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Terrorismo islamista en Europa

detenciones y atentados terroristas de ideología islamista en Europa De Wikipedia, la enciclopedia libre

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El terrorismo islamista en Europa refiere a los actos de terrorismo perpetrados en suelo europeo por individuos, conocidos como lobos solitarios, o grupos que afirman actuar en nombre de la yihad, entendida como una lucha armada de carácter religioso. Estos ataques suelen estar vinculados o inspirados por organizaciones yihadistas como Al-Qaeda, el Estado Islámico (ISIS) y sus filiales. El terrorismo islamista ha tenido un impacto importante en la seguridad, la política y la sociedad de varios países europeos desde finales del siglo XX.

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Orígenes y causas

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El terrorismo islamista en Europa tiene sus raíces en una combinación de factores internacionales, políticos e ideológicos desarrollados a lo largo de la última década del siglo XX.

Influencia de conflictos internacionales

El nacimiento de este terrorismo fue influenciado por diversos conflictos en países de mayoría musulmana. La guerra de Afganistán en 1978, en la que miles de voluntarios musulmanes participaron en la lucha contra la ocupación soviética, fue determinante en la conformación de redes yihadistas como Al-Qaeda.[1] Asimismo, la guerra civil argelina provocó una ola de violencia exportada, especialmente a Francia, como represalia por el apoyo de los gobiernos europeos al régimen argelino.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 y por consecuente la posterior guerra contra el terrorismo, representaron un punto de inflexión en la amenaza del terrorismo islamista. Al-Qaeda y el Estado Islámico le declararon la guerra a Estados Unidos y a todos los países que participasen en la campaña militar contra el terrorismo en el Medio Oriente. La amenaza del terrorismo islamista se vio fuertemente intensificada y adquirió un carácter global. Europa se convirtió en un blanco directo para el yihadismo. La Unión Europea reforzó su cooperación antiterrorista y adoptó nuevas políticas de seguridad.

Más tarde, la invasión de Irak en el año 2003, apoyada por varios países europeos, también fue utilizada como justificación para perpetrar atentados en territorio europeo.[2]

Radicalización interna

A partir del año 2000, el terrorismo dejó de ser exclusivamente importado y comenzó a surgir dentro de las propias comunidades europeas. Muchos jóvenes musulmanes fueron influenciados por predicadores extremistas - tanto en mezquitas como a través de internet - y adoptaron la ideología yihadista como método de reivindicación personal. Esta radicalización suele producirse a través de las redes sociales, contactos personales, predicadores extremistas o en entornos como las cárceles.[3] Algunos de los implicados en atentados eran conocidos por las autoridades, pero no eran considerados suficientemente peligrosos para detenerlos.

Otros factores

Además de los factores inmediatos que explican atentados concretos, el terrorismo islamista en Europa también responde a una serie de causas estructurales y duraderas.

Ideología islamista radical

Unas de las principales bases ideológicas del terrorismo islamista es la creencia en la necesidad de establecer un Estado gobernado por la sharía (ley islámica), considerado por los extremistas como el único sistema legítimo, y a su vez un califato mundial. Este cuerpo de derecho, considera ilegítimos tanto los Estados democráticos occidentales como los regímenes musulmanes que no aplican estrictamente la ley islámica. Los grupos islamistas radicales ven la yihad no solo como una lucha espiritual, sino también como una lucha armada para imponer sus objetivos.

Oposición a la cultura occidental

El terrorismo islamista también se alimenta de un profundo rechazo hacia los valores, costumbres e instituciones del mundo occidental. Este rechazo incluye la crítica al secularismo, la libertad individual, la igualdad de género y otros principios que se perciben como opuestos al islam "auténtico". Los grupos extremistas suelen considerar que la modernidad occidental es una amenaza a la identidad islámica y un instrumento de decadencia moral. Este discurso se ve reforzado por la percepción de una hegemonía cultural y económica de Occidente sobre los países musulmanes.

Resentimiento por las políticas exteriores de Occidente

Otra causa fundamental es el resentimiento acumulado por las políticas exteriores de Estados Unidos y varios países europeos en el mundo musulmán. Entre las críticas recurrentes se encuentran las intervenciones militares en Irak, Afganistán, Libia y Siria y el respaldo a Israel en el conflicto palestino-israelí. Para muchos radicales, estas acciones son vistas como agresiones contra el islam, lo que contribuye a una narrativa de victimización que justifica la violencia en forma de represalia o "defensa".

Búsqueda de identidad

En Europa, muchos de los individuos radicalizados son jóvenes nacidos o criados en contextos de exclusión social, discriminación, desempleo o pérdida de referentes culturales. En ese marco, el extremismo ofrece una identidad clara, un grupo de pertenencia y un propósito trascendente. El discurso yihadista se presenta como una solución a las crisis personales o existenciales, al prometer dignidad, sentido de comunidad y la idea de luchar por una causa mayor. Esta dimensión psicológica y social ha sido ampliamente estudiada por programas de prevención de la radicalización en Europa.

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Ataques

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Métodos y modus operandi

Los atentados han variado desde explosivos hasta ataques con armas blancas, vehículos, armas de fuego o atentados suicidas. Los más frecuentes incluyen:

  • Explosivos: bombas caseras o cinturones explosivos, como en Madrid (2004), Londres (2005) y Bruselas (2016).
  • Armas automáticas: fusiles de asalto como los usados en París (2015) y en el ataque al semanario Charlie Hebdo (2015).
  • Vehículos como arma: embestidas contra multitudes, como en Niza (2016), Berlín (2016), Estocolmo (2017) y Londres (varias veces).
  • Armas blancas: cuchillos o machetes, especialmente en ataques de "lobos solitarios" o improvisados (Ejemplo: atentados en Londres en 2017 y 2019).
  • Inmolaciones: ataques suicidas con cinturones explosivos, como en París y Mánchester.

En los últimos años, los métodos han tendido a ser más rudimentarios, debido al refuerzo de las medidas de seguridad y la dificultad de acceso a explosivos. Han adoptado diversas formas, en términos de organización. A lo largo del tiempo, se han registrado atentados de gran escala, acciones individuales (lobos solitarios) y atentados espontáneos.

Tipos de perpetradores

Los autores de estos ataques suelen ser ciudadanos europeos o residentes de larga duración o refugiados, en algunos casos radicalizados localmente o mediante contactos en línea con redes yihadistas. Los perfiles de los atacantes varían, pero se pueden agrupar en tres grandes categorías:

  • Células estructuradas y entrenadas: con vínculos directos con organizaciones como Al Qaeda o el Estado Islámico. Suelen operar de forma coordinada y planificada desde el exterior. Ejemplo: París (2015).
  • Radicalizados locales (homegrown terrorists): ciudadanos o residentes europeos que se radicalizan en sus países de origen. A menudo, reciben adoctrinamiento en línea o en redes locales. Ejemplo: Londres (2005).
  • Lobos solitarios: individuos que actúan por cuenta propia, sin conexión orgánica con una red, pero inspirados por propaganda extremista.[4] Suelen emplear vehículos, cuchillos o armas de fuego. Ejemplo: Bruselas (2023)

En ciertos casos, los perpetradores eran conocidos por los servicios de Inteligencia europeos o habían mostrado señales previas de radicalización, pero no existía evidencia suficiente para detenerlos.[5]

Atentados

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En total, al menos 7671 personas han sido víctimas del terrorismo islamista en Europa. De ellas, 989 fueron asesinadas y 6682 fueron heridas.

Atentados frustrados

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Respuesta de las autoridades

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Tras el auge del terrorismo desde comienzos del siglo XXI, los países europeos han desarrollado una amplia gama de medidas para prevenir, contener y responder al terrorismo islamista. Estas respuestas se han dado tanto a nivel nacional como en el marco de la cooperación internacional.

Se ha incrementado la vigilancia sobre personas en riesgo de radicalización, reforzado los servicios de inteligencia con mayores recursos técnicos y humanos, establecido la coordinación entre países mediante organismos como Europol,[14] Interpol y el Centro Europeo de Lucha contra el Terrorismo (ECTC)[15] y controles fronterizos más estrictos, especialmente tras los atentados de París y Bruselas.

Asimismo, se han introducido nuevas leyes antiterroristas que han ampliado las facultades de la policía y la justicia para intervenir comunicaciones, detener sospechosos y disolver organizaciones extremistas.[16] En algunos países, se ha introducido la retirada de nacionalidad para personas implicadas en actividades terroristas. Se ha penalizado la glorificación del terrorismo y la difusión de propaganda yihadista.

Medidas de prevención y desradicalización

Junto con la respuesta represiva, muchos Estados europeos han desarrollado estrategias de prevención centradas en la lucha contra la radicalización violenta.

Se introdujeron programas educativos y comunitarios con iniciativas en escuelas y comunidades para fomentar la tolerancia y la integración, el apoyo a líderes religiosos moderados que promueven interpretaciones no violentas del islam y espacios seguros para jóvenes en riesgo de exclusión.[17]

Se apostó a la intervención temprana, con equipos multidisciplinarios (psicólogos, trabajadores sociales, policías) que trabajan con personas vulnerables a la radicalización.[18] También se crearon líneas telefónicas anónimas para que familiares o allegados puedan denunciar señales de radicalización.

Algunos países (como Dinamarca y Alemania) han implementado programas de reinserción para exradicalizados, que incluyen apoyo psicológico, educativo y laboral.[19]

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Impacto social y político

El terrorismo islamista ha tenido un profundo impacto en la sociedad europea en varias dimensiones:

Impacto social

  • Aumento de la islamofobia y estigmatización de comunidades musulmanas, especialmente tras grandes atentados.[20]
  • Rechazo a las leyes de asilo y a los refugiados.[22]

Impacto político

  • Reestructuración de agencias de seguridad.[23]
  • Uso del terrorismo como tema central en campañas electorales.[24]
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Francia

En mayo de 2025 se reveló un informe de los servicios de Inteligencia franceses presentado el 5 de marzo del mismo año a la Comisión de Asuntos Culturales y de la Educación de la Asamblea Nacional francesa, por el director de la Dirección Nacional de Inteligencia Territorial, Bertrand Chamoulaud. Este informe señala al islamismo radical, más específicamente a los Hermanos Musulmanes, considerada una organización terrorista islamista por diversos países, como una amenaza a la cohesión social y a las instituciones de la República.[25] Musulmanes de Francia, es identificada como la rama nacional de los Hermanos Musulmanes. Se menciona la infiltración del islamismo político en el deporte, la cultura y la sociedad y su expansión en Francia y la Unión Europea, debido a la pérdida de su protagonismo en el mundo árabe-musulmán y su auge en Europa.[26] [27]

Según este informe, no hay documentos que demuestren la voluntad de los musulmanes de establecer un Estado islámico en Francia. Según el ministro del Interior, Bruno Retailleau, el objetivo de la infiltración islamista es someter a la sociedad francesa bajo la sharía.[28]

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Críticas y controversias

La cobertura mediática del terrorismo islamista y las políticas asociadas han sido objeto de críticas por alimentar la islamofobia, estigmatizar a comunidades musulmanas y favorecer narrativas polarizantes.

Referencias

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