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planeta del Sistema Solar, el tercero en orden de distancia al Sol De Wikipedia, la enciclopedia libre
La Tierra (del latín Terra,[18] deidad romana equivalente a Gea, diosa griega de la feminidad y la fecundidad) es un planeta del sistema solar que gira alrededor de su estrella —el Sol— en la tercera órbita más interna. Es el más denso y el quinto mayor de los ocho planetas del sistema solar. También es el más grande de los cuatro planetas terrestres o rocosos (planetas interiores).
Tierra | ||||||||||||||||||||||||||||||||
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Descubrimiento | ||||||||||||||||||||||||||||||||
Categoría | Planeta | |||||||||||||||||||||||||||||||
Orbita a | Sol | |||||||||||||||||||||||||||||||
Distancia estelar | 0 kilómetro | |||||||||||||||||||||||||||||||
Elementos orbitales | ||||||||||||||||||||||||||||||||
Longitud del nodo ascendente | 348.739°[1][nota 1] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Inclinación |
7.155° con el ecuador del Sol 1.578°[2] respecto al plano invariable | |||||||||||||||||||||||||||||||
Argumento del periastro | 114.207°[1][nota 2] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Semieje mayor |
149 598 261 km 1.00000261 UA[3] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Excentricidad | 0.01671123[3] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Anomalía media | 357.517°[1] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Elementos orbitales derivados | ||||||||||||||||||||||||||||||||
Época | J2000.0[nota 3] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Periastro o perihelio |
147 098 290 km 0.98329134 UA[nota 4] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Apoastro o afelio |
152 098 232 km 1.01671388 UA[nota 4] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Período orbital sideral |
365.256363004 días[4] 1.000017421 AJ | |||||||||||||||||||||||||||||||
Velocidad orbital media |
29.78 km/s[1] 107 200 km/h | |||||||||||||||||||||||||||||||
Radio orbital medio |
0.999855 ua 149 597 870.691 km | |||||||||||||||||||||||||||||||
Satélites |
1 natural (la Luna) 7.560 artificiales (para el 5 de enero de 2023)[5] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Características físicas | ||||||||||||||||||||||||||||||||
Masa | 5.97217 × 1024 kg[6] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Volumen | 1.08321 × 1012 km³[1] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Densidad | 5.5134 g/cm³[6] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Área de superficie |
510 072 000 km²[7][8][nota 5]
148 940 000 km² tierra (29.2 %) | |||||||||||||||||||||||||||||||
Radio |
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Gravedad | 9.80665 m/s² | |||||||||||||||||||||||||||||||
Velocidad de escape | 11.186 km/s[1] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Periodo de rotación |
0.99726968 d[13] 23h 56m 4.100s | |||||||||||||||||||||||||||||||
Inclinación axial | 23°26′21″ 0.4119[4] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Albedo |
0.367 (geométrico)[1] 0.306 (de Bond)[1] | |||||||||||||||||||||||||||||||
Características atmosféricas | ||||||||||||||||||||||||||||||||
Presión | 101.325 kPa (m s. n. m.) | |||||||||||||||||||||||||||||||
Temperatura |
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Composición |
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Cuerpo celeste | ||||||||||||||||||||||||||||||||
Anterior | Venus | |||||||||||||||||||||||||||||||
Siguiente | Marte | |||||||||||||||||||||||||||||||
La Tierra se formó hace aproximadamente 4550 millones de años y la vida surgió unos mil millones de años después.[19] Es el hogar de millones de especies, incluidos los seres humanos y actualmente el único cuerpo astronómico donde se conoce la existencia de vida.[20] La atmósfera y otras condiciones abióticas han sido alteradas significativamente por la biosfera del planeta, favoreciendo la proliferación de organismos aerobios, así como la formación de una capa de ozono que junto con el campo magnético terrestre bloquean la radiación solar dañina, permitiendo así la vida en la Tierra.[21] Las propiedades físicas de la Tierra, la historia geológica y su órbita han permitido que la vida siga existiendo. Se estima que el planeta seguirá siendo capaz de sustentar vida durante otros 500 millones de años,[22] ya que según las previsiones actuales, pasado ese tiempo la creciente luminosidad del Sol terminará causando la extinción de la biosfera.[23][24][25]
La superficie terrestre o corteza está dividida en varias placas tectónicas que se deslizan sobre el magma durante periodos de varios millones de años. La superficie está cubierta por continentes e islas; estos poseen varios lagos, ríos y otras fuentes de agua, que junto con los océanos de agua salada que representan cerca del 71 % de la superficie constituyen la hidrósfera. No se conoce ningún otro planeta con este equilibrio de agua líquida,[nota 6] que es indispensable para cualquier tipo de vida conocida. Los polos de la Tierra están cubiertos en su mayoría de hielo sólido (indlandsis de la Antártida) o de banquisas (casquete polar ártico). El interior del planeta es geológicamente activo, con una gruesa capa de manto relativamente sólido, un núcleo externo líquido que genera un campo magnético, y un sólido núcleo interior compuesto por aproximadamente un 88 % de hierro.[27]
La Tierra interactúa gravitatoriamente con otros objetos en el espacio, especialmente el Sol y la Luna. En la actualidad, la Tierra completa una órbita alrededor del Sol cada vez que realiza 366.26 giros sobre su eje, lo cual es equivalente a 365.26 días solares o un año sideral.[nota 7] El eje de rotación de la Tierra se encuentra inclinado 23.4° con respecto a la perpendicular a su plano orbital, lo que produce las variaciones estacionales en la superficie del planeta con un período de un año tropical (365.24 días solares).[28] La Tierra posee un único satélite natural, la Luna, que comenzó a orbitar la Tierra hace 4530 millones de años; esta produce las mareas, estabiliza la inclinación del eje terrestre y reduce gradualmente la velocidad de rotación del planeta. Hace aproximadamente 3800 a 4100 millones de años, durante el llamado bombardeo intenso tardío, numerosos asteroides impactaron en la Tierra, causando significativos cambios en la mayor parte de su superficie.
Tanto los minerales del planeta como los productos de la biosfera aportan recursos que se utilizan para sostener a la población humana mundial. Sus habitantes están agrupados en unos 200 estados soberanos independientes, que interactúan a través de la diplomacia, los viajes, el comercio y la acción militar. Las culturas humanas han desarrollado muchas ideas sobre el planeta, incluida la personificación de una deidad, la creencia en una Tierra plana o en la Tierra como centro del universo, y una perspectiva moderna del mundo como un entorno integrado que requiere administración.
Los científicos han podido reconstruir información detallada sobre el pasado de la Tierra. Según estos estudios el material más antiguo del sistema solar se formó hace 4567.2 ± 0.6 millones de años,[29] y en torno a unos 4550 millones de años atrás (con una incertidumbre del 1 %)[19] se habían formado ya la Tierra y los otros planetas del sistema solar a partir de la nebulosa solar, una masa en forma de disco compuesta del polvo y gas remanente de la formación del Sol. Este proceso de formación de la Tierra a través de la acreción tuvo lugar mayoritariamente en un plazo de 10-20 millones de años.[30] La capa exterior del planeta, inicialmente fundida, se enfrió hasta formar una corteza sólida cuando el agua comenzó a acumularse en la atmósfera. La Luna se formó poco antes, hace unos 4530 millones de años.[31]
El actual modelo consensuado[32] sobre la formación de la Luna es la teoría del gran impacto, que postula que la Luna se creó cuando un objeto del tamaño de Marte, con cerca del 10 % de la masa de la Tierra,[33] impactó tangencialmente contra esta.[34] En este modelo, parte de la masa de este cuerpo podría haberse fusionado con la Tierra, mientras otra parte habría sido expulsada al espacio, proporcionando suficiente material en órbita como para desencadenar nuevamente un proceso de aglutinamiento por fuerzas gravitatorias, y formando así la Luna.
La desgasificación de la corteza y la actividad volcánica produjeron la atmósfera primordial de la Tierra. La condensación de vapor de agua, junto con el hielo y el agua líquida aportada por los asteroides y por protoplanetas, cometas y objetos transneptunianos, produjeron los océanos.[35] El recién formado Sol solo tenía el 70 % de su luminosidad actual: sin embargo, existen evidencias que muestran que los primitivos océanos se mantuvieron en estado líquido; una contradicción denominada la «paradoja del joven Sol débil», ya que aparentemente el agua no debería ser capaz de permanecer en ese estado líquido, sino en el sólido, debido a la poca energía solar recibida.[36] Sin embargo, una combinación de gases de efecto invernadero y mayores niveles de actividad solar contribuyeron a elevar la temperatura de la superficie terrestre, impidiendo así que los océanos se congelaran.[37] Hace 3500 millones de años se formó el campo magnético de la Tierra, lo que ayudó a evitar que la atmósfera fuese arrastrada por el viento solar.[38]
Se han propuesto dos modelos para el crecimiento de los continentes:[39] el modelo de crecimiento constante,[40] y el modelo de crecimiento rápido en una fase temprana de la historia de la Tierra.[41] Las investigaciones actuales sugieren que la segunda opción es más probable, con un rápido crecimiento inicial de la corteza continental,[42] seguido de un largo período de estabilidad.[23][nota 8][25] En escalas de tiempo de cientos de millones de años de duración, la superficie terrestre ha estado en constante remodelación, formando y fragmentando continentes. Estos continentes se han desplazado por la superficie, combinándose en ocasiones para formar un supercontinente. Hace aproximadamente 750 millones de años (Ma), uno de los primeros supercontinentes conocidos, Rodinia, comenzó a resquebrajarse. Los continentes más tarde se recombinaron nuevamente para formar Pannotia, entre 600 a 540 Ma, y finalmente Pangea, que se fragmentó hace 180 Ma hasta llegar a la configuración continental actual.[44]
La Tierra proporciona el único ejemplo conocido de un entorno que ha dado lugar a la evolución de la vida.[45] Se presume que procesos químicos altamente energéticos produjeron una molécula auto-replicante hace alrededor de 4000 millones de años, y hace entre 3500 y 3800 millones de años existió el último antepasado común universal.[46] El desarrollo de la fotosíntesis permitió que los seres vivos recogiesen de forma directa la energía del Sol; el oxígeno resultante acumulado en la atmósfera formó una capa de ozono (una forma de oxígeno molecular [O3]) en la atmósfera superior. La incorporación de células más pequeñas dentro de las más grandes dio como resultado el desarrollo de las células complejas llamadas eucariotas.[47] Los verdaderos organismos multicelulares se formaron cuando las células dentro de colonias se hicieron cada vez más especializadas. La vida colonizó la superficie de la Tierra en parte gracias a la absorción de la radiación ultravioleta por parte de la capa de ozono.[48]
En la década de 1960 surgió una hipótesis que afirmaba que durante el período Neoproterozoico, desde 750 hasta los 580 Ma, se produjo una intensa glaciación en la que gran parte del planeta fue cubierto por una capa de hielo. Esta hipótesis ha sido denominada la «Glaciación global», y es de particular interés, ya que este suceso precedió a la llamada explosión del Cámbrico, en la que las formas de vida multicelulares comenzaron a proliferar.[49]
Tras la explosión del Cámbrico, hace unos 535 Ma se han producido cinco extinciones en masa.[50] De ellas, el evento más reciente ocurrió hace 65 Ma, cuando el impacto de un asteroide provocó la extinción de los dinosaurios no aviarios, así como de otros grandes reptiles, sobreviviendo algunos pequeños animales como los mamíferos, que por aquel entonces eran similares a las actuales musarañas. Durante los últimos 65 millones de años los mamíferos se diversificaron, hasta que hace varios millones de años, un animal africano con aspecto de simio conocido como el orrorin tugenensis adquirió la capacidad de mantenerse en pie.[51] Esto le permitió utilizar herramientas y favoreció su capacidad de comunicación, proporcionando la nutrición y la estimulación necesarias para desarrollar un cerebro más grande, y permitiendo así la evolución de la especie humana. El desarrollo de la agricultura y de la civilización permitió a los humanos alterar la Tierra en un corto espacio de tiempo como no lo había hecho ninguna otra especie,[52] afectando tanto a la naturaleza como a la diversidad y cantidad de formas de vida.
El presente patrón de edades de hielo comenzó hace alrededor de 40 Ma y luego se intensificó durante el Pleistoceno, hace alrededor de 3 Ma. Desde entonces las regiones en latitudes altas han sido objeto de repetidos ciclos de glaciación y deshielo, en ciclos de 40-100 mil años. La última glaciación continental terminó hace 10 000 años.[53]
El futuro del planeta está estrechamente ligado al del Sol. Como resultado de la acumulación constante de helio en el núcleo del Sol, la luminosidad total de la estrella irá poco a poco en aumento. La luminosidad del Sol crecerá en un 10 % en los próximos 1.1 Ga (1100 millones de años) y en un 40 % en los próximos 3.5 Ga.[54] Los modelos climáticos indican que el aumento de la radiación podría tener consecuencias nefastas en la Tierra, incluyendo la pérdida de los océanos del planeta.[55]
Se espera que la Tierra sea habitable por alrededor de otros 500 millones de años a partir de este momento,[22] aunque este período podría extenderse hasta 2300 millones de años si se elimina el nitrógeno de la atmósfera.[56] El aumento de temperatura en la superficie terrestre acelerará el ciclo del CO2 inorgánico, lo que reducirá su concentración hasta niveles letalmente bajos para las plantas (10 ppm para la fotosíntesis C4) dentro de aproximadamente 500[22] a 900 millones de años. La falta de vegetación resultará en la pérdida de oxígeno en la atmósfera, lo que provocará la extinción de la vida animal a lo largo de varios millones de años más.[57] Después de otros mil millones de años, todas las aguas superficiales habrán desaparecido[58] y la temperatura media global alcanzará los 70 °C.[57] Incluso si el Sol fuese eterno y estable, el continuo enfriamiento interior de la Tierra se traduciría en una gran pérdida de CO2 debido a la reducción de la actividad volcánica,[59] y el 35 % del agua de los océanos podría descender hasta el manto debido a la disminución del vapor de ventilación en las dorsales oceánicas.[60]
El Sol, siguiendo su evolución natural, se convertirá en una gigante roja en unos 5 Ga. Los modelos predicen que el Sol se expandirá hasta unas 250 veces su tamaño actual, alcanzando un radio cercano a 1 UA (unos 150 millones de kilómetros).[54][61] El destino que sufrirá la Tierra entonces no está claro. Siendo una gigante roja, el Sol perderá aproximadamente el 30 % de su masa, por lo que sin los efectos de las mareas, la Tierra se moverá a una órbita de 1.7 UA (unos 250 millones de kilómetros) del Sol cuando la estrella alcance su radio máximo. Por lo tanto se espera que el planeta escape inicialmente de ser envuelto por la tenue atmósfera exterior expandida del Sol. Aun así, cualquier forma de vida restante sería destruida por el aumento de la luminosidad del Sol (alcanzando un máximo de cerca de 5000 veces su nivel actual).[54] Sin embargo, una simulación realizada en 2008 indica que la órbita de la Tierra decaerá debido a los efectos de marea y arrastre, ocasionando que el planeta penetre en la atmósfera estelar y se vaporice.[61]
La Tierra es un planeta terrestre, lo que significa que es un cuerpo rocoso y no un gigante gaseoso como