Protestas LGBT en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014
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Durante el período previo a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014, surgieron protestas y campañas en torno a los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) en Rusia. Las preocupaciones por los atletas y simpatizantes LGBT durante los Juegos comenzaron en marzo de 2012, cuando un juez ruso bloqueó el establecimiento de una Casa del Orgullo en Sochi y dictaminó que la "propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales socavaría la seguridad de la sociedad rusa", y que contradecía la moral pública y las políticas del país "en materia de maternidad familiar y protección a la infancia".[1] La mayoría de las protestas, sin embargo, se centraron en la aprobación de una ley en junio de 2013 que prohibía la distribución de "propaganda de relaciones sexuales no tradicionales" entre menores. La ley de propaganda había sido caracterizada por los medios occidentales y otros críticos como una prohibición de la "propaganda gay", argumentando que era lo suficientemente amplia como para prohibir cualquier exhibición pública de símbolos LGBT y reprimir la cultura LGBT. También se consideró que la ley en sí había provocado un aumento de la violencia homofóbica y un aumento de las detenciones de manifestantes pro-LGBT.[2][3][4][5][6]
Las implicancias de la ley en los Juegos Olímpicos de Invierno fueron una gran preocupación entre los atletas y los medios de comunicación occidentales, ya que la Carta Olímpica contiene un lenguaje que denuncia explícitamente todas las formas de discriminación. Se aprovechó la presión internacional temprana para obligar al Comité Olímpico Internacional (COI) a trasladar los Juegos Olímpicos a otro país, así como la presión sobre los patrocinadores olímpicos para que se pronunciaran por la igualdad LGBT. Al mismo tiempo, llamaron a boicotear y protestar los Juegos Olímpicos antes, durante y después de los juegos de varias organizaciones y grupos, y varios atletas olímpicos salieron del armario como una protesta simbólica en contra de la ley. Antes de los Juegos, se ejerció una presión similar sobre los principales patrocinadores olímpicos, y varios no patrocinadores también hicieron declaraciones públicas en apoyo de los derechos LGBT. Varios políticos nacionales se negaron a asistir a los Juegos, que algunos medios de comunicación occidentales atribuyeron como relacionados con la legislación, mientras que otros afirmaron que pocos líderes asisten normalmente a los Juegos de Invierno, ya que no es un evento "obligatorio".