Argumento teleológico
argumento a favor de la existencia de un Dios / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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El argumento teleológico o físico-teológico es un argumento a favor de la existencia de Dios o, más generalmente, de un creador inteligente basándose generalmente en alguna premisa sobre la presencia en el mundo natural de algún tipo de valor intrínseco o algún tipo de orden hacia ciertos fines.[1][2][3][4]El término y definición del argumento fue dado por Immanuel Kant en su obra Crítica de la razón pura.[5][6]
Las primeras versiones conocidas de este argumento están asociadas con Sócrates en la antigua Grecia, aunque se piensa que estaba abordando un argumento más antiguo.[7][Sed. 1] Platón, su alumno, y Aristóteles, el alumno de Platón, desarrollaron enfoques complejos de la propuesta de que el cosmos tenía una causa inteligente, pero fueron los estoicos los que, bajo su influencia, «desarrollaron la batería de argumentocreacionistas ampliamente conocidos bajo la etiqueta 'El argumento del diseño'».[Sed. 2]
Las religiones abrahámicas han usado el argumento teleológico de muchas maneras y tienen una larga asociación con él. En la Edad Media, teólogos islámicos como Al-Ghazali utilizaron el argumento, aunque fue rechazado por innecesario por los literalistas coránicos y como poco convincente por muchos filósofos islámicos. Más tarde, el argumento teleológico fue aceptado por santo Tomás de Aquino e incluido como el quinto de sus Cinco Vías para probar la existencia de Dios. A principios de la Inglaterra moderna, clérigos como William Turner y John Ray también fueron defensores bien conocidos y a inicios del siglo XVIII, William Derham publicó su Physico-Theology, que daba su «demostración del ser y de los atributos de Dios a partir de sus obras de creación».[8] Posteriormente, William Paley, en su Natural Theology or Evidences of the Existence and Attributes of the Deity [Teología natural o Evidencias de la existencia y atributos de la Deidad] publicó una destacable presentación del argumento del diseño con su versión de la analogía del relojero y el primer uso de la frase «argumento del diseño» (argument from design).[9] Esta analogía también se extrapoló al campo de la astronomía, donde Isaac Newton y Samuel Clarke compararon el universo con un reloj mecánico. En contra de esta posición, Gottfried Leibniz sostuvo en su Monadología un universo compuesto por mónadas con una armonía preestablecida por Dios.
Desde que comenzó a utilizarse, ha habido muchas críticas a las diferentes versiones del argumento teleológico y respuestas a su desafío a las afirmaciones contra la ciencia natural no teleológica. Especialmente importantes fueron los argumentos lógicos generales presentados por David Hume en sus Dialogues Concerning Natural Religion [Diálogos sobre la religión natural], publicado en 1779, y la explicación de la complejidad biológica dada en On the Origin of Species [El origen de las especies] de Charles Darwin, publicado en 1859.[10] Desde la década de 1960, los argumentos de Paley, incluyendo las palabras «diseño inteligente» (intelligent design), ha sido influyente en el desarrollo de un movimiento de ciencia de la creación, especialmente en la forma conocida como movimiento de diseño inteligente o neocreacionismo, que no solo utiliza el argumento teleológico para argumentar en contra de la moderna comprensión científica de la evolución, sino que también afirma lo que se suponen fallas en la ciencia evolutiva que justificarían su retirada del currículo educativo.[11], tratando de ir más allá de la teología al tratar de formular una teoría científica; sin embargo el argumento "científico" dado por Paley y los seguidores del diseño inteligente, es rechazado por la comunidad científica al carecer del rigor científico necesario para generar una verdadera teoría científica.[12] Sin embargo no todas las posturas creyentes están en contra de la evolución biológica presentada por la comunidad científica, entre estas posturas no literalistas de los escritos religiosos, podemos encontrar las posturas del creacionismo evolutivo, y más específicamente de la postura de la evolución teísta.
Así, ya desde la Grecia clásica se desarrollaron dos enfoques para el argumento teleológico, que se distinguen por su comprensión de si el orden natural fue creado literalmente o no. El enfoque no creacionista comienza más claramente con Aristóteles, aunque muchos pensadores, como los neoplatónicos, creían que ya estaba afirmado en Platón. Ese enfoque no es creacionista en un sentido simple, porque si bien está de acuerdo en que una inteligencia cósmica es responsable del orden natural, rechaza la propuesta de que eso requiera que un «creador» haga y mantenga físicamente tal orden. Los neoplatónicos no encontraron convincente el argumento teleológico, y en eso fueron seguidos por filósofos medievales como Al-Farabi y Avicena. Más tarde, Averroes y Aquino consideraron el argumento aceptable, pero no necesariamente el mejor argumento.
Algunos de los mejores defensores contemporáneos del argumento teleológico son Richard Swinburne y John Lennox.