La Región de Murcia es una comunidad autónoma uniprovincial de España, situada en el sureste de la península ibérica, que limita con Andalucía (Granada y Almería), con Castilla-La Mancha (Albacete), con la Comunidad Valenciana (Alicante) y con el mar Mediterráneo al sur y al este. Su capital es la ciudad de Murcia, sede de los órganos institucionales regionales, con excepción de la Asamblea Regional, que se encuentra en la ciudad de Cartagena,[2] razón por la que es denominada como «capital legislativa» en el preámbulo de la ley 5/2005.[3]
Región de Murcia | ||||
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Comunidad autónoma | ||||
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Himno: inexistente | ||||
![]() Ubicación de la Región de Murcia en España | ||||
![]() Mapa interactivo | ||||
Coordenadas | 38°00′00″N 1°50′00″O | |||
Capital | Murcia | |||
Idioma oficial | Idioma español | |||
Entidad | Comunidad autónoma | |||
• País | España | |||
Parlamento Presidente |
Asamblea Regional Fernando López Miras (PP) | |||
Subdivisiones |
45 municipios 12 comarcas 11 partidos judiciales | |||
Superficie | Puesto 9.º | |||
• Total | 11 313 km² (2,9 %) | |||
Altitud | ||||
• Media | 348 m s. n. m. | |||
Población (2023)[1] | Puesto 10.º | |||
• Total | 1 552 457 hab. | |||
• Densidad | 137,22 hab./km² | |||
Gentilicio | murciano, -a | |||
PIB (nominal) | Puesto 11.º | |||
• Total | 31 458 mill. € (2018) | |||
• PIB per cápita | 21 269 € (2018) | |||
IDH (2022) | 0,885 (12.º) – Muy alto | |||
Huso horario | UTC+01:00 | |||
• en verano | UTC+02:00 | |||
ISO 3166-2 |
ES-MC (autonómico) ES-MU (provincial) | |||
Estatuto | 9 de junio de 1982 | |||
Fiesta oficial |
Día de la Región de Murcia (9 de junio) | |||
Sitio web oficial | ||||
La población total de la Región de Murcia es de 1 571 933 habitantes (INE 2024),[4] de los que algo menos de un tercio vive en la capital y la mitad en los municipios de Murcia, Cartagena y Lorca. Comunidad uniprovincial, es no obstante 9.ª de España en superficie y la 10.ª en población por delante de Aragón o Asturias.[5] En su condición de provincia es la 7.ª más poblada de las 50 que tiene el país.[6]
La región es una de las mayores productoras de frutas, verduras y flores de Europa, contando con viñedos importantes en los municipios de Jumilla, Bullas y Yecla, que producen vinos con Denominación de Origen. Cuenta así mismo con un importante sector turístico, concentrado en una costa con numerosos espacios vírgenes (muchos de ellos amenazados) y que posee la laguna salada costera del Mar Menor. Su industria destaca por el sector petroquímico y energético, centrado en Cartagena, y la industria alimentaria. El pico más alto de la región está en el Macizo de Revolcadores, con 2015 m sobre el nivel del mar.
De su amplio patrimonio, cabe destacar los 72 conjuntos rupestres pertenecientes al Arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica declarados Patrimonio de la Humanidad,[7] al igual que el Consejo de Hombres Buenos de la Huerta de Murcia, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad,[8] de la misma forma que las Tamboradas de Moratalla y Mula[9] y los Caballos del Vino de Caravaca de la Cruz, localidad que es lugar de referencia para el culto de la Iglesia católica al disponer del privilegio de celebrar Año Jubilar a perpetuidad cada siete años en torno a la Vera Cruz de Caravaca.[10]
La Región de Murcia es una región histórica del sureste de España, heredera del antiguo Reino de Murcia, que tradicionalmente ha comprendido como región biprovincial las provincias de Albacete y Murcia.[11] Durante la Transición, Albacete pasó a la nueva Castilla-La Mancha, formándose la autonomía uniprovincial de la Región de Murcia.
El topónimo Murcia tiene un origen controvertido. Según Francisco Cascales, dicho topónimo podría referirse a la diosa romana Venus Murcia, relacionada con las murtas o mirtos que había en las riberas del río Segura; hipótesis que ha sufrido discusión al respecto.
Los estudios históricos concluyen que, al igual que la mencionada divinidad, Murcia es un topónimo de origen latino que deriva muy probablemente de Myrtea o Murtea («lugar de mirtos» o «lugar donde crecen los mirtos») y que de esa forma Mursiya (primera denominación documentada ya en época islámica para la ciudad de Murcia) fue la adaptación árabe del término latino preexistente.[12] Según Bienvenido Mascaray, el nombre vendría de la lengua ibérica en la forma m-ur-zia, significando «el agua que empapa o humedece».[13]
El uso de dicho término para definir igualmente a la actual región tiene su origen en el reino taifa de Murcia que existió en diferentes momentos de los siglos XI, XII y XIII,[14] ente político que sirvió de base para que tras la conquista (acaecida en esta área entre 1243 y 1266) surgiera así mismo el cristiano Reino de Murcia, jurisdicción territorial que llegó a tener instituciones propias y que existió hasta 1833.[15]
Tras la reforma administrativa provincial de aquel año, comenzó a existir una primigenia Región de Murcia formada por las provincias de Albacete y Murcia. En el primer intento descentralizador de la historia de España durante la I República, esta región fue uno de los 17 estados miembros que contemplaba el Proyecto de Constitución Federal de 1873,[16] llegando a proclamarse durante aquel año el denominado Cantón Murciano como un intento de cantón regional en el contexto de la Revolución Cantonal.[17]
En 1978, se creó el Consejo Regional de Murcia como ente preautonómico hasta que en 1982 quedó aprobado el Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia, donde la provincia de Murcia en exclusiva accedió a la autonomía con el nombre oficial de Comunidad Autónoma de la Región de Murcia en el marco del proceso político vivido durante la transición española.
La bandera de la región es rectangular y contiene cuatro castillos almenados en oro, en el ángulo superior izquierdo, distribuidos de dos en dos (simbolizando el carácter fronterizo del antiguo Reino de Murcia y las cuatro fronteras que dispuso en algún momento de su historia), y siete coronas reales en el ángulo inferior derecho (siendo éstas el blasón histórico del Reino de Murcia), dispuestas en cuatro filas, con uno, tres, dos y un elementos, respectivamente; todo ello sobre fondo rojo carmesí o Cartagena.[18]
Su origen se remonta a la Transición española, cuando el presidente del Consejo Regional de Murcia, Antonio Pérez Crespo, encargó en 1978 a una comisión el estudio de la futura bandera de la Región de Murcia. Comisión formada por los historiadores Juan Torres Fontes y José María Jover Zamora y los senadores Ricardo de la Cierva y Hoces y Antonio López Pina. Aprobándose su proyecto el 26 de marzo de 1979, e izándose por primera vez el 5 de mayo de 1979 en un balcón del edificio del Consejo Regional, antigua Diputación Provincial de Murcia (actual Consejería de Hacienda).[19]
El mismo comité estableció que el escudo de la Región de Murcia tuviera los mismos símbolos y distribución que la bandera, con la corona real. Bandera y escudo fueron recogidos en el artículo cuarto del Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia, aprobado por ley orgánica en 1982.
El día de la región se celebra el 9 de junio, conmemorando la promulgación del Estatuto de Autonomía.
La Región de Murcia es una comunidad autónoma de España situada en el sureste de la península ibérica, en el litoral del mar Mediterráneo. Con 11 313 km², es la novena región de España por superficie y representa el 2,9 % de la extensión nacional. La Comunidad se extiende sobre la mayor parte de la cuenca hidrográfica del Segura, contando así con una unidad geográfica definida, salvo las comarcas de la Sierra de Segura y los Campos de Hellín que quedaron en la provincia de Albacete, Los Vélez en Almería y la Vega Baja en la provincia de Alicante, todas pertenecientes aun así a la misma cuenca.
Su posición geográfica es 38° 45′ en el extremo norte, 37° 23′ en el extremo sur, 0° 41′ en el extremo oriental y 2° 21′ en el extremo occidental.[20]
La Región de Murcia se sitúa en el extremo oriental de las cordilleras Béticas, viéndose afectada climatológicamente por una orografía que la aísla de la influencia atlántica. Estas cordilleras se dividen a su vez de norte a sur en:
Aproximadamente el 27 % del territorio murciano corresponde a relieves montañosos, el 38 % a depresiones intramontanas y valles corredores, y el 35 % restante a llanuras y altiplanicies.
Algunos de estos valles y llanuras son la depresión litoral del Campo de Cartagena-Mar Menor, algo más al interior se encuentra el valle del Guadalentín (también llamada depresión prelitoral murciana) fosa tectónica que recorre buena parte de la geografía murciana en dirección SO-NE,[21] las vegas del Segura que se disponen desde que dicho río entra en la región (siendo una de las más afamadas el denominado valle de Ricote), y otros valles interiores formados por afluentes del Segura como la cuenca de Mula. Entre las altiplanicies se encuentran el Campo de San Juan y el Altiplano murciano.[21]
La cuenca del Mar Menor está integrada por:[22]
Como explicación a tan complejo relieve regional, hay que destacar la existencia de importantes fallas en toda la zona, como la falla de Alhama de Murcia, la Falla de Bullas-Archena o la Cicatriz Nor-Bética, que junto a la intersección con otras fallas menores generan numerosos movimientos de tierra, como el terremoto de Lorca de 2011.
Los suelos que predominan son el fluvisol calcárico, el regosol calcárico y el xerosol cálcico (que tiene el horizonte B [tercera capa del suelo] con un espesor de carbonato cálcico formado a partir de depósitos de 15 cm como mínimo y que contenga al menos un porcentaje de CaCO3 del 15 % entre otras características).[23] Según el Atlas Global de la Región de Murcia, aproximadamente una quinta parte de la superficie está compuesta de regosoles (suelos formados a partir de materiales sin consolidar y que están muy escasamente desarrollados)[24] y los horizontes cálcicos están presentes en casi la mitad de la Región.[25]
La Región de Murcia disfruta en general de un clima mediterráneo seco que corresponde en la clasificación climática de Köppen al código BS, el de los climas secos semiáridos, si bien, la topografía variable de su territorio, y la distancia al mar, origina una diversidad de matices y genera importantes diferencias térmicas y pluviométricas entre la costa y el interior.
Con inviernos suaves y veranos calurosos, la temperatura anual media en las zonas más bajas se sitúa en el entorno de los 18 °C, y va descendiendo según se gana altura. Las comarcas del Altiplano, Noroeste, tierras altas de Lorca, o las zonas montañosas de mayor altura presentan ya clima mediterráneo continentalizado en su comportamiento térmico. Así, mientras que en el litoral las temperaturas medias mensuales rara vez descienden de 10 °C en los meses más fríos, hay zonas en las comarcas del interior donde no se suele sobrepasar los 6 °C, y las temperaturas medias anuales se sitúan en el entorno de los 15 °C, o incluso son menores a los 12 °C en las zonas más elevadas. En cuanto a los valores extremos, estos son más moderados en las zonas de costa, mientras que pueden superar los 40 °C en verano y descender de los 0 °C en inverno en zonas del interior. Y rebasar incluso la barrera de los −10 °C en el Altiplano, Noroeste y zonas más elevadas.
Respecto a las precipitaciones, los acumulados anuales se sitúan en la mayor parte del territorio en el entorno de los 300 mm anuales, debido a que su disposición orográfica (al este de las cordilleras Béticas) dificulta la llegada de las borrascas atlánticas por el efecto Föhn. Las lluvias se concentran normalmente en pocos días, principalmente en invierno, primavera y sobre todo otoño, pudiendo ser torrenciales en situaciones de gota fría, con valores superiores a los 100 mm en menos de 24 horas, pudiéndose ocasionar riadas e importantes inundaciones.
Los acumulados anuales son superiores a los 400 mm en la parte más noroccidental de la comarca del Noroeste, Sierra Espuña y zonas próximas, o la cara norte de algunos conjuntos montañosos, como el de Carrascoy o el Carche, alcanzándose los valores pluviométricos del clima mediterráneo típico. E incluso pueden llegar a superarse los 650 mm de media en las sierras más húmedas del Noroeste.[26] Estas sierras, que disfrutan de un clima mediterráneo subhúmedo de montaña, contrastan con el clima árido de la costa meridional (Águilas, costa de Lorca y Mazarrón) o algunas zonas puntuales del interior, donde se dan valores próximos a los 200 mm anuales, y se diferencian del conjunto regional por su escasa pluviometría.
Finalmente, la nieve puede caer en las cumbres y zonas altas de montaña en episodios de entradas frías en invierno, y de forma más ocasional, en las cotas medias de las comarcas del Altiplano, Noroeste, y tierras altas de Lorca, siendo extraordinariamente rara en cotas bajas, y en el litoral. A modo de ejemplo, en la capital de la Región, situada en la depresión prelitoral a 43 m s. n. m. (metros sobre el nivel del mar), ha nevado dos veces en los últimos cuarenta años.[27]
La red hidrográfica de la Región de Murcia se compone de forma fundamental por el río Segura y su cuenca; que constituye el eje principal de la red de drenajes murciana. Además del río Segura hay que añadir unos ejes secundarios estructurados en torno a sus afluentes:
Este sistema hídrico canaliza el 95 % de las aguas que se recogen en la Región de Murcia, el resto son vertidas hacia el Mediterráneo o el Mar Menor a través de multitud de ramblas que se disponen entre las sierras prelitorales y la costa (tales como la rambla del Albujón, la rambla de Benipila, la rambla de las Moreras o la rambla de Ramonete).
Prácticamente todo el territorio de la Región de Murcia se encuentra bajo la unidad hidrológica de la Cuenca del Segura, excepto una pequeña parte del norte del municipio de Yecla que pertenece a la cuenca del Júcar, y el extremo más occidental de los términos de Moratalla y Caravaca que vierten a la del Guadalquivir.[29]
El déficit de recursos hídricos que sufre la cuenca del Segura; motivado por ser una cuenca de régimen pluvial mediterráneo levantino, ha impulsado a lo largo del tiempo diversas iniciativas gubernamentales que pretendían solucionar o al menos paliar dicho déficit. Algunas de las más significativas son:
En la Región de Murcia se encuentra la laguna natural más grande de España, la albufera del Mar Menor. Se trata de una laguna de agua salada situada junto al mar Mediterráneo, constituyendo una de las más grandes de Europa. Sus especiales características ecológicas y naturales hacen del Mar Menor un paraje natural único. De forma semicircular, está separado del mar Mediterráneo por una franja de arena de 22 km de longitud y entre 100 y 1200 m de anchura, denominada La Manga del Mar Menor, comunicándose ambos «mares» por dos pasos naturales y uno artificial. La laguna ha sido designada por la Organización de las Naciones Unidas como Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo. En su perímetro litoral cuenta con 73 km de costa en la que se van sucediendo playas de aguas transparentes y poco profundas (la profundidad máxima no es superior a 7 m), y con 170 km² de superficie.
El litoral mediterráneo murciano, desde el punto de vista geomorfológico, presenta una gran riqueza de formas. El accidentado puzle de relieves y depresiones del área que nos ocupa, bajo la acción de los procesos de modelado que han actuado a lo largo de los tiempos, ha dado lugar a los diferentes tipos de costas que actualmente se pueden contemplar. De los 258 km de línea de costa, el 26,19 % (67,6 km) es acantilado alto (de más de 20 m de altura), el 11,82 % (30,5 km) es acantilado medio (entre 2 y 20 m de altura), el 6,55 % (16,9 km) es costa rocosa baja (menos de 2 m de altura) y el 32,62 % (84,2 km) son playas.[30]
El litoral de la Región de Murcia dispone de diversas islas, todas ellas de pequeño tamaño y deshabitadas siendo muchas de origen volcánico, destacando el conjunto de islas que se encuentran dentro del Mar Menor (Isla Mayor, Isla Perdiguera, Isla del Ciervo, Isla del Sujeto e Isla Rondella), y las islas que están en pleno Mar Mediterráneo (la Isla Grosa, Islas Hormigas, Isla de Escombreras, Isla de Mazarrón, Isla del Fraile, etc.).
La condición climática de la Región de Murcia ya descrita, conforma un panorama diverso y en gran medida diferenciado en cuanto a su flora. En las zonas montañosas del interior, con mayor pluviometría, la cubierta vegetal presente es asimilable a cualquiera de las zonas de las regiones fitobiológicas béticas o castellanas, con el pino en sus subespecies carrasco, nigra, rodeno (los dos últimos en las zonas de montaña más elevadas), la encina tanto en su forma arbórea como arbustiva (carrasca), manchas de sabina (como en el Campo de San Juan en Moratalla), madroño (como en la sierra de la Pila) o incluso ejemplares relictos de alcornoque del antiguo bosque mediterráneo presente en la Sierra del Puerto (Carrascoy). En las sierras más húmedas de la comarca del Noroeste también se encuentran ejemplos de bosque mediterráneo caducifolio al añadir la presencia del serbal y fresno, además del marcescente quejigo.[31]
Muchas de las sierras del interior sufrieron procesos de deforestación a lo largo de los siglos llegando a favorecer, ante la ausencia de cubierta vegetal, procesos de inundación en los valles con motivo de las cíclicas Gotas Frías, esto llevó a un ingente e innovador proceso de reforestación en algunas de dichas sierras, siendo la primera de ellas la llevada a cabo en Sierra Espuña a finales del siglo XIX,[32] produciéndose a partir de entonces una recuperación encomiable de la masa forestal en diversas zonas de la Región de Murcia, principalmente en su zona central.
En el área meridional de la región, con un gradiente de altitud menor y con escaso índice pluviométrico, se encuentra la zona fitobiológica conocida como murciano-almeriense. A pesar del carácter semiárido de la misma cuenta con numerosos endemismos, algunos de ellos resultan ser iberoafricanismos de gran importancia. Dentro de esas especies endémicas destacan la Sabina mora o Ciprés de Cartagena, el Palmito, el Arto, la Manzanilla de Escombreras, el Cantueso Murciano, el Cornical o el escasísimo Garbancillo de Tallante.[33] El matorral por excelencia de estas zonas es el Esparto.
En los humedales asociados a ramblas aparecen los Tarays, o en cursos de agua permanente (en la zona más al interior) se encuentran algunos bosques de ribera (Chopo y Sauce). Una especie característica de zonas con agua y huertas es la introducida Palmera datilera.
Dentro de las aves, la Región de Murcia dispone de importantes colonias en zonas serranas de águila real, águila perdicera, águila calzada, águila culebrera, halcón peregrino o búho real; en algunas sierras -como Carrascoy y El Valle- la colonia de este rapaz es de las más numerosas de España y de mayor densidad del mundo.[34] En las sierras más altas de la zona occidental (sierra de Mojantes y sierra del Gigante) también hay colonias de buitre leonado.[35]
En cuanto a los mamíferos, destaca la presencia en las sierras del Noroeste de la cabra montesa y la recuperada presencia del ciervo en numerosas montañas del interior.[36] En los años 1970 se introdujo con fines cinegéticos en Sierra Espuña el arruí, especie que se ha extendido por otras montañas del sector central de la región. Igualmente ha sido recientemente reintroducida una especie que se había extinguido en los montes murcianos y que, al contrario que el arruí, no se trata de una exótica invasora, como es el corzo.[37] También destacan el jabalí, el gato montés, el tejón, el zorro o subespecies endémicas como la ardilla de Espuña.[38] En prácticamente todo el curso del río Segura (hasta la misma ciudad de Murcia) y algunos de sus afluentes (río Alhárabe) ha reaparecido recientemente la nutria.[39]
En las zonas áridas meridionales destacan otras especies como la tortuga mora, y en las zonas de humedales costeros y prelitorales un endemismo ibérico, el pequeño pez conocido como fartet, al igual que aves migratorias como el flamenco, la garza, la avoceta, entre otras muchas. En algunas de las islas del litoral aparece la gaviota de Audouin, la colonia presente en la isla Grosa es la tercera más numerosa del mundo.[40]
Expertos han señalado la importancia de la biodiversidad de la Región de Murcia, motivada por sus especiales condiciones geográficas y climatológicas en un territorio relativamente pequeño. La cubierta vegetal existente está cifrada entre 50 y 70 especies por km², además de poseer una alta densidad de endemismos locales, incluidos ibero-africanismos, algo que motivó a que la Red Natura 2000 declarase protegidas 72 áreas murcianas de alto valor ecológico, de un total de 276 existentes en España.[41]
La costa mediterránea y el Mar Menor centran gran parte de los espacios protegidos, el objetivo es preservar los valores naturales de una de las costas mediterráneas menos afectadas por la colmatación urbanística en España, aunque también se hallan importantes espacios protegidos en el interior. La presión urbana o la explotación agrícola intensiva son los principales peligros que se ciernen sobre el medio ambiente murciano. Estas prácticas constituyen todo un riesgo teniendo en cuenta que estamos ante una región de grandes contrastes que la dotan de una riqueza biológica y ambiental considerable.
La principal protección se dedica a las inmediaciones del Mar Menor, la zona costera de la bahía de Mazarrón y los hábitats de sierras litorales.
Además, existen diversas áreas declaradas ZEPA, como las estepas de Yecla; sierra de La Fausilla; sierra de Ricote y La Navela; sierra de Mojantes; sierra de la Almenara, Moreras y Cabo Cope; sierras de Burete, Lavia y Cambrón; Sierra del Molino, Embalse del Quípar y Llanos del Cagitán; sierra de Moratalla; Sierras de Altaona y Escalona; Llano de las Cabras; Sierra del Gigante-Pericay, Lomas del Buitre-Río Luchena y sierra de La Torrecilla.
Así como Lugares de Importancia Comunitaria (LIC): Sierras y Vega Alta del Segura; Ríos Alhárabe y Moratalla, Revolcadores; sierra de Villafuerte; Sierra del Gavilán; Casa Alta-Las Salinas; sierra de la Lavia; Sierra del Gigante; sierra de La Tercia; Cabezo de Roldán; sierra de La Fausilla; sierra de Ricote-La Navela; sierra de Abanilla; Río Chícamo. Minas de La Celia; cueva de Las Yeseras; Lomas del Buitre y Río Luchena; sierra de la Almenara, Moreras y Cabo Cope; sierra del Buey; sierra del Serral; Cuerda de la Serrata; Cabezo de la Jara y Rambla de Nogalte; Cabezos del Pericón; Rambla de la Rogativa; Yesos de Ulea; Río Quípar; sierra de las Victorias; Río Mula y Río Pliego; Sierra de Enmedio; y sierra de La Torrecilla.
Además se han propuesto los siguientes espacios marinos protegidos: Medio Marino y Franja litoral sumergida de la Región de Murcia.
Los restos humanos más antiguos encontrados en el territorio actual de la Región de Murcia se localizan en el Estrecho de la Encarnación (Caravaca), en la conocida como Cueva Negra, en donde los expertos tuvieron la certeza de estar ante una de las estaciones más antiguas de Europa[42] con una edad cercana al millón de años (Paleolítico Inferior), con restos fósiles de tipo pre-neandertal (Homo Heidelbergensis).
También muy destacable es el yacimiento de Cueva Victoria del Cabezo de San Ginés de Cartagena, donde se encontraron fósiles de abundante fauna, aunque sus restos más significativos son pequeños fósiles que el profesor Josep Gibert i Clols identificó como restos humanos[43][44] y que dató en 1 200 000 años, contemporáneos a los del hombre de Orce del yacimiento paleontológico de Venta Micena (Granada).
Sin embargo, los restos humanos de mayor trascendencia en la región provienen del Musteriense o Paleolítico Medio, donde predominaba el hombre de Neandertal, con yacimientos de la talla de la Sima de las Palomas del Cabezo Gordo (en Torre Pacheco); con unos materiales que van desde el 150 000 al 35 000 a. C.[42]
Entrando ya en el Neolítico, como parte integrante del área mediterránea se desarrolló en la zona el arte esquemático o Arte Rupestre del arco mediterráneo, propio de este periodo, teniendo una gran representación en la Región de Murcia.
Hablar de la Edad del Bronce en el sureste ibérico es hacerlo de la importante cultura argárica. Hasta 220 poblados se han llegado a contabilizar de la misma cultura en la Región de Murcia, fechados entre el 2000 y el 1100 a. C.[45]
A la importante presencia de la cultura íbera en la zona, dominada por los bastetanos al oeste, los mastienos al sur y los contestanos al este, hay que añadir la poderosa influencia fenicia a través de las intensas redes comerciales y de asentamientos costeros como la Punta de los Gavilanes en Mazarrón.
Los cartagineses desarrollaron posteriormente su más importante área de actuación peninsular en el sureste ibérico. En el 227 a. C. Asdrúbal el Bello fundó un asentamiento comercial en la actual Cartagena, denominándola Qart Hadasht ('ciudad nueva' en fenicio) al igual que su homóloga africana, siendo conquistada en el 209 a. C. por Escipión el Africano en el marco de la segunda guerra púnica, rebautizándola como Carthago Nova para diferenciarla de la Carthago africana.[46]
Bajo el dominio romano el territorio de la actual Región de Murcia formó parte, primero de la provincia de la Hispania Citerior, posteriormente a la provincia Tarraconense, constituyéndose en el Bajo Imperio romano la Provincia Carthaginense. En esta época Carthago Nova fue una de las principales ciudades romanas de Hispania.
A lo largo del siglo V se produjo la invasión de diversos pueblos bárbaros, instalándose los visigodos en el último cuarto del siglo. Sin embargo, en el 552 el sureste hispano cayó en poder de los bizantinos de Justiniano, creando la provincia de Spania, cuya capital fue Carthago Spartaria (Cartagena). Posteriormente los visigodos recuperaron las zonas del interior, desarrollándose bajo su control las ciudades de Orihuela y Begastri.
En el siglo VIII, el dux visigodo Teodomiro pactó con los musulmanes de Abd el Aziz el denominado Pacto de Teodomiro (713), por el que la zona quedaría como región semi-autónoma, pasando a ser denominada como Cora de Tudmir. La Cora de Tudmir tenía su capital en Orihuela, pasando posteriormente a Lorca. A partir del 825 Córdoba decidió hacerse más presente en la cora, por lo que Abderramán II mandó fundar Múrsiyya (la actual ciudad de Murcia) como nueva capital administrativa de la Cora de Tudmir.[47]
En el siglo XI, durante los primeros reinos de taifas surgió la Taifa de Murcia, uno de los territorios en que se dividió el Califato de Córdoba con la decadencia del Califato Omeya, fundada por Abu Abd al-Rahman Ibn Tahir.[48] Tomada por la taifa sevillana en el 1078, fue el epicentro de los conflictos entre Al-Mutamid e Ibn Ammar. Crisis que favoreció la toma cristiana del castillo de Aledo, uno de los motivos por los que la dinastía almorávide intervino en Al-Ándalus, produciéndose el sitio de Aledo.
En el siglo XII surgió la segunda taifa de Murcia durante la sublevación contra los almorávides que supuso el fin de su imperio peninsular. Ibn Mardanis (el Rey Lobo), en su lucha contra el nuevo dominador africano (los almohades) controló un territorio comprendido desde Jaén hasta Albarracín. Durante su reinado, Murcia se convirtió en una de las principales ciudades de todo al-Ándalus.[49] En el 1172, su reino fue totalmente conquistado por los almohades. Sin embargo, en 1228, aprovechando la debilidad almohade tras la derrota de las Navas de Tolosa, Ibn Hud se sublevó en el Valle de Ricote dando lugar a la tercera taifa de Murcia, poniendo bajo su control todos los territorios que se mantenían bajo dominio musulmán en la Península, excepto Valencia y el Estrecho.[50] Tras su asesinato en 1238, y con un reino en recesión, los sucesores de Ibn Hud plantearon a Fernando III el Santo el vasallaje del reino musulmán de Murcia en 1243.
A través del tratado de Alcaraz, la taifa de Murcia se convertía en un protectorado de Castilla. Sin embargo diversos núcleos de la taifa no acataron el acuerdo por lo que el infante Alfonso (futuro Alfonso X) aplicó el derecho de conquista sobre Mula (1244) y Cartagena (1245). El resto de la taifa permaneció bajo autonomía musulmana.[51] Sin embargo, en 1250 Castilla decidió crear la diócesis de Cartagena, en 1257 realizó el primer repartimiento y en 1258 estableció el adelantamiento mayor del reino de Murcia.[52] Los sucesivos incumplimientos de lo pactado en Alcaraz llevaron a la revuelta mudéjar de 1264. La rebelión fue definitivamente sofocada por las tropas de Jaime I el Conquistador entre 1265 y 1266, dejando un importante contingente de pobladores de la Corona de Aragón a pesar de devolver el reino a la jurisdicción de Castilla en virtud del Tratado de Almizra.
A partir de 1266, Alfonso X pudo comenzar a construir sin cortapisas el cristiano Reino de Murcia con la creación de concejos, la donación de villas a órdenes militares o nobles, la repartición de tierras, y concediendo a la ciudad de Murcia la representatividad de su reino en las Cortes castellanas.
En 1296, en el contexto del conflicto dinástico por la minoría de edad de Fernando IV de Castilla, Alfonso de la Cerda ofreció el Reino de Murcia a Jaime II de Aragón a cambio de su colaboración. Jaime conquistó el reino entre 1296 y 1300, articulándolo como un territorio más de la Corona de Aragón al otorgarle los fueros de las Constitutiones Regni Murcie de 1301.[53] En 1304, por la Sentencia Arbitral de Torrellas, Don Jaime «el Justo» devolvió a la Corona de Castilla el Reino de Murcia, a excepción del valle del Vinalopó, el Campo de Alicante, y la Vega Baja que pasaron al Reino de Valencia.
Durante el siglo XIV se vivió una profunda crisis económica y poblacional debido a las epidemias, las peligrosas incursiones granadinas, y los conflictos con Aragón como la guerra de los dos Pedros.
A finales del siglo XV el Reino de Murcia perdió su carácter fronterizo al producirse la conquista de la zona oriental del Reino nazarí de Granada en 1488, en la que tropas murcianas participaron activamente. El fin de la frontera permitió un importante crecimiento económico y poblacional a lo largo de todo el siglo XVI.
La crisis finisecular española del siglo XVI no llegaría al Reino de Murcia hasta bien entrado el siglo XVII, tras la expulsión de los moriscos murcianos en 1613 (los últimos en ser expulsados de España), el hundimiento del importante sector sericícola en 1630, las posteriores epidemias de 1648 y las inundaciones de 1651 y 1653.
El siglo XVIII dio comienzo con la Guerra de Sucesión, en la que el reino de Murcia tuvo un importante papel en la victoria borbónica. No obstante, en su territorio se desarrollaron tres importantes batallas: la batalla del Huerto de las Bombas, el combate del Albujón y la batalla de Almansa; en la que destacó la acción del cardenal Belluga, que fue nombrado virrey de Murcia por Felipe V. Durante esta centuria el reino vivió un auténtico siglo de oro con un importante incremento de la población (la ciudad de Murcia llegó a los 70 000 habitantes y Cartagena quintuplicó su población de inicios de centuria, rebasando los 50 000),[54] se desarrolló la agricultura y la industria de la seda, se vivió un esplendor artístico (con el escultor Francisco Salzillo) y se convirtió a Cartagena en capital del Departamento Marítimo del Mediterráneo, instalándose en ella el Arsenal de la armada.
En 1799 se creó la provincia marítima de Cartagena, demarcación que existió hasta 1805.[55]
Ya en pleno siglo XIX, tras la dura Guerra de Independencia que tuvo desastrosas consecuencias en la región, la reforma liberal de Javier de Burgos hizo desaparecer el Reino de Murcia, dando lugar a la provincia de Murcia y a gran parte de la provincia de Albacete en 1833, creándose la denominada Región Murciana biprovincial, que duraría hasta la Transición.
A partir de 1840 comenzó a desarrollarse la minería y su industria paralela, principalmente en las sierras costeras, lo que llevó a un importante despegue poblacional en la anteriormente poco poblada costa murciana (con inmigración procedente de Andalucía oriental) y a la aparición de movimientos obreros. A pesar del desarrollo de conflictos como la revolución cantonal durante la I República española (con gran repercusión en la zona), el auge minero continuaría hasta comienzos del siglo XX, cuando empezó su decadencia. En este momento, el interior murciano (que se había mantenido al margen con su preponderancia agrícola -aunque con una producción cada vez más tendente a la exportación) tomó el relevo con el desarrollo de la industria alimentaria, principalmente conserva y pimentón (en las vegas del Segura), el esparto (en Cieza) o la viticultura (en el altiplano), entre otros.
Durante la guerra civil española la Región Murciana se mantuvo fiel a la II República durante la práctica totalidad del conflicto, siendo Cartagena la sede de la marina republicana. Los sucesos bélicos de mayor importancia que tuvieron lugar en territorio murciano fueron la batalla naval de Cabo de Palos en 1938 y la sublevación de Cartagena en 1939. Durante el franquismo, a partir de los años 50-60, tras los duros años de la posguerra y la consecuente autarquía, llegó el milagro económico español (1959-1973) y se produjo una recuperación de la industria alimentaria en las vegas del Segura, un repunte de la actividad minera en La Unión, una importante inversión estatal en el polo industrial de Cartagena y el inicio del turismo (principalmente en La Manga), a pesar de lo cual mucha población emigraría a Cataluña y Europa, procedente sobre todo de las comarcas menos dinámicas, tendencia que se detuvo a partir de los 70, a finales de cuya década llegaría el agua del Trasvase Tajo-Segura. Este importante flujo migratorio se compensó con una tasa de natalidad elevada que generó un crecimiento poblacional siempre positivo.
Tras el advenimiento de la democracia, la provincia de Murcia (sin Albacete) se constituyó en una comunidad autónoma uniprovincial, contando con un notable desarrollo y pasando a ser una de las mayores receptoras de inmigración del país, tras la dura reconversión industrial de comienzos de los años 1990.
La Región de Murcia tenía una población en 2020 de 1 518 486 habitantes,[56] de los cuales casi un tercio (30,3 %) vive en el municipio de Murcia. Esta cifra representaba el 3,18 % de la población española.
La densidad (134,22 hab./km² en 2021) es ampliamente superior a la media del país (93,67 hab./km²). La distribución interna de la población resulta desigual, siendo mayor la concentración poblacional en las comarcas litorales y prelitorales (área urbana de la ciudad de Murcia, Campo de Cartagena-Mar Menor, Alto y Bajo Guadalentín), que en las comarcas más interiores como el noroeste o el Altiplano murciano.
En el periodo 1991-2006, la población murciana creció en un +29,32 %, frente al +13,38 % que había crecido el conjunto nacional.
1787 | 1857 | 1877 | 1887 | 1900 | 1910 | 1920 | 1930 | 1940 | |
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Población | 256 977 | 380 969 | 451 611 | 491 436 | 577 987 | 615 105 | 638 639 | 645 449 | 719 701 |
Porcentaje | 2,50 % | 2,46 % | 2,72 % | 2,80 % | 3,10 % | 3,08 % | 2,99 % | 2,73 % | 2,77 % |
1950 | 1960 | 1970 | 1981 | 1991 | 2001 | 2011 | 2018 | ||
Población | 756 721 | 800 463 | 832 313 | 957 903 | 1 059 612 | 1 190 378 | 1 470 069 | 1 478 509 | |
Porcentaje | 2,69 % | 2,62 % | 2,45 % | 2,54 % | 2,69 % | 2,90 % | 3,13 % | 3,17 % |
Población de hecho según los censos de Floridablanca (para 1787) y los oficiales del INE (a partir de 1857). Fuentes: Estadísticas históricas de la Región de Murcia, INE
Un 15,69 % de sus habitantes son de nacionalidad extranjera según el censo del INE (2013), siendo la tercera comunidad autónoma con mayor porcentaje tras Baleares y Comunidad Valenciana.[57] Las colonias de inmigrantes más importantes (en 2007) eran la marroquí, la ecuatoriana, la británica, la boliviana y la colombiana.[58]
La economía de la Región de Murcia cuenta, como la totalidad de las autonomías españolas, con una preponderancia en la ocupación en el sector servicios con respecto al sector industrial y agrario. Aun así este último sigue contando con un gran peso en el tejido productivo murciano.
La agricultura y la ganadería (y las industrias derivadas asociadas) siguen siendo un motor importante de desarrollo en la Región, más si cabe tras el hundimiento del sector de la construcción y del negocio de la vivienda durante la crisis económica de 2008-2013. El sector primario murciano se caracteriza por su producción intensiva e industrial, dedicado históricamente a la exportación.
Desde Calasparra hasta Beniel, a lo largo del eje del río Segura, se extienden la mayor parte de las huertas tradicionales de la Región de Murcia, ampliadas progresivamente fuera del valle fluvial con caudales subterráneos o trasvasados desde el río Tajo, a lo largo del siglo XX. Frutales de hueso, uva de mesa y cítricos son, en la actualidad, los cultivos predominantes desde la entrada de dicho río a la Región, donde se ubica un pequeño pero interesante sector de arrozal.
El sector meridional de la Región muestra tres conjuntos netamente diferentes. Por una parte, amplios sectores de secano, sobre todo emplazados en el interior, dedicados a cereal y almendro de forma básica; la amplia Depresión del Guadalentín donde los regadíos con aguas procedentes del Tajo se dedican a hortalizas, cultivos industriales y frutales, en particular cítricos. Por último, en el litoral, se localizan los amplios sectores regables del Trasvase en el Campo de Cartagena y los más reducidos de las llanuras litorales de Mazarrón y Águilas dedicados a hortalizas y, en menor medida, a frutales y cítricos.
En líneas muy generales, es posible distinguir en la Región de Murcia una distribución de masas de cultivo que, del interior a la costa, dibujan una franja septentrional por encima de los 400 m de altitud con predominio de cultivos leñosos, sobre todo frutales de hueso y viñedo y una franja meridional por debajo de los 200 m de predominio de cultivos herbáceos, como las hortalizas, y presencia de cítricos.[59] En este contexto existen diversos productos con denominación de origen como la Pera de Jumilla, el arroz de Calasparra o los vinos de Jumilla, Yecla y Bullas.
La mayoría de empresas del sector son locales, como el grupo El Ciruelo, aunque también existen foráneas, como Florette, existiendo también numerosas auxiliares, como Syngenta.
La actividad agrícola murciana estaba en manos del 12,9 % de la población activa regional en 2004, porcentaje este muy superior al del conjunto de España (5,8 %) en la misma fecha, pero inferior al correspondiente a cualquier otro elemento de la estructura sectorial del empleo en la Región.
Las exportaciones en este sector se han consolidado como uno de los principales motores de la economía de la Región de Murcia y el motor principal de muchas empresas que compensan así la escasa demanda interna debido a la crisis.[60] Las exportaciones murcianas han aumentado un 60 % en 2012 con respecto al año anterior. Sumando por primera vez los 8000 millones de euros en productos exportados, elevándose así hasta casi el 30 % del PIB regional el montante de las ventas al exterior.[61]
Europa representó en 2012 el 75 % del mercado internacional murciano y tras la UE se situó el continente africano, con un 10 %; el continente asiático, con un 8 %, y América, que se colocó en un 7 %. Sin embargo, en estos montantes del sector agroalimentario también participa su industria derivada y el poderoso sector industrial energético.
En el sector de la exportación también tiene relevancia la industria, como la energética y petroquímica, concretamente en el polo industrial del valle de Escombreras, en Cartagena; que cuenta con plantas de las compañías Repsol, Enagás, Iberdrola, Engie, Naturgy y Química del Estroncio, siendo objeto la refinería de Repsol (inaugurada en 1950) de la mayor inversión industrial de la historia de España gracias a la ampliación llevada a cabo en 2012.[62] Las empresas del Valle de Escombreras suponen el principal polo industrial de la región,[63] generando en 2019 el 7,1 % del VAB (Valor añadido bruto) y el 39,2 % de todo el sector económico industrial regional.[64] El 14 % del gas que entró en España en 2022 lo hizo por Cartagena[65]; así mismo, el 20 % del gas de todas las plantas regasificadoras de España se produce en Cartagena.[66]
También es de suma importancia la industria alimentaria que cuenta con una fuerte tradición histórica, con importantes firmas locales como las diversas marcas del Grupo Fuertes (tales como ElPozo, Fripozo o Palancares), Don Simón-García Carrión, AMC, Estrella de Levante, Grupo Zamora, Postres Reina, Vidal, Fini, o internacionales como Hero y Pepsico (propietaria de Alvalle). Así mismo, habría que destacar la industria del mueble (principalmente en Yecla), la farmacéutica (Hefame, Bayer, Grifols), la química (con la firma local Francisco Aragón y la saudí Sabic) o la naval (centrada en los astilleros de Navantia en Cartagena).
El actual tejido industrial murciano es resultado de la concurrencia de diversos factores y su evolución tras la grave crisis de 1992.[67] Por un lado, la evolución seguida por la industria endógena, localizada esencialmente a lo largo de la Vega del Segura, con predominio de industrias vinculadas al aprovisionamiento de materias primas vegetales, de capital e iniciativa autóctona, las conserveras y una serie de empresas inducidas por la presencia de las anteriores orientadas a la producción de bienes de consumo finales o productos ligeros; y por otro, la industria exógena, situada en Cartagena y sus inmediaciones, industrias de localización geográfica libre, cuyo origen se debe a capitales e iniciativa foráneos, y están orientadas esencialmente hacia la elaboración de productos de base o pesados. Se trata de empresas de grandes dimensiones, vinculadas al sector petroquímico, naval y eléctrico, cuyo desarrollo no está basado tanto en la potencialidad de sus recursos como en la importancia de intereses político-económicos para la localización de las grandes empresas.[68]
Tras las sequías de los años 1990 y con el estallido del sector inmobiliario, la construcción y el turismo se convirtieron en una de las bases de la economía murciana (ya iniciado en los años 1960 con la construcción de La Manga del Mar Menor) con empresas como Polaris World, siendo un sector fuertemente impulsado por el Gobierno Regional como demuestra el polémico megaproyecto de Marina de Cope,[69] tumbado por los tribunales en 2013, y que se iba a situar en parte del parque regional de Cabo Cope y Puntas de Calnegre. En los últimos años, la crisis económica ha mermado gravemente al sector de la construcción residencial, a su tejido empresarial y al nivel de ocupación en el mismo.