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Alfredo Stroessner

dictador de Paraguay de 1954 a 1989 De Wikipedia, la enciclopedia libre

Alfredo Stroessner
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Alfredo Stroessner Matiauda (pronunciación en alemán: /ˈʃtʁœsnɐ/; Encarnación, 3 de noviembre de 1912-Brasilia, 16 de agosto de 2006) fue un militar, político y dictador paraguayo. Lideró su país como presidente de facto desde el 15 de agosto de 1954 hasta el 3 de febrero de 1989, cuando fue derrocado por un golpe de Estado. Su gobierno autoritario de casi treinta y cinco años de duración recibe la denominación de stronismo[2] o stronato.[3]

Datos rápidos Vicepresidente, Predecesor ...

Con una destacada carrera militar, habiendo participado en la guerra del Chaco contra Bolivia (1932-1935) y la guerra civil paraguaya (1947), y siendo afiliado del Partido Colorado (desde 1951), encabezó un golpe de Estado que depuso al presidente Federico Chaves y tras una breve presidencia provisional de Tomás Romero Pereira, Stroessner resultó elegido sin oposición en las elecciones generales del 11 de julio de 1954 para completar el período de Chaves.

Sería reelegido siete veces como presidente, primero sin oposición en un régimen de partido único y luego mediante elecciones fraudulentas. Durante su larga dictadura, se cometieron masivas violaciones a los derechos humanos, tales como arrestos arbitrarios, torturas y desaparición forzada.[4]

Su gobierno colaboró con los demás gobiernos de facto dictatoriales de América del Sur en el Plan Cóndor en la década de los 70, instigado por los Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría, viéndose esto documentado en los Archivos del Terror, descubiertos en 1992.[4]

Fue derrocado por un golpe de Estado llevado a cabo entre la noche del 2 y la mañana del 3 de febrero de 1989, liderado por el general de división Andrés Rodríguez Pedotti, su consuegro, hombre de mayor confianza y hasta entonces mano derecha. Fue enviado al exilio el 5 de febrero de 1989 a la ciudad de Brasilia en Brasil, donde pasaría sus últimos 17 años de vida hasta que finalmente falleció en el Hospital Santa Lucía de Brasilia a las 11:20 horas de la mañana (hora brasileña) del 16 de agosto de 2006 de un shock séptico por complicaciones con una neumonía, fue velado en una estricta ceremonia privada y sepultado en el Cementerio Campo da Esperança en la capital brasileña.[5]

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Biografía

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Stroessner, c. 1920.

Nació el 3 de noviembre de 1912 en Encarnación, Departamento de Itapúa, Paraguay. Su padre, Hugo Strößner,[n. 1] era un inmigrante alemán oriundo de Hof, Baviera, que llegó a Paraguay hacia 1895 y trabajaba en una cervecería. Su madre, Heriberta Matiauda, provenía de una familia paraguaya de clase alta, de ascendencia española-criolla.

A los 17 años ingresó al Ejército Paraguayo, con ayuda de su tío Vicente Matiauda. Dos años después, alcanzó el grado de teniente y participó en la Guerra del Chaco (1932-1935) contra Bolivia como cadete de artillería.

Durante la guerra civil paraguaya de 1947, Stroessner fue uno de los comandantes que defendió al gobierno del presidente Higinio Morínigo frente a sectores rebeldes de las Fuerzas Armadas, apoyados por civiles del Partido Liberal Radical Auténtico, el Partido Comunista Paraguayo y el entonces naciente Partido Revolucionario Febrerista.

En 1948, a los 36 años, fue ascendido a general de brigada, convirtiéndose en el general más joven de Sudamérica. En 1951 se afilió al Partido Colorado y fue nombrado comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.

En mayo de 1954, ya como general de división, lideró el golpe de Estado que derrocó al presidente Federico Chaves, también colorado. La Junta de Gobierno del Partido lo designó candidato presidencial. Fue electo sin oposición el 11 de julio y asumió la presidencia el 15 de agosto de ese año.

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Stroessner en su despacho oficial.

Stroessner fue reelegido en ocho periodos consecutivos, en elecciones en las que participaron también candidatos del Partido Liberal (PL), el Partido Liberal Radical (PLR) y el Partido Revolucionario Febrerista (PRF), aunque en su mayoría —o totalidad— consideradas fraudulentas.[6]

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Dictadura (1954-1989)

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Ascenso al poder

El 31 de mayo de 1951, Stroessner fue designado comandante en jefe interino de las Fuerzas Armadas de la Nación. Este nombramiento, en apariencia una decisión administrativa rutinaria, resultaría decisivo en el reordenamiento del poder político-militar en Paraguay y marcaría el inicio del proceso que culminaría en su acceso a la jefatura del Estado en 1954.

Durante el gobierno de Federico Chaves (1949-1954), Paraguay atravesaba una coyuntura crítica, caracterizada por una profunda inestabilidad institucional, un estancamiento económico persistente, una depreciación sostenida del guaraní, y una fragmentación interna en el seno del Partido Colorado, hegemónico desde la guerra civil de 1947. En este contexto, el presidente del Banco Central del Paraguay, Epifanio Méndez Fleitas, emergía como una figura de gran influencia, generando tensiones tanto dentro del oficialismo como con sectores económicos, en particular con la Asociación Rural del Paraguay, debido a su negativa a convalidar el incremento en el precio del ganado vacuno.

La crisis alcanzó su punto de inflexión en enero de 1954, cuando el gobierno de Chaves intentó desplazar a Méndez Fleitas, provocando una reacción adversa en sectores castrenses. El comandante de la División de Caballería, teniente coronel Néstor Ferreira, exigía la destitución del presidente del Banco Central, mientras que el jefe de la Policía Nacional, Esteban López Martínez, preparaba una eventual defensa del orden institucional. En este clima de tensión preinsurreccional, Stroessner optó por mantener una postura expectante, consolidando su ascendiente sobre la estructura militar y evitando la fragmentación del Ejército.

La dimisión de Méndez Fleitas el 7 de enero de 1954 precipitó una reconfiguración en el entorno presidencial. Chaves designó como nuevo jefe de Policía a Roberto L. Petit Barúa, joven dirigente colorado, con el objetivo de reequilibrar el poder frente al estamento castrense. No obstante, el proceso de rearme policial impulsado por Petit Barúa fue interpretado por el Alto Mando como una amenaza directa a la autoridad militar, incrementando la percepción de ingobernabilidad.

El 4 de mayo de 1954 se produjo el golpe de Estado. Tropas del Batallón 40 atacaron el cuartel central de la Policía en Asunción. En el enfrentamiento murió Petit Barúa. La División de Caballería, neutralizada previamente mediante el arresto de su comandante, no ofreció resistencia. El presidente Chaves intentó refugiarse en el Colegio Militar, donde fue detenido por orden directa de Stroessner. La presidencia quedó vacante.

Ante la acefalía, el Partido Colorado —profundamente dividido— aceptó una solución transicional. Entre el 5 y el 8 de mayo, el poder real fue ejercido por las Fuerzas Armadas de la Nación. Stroessner, rechazando asumir el mando por la vía de facto, accedió a una salida institucional controlada, tras negociaciones encabezadas por el propio Méndez Fleitas. Se acordó la celebración de elecciones presidenciales con candidatura única. El 11 de julio de 1954 se realizaron los comicios sin participación opositora, en los que Stroessner fue electo presidente. Tomás Romero Pereira, presidente del Partido Colorado, asumió interinamente el Ejecutivo hasta la toma de posesión el 15 de agosto.

Consolidación de su régimen

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Stroessner junto a su homólogo brasileño, Humberto de Alencar Castelo Branco, 27 de marzo de 1965.

Una vez en el poder, con la finalidad de poner fin a un período de 50 años de anarquía perjudicial caracterizada por una sucesión constante y controvertida de presidentes, algunos de los cuales apenas ocupaban el cargo por días, Stroessner procedió a suprimir de manera inmediata las garantías constitucionales. Además, ejerció un control riguroso sobre las actividades de los partidos políticos y desplegó una represión severa. Su gobierno se sustentó en el respaldo tanto del Ejército Paraguayo como del Partido Colorado.[7] En este último, llevó a cabo purgas significativas con el objetivo de consolidar su dominio y asegurar su permanencia en el poder. El partido gobernante se transformó en una estructura dedicada al intercambio de favores, lo que propició la propagación de la corrupción en lo que posteriormente se denominó como «la trilogía»: Gobierno-partido-fuerzas armadas.

Derechos humanos y represión

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Representación museográfica de una escena de tortura en una de las celdas de la DNAT, utilizada como centro de reclusión y represión durante la dictadura de Stroessner.

El régimen de Stroessner implementó un sistema represivo institucionalmente respaldado por la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas y agencias de inteligencia, como la DNAT y el Departamento de Investigaciones, bajo el amparo del estado de sitio permanente.[8]

El Departamento de Investigaciones de la Policía de la Capital (DIPC), ubicado en el centro de Asunción, operó como principal nodo operativo de represión durante el régimen.[8] Su proximidad a instituciones estatales y religiosas —como el Parlamento, el Arzobispado de Asunción, la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, la Catedral y el Palacio de Gobierno— evidenciaba la integración formal del aparato represivo en la estructura estatal.

La represión política se coordinó entre unidades policiales y militares, con información suministrada por distintas ramas de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, informantes civiles, servicios de inteligencia extranjeros y milicias vinculadas al Partido Colorado.[9] Las operaciones se ejecutaban mediante una cadena de mando centralizada, con Stroessner como autoridad suprema.

A diferencia de otros regímenes regionales, el aparato represivo paraguayo no desarrolló estructuras clandestinas de alcance nacional.[10] Las funciones de control político y represión se ejercieron a través de organismos estatales formales: las fuerzas militares bajo el Estado Mayor General y las policiales bajo el Ministerio del Interior.

Desde 1968, bajo la dirección de Pastor Milciades Coronel, el DIPC asumió un rol central en la represión, especialmente durante la década de 1970.[11] Tras 1980, con modificaciones en la estructura de poder, las Fuerzas Armadas incrementaron su participación en la planificación y ejecución de operaciones, destacando al general Patricio Colmán y al Regimiento de Infantería N.º 14.

La inteligencia policial especializada se concentró en el DIPC y la DNAT, bajo la dirección de Antonio Campos Alum.[12] Ambos organismos, dependientes del Ministerio del Interior, contaban con jurisdicción nacional, responsables en cada gobernación, comisarías y localidades estratégicas, así como extensas redes de informantes civiles.

El personal operativo se reclutó mayoritariamente entre afiliados al Partido Colorado, cuya estructura territorial coincidía con la organización administrativa estatal. Las unidades operativas actuaban con apoyo militar y la colaboración de civiles partidarios, desempeñando funciones de guía, informante o miliciano.

Aunque el aparato represivo no se caracterizó por un alto desarrollo técnico, su integración en la estructura estatal le permitió ejercer control efectivo sobre la oposición política y la seguridad interna.[13]

Según el informe de la Comisión de Verdad y Justicia (CVJ), entre 1954 y 1989 se registraron aproximadamente 20 090 detenciones arbitrarias, 18 772 casos de tortura, 336 desapariciones forzadas y 59 ejecuciones extrajudiciales.[12] Los métodos documentados incluyeron picana eléctrica, asfixia por inmersión, palizas, aislamiento prolongado, privación sensorial y violencia sexual dirigida principalmente contra mujeres.[10]

Los centros oficiales, particularmente la DNAT y el DIPC en Asunción, se emplearon sistemáticamente como espacios de detención, interrogatorio y tortura de sindicalistas, campesinos, estudiantes, religiosos, intelectuales y militantes políticos.

En 1975 Paraguay se integró al Plan Cóndor, una red represiva regional. Los Archivos del Terror, descubiertos en Lambaré en diciembre de 1992, evidenciaron intercambios de inteligencia, secuestros, torturas y asesinatos coordinados entre agencias del Cono Sur mediante redes cifradas.[9]

La CVJ identificó inicialmente 9.923 víctimas registradas en dichos archivos, cifra que ascendió a 10.167 tras expansión documental.

Diversas organizaciones de derechos humanos, junto a la Iglesia y comunidades indígenas, promovieron acciones de resistencia, como la marcha silenciosa de 1988. La documentación obtenida impulsó la creación del Centro de Documentación del Poder Judicial (1993). En 2008 se presentó formalmente el informe final de la CVJ como acto de reconocimiento estatal.[14]

Durante el régimen se promulgaron constituciones (1967, 1977) que eliminaron límites a la reelección presidencial, consolidando el control político.

Se documentó tortura institucionalizada en celdas oficiales, que incluyó esclavitud sexual de niñas y adolescentes en instalaciones vinculadas al alto mando militar.[11]

Asimismo, se impusieron medidas de censura cultural, como la prohibición de la obra Las troyanas de Eurípides en 1984, considerada «un panfleto contra el orden, la disciplina, el soldado y la ley».[13]

Política exterior

Su régimen fue anticomunista. Paraguay fue uno de los primeros países hispanoamericanos en romper relaciones diplomáticas en 1960 con el régimen de Fidel Castro, que había consumado el año anterior la Revolución cubana. También rompió relaciones diplomáticas con casi todos los Estados comunistas del mundo, a excepción de Rumania y Yugoslavia, gobernadas respectivamente por Nicolae Ceauşescu y por Josip Broz Tito. Además, como parte de esa postura, en 1957 los paraguayos reconocieron a Taiwán como una nación soberana e independiente. Por esta postura, el gobierno de Stroessner contó desde un inicio con un gran apoyo por parte de los Estados Unidos y, en menor medida, de la Alemania Occidental.

En 1960 durante el régimen de Arturo Frondizi en Argentina autorizó en las actividades secretas de la policía política de Stroessner que se dedicarían al espionaje del exilio paraguayo en el país del sur. En los 60 se instalaron en el país redes de pyragües, el ejército irregular de informantes de Stroessner. En 1961 con adquiecencia del gobierno argentino de Frondizi, Edgar L. Ynsfrán, el ministro del Interior y Ramón Duarte Vera, jefe de la Policía paraguaya, crearon un ejército privado de informadores sobre las actividades de los dirigentes opositores en Argentina, que luego se extendería a Brasil y Uruguay.[15]

Alfredo Stroessner en Argentina
Discurso de Alfredo Stroessner durante la firma de convenios binacionales con Argentina en 1979. Fuente: Servicio de Difusión de la Creación Intelectual.

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Stroessner visita Brasilia con Juscelino Kubitschek (1958).
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Encuentro entre Stroessner y el presidente de Italia, Giovanni Leone (1973).

En el ámbito regional, y a través de las décadas, Stroessner apoyó a regímenes de la región que tuviesen una notoria impronta anticomunista: el pinochetismo en Chile, el peronismo en Argentina, etc. El gobierno paraguayo tuvo un papel muy activo en la caída del gobierno de Juan Bosch en República Dominicana, ayudó en la captura del Che Guevara y también en el golpe de Estado del general Hugo Banzer en contra del general Juan José Torres en Bolivia. Se reunió con los presidentes argentinos Juan Domingo Perón, Arturo Frondizi, y los dictadores Agustín Lanusse y Jorge Rafael Videla; el príncipe Felipe de Edimburgo; el príncipe Bernardo de los Países Bajos; el presidente francés Charles de Gaulle y la primera dama Yvonne Vendroux; el vicepresidente estadounidense Richard Nixon; los presidentes chilenos Carlos Ibáñez del Campo y Augusto Pinochet. También se reunió con los jefes de la Junta Militar, José Toribio Merino, César Mendoza y Gustavo Leigh; el dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez; los príncipes de España Juan Carlos de Borbón y Sofía; los presidentes norteamericanos: Dwight D. Eisenhower, Lyndon B. Johnson y Jimmy Carter; los presidentes mexicanos Adolfo Ruiz Cortines y Luis Echeverría; el papa Juan Pablo II; los príncipes herederos de Japón Akihito y Michiko; el primer ministro japonés Eisaku Sato, así como los presidentes brasileños Juscelino Kubitschek, Humberto de Alencar Castelo Branco, Emílio Garrastazu Médici y Ernesto Geisel.

Realizó múltiples viajes de Estado, incluyendo un encuentro con el emperador Hirohito de Japón. Asimismo, mantuvo reuniones con el dictador Francisco Franco en España, el presidente francés Georges Pompidou y el presidente italiano Giovanni Leone. Además, efectuó visitas a otros países como Taiwán, Sudáfrica (con el cual Paraguay mantenía estrechas relaciones bilaterales). Mantuvo buenas relaciones con México, país al cual acudían como refugio algunos perseguidos políticos. Coincidió con el presidente Ruiz Cortines durante la Declaración de Panamá en 1956; y se reunió con Luis Echeverría, con quien sostuvo una entrevista en Acapulco en septiembre de 1975. De igual modo, se convirtió en el primer jefe de Estado extranjero en visitar Chile tras el golpe militar liderado por Augusto Pinochet en 1973, lo que contribuyó a la legitimación de su dictadura y estableció una relación personal cercana con él. Pinochet visitó Paraguay a principios de 1974; y obsequió a Stroessner una réplica del sable de O'Higgins.

En su visita a Chile en septiembre de 1974, durante la Parada Militar acompañó a su homólogo chileno Augusto Pinochet en la tribuna de honor y los demás integrantes de la Junta Militar. En 1976, Stroessner facilitaría pasaportes a algunos agentes de la DINA, entre ellos Michael Townley, quien estuvo implicado en el asesinato del excanciller de Allende, Orlando Letelier. Cuando Stroessner fue derrocado en 1989, Pinochet le ofreció asilo político en Chile.

Apoyo a los Estados Unidos

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Alfredo Stroessner con el presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, en la Casa Blanca, 6 de septiembre de 1977.

Paraguay disfrutó de estrechos lazos militares y económicos con los Estados Unidos y apoyó la invasión estadounidense de la República Dominicana. El régimen de Stroessner incluso ofreció enviar tropas a la guerra de Vietnam junto con los estadounidenses. Estados Unidos desempeñó un «papel fundamental de apoyo» en los asuntos internos del Paraguay de Stroessner. Entre 1962 y 1975, Estados Unidos proporcionó 146 millones de dólares al gobierno militar de Paraguay, con lo que los oficiales paraguayos fueron capacitados en la Escuela de las Américas del Ejército de Estados Unidos. Aunque las fuerzas militares y de seguridad bajo Stroessner recibieron menos apoyo material por parte de los Estados Unidos que otros países sudamericanos, existían fuertes conexiones intermilitaristas a través de asesores militares y entrenamiento militar. Entre 1962 y 1966, cerca de 400 militares paraguayos fueron entrenados por Estados Unidos en la Zona del Canal de Panamá y en suelo estadounidense. Richard Nixon declaró que el régimen de Stroessner era un «modelo viable de democracia para América Latina». Continuaron hasta que la Administración de Jimmy Carter cuando se enfatizó una política exterior que reconocía los abusos a los derechos humanos, aunque tanto la ayuda militar como la económica fueron asignadas al gobierno paraguayo en los presupuestos de Carter.

Además, permitió la entrada de dictadores derrocados de otros países, como el ya citado Anastasio Somoza Debayle. El mortal atentado contra Somoza, ocurrido en Paraguay, llevó a Stroessner a cometer todo tipo de atropellos en busca de posibles culpables, como es el caso del periodista chileno Rafael Mella Latorre. Su régimen también es señalado como responsable de políticas genocidas contra los indígenas Achés. Asimismo, permitió el asentamiento de grupos evangelistas estadounidenses, como Las Nuevas Tribus.

Política económica

Cuando Stroessner llegó al poder, se encontró con una gran crisis social y económica. Su reto como nuevo mandatario fue sanear la economía, pero sin implantar medidas de liberalización. El crecimiento empezó a tomar efecto a finales de los años 1950. Durante los años 1960, la economía mostró un crecimiento positivo y llegó a crecer un promedio de 4.2 % del PIB. El crecimiento moderado continuó hasta la mitad de los años 1970: desde 1976-81, ocurrió un boom en la economía debido a la construcción de la Represa de Itaipú, que permitió un crecimiento de un 11 % del PIB, al mismo tiempo que aumentaba la corrupción y el contrabando.

En 1972, el régimen de Stroessner implementó un cambio en el huso horario oficial, adelantando los relojes una hora con el objetivo declarado de optimizar el consumo energético. Esta medida buscaba reducir la demanda de electricidad mediante un aprovechamiento más eficiente de la luz solar.[16]

Stroessner firmó un tratado con Argentina, Brasil y Uruguay para permitirle a Paraguay exportar sus productos; este tratado pasó a llamarse Tratado del Río de la Plata. A partir de 1982, la economía empezó a deteriorarse debido a que el país iba quedando cada vez más al margen de la comunidad internacional por los abusos en los derechos humanos. El crecimiento se niveló a partir de 1986 y la economía creció entre el 3 y el 4 % del PIB.

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Alfredo Stroessner recibe en visita oficial al presidente de la Argentina, Juan Domingo Perón, 7 de junio de 1974.

Era respetado por su disciplina financiera de renegociar los préstamos que le garantizaba el Banco Mundial, lo que le permitió mantener una moneda estable.

En concordancia con la política económica del carácter del general Stroessner, los servicios de la Central Intelligence Agency (CIA) fueron declarados de gran importancia para garantizar la inversión desarrollista del Banco Mundial. El 23 de mayo de 1969, un grupo de agentes de la CIA fue admitido en el Paraguay bajo la licencia del mismo organismo desarrollista. Algunos de sus efectivos fueron asignados a acciones políticas para diversificar la base social del partido y, en consecuencia, varios nacionales fueron desaparecidos después de haber sido arrestados bajo cargos de incitación revolucionaria con el apoyo de un simbólico «partido comunista».

En los años sesenta y setenta en América del Sur, Alfredo Stroessner en conjunto con inversionistas realizó diversas obras de infraestructuras, como la construcción de la Represa de Itaipú, este último, apaciguando las aguas por el conflicto del Salto del Guaira con el Brasil, dio origen a Itaipú que fue la mayor planta de energía hidroeléctrica del mundo hasta que los chinos construyesen la Presa de las Tres Gargantas en 1994.

El presidente también buscó ampliar la infraestructura de su país, multiplicando y mejorando el sistema de carreteras, como la Transchaco y los puentes, y aumentando considerablemente el número de escuelas, hospitales y otras instituciones estatales.

En materia rural, el stronismo ensayó una suerte de reforma agraria al entregar 20 hectáreas de tierras arables a un precio normal a quienes concluyesen el servicio militar obligatorio; la medida benefició a miles de familias. También contribuyó a desarrollar el mercado internacional de la soja, cultivo que ingresó al país en 1967.

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Estampilla de 1955 con los rostros de Alfredo Stroessner y el presidente de Argentina, Juan Domingo Perón.

También destacan otras obras públicas, como carreteras, escuelas, universidades, edificios, puentes, hospitales, aldeas, pueblos y ciudades, como Puerto Flor de Lis (en 1957), después llamada Puerto Presidente Stroessner, y renombrada Ciudad del Este en 1989. Cuando realizaba las campañas electorales para ser reelegido, usaba el eslogan «Paz, Trabajo y Bienestar con Stroessner» y cada obra que realizaba llevaba su nombre.

Ministros

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Placa conmemorativa del régimen de Stroessner, ubicada en el Ministerio del Interior, que alude a su restauración y equipamiento durante la gestión del ministro Sabino Augusto Montanaro.

La siguiente tabla es una lista parcial de los ministros durante el stronismo:

Más información Cargo, Ministros ...
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Vínculos con ideologías y regímenes autoritarios

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Relaciones con exnazis y el Tercer Reich

Stroessner efectuó diversos viajes a la Alemania Occidental, motivado en parte por su filiación cultural proalemana vinculada al lugar de nacimiento de su padre en Hof, Baviera. No obstante, las relaciones diplomáticas con dicho país fueron oscilantes a lo largo de su régimen.

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Josef Mengele.

Stroessner mostró una gran simpatía por Adolf Hitler, su régimen y los nazis, a varios de los cuales garantizó el asilo político en el Paraguay, después de haber sido derrotados en la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos figuran el médico Josef Mengele y el oficial de las SS Eduard Roschmann. Asimismo, mantuvo reuniones oficiales con el piloto de la Luftwaffe Hans-Ulrich Rudel. Distintas fuentes sostienen que pudo haberse encontrado con Adolf Eichmann y Otto Skorzeny. El criminal de guerra Klaus Barbie también transitó por Paraguay, donde se constató que poseía documentación paraguaya.

En la década de 1980, Herbert Bellschan von Mildenburg, antiguo miembro de las SS, realizó inversiones en el país, particularmente en Ciudad del Este —entonces denominada Puerto Presidente Stroessner—. Pese a los rumores, Martin Bormann nunca residió en Paraguay, dado que falleció en 1945.

La captura de Eichmann en Buenos Aires en 1960 y su posterior condena en Jerusalén llevó al gobierno israelí a desplegar operaciones en la región con el fin de localizar a Mengele, a quien Paraguay otorgó la ciudadanía. En paralelo, el expresidente argentino Juan Domingo Perón —quien también acogió a exiliados nazis— se exilió en Paraguay tras su derrocamiento en 1955.

En el plano cultural, ciertos grupos neonazis locales emplean un juego de palabras con el apellido del dictador, representándolo con la runa sowilo (Stroe𐌔𐌔ner), en alusión a su proximidad con antiguos miembros de la Schutzstaffel.

Vínculos con el falangismo español

Las relaciones bilaterales entre Paraguay y España se consolidaron durante la dictadura franquista. Stroessner visitó oficialmente a España, donde sostuvo un encuentro con el general Francisco Franco. En dicha ocasión, se utilizaron de manera protocolaria símbolos de la Falange Española, lo que constituyó un episodio singular en el que Stroessner se mostró con deferencia hacia el falangismo y hacia el propio Franco.

De acuerdo con los Archivos del Terror, delegaciones de la organización neofalangista Fuerza Nueva se instalaron en Paraguay bajo su régimen. Asimismo, se constata la estadía en el país de Blas Piñar, destacado dirigente falangista y miembro del Movimiento Nacional.

En el plano arquitectónico, Stroessner promovió la construcción del denominado Monumento a la Paz Victoriosa en el Cerro Lambaré, inspirado en el Valle de los Caídos erigido por el régimen franquista.

Contactos con Japón durante la era Shōwa

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Stroessner y el emperador Hirohito en 1972.

En 1972, Stroessner realizó una visita oficial a Japón, donde fue recibido por el emperador Hirohito, correspondiente a la Era Shōwa. Hirohito fue el único de los líderes de las Potencias del Eje que conservó el poder tras la Segunda Guerra Mundial. La documentación pública sobre el contenido de esta reunión es escasa, por lo que los alcances de los diálogos permanecen poco claros.

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Derrocamiento

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Dentro del sector tradicionalista del Partido Colorado, identificado como la facción opositora al oficialismo stronista, se encontraba el general Andrés Rodríguez Pedotti, comandante del I Cuerpo del Ejército (I CE) y estrecho colaborador del general Alfredo Stroessner. A medida que el mandatario envejecía, Rodríguez emergía como un probable sucesor, circunstancia que generó recelos dentro del ala oficialista del partido, que procuró neutralizar su creciente influencia ofreciéndole un cargo ceremonial como ministro de Defensa o, en su defecto, el retiro anticipado de la vida militar.

Durante los primeros días de enero de 1989, comenzaron a intensificarse en Asunción los rumores sobre un inminente golpe de Estado. Diversas fuentes señalaban que las fuerzas blindadas del I CE —una de las unidades más poderosas del país y bajo control directo del general Rodríguez— serían las encargadas de ejecutar el levantamiento armado contra el régimen. No obstante, gran parte del círculo cercano a Stroessner, como los miembros del Cuatrinomio de Oro e incluso el propio dictador, subestimó estas advertencias, dada la estrecha relación personal entre ambos jefes militares.

Esa cercanía se sustentaba en un vínculo familiar directo: Rodríguez era consuegro del presidente Stroessner, ya que su hija, Marta Rodríguez, estaba casada con Hugo Alfredo Stroessner Mora, hijo del dictador. Esta relación influyó, presumiblemente, en la percepción de lealtad que el mandatario mantenía hacia Rodríguez, y en su consecuente desatención a las señales de conspiración que se acumulaban durante las semanas previas al levantamiento.

Según información obtenida por oficiales leales al régimen, se preveía que el golpe se ejecutaría alrededor de las 03:00 horas (UTC−3) del 3 de febrero de 1989. Sin embargo, la sublevación fue adelantada y comenzó alrededor de las 21:00 del 2 de febrero, con la ocupación de diversas instalaciones militares en Asunción. Para garantizar el sigilo operativo, los conspiradores utilizaron seudónimos como «Carlos» y «Víctor» durante la coordinación del movimiento.

A las 20:00 horas del mismo día, el general Stroessner se dirigía a la residencia de María Estela Ñata Legal, su pareja sentimental, cuando fue notificado telefónicamente sobre el inicio de la acción insurgente liderada por su consuegro. Intentó trasladarse al Comando en Jefe, pero en ese momento las tropas leales a Rodríguez ya habían tomado el control de puntos estratégicos en la capital. Stroessner terminó siendo derrocado.

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Exilio

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Consumado el derrocamiento, Alfredo Stroessner fue enviado al exilio en Brasil. El 5 de febrero de 1989, acompañado por aproximadamente treinta familiares y colaboradores, abandonó Paraguay en un vuelo especial rumbo al Aeropuerto Internacional de Viracopos, en Campinas, estado de São Paulo, donde estableció su residencia definitiva.

En 1992, Martín Almada —opositor a la dictadura— y el diario Noticias ―a través de los periodistas Christian Torres, Zulia Giménez, Alberto Ledesma y José Gregor, entre otros―, descubrieron los llamados «Archivos del Terror», unos documentos que demostraban que Stroessner había participado en la Operación Cóndor, un acuerdo militar anticomunista para la persecución de exiliados, con apoyo de las dictaduras militares de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador y Uruguay, que propició la tortura, secuestro y asesinato de miles de paraguayos y ciudadanos de los países mencionados.[22] Almada solicitaría al juez español Baltasar Garzón la extradición de Stroessner. A su vez, circularon rumores que aseguraban que Stroessner padecía cáncer de piel.[23] En 2004, su nieto fue postulado para la presidencia del Partido Colorado por el departamento Alto Paraná, debido a que el exdictador gozaba de una alta popularidad en aquel departamento, pero fue derrotado en las urnas.[24][25][26]

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Vida privada

Contrajo matrimonio con Eligia Mora, conocida públicamente como Ligia Stroessner, quien en su juventud se había desempeñado como docente. La fecha exacta de la boda entre Stroessner y Mora no está claramente documentada. Fruto de esa unión nacieron tres hijos: Gustavo, Graciela y Hugo Alfredo, conocido como «Freddy».

Durante y antes de su mandato presidencial, Stroessner mantuvo múltiples relaciones extramatrimoniales. Según varias fuentes, algunas de sus relaciones fueron con adolescentes de 13 años de edad, y es posible que haya engendrado más de treinta hijos ilegítimos. Al respecto, el periodista y escritor Bernardo Neri Farina afirmó que «es imposible saber cuántos hijos tuvo Stroessner».[27] Sus relaciones fueron divulgadas después de su dictadura, empañando aún más su imagen.[28]

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Muerte

El 16 de julio de 2006, Stroessner fue ingresado para ser operado de dos hernias inguinales en el Hospital Santa Lucía de Brasilia, con resultados satisfactorios en los primeros días, pero luego sufrió una complicación pulmonar que derivó en neumonía y lo mantuvo en estado crítico hasta el 16 de agosto de 2006, cuando falleció.[29] Fue sepultado el 17 de agosto de 2006 en el cementerio Campamento de la Paz de Brasilia, en una ceremonia privada, a la cual solo asistieron sus familiares y amigos cercanos. Se preveía trasladar sus restos a Paraguay a los pocos meses, pero el gobierno paraguayo, presidido por el colorado Nicanor Duarte Frutos, hizo saber que no recibiría con honores el cuerpo de Stroessner.[30]

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Ideología

La ideología de Alfredo Stroessner se caracterizó por un enfoque pragmático y autoritario, orientado a la conservación del poder y la estabilidad del régimen que gobernó el Paraguay entre 1954 y 1989.[31] A diferencia de otros líderes políticos del siglo XX, Stroessner no desarrolló un cuerpo doctrinario sistemático, sino que articuló un marco ideológico funcional, sustentado principalmente en el anticomunismo, el nacionalismo conservador, el militarismo y el control hegemónico del Partido Colorado.[32] El anticomunismo constituyó el eje central de la ideología del régimen stronista. En el contexto de la Guerra Fría, el gobierno de Stroessner se presentó como un bastión regional frente a la expansión del comunismo, tanto en el ámbito interno como en el internacional.[33] Esta postura justificó la implementación de una doctrina de seguridad interna orientada a la neutralización del denominado enemigo interno, lo que derivó en la persecución de organizaciones de izquierda, sindicatos, movimientos estudiantiles y sectores opositores.[34] Asimismo, facilitó la alineación política y militar del Paraguay con los Estados Unidos y otros regímenes anticomunistas de América Latina, incluyendo su participación indirecta en esquemas de cooperación represiva regional como el Plan Cóndor.[35] El stronismo promovió un nacionalismo de carácter conservador y defensivo, centrado en la preservación del orden social, la estabilidad institucional y la autoridad del Estado.[36] Este nacionalismo no estuvo orientado a la movilización política autónoma de la población, sino a una despolitización controlada de la sociedad. El discurso oficial exaltó valores como la disciplina, la obediencia, la jerarquía y la unidad nacional, rechazando explícitamente el conflicto social y político como mecanismo legítimo de transformación.[32] La ideología del régimen estuvo fuertemente influida por el militarismo. Stroessner, en su condición de general del Ejército Paraguayo, trasladó al ámbito civil una concepción del Estado basada en la verticalidad del mando, la centralización de las decisiones y la subordinación de la vida política a criterios de seguridad.[37] Las Fuerzas Armadas del Paraguay desempeñaron un papel central en la estructura del poder, actuando como garantes del orden interno y del sostenimiento del régimen.[31] Durante el régimen, el Partido Colorado funcionó como un instrumento de encuadramiento político y social, más que como una organización ideológica autónoma. La afiliación partidaria se convirtió en un requisito informal para el acceso a cargos públicos, beneficios sociales y oportunidades económicas.[36] Esta dinámica produjo una fusión entre partido, Estado y gobierno, subordinando la estructura partidaria al liderazgo personal de Stroessner. El stronismo desarrolló una forma de personalismo político en la que la figura del presidente fue presentada como garante de la paz, el orden y la estabilidad nacional.[34] La legitimidad del régimen se sostuvo mediante elecciones periódicas sin competencia efectiva, así como a través de un aparato de control político y social. Un rasgo distintivo del pensamiento político de Stroessner fue su pragmatismo ideológico. El régimen incorporó elementos discursivos diversos —como el desarrollismo o el nacionalismo económico— de manera instrumental, sin comprometerse con un proyecto ideológico rígido.[38] En términos analíticos, la ideología de Alfredo Stroessner puede definirse como un autoritarismo conservador, sustentado en el anticomunismo, el control militar del Estado, la hegemonía partidaria y el liderazgo personalista. Su objetivo principal no fue la transformación estructural de la sociedad paraguaya, sino la preservación del orden político existente bajo un sistema de control y estabilidad prolongada.[32]

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Legado y consecuencias de su régimen

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Contexto
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Inscripción mural con expresiones de condena al régimen stronista en la vía pública de Asunción, registradas en el año 2006.
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Escultura Entierro de un (otro) Monumento, hecha de los restos de una estatua de Stroessner, en la Plaza de los Desaparecidos en Asunción.

La transición del régimen autoritario encabezado por Alfredo Stroessner dejó una impronta estructural profunda en el tejido político, institucional y social del Paraguay contemporáneo, cuyas valoraciones son objeto de aguda polarización generacional e ideológica. Mientras un sector de la ciudadanía —mayoritariamente identificado con círculos nostálgicos del autoritarismo— rememora su figura con deferencia, llegando incluso a organizar conmemoraciones anuales en torno a su natalicio (3 de noviembre),[39] lo hacen en virtud de lo que consideran una administración estatal eficaz en materia de obras públicas y estabilidad macroinstitucional. Para este grupo, Stroessner representa un paradigma de gobernabilidad funcional.[40]

En contraposición, una proporción sustantiva de la sociedad civil y del aparato académico identifica al stronismo como el vector originario del proceso de desinstitucionalización del Estado paraguayo, al consolidar un aparato gubernamental altamente patrimonialista, con niveles sistémicos de corrupción que se perpetuaron más allá de su derrocamiento en 1989. Desde esta perspectiva crítica, el régimen produjo un colapso progresivo de la arquitectura normativa e institucional del país, cuyos efectos se proyectan hasta la actualidad.[41]

La permanencia de la hegemonía del Partido Colorado en el escenario político post-autoritario es interpretada por diversos analistas como la evidencia empírica más nítida de la continuidad del ethos stronista en las prácticas de poder del Paraguay democrático.[42] En este marco, figuras como el expresidente Mario Abdo Benítez (2018-2023) han manifestado públicamente una valoración parcial del régimen, rescatando aspectos vinculados a la infraestructura y el orden público, aunque tomando distancia discursiva respecto de las violaciones sistemáticas de derechos humanos.[43]

En una línea similar, el actual presidente Santiago Peña, en declaraciones efectuadas en mayo de 2023, minimizó el carácter autoritario del periodo stronista, refiriéndose a él como una etapa de «déficit en derechos humanos», pero con externalidades positivas asociadas a la estabilidad política y la capacidad de resiliencia ante crisis regionales. Peña evitó calificarlo abiertamente como una dictadura, sugiriendo que su legado histórico requiere una lectura equilibrada.[44]

La persistencia del legado stronista se expresa también en la limitada judicialización de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura: apenas unos pocos agentes estatales y un civil han recibido condenas, y el proceso de identificación de personas desaparecidas comenzó formalmente recién en 2016.[45] Esta situación ha sido denunciada por referentes como monseñor Mario Melanio Medina, expresidente de la Comisión de Verdad y Justicia, quien atribuye la falta de avances al déficit de voluntad política por parte de los gobiernos democráticos sucesores.[46]

Uno de los legados más estructuralmente persistentes del régimen stronista es el agravamiento de la desigualdad socioeconómica, particularmente en lo relativo al régimen de tenencia y distribución de tierras. Aunque Paraguay ya no encabeza los índices globales de concentración de propiedad, informes recientes de organizaciones como Oxfam y Amnistía Internacional continúan señalando al país como uno de los más inequitativos en América Latina en este ámbito. En 2023, Oxfam documentó que el 1,6 % de la población concentraba el 80 % de la superficie agrícola nacional.[47]

Esta concentración extrema de tierras se remonta directamente a prácticas clientelares institucionalizadas durante el stronismo, cuando, entre 1954 y 1989, se adjudicaron de forma irregular aproximadamente 8 millones de hectáreas a actores vinculados al régimen, cifra equivalente a casi un tercio del total de tierras cultivables del país.[48] Estas superficies son actualmente reconocidas como «tierras malhabidas»,[49] y su restitución continúa siendo una fuente constante de conflictos socio-territoriales, en especial con comunidades campesinas e indígenas que reclaman derechos ancestrales sobre dichos espacios.[50][51]

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Notas y referencias

Bibliografía

Enlaces externos

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