Imperialismo lingüístico
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El imperialismo lingüístico es un concepto en lingüística, parecido a la glotofagia, y se define como "la transferencia de una lengua dominante a otras personas". Esta transferencia de la lengua (o bien una imposición unilateral) se debe principalmente al imperialismo. La transferencia es considerada un símbolo de poder: tradicionalmente el poder militar, pero en el mundo moderno, también es aplicable al poder económico. Aspectos de la cultura dominante suelen ser transferidos con la imposición del lenguaje. En términos espaciales, los idiomas indígenas son oficiales en los países de Eurasia, mientras que en el resto de continentes lo son los impuestos por las invasiones europeas (idiomas no indígenas).[1] En el mundo moderno, el imperialismo lingüístico afecta en el contexto del desarrollo internacional, modificando el estándar de evaluación de organizaciones, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, a la hora de evaluar la confiabilidad y el valor de los préstamos a determinados países.[2]
El tema ha sido tratado en más profundidad en la lingüística aplicada a partir de los comienzos de la década de 1990, en parte por el debate surgido alrededor del libro de Robert Phillipson, Linguistic Imperialism (1992).[3] Ejemplos estudiados por Phillipson incluyen las críticas del régimen Nazi al British Council (la aristocracia europea utilizaba el inglés recurrentemente), y de los análisis soviéticos del inglés como el lenguaje del capitalismo y de la hegemonía mundial.[4] En este sentido, la crítica hacia el uso del inglés suele estar ligado con el antiglobalismo.