Sobreexplotación
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La sobreexplotación se refiere a la extracción y consumo de recursos naturales hasta el punto en que no es posible que se recuperen. La sobreexplotación persistente puede llevar a la destrucción de recursos renovables que incluyen plantas medicinales, pastizales, animales de caza, pesca, bosques, acuíferos y otros recursos no renovables.[2]
La sobreexplotación tiene como consecuencia la pérdida de biodiversidad. También resulta en problemas de diferente índole, tales como el desarrollo económico, conflictos sociales y otros de carácter ético. Esto se debe a que la sobreexplotación puede alterar significativamente las propiedades y funciones de los ecosistemas y los bienes y servicios que éstos prestan a la humanidad. La sobreexplotación es de origen humano y se concreta extrayendo individuos de una especie vegetal o animal no humana al punto de poner en peligro su reproducción, o utilizando los ecosistemas a una tasa mayor a la de su regeneración natural. La regeneración puede darse solamente por eventos reproductivos en poblaciones cerradas, o por la llegada de individuos de otras poblaciones, lo que influye directamente sobre la dinámica poblacional, ya que la introducción de nuevos genotipos aumenta la resistencia y la velocidad de recuperación de las poblaciones luego de perturbaciones.[3] La sobreexplotación es un factor significativo en la disminución poblacional, la extinción de especies y frecuentemente opera en sinergia con disturbios como la pérdida o fragmentación de hábitat.[4][5] Sin embargo, mientras que las disminuciones poblacionales debidas a la pérdida, degradación o fragmentación de hábitat son atendidas por biólogos conservacionistas y organismos gubernamentales, los paisajes “vacíos” o “semi-vacíos” son menos tenidos en cuenta.
Existen muchas especies que no se ven afectadas por la sobreexplotación, ya que se mantienen abundantes aun cuando las tasas de extracción son relativamente altas. Pero hay otras que pueden ser llevadas a la extinción con la mínima extracción.[6] Determinadas características de las especies determinan su vulnerabilidad a la sobreexplotación, incluyendo la tasa de crecimiento per cápita, la tasa de difusión espacial de individuos pertenecientes a poblaciones menos explotadas y la dirección y el grado con la que la tasa de crecimiento poblacional responde a la explotación.[7]
A continuación se abordan los antecedentes históricos de la sobreexplotación que permiten determinar la influencia humana sobre la disminución poblacional y la extinción de especies. Por otro lado se desarrollarán los tipos de sobreexplotación más comunes y los efectos que producen estas extracciones sobre los ecosistemas.
Los ecosistemas son una parte muy importante que la madre naturaleza nos brindó y no cuidamos de ellos. Nos tenemos que esforzar para mantenerlos.