Década perdida (Japón)
Periodo de estancamiento económico en Japón / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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La «década perdida» (en japonés: 失われた十年, Ushinawareta Jūnen) es el término empleado para referirse al estancamiento económico que vivió Japón desde finales de 1991 como consecuencia del estallido de la burbuja financiera e inmobiliaria gestada desde mediados de la década de 1980. En un principio la «década perdida» se refería al periodo comprendido entre 1991 y 2001,[1] sin embargo, algunos analistas han tratado de incluir la década de 2001 a 2011 e incluso la década de 2011 a 2021 bajo los títulos de «20 años perdidos» y «30 años perdidos» (失われた30年).[2][3]
Con el estallido de la burbuja de activos en 1991, se dio por concluido el conocido como milagro económico japonés, un periodo de extraordinario crecimiento económico a lo largo de varias décadas que acabó por situar a Japón como la segunda mayor economía del mundo a principios de la década de 1990 y que según algunas proyecciones de la época, incluso podría llegar a desbancar a Estados Unidos como primera economía nacional.[4] Entre 1991 y 2003, la economía japonesa creció a un ritmo medio del 1,14% anual y el crecimiento real promedio entre 2000 y 2010 fue de alrededor del 1%, muy por debajo, en ambos casos, de lo vivido en el resto de naciones industrializadas.[3][5] La Gran Recesión de 2008, el maremoto de Tōhoku de 2011 y la pandemia mundial de COVID-19 tuvieron un profundo impacto negativo en la economía japonesa que agudizaron los problemas que padecía desde 1991.
Con amplias repercusiones negativas para toda la economía japonesa y su población, durante el período 1995-2007 el PIB cayó de 5,33 billones a 4,36 billones de dólares en términos nominales,[6] mientras que su PIB per cápita nominal –superior al de Estados Unidos entre 1987 y 2001– sufrió un notable descenso y estancamiento a largo plazo.[7] Los salarios cayeron alrededor de un 5% en términos reales[8] y el país experimentó un estancamiento permanente de los precios,[9] mientras que el desempleo evolucionó de un 2,1% en 1991 a un máximo del 5,4% en 2002, con lo que se mantuvo en tasas de pleno empleo.[10] Otros indicadores sugieren que el país sí experimentó un cierto progreso económico en la «década perdida» a nivel macroeconómico, pues su PIB en PPA evolucionó de 4,10 billones a 4,53 billones de dólares entre 1991 y 2001 según el Banco Mundial.[11] Si bien existe cierto debate sobre el alcance real y la medición de los reveses sufridos por Japón,[12] el efecto económico de la «década perdida» está bien establecido y la política japonesa continuó lidiando con sus consecuencias durante décadas, con escaso éxito.