Regímenes de calidad en la Unión Europea
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Los regímenes de calidad en la Unión Europea consisten en un sistema de diferentes sellos de calidad con indicaciones de procedencia aplicadas a productos producidos en la Unión Europea. Se contemplan tres categorías principales:
- denominación de origen protegida (DOP)
- indicación geográfica protegida (IGP)
- especialidad tradicional garantizada (TSG)
Estas indicaciones protegen diversos productos agrícolas y alimentarios ligados a un lugar específico en los países miembros y que son valorados por su calidad, tradición y relevancia gastronómica y económica.[1] Los productos registrados bajo uno de estos tres esquemas pueden marcarse con el logotipo correspondiente que identifica esos productos. Los regímenes se basan en el marco jurídico proporcionado por el Reglamento de la UE n.° 1151/2012 del Parlamento Europeo y del Consejo de 21 de noviembre de 2012 sobre regímenes de calidad para productos agrícolas y alimenticios.[2] Este reglamento (aplicado dentro de la UE y que se está ampliando gradualmente a nivel internacional a través de acuerdos bilaterales entre la UE y otros países) garantiza que solo los productos genuinamente originarios de esa región puedan identificarse como tales en el comercio. La legislación entró en vigor por primera vez en 1992.
El propósito de la ley es proteger la reputación de los alimentos regionales, promover la actividad rural y agrícola, ayudar a los productores a obtener un precio superior por sus productos auténticos y eliminar la competencia desleal y el engaño de los consumidores por productos no genuinos,[3] que pueden ser de calidad inferior o de sabor diferente. Estas leyes protegen alimentos como vinos, quesos, jamones, embutidos, mariscos, aceitunas, aceites de oliva, cervezas, vinagres, panes, frutas, carnes o verduras. Ciertos críticos argumentan que muchas de las indicaciones que buscan ser protegidas en la UE son comunes en el comercio y por lo tanto no deberían estar protegidas.[4]