Confederación Española de Derechas Autónomas
partido político español (1933-1937) / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) fue una coalición española de partidos católicos y de derechas durante la etapa de la Segunda República. Desde el momento mismo de su constitución, en 1933, se presentó como la alternativa de derechas y de orden al Gobierno y a las coaliciones republicano-socialistas.
Confederación Española de Derechas Autónomas | ||
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Presidente | José María Gil-Robles | |
Líder | José María Gil-Robles | |
Fundación | 4 de marzo de 1933 | |
Disolución | 19 de abril de 1937[lower-alpha 1] | |
Ideología |
Autoritarismo[1] Conservadurismo nacionalista[2] Catolicismo político[2] Corporativismo Democracia cristiana Agrarismo Liberalismo conservador Nacionalismo español Accidentalismo | |
Posición |
Derecha Facciones: Centroderecha a extrema derecha | |
Sede | Madrid | |
País | España | |
Organización juvenil | Juventudes de Acción Popular | |
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Considerada una fuerza política conservadora y católica, era la heredera política de la Acción Popular de Ángel Herrera Oria y se definía a sí misma en los términos de la «afirmación y defensa de los principios de la civilización cristiana», traduciendo este soporte teórico en una demanda práctica para que se llevase a cabo una revisión de la Constitución republicana. La CEDA se vio a sí misma como una organización «defensiva», formada para proteger a la religión, la familia y la propiedad.[3] Según Gabriele Ranzato, la CEDA no era «un partido para la Iglesia, es decir, orientado a asegurar las libertades que la República le negaba, sino un partido de la Iglesia —su expresión política— orientado a afirmar su supremacía sobre la sociedad civil y sobre el Estado». En el punto primero de su programa se decía que la coalición se atendría constantemente «a las normas que en cada momento dicte para España la jerarquía eclesiástica en el orden político-religioso».[4]
Ranzato destaca también la inclinación de la CEDA hacia el fascismo, en especial de su rama juvenil (las Juventudes de Acción Popular, JAP).[5] Su líder José María Gil-Robles llegó a decir que su intención era «dar a España una verdadera unidad, un nuevo espíritu, una política totalitaria», a lo que añadió que «la democracia no es un fin sino un medio para la conquista del nuevo Estado. Cuando llegue el momento, ya sea a través del parlamento, la eliminaremos [la democracia]».[6] La CEDA celebró mítines de estilo fascista, durante los cuales a Gil-Robles se le llamaba «jefe», el equivalente del Duce, y durante los cuales se llegó a afirmar que la CEDA lideraría una marcha sobre Madrid —similar a la marcha sobre Roma del fascismo italiano— para hacerse con el poder por la fuerza.[7]
La CEDA afirmó en varias ocasiones que estaba defendiendo a España y a la «civilización cristiana» del marxismo, y que la atmósfera política existente en España se había convertido en una cuestión de marxismo contra el antimarxismo.[8] Con la subida al poder del Partido Nazi en Alemania, la CEDA empezó a utilizar tácticas de propaganda similares a las de los nazis: entre otras, el énfasis en la autoridad, la patria y la jerarquía.[8] De hecho, Gil-Robles llegó a asistir al Congreso del Partido Nazi en Núremberg celebrado en septiembre de 1933 y quedó fuertemente impresionado, tras lo cual regresó con el firme compromiso de crear un frente único contrarrevolucionario antimarxista en España.[8] Gil Robles manifestó que existían elementos comunes entre el Partido Nazi y la CEDA como «su raíz y su actuación eminentemente populares; su exaltación de los valores patrios; su neta significación antimarxista; su enemistad con la democracia liberal y parlamentaria» —aunque rechazó la «estadolatría nazi»—.[9]
En el marco de la Segunda República, la CEDA se acabó convirtiendo en el gran partido de masas de la derecha española, apoyado por un fuerte despliegue de medios y «una propaganda desorbitada y en ocasiones grotesca».[10] Su presidente Gil-Robles llegó a celebrar el mismo día, el 30 de junio de 1935, mítines en Medina del Campo (Valladolid) y en el estadio de Mestalla (Valencia), siendo la primera vez en la historia de España que se utilizaba el avión para desplazarse por asuntos electorales.[11]
Sin embargo, entre 1933 y 1936 la CEDA no logró obtener ganancias electorales sustanciales, lo que significó que no lograra obtener un respaldo suficiente para poder formar gobierno y que el apoyo derechista se reorientara hacia el líder monárquico alfonsino, José Calvo Sotelo.[12] El fracaso electoral llevó a la CEDA a abandonar su relativa moderación y empezar a prestar apoyo a personas o grupos violentos contrarios a la República, lo que incluyó la entrega de los fondos electorales de la CEDA al líder del golpe militar de 1936 contra la República, el general Emilio Mola.[13] Además, numerosos miembros y partidarios del movimiento juvenil de la CEDA, las Juventudes de Acción Popular (JAP), comenzaron a pasarse en masa a Falange Española.[13]