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masa de agua salada de tamaño inferior al océano De Wikipedia, la enciclopedia libre
El mar —considerado de forma genérica como el conjunto de los mares y océanos[Nota 1][Nota 2][Nota 3]—, también llamado océano mundial o simplemente el océano, es el cuerpo de agua salada interconectada que cubre más del 70% de la superficie de la Tierra (361 132 000 km², con un volumen total de aproximadamente 1 332 000 000 km³).[1] Modera el clima del Planeta y tiene papeles importantes en los ciclos del agua, del carbono y del nitrógeno. Se ha viajado y explorado desde la Antigüedad, mientras que el estudio científico del mar, la oceanografía, se remonta a los viajes del capitán James Cook para explorar el océano Pacífico entre 1768 y 1779.
La palabra «mar» también se usa para indicar secciones más pequeñas del océano, en parte interiores, y para algunos grandes lagos salados, totalmente interiores, como el mar Caspio, el mar Muerto o el mar de Aral; se habla entonces de mar cerrado o interior, aunque el término correcto sería el de lago endorreico.
Su salinidad varía ampliamente, siendo más baja cerca de la superficie y en las desembocaduras de los grandes ríos y más alta en las profundidades del océano; sin embargo, las proporciones relativas de sales disueltas varían poco en los océanos. El sólido disuelto en agua de mar más abundante es el cloruro de sodio. El agua del mar también contiene sales de magnesio, calcio y potasio, entre muchos otros elementos, algunos en concentraciones mínimas. Los vientos que soplan sobre la superficie del mar producen olas que se rompen cuando entran en aguas poco profundas. Los vientos también crean corrientes superficiales a través de la fricción, estableciendo circulaciones de agua lentas pero estables a través de los océanos. Las direcciones de la circulación se rigen por factores como las formas de los continentes y la rotación de la Tierra (el efecto Coriolis). Las corrientes de aguas profundas, conocidas como la cinta transportadora global, transportan agua fría desde cerca de los polos a todos los océanos. Las mareas, generalmente el aumento y la caída del nivel del mar dos veces al día, son causadas por la rotación de la Tierra y los efectos gravitacionales de la Luna y, en menor medida, del Sol. Las mareas pueden tener un rango muy alto en bahías o estuarios. Los terremotos submarinos que surgen de los movimientos de las placas tectónicas debajo de los océanos pueden provocar tsunamis destructivos, al igual que los volcanes, los grandes deslizamientos de tierra o el impacto de grandes meteoritos.
Una gran variedad de organismos, incluyendo bacterias, protistas, algas, plantas, hongos y animales, viven en el mar, que ofrece una amplia gama de hábitats y ecosistemas marinos, que se extienden, verticalmente, desde la superficie iluminada por el Sol y la costa hasta las grandes profundidades y presiones de la fría y oscura zona abisal, y latitudinalmente desde las frías aguas bajo los casquetes polares hasta la colorida diversidad de los arrecifes de coral en las regiones tropicales. Muchos de los principales grupos de organismos evolucionaron en el mar y la vida pudo haber comenzado allí.
El mar proporciona suministros sustanciales de alimentos para los humanos, principalmente peces, pero también mariscos, mamíferos y algas, ya sea capturados por pescadores o cultivados bajo el agua. Otros usos humanos del mar son el comercio, los viajes, la extracción de minerales, la generación de energía, la guerra y actividades de ocio como la natación, la vela y el buceo. Muchas de estas actividades crean contaminación marina.
El mar es importante en la cultura humana, con importantes apariciones en la literatura al menos desde La Odisea de Homero, en el arte marino, en el cine, en el teatro y en la música clásica y popular. Simbólicamente, el mar aparece en forma de monstruos como Scylla en la mitología y representa a la mente inconsciente en la interpretación de los sueños. Ateniéndose al uso que de la palabra se hace en español, cabe observar que la gente de mar y los poetas tienden a atribuirle el género femenino (la mar). Fuera de esos dos ámbitos, se ha generalizado el uso masculino de la palabra (el mar).
El día internacional del mar[2] es el 8 de junio y el Día Marítimo Mundial es el 26 de septiembre.[3] En 2008 la Comisión Europea propuso la fecha del 20 de mayo para celebrar el mar en Europa,[4] con el fin de promover la cultura y el patrimonio marítimo. Ese día podrá resultar en operaciones de «puertas abiertas» (puertos abiertos), acciones ambientales que involucren a museos y acuarios, conferencias, etc. La Comisión organiza cada año un Día Marítimo Europeo (en inglés: European Maritime Day, DME)[5] en una ciudad diferente.
El mar es el sistema interconectado de todas las aguas oceánicas de la Tierra, incluidos los océanos Atlántico, Pacífico, Índico, Meridional y Ártico.[6] Sin embargo, la palabra «mar» también puede usarse para designar ciertos cuerpos de agua específicos, mucho más pequeños, como el mar del Norte o el mar Rojo. Los océanos serían las mayores extensiones y vendrían luego, de diferentes tamaños, los mares. No existe una distinción clara entre mares y océanos, aunque en general los mares son más pequeños y a menudo están en parte (como los mares marginales) o totalmente (como los mares interiores) bordeados por tierra.[7] Sin embargo, el mar de los Sargazos no tiene costas y se encuentra dentro de una corriente circular, el giro del Atlántico Norte.[Stow 1] Los mares generalmente son más grandes que los lagos y contienen agua salada, pero el mar de Galilea es un lago de agua dulce.[8][Nota 4] La distinción entre mar y océano obedece a diversas causas, sobre todo cuando se habla de mares abiertos en que suele distinguirse atendiendo a la situación geográfica, generalmente enclavada entre dos masas terrestres o, a veces, las menos, a la posición de la plataforma continental. Algunos ejemplos de esto son: el mar del canal de la Mancha, que comunica con el océano Atlántico por el mar Céltico, pero que se distingue por su posición entre la costa sur de Inglaterra y la costa norte de Francia; el mar Mediterráneo, que comunica con el océano Atlántico por el estrecho de Gibraltar y se distingue claramente por estar enclavado entre Europa, Asia y África, al punto de que tiene unas condiciones marinas propias (diferentes temperaturas, diferente fauna y flora y mareas de diferente amplitud). Otro mar abierto, en este caso el de los Sargazos, con su acumulación de algas a lo largo de la Florida, se distingue del océano Atlántico de forma totalmente arbitraria.
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar establece que todo el océano es «mar».[12][13][Nota 5]
Atendiendo al contacto con el océano, los mares se consideran de tres clases principales: mares litorales (o costeros), mares continentales y los mares cerrados.
La máxima autoridad internacional en materia de delimitación de mares, a efectos de regular el tráfico y seguridad marítima, es la Organización Hidrográfica Internacional (IHO/OHI), siendo la referencia mundial su publicación Limits of oceans and seas (Límites de océanos y mares) (3.ª edición de 1953).[15] Dicha publicación no establece diferencia alguna entre océanos y mares, sino que se limita a enumerar todos los océanos y mares del mundo, asignándoles un número, llegando hasta el 66, aunque como utiliza a veces números con letra, en realidad son 73. Son un total de 5 los océanos (el Atlántico y el Pacífico están divididos cada uno en dos, Norte y Sur) y 57 los mares, de ellos, dos divididos a su vez en dos cuencas: el mar Mediterráneo y el mar de China. Además algunos mares tienen mares interiores (que se numeran con una letra minúscula) como el Báltico (con 3), el Mediterráneo (con 8) y los mares del archipiélago de la India Oriental (con 13). La publicación considera además algunas grandes extensiones de agua salada, como golfos, bahías, canales y estrechos, y muchas veces, no resulta muy claro cuál es el criterio utilizado, ya que a veces es el simple uso de esos accidentes desde tiempos pasados.
Aunque la mencionada publicación del IHO no considera los mares incluidos en los océanos —sino como algo aparte de modo que entre todos cubren toda la superficie marina— habitualmente siempre se han considerado así, obedeciendo a una consideración de ámbito más geográfico. A veces en algunos mares situados en los bordes entre dos océanos, hay discrepancia entre asignarlos a uno u otro, y depende de la publicación consultada. Por eso parece más oportuno clasificarlos de acuerdo al continente al que bañan, con las mismas salvedades en cuanto a la situación de borde. Se muestran primero los mares que se nombran como tales y luego los cuerpos marinos (golfos, bahías, estrechos...); entre paréntesis se recoge el número asignado por la IHO: los que no lo tienen no aparecen en su publicación, formando parte de otros más amplios.
Los mares lunares son vastas planicies basálticas en la Luna que fueron llamadas mares porque los primeros astrónomos pensaban que eran grandes masas de agua, por lo que se refirieron a ellas como mares.
Se estima que hay agua líquida sobre la superficie de muchos satélites naturales, como en Europa, una luna de Júpiter. También se piensa que hay hidrocarburos en estado líquido en la superficie de Titán, aunque han de ser considerados más bien «lagos» que «mares». La distribución de esas regiones líquidas será mejor comprendida después de la llegada de la sonda espacial Cassini-Huygens.
La Tierra es el único planeta conocido con mares de agua líquida en su superficie,[Stow 2] aunque Marte tiene capas de hielo y varios planetas análogos en otros sistemas solares pueden tener océanos.[16] Todavía no está claro de dónde proviene el agua de la Tierra, pero, visto desde el espacio, nuestro planeta aparece como una «canica azul» con sus diversas formas: océanos, casquetes polares, nubes.[17] Los 1 335 000 000 km³ de mar de la Tierra contienen aproximadamente el 97.2% de su agua conocida[18][Nota 6] y cubren más del 70% de su superficie.[Stow 3] Otro 2.15% del agua de la Tierra está congelada, y se encuentra en el hielo marino que cubre el océano Ártico, en la capa de hielo que cubre la Antártida y sus mares adyacentes, y en varios glaciares y depósitos superficiales por todo el mundo. El resto (alrededor del 0,65% del total) forma depósitos subterráneos o varias etapas del ciclo del agua, que contiene el agua dulce encontrada y utilizada por la mayoría de la vida terrestre: vapor en el aire, las nubes que se forman lentamente, la lluvia que cae de ellas, y los lagos y ríos que se formaron espontáneamente a medida que sus aguas fluían una y otra vez hacia el mar.[18] El dominio del mar sobre el planeta es tal que el autor británico Arthur C. Clarke señaló una vez que la «Tierra» habría sido mejor llamada «Océano».[Stow 3]
El estudio científico del agua y del ciclo del agua de la Tierra es la hidrología; la hidrodinámica estudia la física del agua en movimiento. El estudio del mar en particular, más reciente, corresponde a la oceanografía. Esta comenzó como el estudio de la forma de las corrientes oceánicas[23] pero desde entonces se ha expandido y ahora tiene un campo mayor y multidisciplinar:[24] examina las propiedades del agua de mar; estudia las olas, las mareas y las corrientes; traza las líneas de costa y cartografía los fondos marinos; y estudia la vida marina.[25] El subcampo que se ocupa del movimiento del mar, de sus fuerzas y de las fuerzas que actúan sobre él se conoce como oceanografía física.[26] La biología marina (oceanografía biológica) estudia las plantas, los animales y otros organismos que habitan en los ecosistemas marinos. Ambas están informadas por la oceanografía química, que estudia el comportamiento de los elementos y moléculas dentro de los océanos: particularmente, en este momento, el papel del océano en el ciclo del carbono y el papel del dióxido de carbono en la creciente acidificación del agua de mar. La geografía marina y marítima traza la forma y formación del mar, mientras que la geología marina (oceanografía geológica) ha proporcionado evidencias de la deriva continental y de la composición y estructura de la Tierra, ha aclarado el proceso de sedimentación y ha ayudado al estudio del volcanismo y de los terremotos.[24]
Se pensaba que el agua en el mar provenía de los volcanes de la Tierra, en un proceso que habría comenzado hace 4000 millones de años por el que el agua era liberada por la desgasificación de la roca fundida.[Stow 4] Un trabajo más reciente sugiere que gran parte del agua de la Tierra puede provenir de cometas.[27] Una característica del agua de mar es que es salada. La salinidad generalmente se mide en partes por mil (‰), y el océano abierto tiene aproximadamente 35 g de sólidos por litro, una salinidad del 35 ‰. El mar Mediterráneo es ligeramente más alto, con 38 ‰,[28] mientras que la salinidad del norte del mar Rojo puede llegar hasta el 41 ‰.[29] Los componentes de la sal de mesa, sodio y cloruro, constituyen aproximadamente el 85% de los sólidos en solución, también hay otros iones metálicos como el magnesio y el calcio y los iones negativos, incluidos el sulfato, el carbonato y el bromuro. A pesar de las variaciones en los niveles de salinidad en diferentes mares, la composición relativa de las sales disueltas es estable en todos los océanos del mundo.[30][31] El agua de mar es demasiado salina para que los humanos la ingieran de manera segura, ya que los riñones no pueden excretar orina tan salada como el agua de mar.[32] En contraste, algunos lagos hipersalinos interiores tienen una salinidad mucho mayor, por ejemplo, el mar Muerto tiene 300 g de sólidos disueltos por litro (300 ‰).
Aniones | Cationes | ||
Cloruro (Cl-) | 55,29 | Sodio (Na+) | 30,75 |
Sulfato (SO42-) | 7,75 | Magnesio (Mg++) | 3,70 |
Bicarbonato (HCO3- | 0,41 | Calcio (Ca++) | 1,18 |
Bromuro (Br-) | 0,19 | Potasio (K+) | 1,14 |
Flúor (F-) | 0,0037 | Estroncio (Sr++) | 0,022 |
Molécula no disociada | Ácido bórico (H3BO3) | 0,076 |
Aunque la cantidad de sal en el océano permanece relativamente constante dentro de la escala de millones de años, varios factores afectan a la salinidad de un cuerpo de agua.[33] La evaporación y el subproducto de la formación de hielo (conocido como "«rechazo de salmuera»") aumentan la salinidad, mientras que la precipitación, el derretimiento del hielo marino y la escorrentía de la tierra lo reducen..[33] El mar Báltico, por ejemplo, es un mar poco profundo que tiene muchos ríos que fluyen hacia él, por lo que el mar podría considerarse salobre.[34] Mientras tanto, el mar Rojo es muy salado debido a su alta tasa de evaporación.[35]
La temperatura del mar depende de la cantidad de radiación solar que cae sobre su superficie. En los trópicos, con el sol casi por encima, la temperatura de las capas superficiales puede elevarse a más de 30 °C, mientras que cerca de los polos la temperatura, en equilibrio con el hielo marino, es de aproximadamente −2 °C. Hay una circulación continua de agua en los océanos. Las corrientes cálidas superficiales se enfrían a medida que se alejan de los trópicos, y el agua se vuelve más densa y se hunde. El agua fría retrocede hacia el ecuador como una corriente de aguas profundas, impulsada por los cambios en la temperatura y en la densidad del agua, antes de volver a salir finalmente hacia la superficie. El agua del mar profundo tiene una temperatura entre −2 °C y 5 °C en todas partes del globo.[36] El agua de mar con una salinidad típica del 35 ‰ tiene un punto de congelación de aproximadamente −1,8 °C.[37] Cuando su temperatura baja lo suficiente, se forman cristales de hielo en la superficie. Estos se rompen en pequeñas piezas y coalescen en discos planos que forman una suspensión gruesa conocida como frazil. En condiciones marinas tranquilas, este se congela en una delgada lámina plana conocida como nilas, que se espesa a medida que se forma hielo nuevo en su parte inferior. En mares más turbulentos, los cristales de frazil se unen en discos planos conocidos como panqueques. Estos se deslizan uno debajo del otro y coalencen para formar témpanos. En el proceso de congelación, el agua salada y el aire quedan atrapados entre los cristales de hielo. Las nilas puede tener una salinidad de 12−15 ‰, pero para cuando el hielo marino tiene un año, este cae a 4−6 ‰.[38]
La cantidad de oxígeno que se encuentra en el agua de mar depende principalmente de las plantas que crecen en él. Estas son principalmente algas, incluido el fitoplancton, con algunas plantas vasculares como los pastos marinos. A la luz del día, la actividad fotosintética de estas plantas produce oxígeno, que se disuelve en el agua de mar y es utilizado por los animales marinos. Por la noche, la fotosíntesis se detiene y la cantidad de oxígeno disuelto disminuye. En las profundidades del mar, donde la luz penetra de forma insuficiente para que crezcan las plantas, hay muy poco oxígeno disuelto. En su ausencia, el material orgánico se descompone por bacterias anaeróbicas que producen sulfuro de hidrógeno.[39] Es probable que el calentamiento global reduzca los niveles de oxígeno en las aguas superficiales, ya que la solubilidad del oxígeno en el agua cae a temperaturas más altas..[40] La cantidad de luz que penetra en el mar depende del ángulo del sol, de las condiciones climáticas y de la turbidez del agua. Mucha luz se refleja en la superficie, y la luz roja se absorbe en los primeros metros. La luz amarilla y verde alcanza mayores profundidades, y la luz azul y violeta puede penetrar hasta 1000 m. No hay suficiente luz para la fotosíntesis y el crecimiento de las plantas más allá de una profundidad de aproximadamente200 m.[41]
El viento que sopla sobre la superficie de un cuerpo de agua forma olas que son perpendiculares a la dirección del viento. La fricción entre el aire y el agua causada por una suave brisa en un estanque hace que se formen ondas. Un fuerte golpe sobre el océano provoca olas más grandes cuando el aire en movimiento empuja contra las crestas elevadas del agua. Las olas alcanzan su altura máxima cuando la velocidad a la que viajan casi coincide con la velocidad del viento. En aguas abiertas, cuando el viento sopla continuamente, como sucede en el hemisferio sur en los Rugientes Cuarentas, largas y organizadas masas de agua llamadas oleaje cruzan el océano.[Stow 5][42][43][Nota 7] Si el viento disminuye, la formación de olas se reduce, pero las olas ya formadas continúan viajando en su dirección original hasta que se encuentran con la tierra. El tamaño de las olas depende del fetch, de la distancia que el viento ha soplado sobre el agua y de la fuerza y duración de ese viento. Cuando las olas se encuentran con otras que provienen de diferentes direcciones, la interferencia entre ambas puede producir mares rotos e irregulares.[42] La interferencia constructiva puede causar olas individuales vagabundas o gigantes (inesperadas) mucho más altas de lo normal.[44] La mayoría de esas olas tienen menos de 3 m de altura[44] aunque no es inusual que en fuertes tormentas dupliquen o tripliquen esa altura;[45] la construcción en alta mar, como en los parques eólicos y las plataformas petrolíferas, utilizan estadísticas meteocéanicas (abreviatura silábica de meteorología y oceanografía) a partir de mediciones para calcular las fuerzas de esas olas (debido, por ejemplo, a la ola de cien años) contra las que están diseñadas.[46] Sin embargo, se han documentado olas vagabundas de alturas superiores a los 25 m.[47][48]
La parte superior de una ola se conoce como la cresta, el punto más bajo entre las olas es el valle y la distancia entre las crestas es la longitud de onda. El viento empuja la ola a través de la superficie del mar, pero esto representa una transferencia de energía y no un movimiento horizontal del agua. A medida que las olas se acercan a la tierra y se mueven en aguas poco profundas, cambian su comportamiento. Si se acerca en ángulo, las olas pueden doblarse (refracción) o envolver rocas y promontorios (difracción). Cuando la ola alcanza un punto donde sus oscilaciones más profundas del agua entran en contacto con el fondo marino, comienzan a disminuir. Esto atrae las crestas más juntas y aumenta la altura de las olas, lo que se conoce como asomeramiento. Cuando la relación entre la altura de la ola y la profundidad del agua aumenta por encima de un cierto límite, se "rompe" y cae en una masa de agua espumosa.[44] Esta se precipita en una hoja por la playa antes de retirarse en el mar bajo la influencia de la gravedad.[42]
Un tsunami es una forma inusual de ola causada por un evento poderoso poco frecuente, como un terremoto submarino, un deslizamiento de tierra, el impacto de un meteorito, una erupción volcánica o un colapso de tierra en el mar. Estos eventos pueden elevar o bajar temporalmente la superficie del mar en el área afectada, generalmente unos pocos pies. La energía potencial del agua de mar desplazada se convierte en energía cinética, creando una ola poco profunda, un tsunami, que irradia hacia afuera a una velocidad proporcional a la raíz cuadrada de la profundidad del agua y que, por lo tanto, viaja mucho más rápido en el océano abierto que en el océano sobre la placa continental.[49] En el mar abierto, los tsunamis tienen longitudes de onda de alrededor de 130−480 km, viajan a velocidades de más de 970 km/h[50] y generalmente tienen una altura de menos de 1 m, por lo que a menudo pasan desapercibidos en esa etapa.[51] En contraste, las olas de la superficie del océano causadas por los vientos tienen longitudes de onda de unos pocos cientos de metros, viajan a hasta 105 km/h y tienen hasta 14 m de altura.[51]
Un evento desencadenante en la plataforma continental puede causar un tsunami local en el lado terrestre y un tsunami distante que viaja a través del océano. La energía de la ola se disipa solo gradualmente, pero se extiende sobre el frente de la ola, de modo que a medida que la ola se aleja de la fuente, el frente se alarga y la energía promedio se reduce, por lo que las costas distantes, en promedio, serán golpeadas por olas más débiles Sin embargo, como la velocidad de la ola está controlada por la profundidad del agua, no viaja a la misma velocidad en todas las direcciones, y eso afecta a la dirección del frente de la ola —un efecto conocido como refracción— que puede enfocar la fuerza del avance del tsunami en algunas áreas y debilitarlo en otras según sea la topografía submarina.[52][53]
A medida que un tsunami se mueve hacia aguas poco profundas, su velocidad disminuye, su longitud de onda se acorta y su amplitud aumenta enormemente,[51] comportándose de la misma manera que una ola generada por el viento en aguas poco profundas, pero a una escala mucho mayor. Tanto el sumidero como la cresta de un tsunami pueden llegar primero a la costa.[49] En el primer caso, el mar retrocede y deja expuestas las áreas submareales cercanas a la costa, lo que proporciona una advertencia útil para las personas en tierra.[54] Cuando llega la cresta, generalmente no se rompe sino que se precipita tierra adentro, inundando todo a su paso. Gran parte de la destrucción puede ser causada por el agua de la inundación que regresa al mar después del tsunami, arrastrando escombros y personas con ella. A menudo, varios tsunamis son causados por un solo evento geológico y llegan a intervalos de entre ocho minutos y dos horas. La primera ola en llegar a la costa puede no ser la más grande ni la más destructiva.[49] Ocasionalmente, un tsunami puede transformarse en un macareo, generalmente en una bahía poco profunda o en un estuario.[50]
El viento que sopla sobre la superficie del mar causa fricción en la interfaz entre el aire y el mar. Esto no solo hace que se formen olas, sino que también hace que el agua de mar superficial se mueva en la misma dirección que el viento. Aunque los vientos son variables, en cualquier lugar soplan predominantemente desde una única dirección y, por lo tanto, se puede formar una corriente superficial. Los vientos del oeste son más frecuentes en las latitudes medias, mientras que los vientos del este dominan en los trópicos.[55] Cuando el agua se mueve de esta manera, otra agua fluye para llenar el vacío y se forma un movimiento circular de corrientes superficiales conocido como giro oceánico. Hay cinco giros principales en los océanos del mundo: dos en el Pacífico, dos en el Atlántico y uno en el océano Índico. Otros giros más pequeños se encuentran en mares menores y un solo giro fluye alrededor de la Antártida. Estos giros han seguido las mismas rutas durante milenios, guiados por la topografía de la tierra, la dirección del viento y el efecto Coriolis. Las corrientes superficiales fluyen en sentido horario en el hemisferio norte y en sentido antihorario en el hemisferio sur. El agua que se aleja del ecuador es cálida, y la que fluye en la dirección inversa ha perdido la mayor parte de su calor. Estas corrientes tienden a moderar el clima de la Tierra, enfriando la región ecuatorial y calentando regiones en latitudes más altas.[56] El clima global y los pronósticos del tiempo se ven fuertemente afectados por el océano mundial, por lo que el modelado climático global utiliza modelos de circulación oceánica, así como modelos de otros componentes importantes como la atmósfera, las superficies terrestres, los aerosoles y el hielo marino.[57] Los modelos oceánicos utilizan una rama de la física, la dinámica de fluidos geofísicos, que describe el flujo a gran escala de fluidos como el agua de mar.[58]
Las corrientes superficiales solo afectan a los primeros cientos de metros superiores del mar, pero también hay flujos a gran escala en las profundidades del océano causados por el movimiento de las masas de aguas profundas. Una corriente principal del océano profundo fluye a través de todos los océanos del mundo y se conoce como circulación termohalina o cinta transportadora global. Este movimiento es lento y está impulsado por diferencias en la densidad del agua causadas por variaciones en la salinidad y en la temperatura.[59] En latitudes altas, el agua se enfría por la baja temperatura atmosférica y se vuelve más salada a medida que el hielo marino se cristaliza. Ambos factores la hacen más densa y el agua se hunde. Desde las profundidades del mar, cerca de Groenlandia, esa agua fluye hacia el sur entre las masas continentales a ambos lados del Atlántico. Cuando llega a la Antártida, se le unen más masas de agua fría que se hunde y fluye hacia el este. Luego se divide en dos corrientes que se mueven hacia el norte en los océanos Índico y Pacífico. Aquí se calienta gradualmente, se vuelve menos densa, se eleva hacia la superficie y se enrolla sobre sí mismo. Algunos vuelven al Atlántico. Se necesitan mil años para completar este patrón de circulación.[56]
Además de los giros, hay corrientes superficiales temporales que ocurren bajo condiciones específicas. Cuando las olas se encuentran con una costa en ángulo, se crea una deriva litoral a medida que el agua es empujada paralelamente a la costa. El agua se arremolina en la playa en ángulo recto con las olas que se aproximan, pero se drena directamente por la pendiente bajo el efecto de la gravedad. Cuanto más grandes sean las olas, más largas las playas y más oblicuo el acercamiento de la ola, más fuertes serán la corrientes de la costa.[60] Estas corrientes pueden desplazar grandes volúmenes de arena o de guijarros, crear cordones litorales y hacer que las playas desaparezcan y los canales de agua se llenen de sedimentos.[56] Una corriente de resaca puede ocurrir cuando el agua se acumula cerca de la costa de las olas que avanzan y se canaliza hacia el mar a través de un canal en el fondo del mar. Puede ocurrir en una brecha en un banco de arena o cerca de una estructura hecha por el hombre, como un espigón. Estas fuertes corrientes pueden tener una velocidad de 0,9 m/s, pueden formarse en diferentes lugares en diferentes etapas de la marea y pueden llevarse a bañistas desprevenidos.[61] Las corrientes temporales de surgencia ocurren cuando el viento empuja el agua fuera de la tierra y el agua más profunda sube para reemplazarla. Esta agua fría a menudo es rica en nutrientes y crea una floración de fitoplancton y un gran aumento en la productividad del mar.[56]
Las mareas son el aumento y la caída regulares del nivel del agua que experimentan los mares y los océanos en respuesta a las influencias gravitacionales de la Luna y del Sol, y de los efectos de la rotación de la Tierra. Durante cada ciclo de marea, en cualquier lugar dado, el agua sube a una altura máxima conocida como "marea alta o pleamar" antes de disminuir nuevamente al nivel mínimo de "marea baja o bajamar". A medida que el agua retrocede, descubre más y más de la playa, también conocida como la