Síndrome de malabsorción de fructosa
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El síndrome de malabsorción de fructosa, antiguamente conocido como intolerancia oral a la fructosa o intolerancia alimentaria a la fructosa (IAF), es un desorden digestivo[1] en el cual la absorción de fructosa se encuentra alterada por la presencia de transportadores de fructosa deficientes en los enterocitos del intestino delgado. Esto provoca un aumento en los niveles de fructosa en el interior de todo el intestino.
La malabsorción de la fructosa es bastante común, llegando a afectar a 1 de cada 3 personas.[2] La ocurrencia en pacientes que padecen síntomas de síndrome de intestino irritable no es mayor que la ocurrencia en la población normal. Sin embargo, debido a las similitudes entre los síntomas de ambas condiciones, los pacientes con un síndrome de malabsorción de fructosa a menudo cumplen con el perfil de aquellos pacientes que padecen de intestino irritable.[3] En algunos casos, el síndrome de malabsorción de fructosa puede ser provocado por varias patologías que pueden causar un daño en el epitelio del interior del intestino, tales como la enfermedad celíaca.[4]
El síndrome de malabsorción de fructosa no debe ser confundido con la intolerancia hereditaria a la fructosa, una condición potencialmente fatal en la cual existe un defecto en una enzima hepática que degrada la fructosa.