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montañista chileno De Wikipedia, la enciclopedia libre
Claudio Lucero Martínez (Iquique, 19 de marzo de 1933)[3] es un profesor de educación física, montañista, escalador, rescatista y entrenador de montañismo chileno. Entre sus contribuciones al desarrollo y difusión de esta disciplina en Chile, se cuenta el haber fundado la Escuela Nacional de Montaña, participando en la formación de dos generaciones de montañistas destacados. Aunque la prensa lo ha señalado como el escalador que tiene a su haber el «mayor número de ascensiones de alta montaña en Chile»,[4] no existe una lista oficial que avale este dato.
Claudio Lucero | ||
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Claudio Lucero en 2017. | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Claudio Lucero Martínez | |
Apodo | El tártaro,[1] El yeti.[2] | |
Nacimiento |
19 de marzo de 1933 Iquique (Chile) | (91 años)|
Nacionalidad | Chilena | |
Información profesional | ||
Ocupación | Montañista, profesor de educación física, rescatista, entrenador de montaña | |
Miembro de | Cuerpo de Socorro Andino | |
Carrera deportiva | ||
Deporte | Montañismo y montañismo de altura | |
Lucero ha participado en expediciones a algunas de las cumbres más importantes del mundo: en Rusia, el Monte Elbrús, en Alaska, el Denali (Mckinley), en el Himalaya el Gasherbrum II (1979) y el Monte Everest (1983, 1986, 1992), en Sudamérica el Nevado Ojos del Salado (en la frontera chileno-argentina) y el Aconcagua (en Argentina). Durante su trayectoria, ha sido también profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile, voluntario del Cuerpo de Bomberos y colaborador del Cuerpo de Socorro Andino de Chile.[5][6]
Su pasión por el montañismo comenzó cuando era muy joven. En Iquique, su ciudad natal, su padre le enseñó las primeras artes de excursionismo y cultivó su interés por la naturaleza, intereses que lo impulsaron a iniciarse en la montaña.
Más adelante se mudó a Santiago e ingresó por primera vez a un club andino, el Mañke donde recibió una primera formación que él califica de «romántica» en el sentido de que más que aspectos técnicos y metodológicos, «los viejos» le habrían transmitido el amor y respeto por la montaña.[1]
Estudió en el Liceo Balmaceda, donde conoció a su amigo y compañero de ascensiones Rubén Lamilla, con quien más tarde realizaría, entre otras, la expedición al Gasherbrum II, donde alcanzó la cumbre junto a Gastón Oyarzún.[1]
En las décadas de 1950 y 1960, llegó a la cima de muchos cerros andinos y se incorporó al Cuerpo de Socorro Andino. La actividad desarrollada allí en el rescate de personas y el hallazgo de víctimas fatales, especialmente niños, lo motivó a iniciarse en su principal vocación: la enseñanza y entrenamiento de jóvenes en montañismo.[1]
El 1970 ganó una beca para ir a la Unión Soviética y se entrenó en los montes del Cáucaso, donde realizó un curso de instructor y rescatista de montaña. También pasó por Grenoble, y conoció las escuelas alpinas.[1]
Regresó a Chile en plena época del gobierno de la Unidad Popular y retornaba a su país con el firme propósito de fundar una escuela de montaña, de modo que propuso al presidente Salvador Allende inaugurar una Escuela Nacional, que funcionara con financiamiento estatal. En efecto, logró que la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas se hiciera cargo de sus remuneraciones, la Oficina de Emergencia le aportara carpas y equipamiento y el Ministerio de Educación apoyara su iniciativa. Se trataba de un proyecto dirigido principalmente a niños y jóvenes chilenos de escasos recursos. En esa época, según su propio relato, llegó a tener 4000 jóvenes simultáneamente acampando en la cordillera.[1]
Tras el golpe militar se exilió en México y continuó en ese país sus labores como instructor de montaña.[1]
A mediados de los 80 regresó a Chile y volvió a trabajar como maestro de la Escuela Nacional de Montaña y en la escuela que formó en la Universidad[Católica. Entre sus alumnos se encuentran destacados montañistas, como Rodrigo Jordán, Mauricio Purto, Ernesto Olivares y Juan Zapata Maldonado.[1]
Con motivo de la celebración de su nonagésimo cumpleaños, en marzo de 2023, casi un centenar de montañistas exdiscípulos de Lucero concurrieron hasta Río Colorado del Cajón del Río Maipo para homenajearlo.[7]
Claudio Lucero es bombero desde que cumplió los 18 años de edad. En el último tiempo y por más de 35 años se ha desempeñado como miembro de la Sexta Compañía de Bomberos de Santiago. Por otra parte, realizó cursos de montaña a la unidad agreste de la Primera Compañía del Cuerpo de Bomberos de San Esteban[8] Tuvo una destacada participación en la operación de rescate de personas en el gran incendio de la torre Santa María que conmovió al país el 21 de marzo de 1981.[9]
Por otra parte, como colaborador del Cuerpo de Socorro Andino, ha participado en múltiples actividades de rescate de víctimas de accidentes y búsqueda de personas perdidas en la cordillera de los Andes, en muchas regiones del país.[10] De ellas, la más conocida es su participación en el rescate de las víctimas del siniestro del avión uruguayo que se estrelló el 13 de octubre de 1972, durante el cruce de cordillera en su ruta hacia Santiago de Chile. Lucero participó en el rescate de los sobrevivientes y en el traslado de los restos mortales. El accidente tuvo una gran resonancia en los medios, porque los deportistas accidentados sobrevivieron en la montaña por más de dos meses a la espera de ser rescatados, llegando a consumir la carne de sus compañeros muertos para no fallecer por inanición. Lucero sostuvo en entrevistas la polémica opinión de que los sobrevivientes deberían haber intentado el descenso en los primeros días en lugar de esperar tantas semanas, y aventuró conjeturas sobre sus motivaciones.[11]
Al ser un personaje polémico, la prensa y los comentaristas deportivos se dividen entre alabanzas y fuertes críticas, aunque tanto seguidores como detractores coinciden en destacar su importante papel histórico como formador de montañistas chilenos.[1]
Un asunto que ha causado cierta polémica en el montañismo chileno es que se haya puesto en duda que la expedición que encabezó Lucero en 1979 haya alcanzado realmente la cumbre del Gasherbrum II. Según relata esta versión, el famoso alpinista italiano Reinhold Messner, durante una visita que realizó a Chile y al ver las fotos de la ascensión de Lucero habría dicho «¡pero si esa no es la cumbre!». Lucero, por su parte, sostiene que se trata de envidias y rivalidades de las que el montañismo, como cualquier otra actividad humana no está libre y que a él tampoco le consta qué cimas ha alcanzado quién. Las opiniones se han dividido entre destacados montañistas que creen la versión de Lucero e, igualmente destacados, montañistas para quienes tras este asunto ha perdido credibilidad.
Es conocido por su estilo demasiado directo a la hora de expresar sus opiniones, lo que es considerado muestra de franqueza por unos y de falta de respeto por otros. Por ejemplo, respecto del caso del accidente del Vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en cuyo rescate participó, Lucero ha sido enfático en señalar que, de no existir alguna otra motivación oscura, como tal vez la búsqueda de la fama, no habría manera de explicar por qué los sobrevivientes permanecieron allí por 71 días, cuando toda lógica indicaría que lo único sensato hubiese sido animarse al descenso en los primeros días.[11]
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