Epigenoma
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El epigenoma (del griego epi, en o sobre, -genoma)[1] se refiere a una red de compuestos químicos que rodean el ADN que modifican el genoma sin alterar las secuencias del ADN y participan en la determinación de qué genes están activos.[2] Es decir, el epigenoma comprende todos los compuestos químicos que se han agregado al ADN como una forma de regular la actividad génica. Los compuestos químicos del epigenoma no son parte de la secuencia del ADN, pero están en el ADN o unidos a él.[3]
Células diferentes tienen diferentes marcas epigenéticas. Estas marcas epigenéticas, que no forman parte de la propia molécula de ADN, pueden ser transmitidas a las células hijas durante la división celular, y de una generación a la siguiente.[4]En el epigenoma se encuentran los cambios químicos en el ADN y las proteínas nucleares histonas de un organismo; estos cambios pueden transmitirse a la descendencia de un organismo, a través de la herencia epigenética transgeneracional varada. Los cambios en el epigenoma pueden provocar cambios en la estructura de la cromatina y, por tanto, cambios en la función del genoma.[5]
El epigenoma también se refiere a modificaciones del ADN (por ejemplo, metilación de CpG), interacciones proteína-ADN, modificaciones de histonas y organización de la cromatina que influyen colectivamente en la expresión génica, la regulación y la estabilidad del genoma. Estas características son hereditarias durante la división celular, pero dinámicas durante el desarrollo, generando perfiles que son exclusivos en tejidos y células.[6]
El epigenoma participa en la regulación de la expresión génica, el desarrollo, la diferenciación de tejidos y la supresión de elementos transponibles. A diferencia del genoma subyacente, que permanece en gran parte estático dentro de un individuo, el epigenoma puede ser alterado dinámicamente por las condiciones ambientales.[7]