Diseño inteligente
argumento pseudocientífico a favor de la existencia de una deidad creadora / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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El diseño inteligente (DI) es un argumento pseudocientífico a favor de la existencia de una Inteligencia Creadora universal,[1] lo que supondría una prueba a favor de la existencia de Dios. Sus partidarios usan conocimientos científicos y los presentan como "teoría científica" basándose en la evidencia sobre los orígenes de la vida.[2][3][4][5][6]
Los defensores de esta postura creacionista afirman que «ciertas características del universo y de los seres vivos se explican mejor por una causa inteligente, no por un proceso ciego como la selección natural».[7] El DI es una forma de creacionismo anti evolución natural, que pretende presentar una "visión científica", pero que realmente carece de respaldo empírico científico y no ofrece hipótesis verificables o sustentables, por lo que no se considera una ciencia.[8][9][10] Los tres autores más importantes de identificación son sin duda Michael Behe, William Dembski y Stephen Meyer.[11] Los principales defensores del DI están asociados con el Discovery Institute, un think tank ideológicamente derechista con sede en los Estados Unidos.[n 1]
Aunque la frase "diseño inteligente" había aparecido previamente en las discusiones teológicas del argumento del diseño,[12] la primera publicación del término diseño inteligente en su uso actual como un término alternativo para el creacionismo fue en Of Pandas and People (Sobre pandas y personas),[13][14] un libro de texto de 1989 destinado a las clases de biología de secundaria. El término fue sustituido en los borradores del libro después del fallo en 1987 de la Corte Suprema de los Estados Unidos en el caso Edwards contra Aguillard, que prohibió la enseñanza de la ciencia de la creación en las escuelas públicas sobre fundamentos constitucionales.[15] A partir de mediados de la década de 1990, el movimiento del diseño Inteligente, apoyado por el Discovery Institute,[16] abogó por la inclusión del diseño inteligente en el currículo de biología de las escuelas públicas.[8] Esto condujo al caso de 2005 Kitzmiller contra el Distrito Escolar del Área de Dover en el que el juez de distrito de los Estados Unidos John E. Jones III, dictaminó que el diseño inteligente no es ciencia, que «no puede desacoplarse de sus creacionistas, y por tanto religiosos, antecedentes» y que su promoción por el distrito escolar por lo tanto violó la Cláusula de Establecimiento de la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos,[17]
El DI presenta dos argumentos negativos principales contra las explicaciones evolutivas: la complejidad irreducible y la complejidad especificada. Estos argumentos afirman que ciertas características –biológicas e informáticas, respectivamente– son demasiado complejas para ser el resultado de procesos naturales. Como un argumento positivo contra la evolución, el DI propone la analogía entre los sistemas naturales y los artefactos humanos, una versión del argumento del diseño a favor de la existencia de Dios.[2][n 2] Los defensores entonces concluyen por analogía que estas características son evidencia de diseño.[18][n 3]
Otras posturas creyentes menos extremas, tales como el de la evolución teísta, y el examen científico detallado han refutado las afirmaciones de que las explicaciones evolutivas son inadecuadas y esta premisa del diseño inteligente –que la evidencia contra la evolución constituye evidencia de diseño– ha sido criticada como una falsa dicotomía.[19][20] A pesar de las críticas de la comunidad científica, la cual rechaza la postura pseudocientifica presentada por el diseño Inteligente, los defensores de esta aún sostienen que si se trataria de «una teoría científica basada en evidencia acerca de los orígenes de la vida que desafía el naturalismo metodológico inherente a la ciencia moderna»,[21][22] si bien admiten que todavía tienen que producir una teoría científica.[23]