Señal Real de Aragón
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Señal Real de Aragón[1] o Señal del Rey de Aragón (en aragonés y catalán escrito habitualmente con la grafía Senyal Reyal o Senyal Reial),[2] conocido tradicionalmente en español desde antiguo[3] como barras o palos de Aragón,[4][5] es un escudo de armas o composición heráldica que reproducida gráficamente alterna cinco franjas verticales de color amarillo con cuatro franjas de color rojo, y cuya descripción o blasón es el siguiente:[6]
Durante la Edad Media fue usado como emblema personal distintivo de los soberanos de la Corona de Aragón y sus descendientes, así como de su dignidad de Rey de Aragón, siendo difundido progresivamente su uso en otros ámbitos al integrarse en las armas de diferentes linajes nobiliarios por transmisión, así como en órdenes religiosas y escudos de villas y ciudades, mediante concesión real. Igualmente, y a partir de los Reyes Católicos su uso quedó asociado a las armas de los reyes de España y consecuentemente, integrado más tarde en el Escudo nacional de España. Con evidencias constatables a partir de fines del siglo XV d. C., su atribución fue reivindicada por las varias entidades territoriales ibéricas que conformaban la Corona de Aragón, acentuándose las controversias en este campo en el siglo XIX d. C. y XX d. C.. Tras la constitución del estado autonómico tras la Transición española, el símbolo fue adoptado oficialmente por las comunidades de Aragón, Islas Baleares, Comunidad Valenciana y en Cataluña, como emblema de la Generalidad, si bien, es usado también de manera oficiosa territorialmente.[7]
La primera denominación para el emblema está documentada en la concesión de Alfonso II de Aragón de unos privilegios a la villa occitana de Millau en 1187, entre los que se encontraban el uso de su enseña real, a la que denomina «vexillum nostrum» ('nuestra enseña'); poco después los cónsules elaboran un sello cuya cara correspondiente a la subscripción regia llevaba la leyenda SIGILLU[M] R[EGIS] ARAGON[ENSIS] COMITIS BA[RCHINONENSIS ET MARCHIONIS PROVI]NCIE rodeando al escudo del Rey exento, no decorando el arma defensiva sostenida por su representación ecuestre, en el caso más antiguo conocido de «escudo de armas» como emblema de esta tipología; más tarde, antes de 1196 (año de la muerte de Alfonso II el Casto), se realiza una nueva matriz en cuya cara Real figura la leyenda S AN[FONSI REGIS AR]AGONENSIS rodeando al escudo armero.[8] En el siglo XIII d. C., la denominación más habitual para el signo será la de «señal real» en romance y «signum regium» en latín.[2] Los reyes de Aragón usarán el giro «nuestro señal real».[9] También se conocerá popularmente como «barras de Aragón» —o (en su forma de bandera) como la «cuatribarrada»— aunque en heráldica se emplea el vocablo «barra» para referirse a una franja diagonal, mientras que palo es el término técnico heráldico que alude a una franja vertical. Sin embargo en España la voz más habitual para denominar a las piezas verticales hasta el último cuarto del siglo XIV d. C. será la de «bastones», que es la preferida por Pedro IV de Aragón en sus Ordinaciones y otras obras producidas por el escritorio real, como la Crónica de San Juan de la Peña. Solo a fines del siglo XIV d. C. y en círculos cultivados, comienza a utilizarse el tecnicismo «palos», usual en la heráldica francesa, y que se documenta para el emblema real a partir de 1382 en una descripción armera de Bernat de So y prolonga su uso durante el siglo XV d. C., testimoniándose en el Cancionero de Pedro Marcuello.[3]
Su origen, descrito en algunas leyendas, es explicado en diferentes teorías, algunas contradictorias y todavía objeto de controversia. Las evidencias más antiguas conservadas de este símbolo se encuentran en los siete sellos de Ramón Berenguer IV (1113?-1162), conde de Barcelona y príncipe de Aragón, estudiados por Tomás Muñoz y Rivero en 1856,[10] que datan al menos del año 1150, año de la impronta más antigua de ellos y contemporánea al surgimiento de algunos de los emblemas heráldicos más antiguos conocidos. En 1982, el hallazgo del emblema en las decoraciones que acompañan a la tumba de Ramón Berenguer II (1053-1082) en la catedral de Gerona fue presentado por algunos especialistas como evidencia de su origen asociado a los soberanos del condado de Barcelona justificándose por extensión, su reivindicación controvertida como símbolo exclusivo de Cataluña.
Junto con las entidades españolas, incluyendo numerosos municipios distribuidos por toda la geografía, y en particular, en las regiones de la antigua corona de Aragón, el emblema de los palos es empleado también en otros países: está integrado en las armas de Andorra y en el símbolo de las regiones francesas de Languedoc-Rosellón y Provenza-Alpes-Costa Azul y de los departamentos de Pirineos Orientales y Lozère, así como en los de diversas poblaciones de estos territorios, como Formiguères, Latour-de-Carol, Le Perthus o Barcelonnette; aparece también en las provincias italianas de Reggio Calabria, Catanzaro y Lecce, y especialmente como enseña abreviada en Nápoles. También aparece en villas y ciudades de América Latina.
Derivado del escudo de armas, también se encuentran diferentes aplicaciones vexilológicas, en forma de estandartes o banderas como la señera, término que se dio al Señal Real por antonomasia en los territorios no castellanoparlantes de la Corona de Aragón.[11]