Fijación externa
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En medicina y traumatología se denomina fijación externa a un procedimiento quirúrgico que se emplea en el tratamiento de las fracturas óseas y otras alteraciones de los huesos, se caracteriza por la utilización de un tutor rígido que está situado fuera del organismo y conectado al hueso mediante tornillos o agujas que atraviesan la piel (transcutáneos). El componente externo sostiene los fragmentos óseos en posición mientras el hueso se regenera y cura la fractura. La fijación externa presenta algunas ventajas sobre otros procedimientos de osteosíntesis, facilita la rápida estabilización de fracturas óseas con múltiples fragmentos y se emplea en determinadas fracturas complejas, por ejemplo en las que presentan los pacientes con traumatismos múltiples (politraumatizados). El principal inconveniente es la aparición de infecciones que penetran a través de las agujas o tornillos que atraviesan la piel.[1][2] [3]