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Escribano Mechanical & Engineering

empresa española de tecnología militar De Wikipedia, la enciclopedia libre

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Escribano Mechanical & Engineering (EM&E) es una empresa española que actúa en el sector militar y tecnológico.[1] Colabora con empresas como Indra, Airbus y Raytheon.[1]

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Historia

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Escribano Mechanical & Engineering, hoy conocido como EM&E Group, nació en Alcalá de Henares como un taller de mecanizado familiar fundado por los hermanos Ángel y Javier Escribano López. [3][1] Durante los años ochenta y noventa se dedicaron al mecanizado de alta precisión para sectores como la automoción o la aeronáutica. Esa base técnica y artesanal, obsesionada con las tolerancias micrométricas y la fabricación de piezas críticas, fue el trampolín que les permitió dar un salto hacia el sector de la defensa, donde vieron una oportunidad de crecimiento muy superior a la que podían tener como simples subcontratistas industriales. En los años 2010 es cuando comenzó con una fuerte expansión en el sector de defensa.[4]

La transición comenzó cuando empezaron a desarrollar sistemas propios: primero estaciones de armas controladas a distancia (las famosas RWS), luego ópticas y cámaras térmicas, y finalmente torretas completas, sistemas de guiado, soluciones antidrón, simuladores y hasta proyectos ligados a misiles y aeronaves no tripuladas. Ese proceso, que arrancó en los años 2000, fue consolidándose con el apoyo del Ministerio de Defensa español y con colaboraciones con compañías como Indra, Navantia o Santa Bárbara Sistemas. Su producto más conocido en el ámbito militar es el Guardian, una estación de armas que puede montarse en vehículos blindados, junto con los sistemas optrónicos Oteos, usados tanto en fronteras como en operaciones internacionales. También han desarrollado soluciones antisatélite y de guerra electrónica que los han colocado en la vanguardia tecnológica de la defensa europea.

En paralelo, EM&E ha experimentado un crecimiento acelerado. Su cartera de pedidos supera actualmente los 1.000 millones de euros y en 2024 alcanzó una facturación superior a los 300 millones, con un 60% de los ingresos procedentes del mercado exterior. La compañía ha abierto oficinas en Bruselas para fortalecer vínculos con las instituciones de la Unión Europea y en Kuala Lumpur como base de operaciones en el sudeste asiático. Dentro de España ha ampliado su red industrial más allá de la sede central de Alcalá de Henares, con instalaciones en Córdoba, Huesca, Cádiz, Valencia y Asturias. En Avilés desarrolla un centro de investigación con una inversión aproximada de 50 millones de euros, que incluye la ampliación de personal técnico. La expansión coincide con la compra por parte de Indra de la planta de “El Tallerón” en Gijón, operación que ha sido interpretada como un intento de reforzar la producción nacional de blindados frente a la competencia de Santa Bárbara Sistemas, filial de General Dynamics.

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La fragata Cristóbal Colón (F-105), la última construida de la clase Álvaro de Bazán (F-100), navegando en 2013.

En el ámbito tecnológico, EM&E ha diversificado sus actividades mediante la creación de EM&E Electronics e incorporando capacidades en robótica avanzada, tecnologías fotónicas y guerra electrónica. Sus desarrollos incluyen torretas para el VCR 8×8 Dragón, el sistema lanzacohetes SILAM, equipos electro-ópticos para las fragatas F-110, soluciones antidrón como Sigilar y el sistema de armamento lateral para el avión C-295. Entre sus clientes figuran Airbus, Raytheon e Indra, además de las Fuerzas Armadas españolas y diferentes cuerpos policiales, como los Mozos de Escuadra, que han adquirido sistemas EOD para la neutralización de explosivos. Su cartera de clientes, por tanto, combina instituciones nacionales con gobiernos y fuerzas armadas de distintos países.

EM&E Group ha ampliado en los últimos años su actividad más allá del mecanizado de precisión, orientándose hacia el desarrollo de sistemas de defensa con proyección internacional. Según distintas fuentes, la compañía exporta ya a alrededor de veinte países. Entre los contratos conocidos destacan el suministro de robots «aunav.NEO HD» a la Marina de Indonesia y proyectos de desarrollo de capacidades robóticas en colaboración con la agencia DSTA de Singapur. Estos acuerdos evidencian que sus productos —que abarcan sistemas optrónicos, estaciones de armas y soluciones robóticas— se encuentran operativos en distintos mercados.

Relación con Indra

El gran salto institucional de EM&E vino en 2023, cuando la compañía decidió entrar en el capital de Indra, el gigante español de defensa y tecnología. Lo hizo en mayo con un 3,4%, pero en pocos meses escaló posiciones: en noviembre ya tenía el 8% [5][6] y en diciembre de 2024 alcanzó el 14,3%, [7] convirtiéndose en el segundo mayor accionista tras la SEPI.

El movimiento adquirió una nueva dimensión en enero de 2025, cuando Ángel Escribano fue nombrado presidente de Indra. Desde entonces, la relación entre ambas compañías dejó de ser la de un socio industrial minoritario para transformarse en una alianza estratégica con capacidad de influencia directa en la dirección de la empresa.

En la actualidad, se mantiene abierta la hipótesis de una fusión por absorción de EM&E por parte de Indra, lo que consolidaría la integración entre ambas y reforzaría el papel de Indra como empresa de referencia en la industria española de defensa. [8]

Proyecto TESS Defence

La sociedad TESS Defence se creó en 2019 como vehículo industrial para la gestión y ejecución del programa VCR 8×8 Dragón, considerado la principal apuesta del Ministerio de Defensa para la modernización del Ejército de Tierra en las primeras décadas del siglo XXI. La compañía nació como un consorcio participado por Indra, Escribano Mechanical & Engineering (EM&E), Santa Bárbara Sistemas (General Dynamics European Land Systems) y Sapa Placencia, con la misión de integrar capacidades tecnológicas y productivas nacionales en un proyecto de envergadura que debía sustituir a los veteranos blindados BMR y VEC.

El contrato inicial, adjudicado en 2020, contemplaba la fabricación de 348 vehículos en distintas configuraciones, por un importe aproximado de 2.100 millones de euros. El programa no solo incluía la producción de las unidades, sino también su mantenimiento, apoyo logístico y desarrollo tecnológico a lo largo de toda la vida útil. Se trataba de uno de los mayores contratos de armamento firmados en España en la última década.

Durante sus primeros años, TESS Defence funcionó como un consorcio equilibrado, pero la dinámica cambió en septiembre de 2024, cuando Indra adquirió el 51% del capital, asumiendo el control de la sociedad. Con esta operación, Indra reforzó su papel como integrador principal de sistemas terrestres en España y situó a TESS como la “empresa bandera” en este sector. La valoración del programa superaba entonces los 10.000 millones de euros en pedidos confirmados, con expectativas de exportación que podrían elevar el volumen total hasta los 30.000 millones, incluyendo contratos de sostenimiento a largo plazo. El control mayoritario de Indra en TESS también tuvo un impacto en la configuración de la industria nacional. EM&E, que mantenía su participación como socio, aseguraba con ello una presencia estratégica en el corazón del mayor programa terrestre en curso. Santa Bárbara Sistemas y Sapa Placencia conservaron igualmente sus posiciones, aunque con un papel reducido respecto al inicial.

Los primeros vehículos de serie comenzaron a entregarse al Ejército de Tierra en 2023, con el compromiso de alcanzar el grueso de las entregas a lo largo de la segunda mitad de la década. El programa se planteó como un proyecto modular, con distintas variantes —transporte de tropas, zapadores, exploración, puestos de mando, entre otros—, y con la posibilidad de incorporar sistemas de armas nacionales como las torretas desarrolladas por Escribano.

En paralelo, la proyección internacional de TESS ha ido ganando peso. Se ha planteado su participación en exportaciones conjuntas dentro de la Unión Europea y la OTAN, así como alianzas con empresas extranjeras, como el proyecto de colaboración con General Dynamics European Land Systems para establecer en Asturias un centro de producción de blindados con capacidad exportadora. Hoy en día, TESS Defence se presenta como un actor clave de la Base Industrial y Tecnológica de la Defensa (BITD) española.

Desde su creación en 2019, TESS Defence y el programa VCR 8×8 Dragón han estado rodeados de polémicas y críticas. Uno de los debates más recurrentes se centró en la propia composición accionarial del consorcio. La entrada de Indra como socio industrial —una compañía especializada en electrónica y sistemas de información, pero sin experiencia directa en la fabricación de blindados— fue interpretada en sectores de la industria y por parte de la oposición política como una decisión impulsada desde el Gobierno, más política que técnica.

Otro foco de controversia afectó a Santa Bárbara Sistemas, filial española de General Dynamics y único socio con trayectoria consolidada en vehículos blindados. Su papel quedó progresivamente reducido hasta perder el control del consorcio frente a Indra, lo que generó tensiones internas y quejas tanto en el plano empresarial como sindical, sobre todo en la planta de Trubia (Asturias), epicentro de la producción del Dragón.

En el plano técnico, el programa ha sufrido retrasos, modificaciones de especificaciones y sobrecostes. Las dificultades de integración de determinados sistemas de armas nacionales y la complejidad del proyecto de ingeniería fueron señaladas en informes y medios especializados. Hubo incluso expertos que cuestionaron si el Dragón llegaría a estar plenamente operativo en los plazos anunciados.

Las tensiones se intensificaron en 2023, cuando el Ministerio de Defensa impuso a TESS una multa de 9,1 millones de euros —aproximadamente un 10% del contrato— por incumplimiento en la entrega de los prototipos. En enero de 2024, la ministra Margarita Robles convocó a los responsables de Indra, EM&E, Santa Bárbara y Sapa para expresar su malestar, después de que, tras cuatro años de contrato, únicamente se hubieran entregado siete unidades de las 348 comprometidas. En junio de 2024, la secretaria de Estado de Defensa endureció el tono y exigió públicamente al consorcio la entrega de 92 vehículos antes de final de año, advirtiendo de que “se espera más, mucho más” de la industria.

Pese a estas presiones, en febrero de 2025 la propia Secretaría de Estado reconoció no haber recibido ninguna de las 92 unidades previstas, a pesar de que el Ministerio ya había desembolsado más de 1.200 millones de euros. La situación llevó incluso al Partido Popular a pedir la cancelación del programa en sede parlamentaria.

En paralelo, la gobernanza interna del consorcio tampoco estuvo libre de problemas. Tras la negativa de General Dynamics European Land Systems (GDELS) a vender Santa Bárbara a Indra, se intensificó un clima de desconfianza entre los socios, en especial con Sapa Placencia, que complicó aún más la gestión de TESS.

Finalmente, el creciente peso de EM&E en Indra y, por extensión, en TESS, también ha alimentado el debate político y mediático. El ascenso de una empresa familiar que en pocos años pasó de ser un proveedor emergente a ocupar un lugar central en el mayor programa terrestre del Ejército español despertó dudas sobre la concentración de poder en manos de un reducido grupo de actores.

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Proyectos

Escribano participa, entre otros, en los siguientes proyectos:

Referencias

Enlaces externos

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