a menos de una quinta parte de su valor real.[42]

Más información Indicador, Cambio porcentual luego de la privatización ...

Mientras que otros autores y estudios afirman que al cuarto año de privatizado el servicio la inversión en mantenimiento representaba apenas el 43 por ciento de la inversión anual promedio bajo gestión estatal, mientras que las inversiones en ampliación de la red eran de 37 por ciento de lo invertido anualmente en la gestión estatal y en el tratamiento de aguas residuales apenas llegaba al 3.7 por ciento, mientras se observaba un fuerte deterioro del servicio durante su etapa privada.[48]Durante la etapa privada la empresa pidió créditos que nunca utilizaron para inversión, no se amplió la red de saneamiento ni se mejoró el mantenimiento de la red de agua potable.[49] Mientras que solo se ejecutaron obras por 837,50 millones de pesos (58 por ciento). Entre los incumplimientos figuraban obras esenciales como la Planta de Tratamiento de efluentes de Berazategui, la Cuarta Cloaca Máxima y las plantas depuradoras Norte y Sudoeste. En el segundo quinquenio la situación empeoró. Entre 1999 y 2002 se previeron obras por 752 millones de pesos y sólo se ejecutaron 428 millones (57 por ciento).[50]

El precio del agua para uso doméstico se incrementó un 88,2% entre mayo de 1993 y mayo de 1994, aunque no hay ninguna relación entre ese aumento y el aumento de la inflación fue del 4,3% durante el mismo periodo. Ese aumento no supuso una mayor calidad o cantidad del servicio. En 1997, se descubrió que la empresa no había realizado el 45% de las inversiones acordadas en mejoras y ampliación de servicios, lo que condujo a una gran contaminación.[51] Los bajos ingresos y las ineficiencias llevaron a una inversión tan baja niveles que ni siquiera fueron suficientes para reemplazar activos depreciados y mantener actuales suministro. La cobertura del agua como porcentaje de la población se estaba contrayendo, las tasas de agua derramada eran muy altas, la presión y la calidad del servicio eran bajas, y la escasez de verano fue frecuente. En 1997, se descubrió que la empresa no había realizado el 45 % de las inversiones acordadas en mejoras y ampliación de servicios, lo que condujo a una gran contaminación.[51] La cobertura del agua como porcentaje de la población se estaba contrayendo, las tasas de agua derramada eran muy altas, la presión y la calidad del servicio eran bajas, y los cortes de suministro durante el verano frecuentes.

Se ha estimado que la privatización de las empresas proveedores de servicios de agua y cloacas habría reducido la mortalidad infantil en aproximadamente un 8 %. Esto surge de un estudio que compara municipios que privatizaron sus servicios de agua y cloacas con aquellos que no lo hicieron usando la técnica estadística de diferencias en diferencias.

Algunos autores argumentaron que en pos de maximizar beneficios la infraestructura no habría tenido el mantenimiento necesario, y una parte de las cañerías que sufrían roturas no eran reparadas para ahorrar costes, en tanto el agua de las tomas del Río de la Plata no recibía el tratamiento adecuado.[52]

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Tapa de Aguas Argentinas

Problemas económicos

Tras la Crisis de diciembre de 2001 en Argentina, la empresa quedó con un descalce entre su deuda y sus ingresos, incurriendo en suspensión de pagos (o «default») y en incumplimiento. En 1998, la compañía reestructura sus costos. Se realizaron intentos de transferir la titularidad de la compañía a otros grupos empresarios. Al mismo tiempo, para 2002, la empresa privada acumulaba 57 millones de dólares de deudas a proveedores, 102 millones de dólares en deudas al Estado Argentino y más de 97 millones de pesos -casi 32 millones de dólares- en multas impagas al Estado Nacional.[53]

Ese año, la comisión legislativa rechazó pedidos de aumentos por el incumplimiento por parte de Suez de los compromisos pactados, informando que podían reducir en 23 millones de pesos sus costos, mediante reducción de honorarios y viáticos de los miembros del directorio, así como en la contratación de agentes externos.[54] con denuncias sobre la concesión que resaltaban que el concesionario no cumplió con sus obligaciones previstas en el contrato. Cuando el gobierno rescindió el contrato en 2006, argumentó que Aguas Argentinas falló en ejecutar sus funciones en cuanto a expansión de cobertura y calidad. El agua distribuida contenía altos niveles de nitrato y el concesionario no cumplió ni con las normas de presión ni con la construcción de centrales de abastecimiento de agua.[55] En 1999 las inversiones en infraestructuras no alcanzan a la mitad del importe estipulado en el Plan de Mejoras y Expansión, y que el 88 % de los residuos de las cloacas de Buenos Aires no recibían tratamiento adecuado, mezclándose agua potable con agua contaminada por las napas, así mismo se observaba restos de materia fecal en el agua destinada a consumo humano bombeada por la empresa. Así mismo se detectaba niveles alarmantes para la salud humana de Arsénico, en diferentes muestras, se encontró un nivel de nitratos de 1400 ppm (partes por millón). Como parámetro, el Código Alimentario Argentino establece un máximo de 45 ppm. Además, el 48 % de las muestras presentó contaminación de tipo microbiano con presencia de escherichia coli.[56]

Revisión de la concesión

En 1999, las inversiones en infraestructuras no alcanzaban a la mitad del importe estipulado en el Plan de Mejoras y Expansión, y que el 88 % de los residuos de las cloacas de Buenos Aires no recibían tratamiento adecuado, mezclándose agua potable con agua contaminada por las napas, así mismo se observaba restos de materia fecal en el agua destinada a consumo humano bombeada por la empresa. Así mismo, se detectaban niveles alarmantes para la salud humana de Arsénico, en diferentes muestras, se encontró un nivel de nitratos de 1400 ppm (partes por millón). Como parámetro, el Código Alimentario Argentino establece un máximo de 45 ppm. Además, el 48 % de las muestras presentó contaminación de tipo microbiano con presencia de escherichia coli.[56] Para fines de 2001, la empresa privada estaba en quiebra. En los primeros años, tras la reestructuración del sector y pasados 5 años desde la privatización se observaban incumplimientos del 64 % de las inversiones anunciadas, una reducción de cobertura del 13 % y una caída del 77 % en la cantidad de aguas servidas, mientras las tarifas se habían incrementado 227 % de forma neta, ubicándose entre las 15 tarifas más altas del mundo- superando a las tarifas de Canadá y Suecia; y permaneciendo como la más alta de América Latina hasta su re estatización[46] En el año 2000 se detectó en diversos puntos del AMBA contaminación por arsénico en el agua con implicancias directas para la salud pública. El consumo prolongado de agua con niveles elevados de arsénico está relacionado con el desarrollo de graves enfermedades, como el cáncer de piel, vejiga y pulmón, malformaciones congénitas, enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y daños renales

El Instituto Tecnológico de Buenos Aires realizó diversas mediciones sobre municipios abastecidos por A.A detecto en más de 13.000 muestras tomadas durante cinco años en 21 municipios niveles de entre 90 y 230 10 μg/L. La Organización Mundial de la Salud definió un valor límite máximo para el arsénico en aguas de 10 μg/L. Hacia el año 2004 la empresa francesa Suez acumulaba 890 millones de dólares en deudas emitidas, más 130 millones de dólares impagos a proveedores y otros 407 millones de dólares en impuestos y tasas adeudadas al Estado.[57]

De acuerdo con un estudio de diciembre de 2003 del Auditor General de la Nación Argentina, Suez solo trataba el 12 % del total del agua, el resto se vertía al Río de la Plata en la zona de Berazategui.[58] «El incumplimiento de la concesionaria que afecta garantías primarias de los usuarios», evidenciado la falta de inversión y expansión del servicio por parte de Suez, además de un mal manejo que puso en riesgo la salud de población, por el nivel de nitrato encontrado en algunas localidades como Llavallol.[59] a finales de 2003 el gobierno informó que se enfrentaban a multas de 2,7 millones de dólares por incumplimiento de contrato. Semanas antes, la empresa recibió una multa de un millón de dólares, por la interrupción del servicio, corta e impredecible, que afecto a 6 millones de personas en septiembre de 2003. En 2004, el juez Julio Speroni llevó adelante investigaciones contra la empresa, aún en manos privadas por el caso de las facturas falsas, donde la empresa utilizaba falsificadores de facturas por servicios inexistentes y domicilios apócrifos para pagar menos por Ganancias y por IVA.[60]

El gobierno de Néstor Kirchner cuestionó a la empresa por las exageradas erogaciones a firmas vinculadas (consultoras, empresas constructoras, proveedores de repuestos, entre otras), por incumplir el contrato de concesión y las obras proyectadas. Varias napas de las que se extraía agua estaban contaminadas con nitrato y la mayor parte de los efluentes seguían vertiéndose en el Río de la Plata sin tratar.[61]

En 2021 comienza una nueva etapa de obras durante la administración de Galmarini a través de la inversión estatal en el Gran Buenos Aires 1.8 millones de personas accedieron al agua potable y 1.3 millones a cloacas, se finalizaron 1.800 obras entre ellas Sistema Riachuelo, el Sistema Berazategui, el Sistema Agua Norte y el Agua Sur.[62]

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Vuelta al estado: AySA

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Contexto

Gestión estatal

El 21 de marzo de 2006, el presidente Néstor Kirchner rescindió el contrato y creó una empresa estatal, Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), para el suministro de agua potable y servicio de cloacas. El 90 % de la nueva compañía quedó en manos del Estado nacional y el 10 % restante siguió en poder de los trabajadores, mientras el control operativo quedó a cargo de la Federación Nacional de Trabajadores de Obras Sanitarias (FENTOS).[59] A partir de la gestión estatal, 2 358 244 personas fueron incorporadas al servicio de agua desde 2006, mientras que 2 070 791 tienen cloacas desde entonces. En 2003, la cantidad de habitantes con agua potable era de 6 935 516 y en 2015 ascendió a un total de 9 293 760. En tanto, los habitantes que tenían cloacas eran 5 136 755 en 2003 y pasaron a 7 207 546 en 2015.[63]

Desde 2003 hasta 2010, el Estado invirtió en ese sector 25 000 millones de pesos, «unos 5 000 millones de dólares, en agua potable, cloacas, saneamiento y obras hídricas». Esas obras llevaron agua potable a 2,3 millones de personas que antes no contaban con el servicio y cloacas a 1,87 millones de personas, en tanto las interrupciones de servicio se redujeron un 57 % promedio en cantidad y un 72 % en duración de las mismas respecto a la gestión privada.

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Facturas de Aguas y Saneamientos Argentinos

Desde que el 21 de marzo de 2006, el Gobierno Nacional de Néstor Kirchner creó AySA,[64] la misma fue ratificada por el Congreso pocos días después, dándole al decreto carácter y fuerza de ley.[65][66] la empresa inició un programa integral para la universalización de los servicios de agua potable y saneamiento para la población de la Ciudad de Buenos Aires y 17 municipios del primer cordón del conurbano bonaerense. El plan llevado adelante implicó entre los años 2006 y 2015 una inversión ejecutada de $ 26 174 millones, 727 obras terminadas que benefician a 8 millones de personas dentro del área de concesión de la empresa. La cobertura de agua potable que en 2003 era del 71,1 % de la población pasó al 82 % en 2015, incorporando 3 881 047 habitantes. Mientras que la cobertura de cloacas pasó del 43,1 % en 2003, al 54,4 % en 2015, incorporando al servicio a 3 130 225 habitantes.[67]

Desde que la empresa fue recuperada por el Estado nacional, lleva ejecutadas obras por $ 26 714 millones, 727 obras terminadas, más de 8 millones de beneficiarios.[68] Desde 2003 fueron incorporadas 9 millones de personas al servicio de agua potable, construyéndose a través de AySA, la Planta Potabilizadora Juan Manuel de Rosas en Tigre, la Depuradora del Bicentenario en Berazategui.[69] Hasta 2013 la empresa estatal llevaba invertidos 11 500 millones de pesos en ampliaciones y mantenimiento de los sistemas.[70][71]

El gobierno ha adoptado un programa para ampliar los servicios de agua potable en La Matanza, mediante el proyecto “Agua más Trabajo”, basado en la participación de pequeñas cooperativas de trabajadores locales para la ejecución de las obras para AySA.[72] Hasta el junio de 2007 se invirtieron $ 101 000 para el beneficio de 741 000 habitantes.[73]

Desde marzo de 2006, con la reestatizacion, se inició un plan de obras de gran envergadura tendientes tanto a la depuración del curso de agua como al saneamiento del río La matanza-Riachuelo destacándose la Planta de Tratamiento de Lanús, la Planta de Tratamiento Fiorito, Lomas de Zamora, Emisario Berazategui, Colector Margen Izquierdo, Planta de Tratamiento de Dock Sud, Planta de Tratamiento de Barrios en La Matanza, Planta de Ósmosis Inversa en Ezeiza.[74]

Tras más de una década en 2016 las tarifas de los servicios de agua potable y cloacas registraron subas bimestrales que oscilaron entre el 170 % y 406 %, incrementándose las tarifas y reduciendo la intervención del Estado a través de subsidios.[75] En mayo de 2018, hubo otro aumento del 26 %.[76] Después de 2018, las tarifas siguieron subiendo constantemente hasta la actualidad.

Obras realizadas

A partir de la recuperación, AySA llevó el suministro de agua potable a 2 millones de habitantes y el servicio de cloacas a un millón y medio de ciudadanos, en el marco del plan de la empresa que incluye llegar al 100 % de alcance del servicio de agua potable y de cloacas en el año 2015 y 2018, respectivamente.[77][78]

En los primeros siete años tras su creación, la empresa invirtió 11 560 millones de pesos en el mantenimiento y en la expansión de los servicios al público en general. Estos servicios incluyeron la instalación de 302 645 conexiones de agua y 221 130 conexiones de cloacas en el período 2006-2012. La empresa también inauguró el primer módulo de la planta potabilizadora Juan Manuel de Rosas en Tigre, sobre el Río Paraná y la Depuradora de Líquidos de cloaca del Bicentenario en Berazategui. Ambas obras demandan una inversión de 3300 millones de pesos, permitirán ampliar los servicios de agua a otros 2 000 000 de personas y tratar los líquidos cloacales producidos por 4 000 000 de habitantes, respectivamente. Las obras de ampliación de las plantas depuradoras El Jagüel, Norte y Sudoeste, que en conjunto sumarán 750 000 personas más a los servicios de desagües de cloaca.[78][79]

De las empresas estatizadas en el periodo 2003-2013, AySA es la que presenta con más claridad el aumento en la calidad del servicio brindado con relación a la anterior gestión privada. La gestión estatal también ocasionó un cambio radical en el nivel de inversión en nuevas obras y renovación de instalaciones. Aunque la multinacional Suez, sostenía que con el precio de las tarifas no podía realizar las inversiones a las que estaba comprometida por contrato, el Estado nacional pudo hacerlo sin aumentar las tarifas al consumidor final.[78] No obstante a esto, cabe recalcar que la inversiones fueron posibles por la gran subvención que recibió la nueva empresa de parte del estado nacional.[32]

El gobierno ha adoptado un programa para ampliar los servicios e agua potable en La Matanza, provincia de Buenos Aires, mediante el proyecto “Agua más trabajo”, basado en la participación de pequeñas cooperativas de trabajadores locales para la ejecución de las obras para AySA.[80] Hasta junio de 2007, se invirtieron $101m para el beneficio de 741 000 habitantes.[81]

En 2007, fue inaugurada la Planta Hurlingham se encuentra ubicada el Camino del Buen Ayre y la calle Gorriti, en el partido de Hurlingham, Provincia de Buenos Aires, sobre un predio de 35 hectáreas, que cuenta con una capacidad de tratamiento para 135 000 habitantes.[82]

En el año 2013, empezó a construirse la planta depuradora Del Bicentenario, en el Partido de Berazategui, en el Gran Buenos Aires, que se estima beneficiará a unos 4 millones de habitantes. Con una inversión de 482 millones de pesos y el empleo de 400 trabajadores directos, la obra se destina a tratar las aguas residuales de la Ciudad de Buenos Aires y del conurbano bonaerense, aportando mayor flexibilidad al sistema de saneamiento existente y continuando con la expansión de la red de desagües de cloacas.[83]

En 2013, fue inaugurada la Planta Sudoeste II está ubicada en la localidad de Aldo Bonzi, que puede tratar un caudal medio de 78 000 m³/día (metros cúbicos por día), representado el servicio para una población equivalente de 300 000 habitantes.[84]

En 2014, se terminó, en el marco del Plan de Saneamiento Integral del Riachuelo, una de las mayores obras de infraestructura Hidríca de América Latina, incorporando 1 500 000 personas a la red de agua potabilizada y 895 000 personas fueron incorporadas a la red de saneamiento de cloacas.[85]

Gracias a las fuertes inversiones desde su nacionalización durante la gestión de Férnandez la Argentina logró alcanzar un 96 % de cobertura en agua potable, constituyéndose con Uruguay en los países líderes en toda América Latina y el Caribe, mientras que América Latina tiene un 91 % de acceso a agua segura.[86] En cuanto a la expansión de servicios efectuada por Aysa, más de 16 000 millones invertidos; más de 600 obras ejecutadas; más de 2 500 000 usuarios incorporados al servicio de agua potable y 1 800 000 al de cloacas entre 2006-2013.[69]

Ampliación Planta de Tratamiento Depuradora de Efluentes Cloacales Sudoeste, se ha previsto tratar un caudal medio de 0,9 m³/seg (metros cúbicos por segundo). El tratamiento de los líquidos cloacales, se realizará mediante la tecnología de lodos activados, precedidos por pretratamiento y decantación primaria. Los trabajos realizados comprenden el proyecto ejecutivo, construcción de las obras civiles, montaje y puesta en marcha de las obras electromecánicas y puesta en régimen del proceso. Cuenta con una capacidad de tratamiento: 77 760 m³/día (metros cúbicos por día), para beneficiar a 330 000 habitantes.[87]

En 2016, se sumaron a AySA los partidos de Escobar, Malvinas Argentinas, San Miguel, José C. Paz, Merlo, Presidente Perón y Moreno. En 2017, se sumó el partido de Florencio Varela. En 2018, también se sumó Pilar.[88][89][90] Desde 2020 comenzó un nuevo ciclo de expansión incorporado a su territorio seis nuevos partidos.[91]

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Proceso de Privatización del gobierno de Javier Milei

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Contexto

El 18 de julio de 2025, el gobierno argentino anunció la decisión de volver a privatizar la empresa, "mediante la transferencia del 90% de las acciones en manos del Estado a través de un esquema mixto que combina licitación pública nacional e internacional”. Los motivos mencionados por el vocero presidencial Manuel Adorni se relacionan con el fuerte impacto que tuvo la empresa, desde su reestatización, en el gasto público: "Desde su reestatización en 2006, AySA requirió aportes del Tesoro permanentes totalizando más de US$13.400 millones hasta 2023. En este sentido, indicadores claves muestran que hubo un fuerte deterioro en la infraestructura y en los costos operativos. La dotación creció un 90% durante la gestión estatal y el nivel de morosidad de los usuarios alcanzo el 16% cuando supo ser del 4% en promedio”.[92]

Para hacer posible la privatización el 21 de julio de ese año se dictó el DNU 493/2025 que modifica más de 100 artículos del marco regulatorio del servicio permitiendo, entre otras cosas, el corte del suministro por mora. También se fijó, a partir de la adjudicación, un plazo de transición de cinco años durante el cual el nuevo régimen regulatorio comenzará a aplicarse en forma progresiva para no variar de forma abrupta la ecuación económico-financiera del contrato.[93]

El 13 de noviembre de 2025 se emitió el Decreto 805/2025 que reforma el marco regulatorio del servicio público de aguas corrientes y cloacas en Argentina.[14]

El decreto aprobó el texto ordenado del «Marco Regulatorio» de la Agua y Saneamientos Argentinos S.A. (AySA), de conformidad con la Ley 26.221, y complementa lo previsto en la Ley 27.742 (Ley de Bases), que declaraba a AySA como empresa sujeta a privatización. [94]

Entre sus principales objetivos figura facilitar la concesión de los servicios a futuros operadores privados y otorgar mayor certidumbre jurídica al proceso de desestatización. Asimismo, el decreto habilita el corte de suministro por mora prolongada (60 días para usuarios residenciales, 15 para no residenciales) previo aviso de siete días hábiles.[94][15]

La entrada en vigencia fue inmediata tras su publicación en el Boletín Oficial de la República Argentina.[95]

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Véase también

Referencias

Enlaces externos

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