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Consolación (género literario)
género literario De Wikipedia, la enciclopedia libre
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La consolatio u oración consolatoria es un tipo de discurso ceremonial típicamente empleado retóricamente para consolar a los dolientes en los funerales. Fue uno de los temas retóricos clásicos más populares, y cobró un nuevo impulso con el humanismo del Renacimiento.[1]
La consolatio como género literario
La tradición literaria de la consolatio («consuelo o consolación» en español) configuró un género literario amplio, que abarca diversas formas de discursos, ensayos, poemas y cartas personales de consuelo.[2] Todas estas obras se caracterizan por su tratamiento del duelo, su singular estructura retórica, el uso de unos tópicos literarios determinados y la referencia a temas universales para ofrecer consuelo y reparación a los afligidos. Todas las obras de consolatio se fundan en una serie relativamente reducida de argumentos destinados a ofrecer consuelo para aliviar la angustia causada por la muerte de un ser querido, un caso de mala fortuna. El inicio convencional de una consolatio era «Todos deben morir». Los argumentos más típicos que caracterizaban el género de la consolatio eran: «Todos deben morir; incluso los mayores deben morir; los más jóvenes también deben morir, y esto es como la muerte de los ancianos».
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Historia
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Algunos estudiosos afirman que el género surgió de la creencia sofista en el poder curativo del discurso.[3] Otros creen que surgió como respuesta a los pasajes de dolor que se encuentran en las obras del poeta griego Homero. Pero lo cierto es que esta tradición literaria floreció en la antigüedad y sus orígenes se remontan al siglo V a. C.; los oradores en la antigüedad a menudo pronunciaban discursos consoladores para confortar a los dolientes en los funerales o en casos de duelo público y los amigos escribían cartas / epístolas personales consolándose mutuamente por la pérdida de un ser querido, a menudo muy personales y emotivas. Y, aparte de las ofrendas personales de consuelo, las obras de la consolatio incluían también tratados filosóficos sobre el duelo, aunque estas obras solían tener un tono más distante y muchas de ellas están escritas en formato de ensayo. Muchos poetas antiguos incluso escribieron versos en este estilo distintivo de consolatio. Y a todas estas formas de consuelo se llamó consolatio debido a sus argumentos similares, topoi y apelaciones retóricas distintivas.
Solo sobreviven fragmentos de las primeras obras de consolatio, y no es hasta las Disputas Tusculanas de Cicerón, el Ad Marciam de Séneca el Joven y la Consolación de Filosofía de Boecio que aparece un carácter unificado. Los académicos a menudo ven estas obras como la piedra angular de la tradición formal de la consolatio.
Aunque varios escritos antiguos contienen elementos de la tradición de la consolatio, fue el académico Crantor de Soli (c. 325 - c. 275 a. C.), miembro de la Academia de Platón, quien primero construyó sus obras en una tradición de consolatio distinta. Aunque solo se conservan fragmentos de sus ensayos, su mucha lectura en el mundo antiguo se nota en las obras de escritores posteriores, en particular en las Disputas Tusculanas de Cicerón y en la Consolación a Apolonio de Plutarco de Queronea. Crántor defendía la metriopatheia, táctica para manejar las emociones fuertes.[4] La consolatio de Cicerón es ampliamente aceptada como la obra distintiva que transmitió la tradición literaria de la consolatio anterior a los romanos de finales de la República.
En la Alta Edad Imperial, la mayoría de las obras de consolación se construyeron en el marco del estoicismo. Séneca el Joven produjo los ejemplos más reconocibles de consolación en sus tres Consolationes: Ad Marciam, Ad Polybium y Ad Helviam Matrem. El ejemplo más reconocible de consolación en verso es la pseudoovidiana Consolatio ad Liviam.[ 4 ] En el diálogo en prosimetrum La consolación de Filosofía de Boecio, la propia Filosofía, que toma cuerpo en forma de alegoría, consuela al autor en sus apuros.
Otros ejemplos notables de la tradición de la consolatio en la Antigüedad son las epístolas Pónticas de Ovidio desde el Mar Negro, el poema de Estacio que consuela a Abascanto por la muerte de su esposa; Apolonio de Tiana, el emperador Juliano el Apóstata y Libanio. Libanio también fue el autor de las oraciones fúnebres que consolaron a los dolientes tras la muerte del emperador Juliano. El Corpus Plutarchiano incluye tres obras construidas en la tradición de la consolatio: De exilio, Consolatio ad uxorem y Consolatio ad Apollonium.
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Recepción e influencia
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En el período postclásico, se desarrolló un consuelo cristiano adicional. En la Edad Media, la ideología cristiana enseñaba que la angustia y la muerte misma eran castigos por la caída de Adán, aunque admitía que las tribulaciones de la vida podían ser vehículos de corrección divina.
El género de la consolatio, en particular su tono distintivo y sus topoi, influyeron ampliamente en otros géneros literarios como el planto medieval o la elegía funeral. Se pueden encontrar elementos de la tradición de la consolatio en numerosas obras posteriores, y la tradición continuó durante la Edad Media y principios de la Edad Moderna.[5]
El retorno a la visión antigua comenzó con Francesco Petrarca, aunque el humanista del Quattrocento Coluccio Salutati solo pudo ofrecer el consuelo de su amistad y el sentido del deber. El resurgimiento general del «arte del duelo» se expresó en numerosas cartas de consuelo que circularon manuscritas y pronto se imprimieron. Entre ellas, el «amargo diálogo» de Giannozzo Manetti, Antonini dilectissimi filii sui, morte consolatorius (1438), adoptó la nueva perspectiva íntima del duelo, y Francesco Filelfo ofreció un extenso compendio de consuelos cristianos y clásicos en su oración consoladora para Antonio Marcello por la muerte de su hijo (1461). Marilyn Aronberg Lavin interpreta la Flagelación de Cristo gnómica de Piero della Francesca (c. 1455-1460) como una consolación de dos amigos retratados que habían perdido recientemente a un hijo. Por otra parte, Laurence Sterne parodió la solemnidad de los autores de consolationes en su novela cómica Tristram Shandy.
Bibliografía
- Fernando Lillo Redonet, La consolatio filosofica latina no cristiana. Análisis de un género, Salamanca: Universidad de Salamanca, 1996.
- VV. AA. Consolatio. Nueve estudios. Ed. de Concepción Alonso del Real. Pamplona: EUNSA (Ediciones Universidad de Navarra S. A.), 2001.
Referencias
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