El autor la escribió como respuesta a la disolución legal[2] de la Compañía de Jesús y al laicismo que trataba de instaurarse bajo el nuevo régimen democrático de la Segunda República.[3] La obra, ya convertida en pieza de repertorio, inauguró la temporada en los teatros madrileños el 8 de abril de 1939 tras la liberación por parte de las tropas franquistas. Hasta la década de los sesenta, siguieron haciéndose representaciones tanto en España como en América. Desde entonces es, salvo algunas representaciones puntuales, una obra poco escenificada. Además de su temática religiosa, otra de las razones de su poca continuidad en el tiempo es su larga duración, de más de tres horas, lo que hace casi obligada su abreviación para poder ser representada.