José de Arimatea
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José de Arimatea (también conocido como Joseph Abarimathia en la Edad Media)[1] es un personaje bíblico que, de acuerdo con el Evangelio de Mateo 27:60, era el propietario del sepulcro en el cual fue depositado el cuerpo de Jesús de Nazaret después de su crucifixión y muerte. Dwight L. Moody observó que los evangelios canónicos raramente recuentan los mismos relatos;[2] sin embargo, el relato de José de Arimatea y su esfuerzo por conseguir el cuerpo de Jesús para darle sepultura es narrado en todos ellos: Mateo 27, 57-60; Marcos 15, 43-46; Lucas 23, 50-55; y Juan 19: 38-42.[3]
San José de Arimatea | ||
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José de Arimatea, Hermandad de la Piedad de Cabra (Córdoba) | ||
Información personal | ||
Nacimiento |
c. Siglo Ijuliano Arimatea (Antigua Roma) | |
Fallecimiento | c. Siglo Ijuliano | |
Religión | Judaísmo y cristianismo | |
Información profesional | ||
Ocupación | Legislador | |
Cargos ocupados | Anciano | |
Información religiosa | ||
Festividad |
31 de agosto en Occidente 31 de julio en Oriente | |
Venerado en |
Iglesia católica Iglesia ortodoxa Comunión anglicana | |
Patronazgo | Funerarios | |
Miembro de | Sanedrín | |
A pesar de hacer una crítica del carácter de José al indicar que era "discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos" (Juan 19:38), el Evangelio de Juan incluyó el evento. De hecho, los otros tres evangelios lo caracterizan benevolentemente. Un «hombre rico» según San Mateo; un hombre «ilustre» según San Marcos; «persona buena y honrada» según San Lucas; «...que era discípulo de Jesús» según San Mateo, «pero clandestino por miedo a las autoridades judías», según San Juan. Marcos comienza señalando que José, compartiendo la visión de la venida del Reino de Dios (lo cual Lucas 23:51 repite), entró "osadamente" a pedirle el cuerpo de Jesús a Pilato (15:43). Lucas añade que este varón "no había consentido en el acuerdo ni en los hechos" de los líderes religiosos.
Marcos y Lucas le llaman un βουλευτής (miembro del concilio), lo que significa que era miembro del Sanedrín,[4] el tribunal supremo de los judíos.
De acuerdo con leyendas medievales,[5] José de Arimatea era hermano menor de Joaquín, el padre de la Virgen María, lo que lo convierte en tío abuelo de Jesús.[cita requerida] Se convirtió en tutor del nazareno después de la temprana muerte de San José, el esposo de María. Se dice también que fue decurión del Imperio romano, una especie de ministro, encargado de las explotaciones de plomo y estaño.
Para la Edad Media se crearon leyendas que le atribuyen el traslado del Sudario, el Grial y otras reliquias desde la ciudad de Jerusalén a otros sitios en la cuenca del Mediterráneo. El primero en desarrollar esta idea fue Robert de Boron en su poema Joseph d'Arimathe (José de Arimatea).
Lo cierto es que los cuatro evangelistas coinciden en contar el mismo episodio donde intervino San José de Arimatea. Jesús acaba de morir en la cruz, Pedro renegó de Él por tres veces en público, los apóstoles se dispersan, pero este hombre solicita al procurador romano Poncio Pilato que le permita dar sepultura al cuerpo de Jesús. Con la ayuda de Nicodemo, desclava el cuerpo de la cruz y lo sepulta en su propia tumba, un sepulcro nuevo, recién excavado en la roca, donde se encuentra la basílica del Santo Sepulcro. Lo envolvieron en lienzos de lino y lo colocaron en la tumba con una gran piedra en la entrada. Por esto, la tradición católica lo tiene como patrono de embalsamadores y sepultureros.
José de Arimatea es protagonista de la apócrifa Declaración de José de Arimatea, escrita en primera persona, en la que se reivindica como responsable del descendimiento y entierro de Cristo y narra el cautiverio al que el Sanedrín la condena por ello. Estas represalias son también referidas en el Evangelio de Nicodemo.
Su festividad en el santoral católico se celebraba el 17 de marzo,[6] dato que se conserva en el sinasario griego. Después se pasó a celebrar el 31 de agosto junto a san Nicodemo.[7] En la iglesias de rito oriental se festeja el 31 de julio y en la iglesia anglicana el 1 de agosto.