Ordalía
institución jurídica probatoria de la Edad Media / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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La ordalía o juicio de Dios fue una institución jurídica vigente hasta finales de la Edad Media en Europa. Según Francisco Tomás y Valiente, las ordalías consistían en «invocar y en interpretar el juicio de la divinidad a través de mecanismos ritualizados y sensibles, de cuyo resultado se infería la inocencia o la culpabilidad del acusado». No cabe duda del carácter mágico e irracional de estos medios probatorios, de ahí que las ordalías fueran siendo sustituidas por la tortura a partir de la recepción del derecho romano en el siglo XII.[1]
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Mediante la ordalía se dictaminaba, atendiendo a supuestos mandatos divinos, la inocencia o culpabilidad de una persona o cosa (libros, obras de arte, etcétera) acusada de pecar o de quebrantar las normas jurídicas. Entre hidalgos y nobles, si en un pleito (o cuestión o "punto de honor" referentes a los delitos de alevosía o traición) el ofendido no aceptaba lo que decidiera el tribunal, se dirimía quién decía la verdad en instancia superior forzando al otro a aceptarla por medio de las armas en un duelo llamado riepto o reto en el Fuero real y el Cantar de mio Cid; el vencedor ganaba con efectos jurídicos, y el perdedor podía quedar muerto.[2][3] En su forma más judicial consistía en pruebas que en su mayoría estaban relacionadas con torturas causadas por el fuego o el agua, donde se obligaba al acusado a sujetar hierros candentes, introducir las manos en una hoguera o permanecer largo tiempo bajo el agua. Si alguien sobrevivía o no resultaba demasiado dañado, se entendía que Dios lo consideraba inocente y no debía recibir castigo alguno. De estos juicios se deriva la expresión poner la mano en el fuego,[4][5] para manifestar el respaldo incondicional a algo o a alguien, o la expresión "prueba de fuego".